
Es un afecto especial porque un hijo —y ahora ya me refiero a madres y padres— es una persona que tiene algo nuestro. En términos más románticos se dice que «lleva nuestra sangre». Como por el instinto de conservación amamos todo lo que sea nuestro, entonces amamos especialmente a quien posee algo nuestro.
A pesar de que existe esta fuerza de la naturaleza apoyando la creación y mantenimiento del vínculo, la ley reglamenta ciertas obligaciones que los padres (ambos) tienen que cumplir con sus hijos (sustento, protección, cuidado de la salud, educación).
Si existen leyes —y sanciones que castigan su incumplimiento—, debemos dar por verdadero que no todas las personas cuidan a sus hijos como se espera.
Enterados de que los padres no necesariamente atienden a sus hijos como es debido, queda permitido deducir que cuando no existe la relación familiar los vínculos pueden ser aún más fríos, indiferentes, distantes.
Estas reflexiones tan obvias sólo están acá para darle un marco a otra idea que es menos visible: no podemos esperar que ni nuestro empleador, ni nuestros clientes, ni nuestros proveedores, ni nuestros profesores, ni nuestros gobernantes, etc., etc., se preocupen por nosotros más de lo que algunos padres de preocupan por sus hijos.
Por lo tanto, las reclamaciones de desapego que solemos hacer podrían ser una pérdida de tiempo por estar fuera de lugar.
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Otra vez comento acá que tengo la fantasía de tener sexo con una policía o una soldado y quitarle el uniforme despacito.
ResponderEliminarLa naturaleza es machista y no pierdan el tiempo dudando de esto. Tenemos que defendernos primero de la naturaleza y después de los hombres que al final no dejan de ser un producto de la educación que le damos las madres.
ResponderEliminarNo sé como evaluarme porque desde que tengo un hijo, soy padre y madre a la vez.
ResponderEliminarQuiero ser responsable con mi hijo porque lo quiero de verdad pero la madre lo predispone contra mí y me resulta casi imposible tener ganas de pasarle el dinero mensual y hacerle regalos porque el pobre niño me mira con odio.
ResponderEliminarHay que ver un poco lo que pasa con las actitudes negativas de las mujeres, que primero se quejan, se hacen las víctimas pero sólo saben causar problemas porque están llenas de odio, despecho y resentimiento.
Hace años que no espero nada de nadie excepto de mi misma. Me cansé de las promesas de los políticos que sólo dicen lo que los más ingenuos quieran escuchar.
ResponderEliminarAdemás de la sangre, nos une a nuestros hijos la historia vivida en común. Esta suele ser especialmente intensa por toda la responsabilidad que se deposita en el rol de madre y en el de padre.
ResponderEliminarAntes esperaba de mis congéneres un tratamiento cordial, amigable, afectuoso, desintersado. Desde chiquita me habían enseñado en los libros de cuentos y en la tele, que existían los malos. En esa época era fácil descubrirlos y simplemente una se apartaba. Después los límites entre el bien y el mal se fueron haciendo más borrosos.
ResponderEliminarAdemás de la sangre, nos une a nuestros hijos la historia vivida en común. Esta suele ser especialmente intensa por toda la responsabilidad que se deposita en el rol de madre y en el de padre.
ResponderEliminarAntes pensaba que los malos eran los antipáticos.
ResponderEliminarCuando alguien a quien no me une la sangre ni la historia de vida, se porta bien conmigo, se valorarlo y si es posible lo convierto en mi amigo.
ResponderEliminarMuchas veces los empleados nos comportamos con nuestros superiores como niños caprichosos y exigimos cosas que están fuera de este mundo.
ResponderEliminarNuestra sociedad castiga mucho más duro a las madres que no cumplen que a los padres.
ResponderEliminarLa afinidad que se tiene con un hijo es muy importante para la relación. Tengo dos hijos, uno adoptivo y otro biológico. Me entiendo mucho mejor con el adoptivo.
ResponderEliminarTú chaval!! Devuélveme lo que me has quitado.
ResponderEliminarMis proveedores se comportan conmigo como si estuviésemos en plena guerra fría.
ResponderEliminarEn el liceo los chicos identifican a los profesores con sus propios padres. Por eso les hacen la vida imposible.
ResponderEliminarel instinto maternal es algo que tienen las otras especies.
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