lunes, 13 de abril de 2009

¡Nunca más!

«Mal principio, buen fin» afirma la sabiduría popular. Esto no siempre es cierto, pero por lo menos nos alienta cuando algo empieza de la peor manera.

Hay muchos indicios de que nuestra mente conserva algún tipo de recuerdo sobre la vida intrauterina, sobre el parto y sobre todo ese primer período de vida cuando todavía no disponíamos de un cerebro tan desarrollado como para que hoy podamos evocar lo que sucedió.

En otras palabras, es muy probable que nuestro cerebro tenga los registros, que estos influyan sobre nuestro pensamiento pero que no podamos recordarlos. Según dicen los informáticos, dentro de cada computadora hay mucha información de la que el usuario no llega a enterarse, pero que sin ella no funcionaría como funciona.

Nuestra vida comienza de la peor manera. Todo empieza con un estrepitoso fracaso. El parto no es más que una expulsión del vientre materno. Somos desalojados del mejor lugar, sin saber por qué, y es nada menos que el personaje más importante de nuestra vida la que puja para que nos vayamos de ahí cuanto antes.

No debería extrañarnos que nuestra conducta, nuestras ideas y en general nuestra forma de ser sean tan difíciles de entender si tenemos en cuenta un comienzo tan traumático.

Si consideramos que empezamos con un fracaso tan doloroso, no es de extrañarse que todos busquemos formas de evitar que se repita.

Unos acaparan posesiones de las que no puedan ser desalojados nuevamente (estrategia de algunos ricos), mientras que otros se aseguran de estar tan mal que nada ni nadie pueda llevarlos a estar peor. La estrategia de algunos pobres consiste en «no tener nada para perder».


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26 comentarios:

  1. Lic. Pedro Colman14 de abril de 2009, 3:26

    Se dice que no tenemos recuerdos de esa primer etapa porque aún no habíamos desarrollado la función lingüística.

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  2. No sé si hay "un recuerdo no recordado" como dicen ustedes, pero para mi lo que si funciona es que vemos lo que les pasa a los pequeñuelos, nos identificamos con ellos, y decimos "¡pobrecitos, por las que tienen que pasar!" y entonces, poniéndonos en su lugar, pensamos "no quiero que a mi me pase lo que a él, que lo echaron del útero de su mamá", y así todo.

    Esta hipótesis no excluye a la suya, me parece que la complementa.

    Un saludo para todos los colegas.

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  3. No me parece que estos sentimientos puedan expresarse con tanta racionalidad. Son mucho más complejos.

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  4. Algunas formas de pobreza y de riqueza parecen realmente extremistas (que supongo que es lo que acá se comenta).

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  5. Wellington Estupenián14 de abril de 2009, 6:25

    En la Grecia clásica, el destierro era la peor de las condenas. Era como un parto digo ahora.

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  6. Debería haber algún estudio sobre la diferencia que tiene que haber entre quienes nacen por parto común, con parto complicado y por cesárea.

    ¿Por qué no averigua y se redacta un lindo artículo? ¡Puede ser muy interesante!

    Un besote.

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  7. Ronaldo Caballero14 de abril de 2009, 7:10

    No digo que esté bien o esté mal, sólo digo que mucha gente opina sobre cosas de las que no se tienen más que suposiciones cargadas de bastante fe. Como que se forman mitos creíbles y después estos son incluidos en los razonamientos como si fueran verdaderos.

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  8. Estoy de acuerdo con la comparación. Yo estoy amargado por haber sido tan débil cuando era niño. Hicieron muchas cosas conmigo de las que hoy me siento resentidísimo.

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  9. Estas teorías llevan a pensar que los grandes conquistadores no eran más que tiernos cachorritos que temían ser paridos nuevamente.

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  10. EL nacimiento de un niño es un suceso trascendental, un acontecimiento que se estampa en su personalidad. Porque el modo de nacer -doloroso o apacible, violento o fácil- determina en gran medida su futura personalidad, su salud física, su equilibrio psicológico y las actitudes con las cuales se enfrentará al mundo que le rodea.

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  11. Psic. Patricio Cox14 de abril de 2009, 8:18

    Las técnicas respiratorias del yoga y la terapia de Leonard Orr, tratan de volver aceptables aquellas primeras experiencias traumáticas. Dicen que algunos resultados se logran. Quizá podría salirse de la pobreza respirando mejor, integrando lo que en nuestro psiquis figura como desagradable (que en realidad cuando somos adultos no resultan tan terriríficos).

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  12. Nada más placentero que estar de vacaciones para quedarse en la casa. Esto puede ser así porque nuestra casa es como aquel útero.

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  13. El sueño de la casa propia es como decir, "ahora mamá es mía y no le permitiré que me expulse otra vez". ¡Los familiares son los peores! jojo

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  14. Mi forma de evitar la vivencia de un futuro parto es no hacer fuerza por nada.

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  15. Lo primero que recibimos de la vida es humillación. Nos filman y fotografían desnudos, cagados y hambrientos.

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  16. Es así Nuriel, el sabio de nuestro cerebro borra todos los registros y los imbéciles que nunca faltan se afanan por dejar huellas.

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  17. Estoy segura de que los Peirano nacieron con forceps.

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  18. Lo que mejor recuerdo de la vida intrauterina es la oscuridad. Bajo hipnosis he hecho regresiones y pude verme creciendo en el útero materno como si estuviera en un viejo boliche de mala muerte.

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  19. Me duele mucho no poder recordar los pechos de mi madre. Los sigo buscando en todas las mujeres pero nunca los encuentro del todo. Es cruel el mote que me han puesto, nadie entiende mi búsqueda infinita.

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  20. Es más probable que su cerebro tenga los registros a que estén en nuestros archivos. Se lo digo con todo respeto.

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  21. Tengo indicios de que hubo un tiempo en que fui hermoso y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños, en cajitas de cristal.

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  22. Seguro que mi mal funcionamiento se debe a todo eso que quedó guardado bajo secreto bancario.

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  23. Los usuarios no llegamos a enterarnos de tantas cosas, mire. Es mejor así, ojos que no ven corazón que no siente.

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  24. Diga lo que diga el Licenciado Colman, mi suegra desarrolló la función lingüística antes de nacer.

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  25. Empecé con un fracaso silencioso. Nadie lo notaba. Me iba deslizando de la vida en perfecto anonimato. Los dejé y no hubo lágrimas. Me enterraron sin tumba en el Río de la Plata.

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  26. Clara García de Zúñiga14 de abril de 2009, 16:27

    Mi comienzo no fue traumático. Desde que yo recuerdo vivo en el ático.

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