martes, 21 de diciembre de 2010

Licencia neuro-dactilar

Me tomo un pequeño descanso pero no se abstengan de agregar o leer comentarios, pues algunos están muy buenos. Vuelvo el 20/01/2011. Un abrazo!

lunes, 20 de diciembre de 2010

La meta es parte del camino

La ansiedad, el nerviosismo, la falta de paciencia y tolerancia, son características que conspiran contra nuestro bienestar de varias maneras:

— Las formas de ganar dinero que requieren tiempo (agricultura, ganadería, procesos de fabricación), quedan excluidas, a pesar de ser muy rentables;

— Cuando tenemos ese estado de ánimo, no podemos disfrutar el presente, porque la ansiedad nos obliga a pensar en el futuro, con cierto temor o curiosidad o, simplemente, para ganar tiempo;

— Las relaciones interpersonales están erizadas de dificultades porque la velocidad, el vértigo, el aceleramiento generan la situación menos favorable para dialogar, mirarse, hacer el amor.

Nunca puedo abandonar totalmente la idea de que quienes tienen más dinero y poder, elaboran su estrategia utilizando dos procedimientos que, en orden de importancia, se resumen en:

1º) Entorpecernos el desarrollo personal para que seamos más fácilmente gobernables; y

2º) Desarrollarse ellos mismo para potenciar su capacidad de dominación (y explotación) sobre los intereses de la mayoría.

Por otra parte, las filosofías de vida que tenemos para elegir, son dos:

a) O buscamos un objetivo final (ser millonarios, famosos, admirados), sin prestarle demasiado atención a cómo logramos ese único objetivo; o

b) Procuramos disfrutar del camino, del proceso, esto es, nos proponemos disfrutar cada día sin perder de vista que ese camino tiene como meta ... un último día que habrá de ser tan agradable, disfrutable y placentero como lo es hoy mismo.

Estas consideraciones incluyen tener en cuenta que la estrategia del «día a día» (opción ‘b’), necesita del dinero para adquirir lo que siempre estamos y estaremos, necesitando y deseando.

La búsqueda de ese final glorioso (opción ‘a’), se parece al estilo erótico de algunas personas que sólo tienen relaciones sexuales para procurar el orgasmo, abandonando (descuidando, desatendiendo) los infinitos placeres de hacer el amor.

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domingo, 19 de diciembre de 2010

Es posible equivocarse sin ayuda

Soy insistente con el rechazo de la consigna «Querer es poder».

Aunque no todo está mal en esa frase.

Más precisamente, lo que está mal es suponer que todo es cuestión de buena voluntad, esfuerzo, perseverancia.

Esa suposición (el voluntarismo), hace perder mucho tiempo, genera grandes desilusiones y provee interminables frustraciones.

Una vez más tengo que mencionar el recurrente tema del libre albedrío.

Si usted cree en él, está predispuesto a conservar el sentimiento de omnipotencia de tienen los niños, gracias al cual todo es posible.

Por el contrario, el determinismo (según el cual, estamos determinados por acontecimientos ajenos a nuestro control, especialmente por las características de nuestro inconsciente) nos induce a ser mucho más humildes ante la vida y ante las circunstancias.

Una persona determinista, jamás puede tener la arrogancia de suponer que lo puede todo, sino que, por el contrario, participará en la existencia que le tocó, disfrutando y tolerando lo que le toque en suerte, pero sin intentar forzar los acontecimientos (porque sabe que perderá el tiempo ilusoriamente).

La frase «Querer es poder», para un determinista, significa otra cosa.

Nada es más efectivo para disfrutar de las mejores oportunidades que nos conceda la suerte (casualidad, fortuna, azar), que actuar según el propio deseo, esto es, tomar la mayor distancia posible del deseo ajeno.

Cuando un determinista dice, «Si quiero, puedo», está queriendo decir que si pudiera respetar su vocación, sus ideas, preferencias, conseguirá lo máximo para lo que está dotado.

Por ejemplo, si a usted le gusta cultivar rosas pero sus padres le dicen que mejor estudie ingeniería, porque con las rosas se morirá de hambre, su éxito personal consistirá en plantar rosas sin pelearse definitivamente con su familia.

En suma: «querer es poder» cuando respeto mis preferencias (quiero), desarrollando así toda mi potencialidad personal (poder).

Artículos vinculados:

Gracias a Dios, todo anda mal

Mariposas en el estómago

Cazar con viento, no es fácil

Los estímulos del temor y de la desilusión

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sábado, 18 de diciembre de 2010

La antropofagia capitalista y los vegetarianos

Si usted acepta que los humanos somos animales, entonces puedo hacerle algún comentario que refiere al miedo.

Los animales en general tenemos respuestas adaptativas (instintivas), cuando nuestro cuerpo detecta alguna señal de alarma.

A partir del momento que utilicé la expresión convivencia boxística (1) como metáfora para definir la agresividad inherente a la competitividad del capitalismo, estoy encontrando otras formas de entender la pobreza patológica.

Les cuento una de ellas.

Los animales solemos tener cuatro formas diferentes de reaccionar ante una amenza:

— huir;
paralizarse;
— atacar;
— distraer al atacante.

Hasta donde he podido observar, el método preferido por quienes adhieren a la pobreza, es la paralización, sin descartar ninguno de los otros tres, aunque son utilizado raramente.

De hecho, la escasez de recursos suele estar asociada a;

— baja productividad;
— enlentecimiento en la toma de decisiones;
— temor a los riesgos.

La forma extrema de paralización defensiva, la vemos en algunos animales que simulan morir (estado cataléptico), desmotivando por este medio a quienes sólo depredan animales vivos y abandonan los cadáveres.

Esta palabra es el eje del presente artículo.

Desde hace unas décadas, es una moda que continúa ganando adherentes, rechazar los alimentos cárnicos, que están siendo reemplazados por la dieta vegetariana.

Uno de los eslóganes de los vegetarianos dice «Yo no como cadáveres» (aludiendo a que rechazan comer carnes).

El mensaje explícito no merece comentarios, pero el implícito, como propaganda indirecta, puede ser interesante para quienes estén dispuestos a reconocer la contundencia de los mensajes sutiles (subliminales).

Los vegetarianos fundamentalistas le están pidiendo-exigiendo al capitalismo, algo así como: «No ataquen a un ser humano pobre, quieto, paralizado por el miedo, inerte, deprimido, no competitivo, pasivo, indefenso».

En suma: es probable que los vegetarianos adopten esa dieta imaginando que así refuerzan la efectividad de la parálisis (cadavérica) como método defensivo.

(1) – La convivencia boxística

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viernes, 17 de diciembre de 2010

La fobia al dinero es una vacuna

Estamos cursando una época del año (diciembre de 2010) en el que tradicionalmente aumentan las compras.

En casi todos los países, los asalariados reciben un aguinaldo, que —si ya no fue gastado anticipadamente—, estará destinado en gran parte a comprar objetos de variada índole, adornos, máquinas, alimentos especiales, regalos.

La pasión por adquirir es la misma que la pasión por tener dinero, por enriquecerse, por ahorrar.

Efectivamente, en tanto el dinero es una mercancía (sólo que puede canjearse por cualquier otra), el gusto por comprar y por ganar dinero, son similares, aunque parecerían opuestos porque toda compra implica un desembolso de dinero.

Se puede afirmar que a una mayoría le resulta más difícil hablar de dinero (ingresos, patrimonio, administración, expectativas, ambición, escrúpulos para ganarlo) que de su propia sexualidad.

Esta dificultad para poder hablar de dinero lo convierte en un tema misterioso, tabú, incontrolable.

Las necesidades y deseos en general, suelen tener un límite tangible.

El placer por pasear, divertirse, comer, beber y tener sexo están controlados por nuestro cuerpo que emite señales de saciedad muy ejecutivas, inhibitorias, coactivas.

Ante cualquier exceso, sentimos un desgano que nos obliga a interrumpir la acción.

Sin embargo, con la pasión adquisitiva (de dinero o de objetos), esto nunca ocurre.

El descontrol en los gastos nos provoca problemas de larga duración (escasez, endeudamiento, pérdidas), mientras que la ambición desmedida, parece no tener fin y quien la padece sufre una esclavitud que paradójicamente, otros no comprenden en tanto suele ser motivo de envidia.

En suma: esta falta de control orgánico sobre nuestras necesidades o deseos de adquirir dinero, podemos resolverla con una drástica actitud opuesta, es decir, con una fobia (al dinero) que provocará una pobreza patológica.

La ambición y consumismo descontrolados, generan ansiedad, pánico, miedo. La fobia al dinero, canjea tranquilidad por pobreza.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

La convivencia boxística

Tenemos dos opciones:

1) Guiarnos por lo que parece ser la realidad objetiva; o
2) Guiarnos por nuestras intuiciones confiando en que «Dios proveerá».

Como no creo en el libre albedrío, supongo que cada uno actúa inevitablemente por el criterio que se le impone (dotación genética, contexto cultural, características del inconsciente).

Es seguro que a mí me tocó actuar según la realidad objetiva y no tengo otra alternativa que hablar de lo que aparentemente sé: lo objetivo, la racionalidad, el ateísmo, etc.

Les decía hace poco que el estilo de vida capitalista es bastante salvaje (1). Me baso para afirmarlo en que disimuladamente están permitidos algunos homicidios de personas jurídicas (empresas) que están integradas por personas físicas (gente).

Según mi perfil de persona racional, objetiva y atea, considero inevitable reconocer las cosas como son, para que mi desempeño no esté perjudicialmente desalineado con el contexto en el que actúo.

En otras palabras, si vivimos en un régimen socio-económico en el que competimos con tanta rudeza que podemos llegar a causarnos daños muy penosos (y hasta irreversibles), no podemos andar por la vida como ángeles, cantándole al amor y pensando que habitamos un jardín.

La convivencia boxística implica estar dispuestos a causar el mayor daño posible y evitar padecer el mayor daño posible, cumpliendo con todas las reglas de juego.

En este estado de cosas, evitamos el mayor daño posible reconociendo que nuestros discretos, disimulados aunque inteligentes y astutos competidores, tratarán de desanimarnos, exagerarán cuán difícil es todo, retacearán todo tipo de ayuda que pueda fortalecernos en perjuicio de sus propios intereses.

Existe una consigna capitalista, usada indistintamente por todas las ideologías, que reza: «No conviene avivar tontos, porque después se volverán contra tí».

En suma: la convivencia boxística nos exige saber y aceptar que participamos en una lucha civilizada.

(1) El capitalismo sin bañarse y con perfume

Nota: la imagen muestra el momento de la pelea (1997) en la que Mike Tyson muerde una oreja a Evander Holyfield. Este fue uno de los tantos desaciertos que condujeron a la ruina al superdotado deportista.

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

El capitalismo sin bañarse y con perfume

Sabemos que somos débiles y que debemos cuidarnos.

El instinto de conservación del que estamos dotados por la naturaleza, es tan bueno y eficiente como nuestros pies, nuestro hígado o las multifuncionales manos.

Los aspectos comerciales, mercantiles y lucrativos de nuestra sociedad, incluyen —en el actual sistema capitalista—, la libre competencia.

Esto significa que los agentes económicos están autorizados a buscar la ruina y desaparición de quienes se dedican a lo mismo e intentan compartir el mercado.

Lo digo de otro modo:

Las empresas (personas jurídicas) pertenecen a seres humanos de carne y hueso (personas físicas).

Pues bien, el sistema de convivencia basado en la teoría económica capitalista, autoriza a que unas empresas combatan a otras empresas hasta matarlas, provocarles la quiebra, expulsarlas del mercado.

Aunque utilicemos un vocabulario diferente, en el fondo esto es lo que ocurre: las personas jurídicas (empresas) están autorizadas a combatir a otras personas jurídicas, inclusive hasta matarlas.

Por supuesto que estos homicidios dolosos (1) están reglamentados para darles un baño de legalidad.

Por ejemplo, no está permitido causar daños físicos, morales o psicológicos; es delito destruir, incendiar, robar u obstruir los accesos; tampoco puede hacerse publicidad explícitamente contraria.

Es posible comparar a la libre competencia con el boxeo.

Estos deportistas se preparan para hacer el mayor daño posible y para evitar el mayor daño posible, dentro de ciertas reglas.

Entre los practicantes del sexo masculino, no están permitidos los golpes sobre la parte del cuerpo vestida por el pantalón, no se permite seguir pegándole al contrincante mientras está caído, se prohíbe morder, etc.

En suma: admitimos la libre competencia, sin excluir la extinción del semejante. Esta agresividad extrema está disimulada por el uso de un lenguaje eufemístico (ambiguo) y por normas que prohíben un salvajismo tan explícito que hiera nuestra sensibilidad.

(1) Cuando el homicidio se produce por negligencia o descuido, se denomina culposo. Cuando el homicidio es intencional, se denomina doloso.

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martes, 14 de diciembre de 2010

La rentabilidad de los mártires

Sabido es que caemos hacia abajo y que eso puede constituir un accidente fatal.

Corro el riesgo de tropezar con la obviedad más ridícula, porque disfruto del (inexplicable) placer de estudiar, pensar, redactar y publicar en este blog, ideas sobre cómo somos y qué nos convendría hacer (teniendo en cuenta «cómo somos») para mejorar nuestra calidad de vida.

Algo que parece tan evidente como la fuerza de la gravedad (y los cuidados que debemos tener con ella para no caernos y matarnos), es —por ejemplo— cómo evaluamos a las personas después de que mueren.

Por alguna razón que ahora no viene al caso, todos conocemos nuestro drástico cambio de opinión cuando nos abocamos a evaluar la gestión o la calidad humana de alguien fallecido.

Repentinamente se suspenden todos los ataques, críticas adversas e insultos y pasan a ocupar ese espacio, desde un respetuoso silencio a una encendida glorificación.

Tranquiliza pensar que estas exageraciones no son graves porque el beneficiado ya no puede influir sobre nuestras existencias.

Sin embargo, algo tan preocupante como la ley de la gravedad, es la rentabilidad que obtienen quienes se dedican a recordar o reivindicar la figura de alguien que falleció como víctima de algún acto condenable.

El fenómeno gravitacional probablemente funcione de la siguiente manera:

Todos recordarán que Dios (el más bueno de los seres imaginables), hizo matar a su hijo (Cristo), para redimir (perdonar, salvar) nuestros pecados.

La historia no nos puede dejar en un peor lugar: tenemos una deuda infinita y una culpa infinita.

¿Quién puede ganar el dinero necesario con esta mochila cargada con tales trozos de roca?

En suma: competirán con desventaja quienes, inconscientemente, sientan culpa por la muerte de Cristo, de los judíos alemanes, del Che Guevara o por cualquier otra víctima erigida para desmotivarnos, debilitarnos, gobernarnos, dominarnos, empobrecernos.

Nota: La imagen muestra un monumento recordatorio (Nagasaki) de 188 mártires japoneses que fueron perseguidos y matados por profesar el catolicismos, durante el siglo 17.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

«Me regalaron una deuda»

Un graffitero escribió: «A los fariseos no les va tan mal con quien los echó del templo».

Efectivamente: el día que se conmemora el nacimiento de Cristo (25 de diciembre), el capitalismo inmisericorde hace sus mejores ganancias.

Alguna vez he mencionado el tema de los regalos (1) y este es un buen momento para retomarlo.

Si bien nuestra inteligencia más lúcida nos indica que estamos haciendo un obsequio, podemos llegar a reconocer que lo que estamos haciendo es imponiéndole una deuda a nuestro ser amado.

Un regalo lleva en su interior la inevitable obligación de retribuirlo.

Seguramente, los mismo creyentes en el libre albedrío sueñan con que tienen la opción de regalar o no regalar. Pero esta no es más que una ilusión: finalmente terminan cediendo a la tentación ... porque de no hacerlo, cada vez se sienten más en falta, deudores, omisos y hasta culpables.

Aunque los motivos por los que las personas entramos en estas transacciones son varios y muy interesantes, el motivo de este artículo es otro.

El motivo de este artículo es la puerta del dormitorio de nuestros padres.

Existe la convicción de que los niños y adolescentes no están capacitados para tener percepciones (visuales, auditivas) de sexo explícito.

Por esta convicción es que cierto material está prohibido para menores de 18 años.

Hasta donde sé, esto no es cierto.

El motivo por el cual los padres se cuidan de que sus relaciones sexuales no sean conocidas por sus hijos, es por vergüenza, porque los humanos tenemos ese prurito y necesitamos privacidad porque deseamos diferenciarnos del resto de los animales.

Además, los padres quieren ocultarnos —sin saberlo— que gozaron mucho cuando nos gestaron. Si lo ignoramos, pensamos que hicieron un sacrificio al regalarnos la vida y que por eso estamos en deuda con ellos.

(1) Un regalo para el enemigo

Los regalos y la fuerza

Cuídate que te cuidaré y dame que te daré

Una discreta forma de comprar amor

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domingo, 12 de diciembre de 2010

Su majestad, el niño ... de cualquier edad

Si establecemos un ranking, todos estaremos de acuerdo en que es más fácil suponer que las causas de nuestras dificultades son ajenas y no propias.

Por ejemplo, una persona adulta puede decir:

— Nunca estoy conforme con nada porque mi madre era una mujer amargada;

— Mi pobreza económica se justifica porque en este país hay muchos privilegiados;

— No puedo comer lo que me gusta porque el médico me lo prohíbe.

Quien así habla, tiene dificultades para reconocer que es dueño de su vida, que se hace cargo de su propio destino, que la cuota de buena suerte no depende de nadie.

Podría generalizar y decir que esta persona no acepta la cuota de soledad que tenemos asignada.

Es cierto que podemos asociarnos, porque entre varios la productividad suele ser mayor a la suma de las productividades individuales, pero este razonamiento administrativo no nos autoriza a descansarnos en la hipótesis de que los problemas personales están causados por los demás.

A mediano y largo plazo, hay una correspondencia entre el esfuerzo que hacemos, las responsabilidades que asumimos y los resultados que obtenemos.

En otras palabras, a mediano (y largo) plazo, quienes se comportan como amos, obtienen mejores resultados que aquellos otros que se comportan como esclavos (1).

Estas dos categorías se vinculan con ciertas características personales que puedo explicarlas de la siguiente manera:

1) Todos deseamos tener poder porque nos permite imaginar que con él podríamos modificar el entorno a nuestro antojo, para que él se adecue a nosotros;

2) Todos padecemos la inercia de aquella condición infantil por la que éramos tan vulnerables que los demás estaban a nuestro servicio desinteresadamente;

3) Ambas condiciones anteriores, nos vuelven muy narcisistas, es decir, convencidos de que somos perfectos e infalibles;

4) Estas características nos mantienen esclavos de nuestro narcisismo y de los demás.

(1) El amo y el esclavo, viven diferente

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sábado, 11 de diciembre de 2010

El amo y el esclavo viven diferente

Imaginemos una caja, llena de cualidades, con una etiqueta que dice «lo maravilloso».

¿Qué hay dentro de ese recipiente? Como la lista es infinita, daré algunos ejemplos. En él encontraremos belleza, inteligencia, paciencia, erotismo, ideas originales, sabiduría, habilidad manual.

Con esta idea en nuestro pensamiento, hagamos un relevamiento entre los humanos, para saber cómo se posiciona cada uno respecto a este recipiente que contiene «lo maravilloso».

Antes de salir a recorrer las casas de nuestros conocidos, hagamos un mínimo ensayo.

Las actitudes que podemos tener ante ese envase tan particular, son dos:

1) Somos dueños del recipiente; o

2) Somos el recipiente mismo.

Como ven, no en vano dije que debíamos imaginar un conjunto de cualidades, pues sin imaginación este pensamiento sería imposible.

Aclaremos esto en pocas palabras, porque al entenderlo podremos revisar nuestra habilidad para ganar dinero.

Todos comenzamos en el punto 2), es decir, en la niñez somos un conjunto de cualidades maravillosas, que los adultos aman, disfrutan, protegen. Este fenómeno compensa nuestra vulnerabilidad extrema.

Aclarado entonces qué significa el punto 2), pensemos que el punto 1) alude a la actitud de esa madre u otros adultos que cuidan amorosamente al recipiente con lo maravilloso (el niño, si continuáramos con el ejemplo).

Ahora que tenemos una cierta idea dentro del ensayo de la encuesta que haremos, pensemos qué actitud tenemos nosotros frente a la caja con «lo maravilloso».

En una rápida definición,

— si nos sentimos capaces de ser dueños de la caja maravillosa, porque sabremos adquirirla y cuidarla, estamos en una actitud de adulto protector, dueño, responsable, proveedor, amo; mientras que

— si no nos sentimos capaces de comprar y conservar adecuadamente esa caja que contiene «lo maravilloso», (porque no sabríamos cómo hacerlo o nos disgusta el rol), estamos en una actitud de niño dependiente, irresponsable, esclavo.

Nota para psicoanalistas: Omití expresamente usar el confuso vocablo «falo» para referirme a «lo maravilloso». Es más: nunca deberíamos usas el vocablo «falo» para que los no-psicoanalistas nos entiendan un poco más... si es que deseamos ser entendidos.

Artículo vinculado:

Ser o tener, esa es la cuestión

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viernes, 10 de diciembre de 2010

Cómo ser famoso y popular

¿Alguna vez se puso a pensar qué significa la existencia de la Era Cristiana?

En mis febriles cavilaciones, he llegado a la conclusión de que si Cristo, un hombre como yo, logró ser tan amado y popular, quiero ser como él.

No pierdo de vista que muchos psicóticos, en pleno delirio místico, saben que son Cristo. Eso es diferente. Ellos tienen transitoriamente borrada la línea que separa una aspiración de una convicción.

En mi caso, sólo anhelo poseer tanta grandeza, aunque si no lo logro, me conformaré con algo menos.

Si bien estos párrafos parecen humorísticos, tienen mucho de verdad. La excepción está hecha en que me permito poner por escrito algo que anida en el corazón de casi todos los seres humanos, hombres y mujeres.

Dicho en otras palabras, todos deseamos ser infinitamente amados, protegidos, mimados, respetados, reverenciados, ad-mirados.

Este deseo que sólo opera en la clandestinidad de nuestro inconsciente, es la piedra fundamental de la filosofía que nos alcanza a casi todos los occidentales, seamos o no creyentes en Dios y en Cristo.

Retomo el principio para decir: si usted y yo vivimos en la Era Cristiana (estamos próximos a finalizar el año 2010 d.C. [después de Cristo]), deducimos que la historia de la humanidad tiene un antes y un después del nacimiento de este increíble personaje, al que secretamente desearíamos parecernos.

Como inconscientemente desearíamos tener su fama y popularidad, también inconscientemente podemos intentar parecernos a él: en sus actitudes, en su pensamiento, en su estilo de vida.

Observemos por ejemplo que él hizo todo el bien que pudo pero lo acusaron y condenaron a morir injustamente. Por eso algunos desean y logran ser víctimas de la injusticia.

Observemos por ejemplo, que él pregonaba la pobreza y era pobre. Por eso algunos desean y logran ser pobres.

Nota: La imagen muestra al Presidente de Ecuador, Rafael Correa (2010).

Artículos vinculados:

Odiar es un placer costoso

Los catorce pecados capitales

«Si no me compras, eres un anormal»

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jueves, 9 de diciembre de 2010

El amor anual, concentrado

¿Cómo ganar el dinero suficiente para acceder y conservar una calidad de vida digna?

Esta es la incógnita de una gran ecuación, con muchas variables, que las ciencias económicas y sociológicas han tratado de resolver, con éxito moderado o escaso.

El psicoanálisis puede hacer su aporte y este es el perfil preferente del presente blog.

Ayer publiqué un artículo (1) con un comentario referido a la Teletón, señalando que una de sus tareas consiste en disimular, compensar, neutralizar una inexcusable omisión de los Estados donde se realiza, a cambio de mejorar las ganancias de sus propietarios multinacionales y de los organizadores locales.

Este programa televisivo genera muchas críticas, favorables y desfavorables.

No podemos olvidar que es legal y rentable, dos condiciones fundamentales para cualquier emprendimiento.

La idea es muy antigua, aunque fue en la década de 1950 cuando se realizó en forma televisada.

Es parte de nuestra idiosincrasia, destinar un día del año para concentrar nuestra atención en algo que, si tuviéramos en cuenta durante todo el tiempo que se merece, sería demasiado cansador, aburridor y costoso.

Por eso, el día de la madre, ella tiene un gran protagonismo, recibe regalos, no tiene que cocinar, la sacan a pasear, recibe llamadas telefónicas, le envían flores y todo eso con la esperanza de que su memoria le permita recordar este evento durante los 364 días del año restantes.

Nuestros semejantes que nacen con deficiencias severas, al punto de no poder valerse por sí mismos, para andar, higienizarse, alimentarse, inspiran nuestra solidaridad porque todos sabemos que somos enfermables, porque suponemos que un ser muy querido puede padecer un deterioro similar y en definitiva, porque nuestra psiquis nos induce a identificarnos con los demás.

Teletón nos organiza para que estos conciudadanos reciban mucho amor, concentrado, intenso y recordable, una vez por año.

(1) La conmovedora Teleomisión del Estado

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

La conmovedora Teleomisión del Estado

En otro artículo (1) les comentaba que dentro de nuestra psiquis tenemos una funcionalidad que se encarga de vigilarnos y darnos órdenes como si fuera un juez-policía.

Se parece a un mecanismo cibernético en tanto se trata de un dispositivo mental que autocontrola y autorregula, como ocurre con la cisterna que descarga agua en una letrina (retrete, wáter, excusado) y luego se recarga sin desbordarse.

El superyó entonces es un mecanismo cibernético, que nuestra sociedad nos configura (mediante el sistema educativo, las enseñanzas familiares, la presión social) para convertirnos en buenos ciudadanos (honestos, generosos, solidarios, respetuosos, cumplidores, puntuales).

La humanidad, a través de los siglos, viene abandonando la violencia física para utilizar la violencia psicológica y económica.

Lo que sí se mantiene es la violencia.

Mi hipótesis es que la humanidad, si bien reconoce la existencia del cuerpo, aún piensa que la psiquis es algo inmaterial, abstracto, espiritual, trascendente, inmortal, indestructible, eterno.

Como aún no hemos encontrado la fórmula para organizar la convivencia prescindiendo de la violencia, estamos en la etapa en la que apelamos a la disminución del daño.

Entonces, cuidamos de no provocar dolor físico, de no lastimar, de no causar moretones, pero predomina la propaganda en la que se nos convence de que estamos rodeados de peligros y que unos pocos —y costosos— ciudadanos saben cómo salvarnos (médicos, psicólogos, religiosos, dietistas, profesores de educación física, cementerios privados, empresas de acompañamiento).

La mundialmente conocida Teletón (o Telemaratón), nos golpea legalmente en nuestro superyó, mostrándonos el sufrimiento, la invalidez, la deformidad, de niños y el consiguiente padecer de sus padres que cargan con esa mortificante desgracia.

Como nuestro superyó fue configurado para ser solidario, la Teletón nos obliga violentamente a pagar-donar dinero, asegurando así el lucro de los organizadores y la omisión del Estado que desprotege a los más vulnerables.

(1) Violencia amorosa

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martes, 7 de diciembre de 2010

La realidad es ovárica

En muchos países hispanoparlantes, se utiliza el vocablo «ovárica» para aludir a la inestabilidad emocional que puede estar asociada a los cambios hormonales característicos de las mujeres, a lo largo de sus vidas, con especial actividad mientras cursan la etapa reproductiva (desde las primeras menstruaciones a la menopausia).

Recordemos que nuestra especie, hasta el momento, ha estado abocada a los realineamientos territoriales, por lo que las guerras, invasiones y confrontaciones, estuvieron a la orden del día.

La tecnología armamentista ha permitido que la lucha «cuerpo a cuerpo» haya ido perdiendo importancia porque fue reemplazada por dispositivos cuyo uso puede determinar en poco rato, quién gana y quién pierde en una confrontación bélica.

En suma, la mayor masa muscular propia del varón, fue necesaria pero ya no lo es tanto.

El machismo (predominio abusivo del macho, con sojuzgamiento del sexo femenino), fue inevitable, lógico y natural: Las decisiones las tomaban quienes más fuerza tenían, durante todo el tiempo que la fuerza bruta fue el único factor determinante.

Esta época aún no se ha terminado, pero se está deteriorando.

El mundo del trabajo, de los emprendimientos y de los negocios, cada vez necesita más de la flexibilidad laboral porque la naturaleza —único modelo imitable—, es cambiante, dinámica y a veces, imprevisible.

El varón tiene estabilidad emocional porque sus hormonas así lo condicionan.

La prepotencia, el uso avasallante de la fuerza física y una prédica de milenios, han valorado las características masculinas y desvalorizado las femeninas.

Ser inflexible, poco adaptable a las circunstancias y tener una conducta uniforme, pareja, que se repite día tras día, se ha convertido en el modelo a imitar como una consecuencia de la imposición irrestricta del sexo masculino.

Pero la naturaleza es cambiante, los animales sobreviven adaptándose al entorno, la realidad es dinámica, femenina y ovárica.

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lunes, 6 de diciembre de 2010

La propaganda deprimente

Con una visión ligeramente contaminada por la paranoia, aunque no totalmente desvinculada de la realidad, comentaba (1) con ustedes algunas cosas que nos pasan a los ciudadanos, provocadas por una estrategia de los centros de poder, en su afán de facilitarse el trabajo de gobernarnos.

Llegué inclusive a comentar que los métodos propagandísticos no difieren sustancialmente de los utilizados por el denostado nazismo alemán.

Imagine que alguien como nosotros, recibe dos propuestas de trabajo para que elija una de ellas:

— una consiste en hacer una cierta tarea que formará parte de un proceso mayor, cuyo resultado final será la construcción de algún objeto que cuenta con mucha demanda. Eso que ayudaremos a construir, tiene una lista de espera de todos los interesados en comprarlo. Por ese trabajo pagarán 1.000.

— la otra propuesta consiste en hacer cierta tarea que NO formará parte de un proceso mayor, ni tendrá por objetivo la construcción de un objeto muy demandado. Por el contrario, esta oportunidad laboral nos la ofrece un acaudalado señor, que caprichosamente desea que alguien haga una cierta tarea que él destruirá, para que, quien la hizo, la haga de nuevo. Por ese trabajo, el acaudalado y caprichoso señor pagará el doble, esto es 2.000.

¿Qué trabajo elegiría usted?

Hasta donde creo saber, una mayoría de personas preferirá aquella tarea que se integre a un proceso mayor para construir algo muy deseado por los compradores, aunque gane la mitad que haciendo una tarea inútil.

Nuestro esfuerzo, aplicado en forma inútil, nos denigra, nos desvaloriza, nos deprime, dejamos de ser respetables.

Para que todo esto ocurra, la propaganda nazi que recibimos, nos induce a correr sobre una cinta (imagen), nos induce a pedalear en una bicicleta sin ruedas, nos induce a tomar dos litros de agua, con o sin sed.

(1) ¡Sonríe! Los poderosos te aman

La Gestapo descafeinada

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domingo, 5 de diciembre de 2010

Comencemos mal

En otro artículo de reciente publicación (1), les proponías imaginar un mundo en el que el amor físico y el amor espiritual fueran idénticamente apreciados, valorados y disfrutados.

En ese artículo complemento la idea ya planteada (2), de que la naturaleza nos remunera dándonos mucho placer para que nos fecundemos.

Ahora comenzaré al revés: les planteo la hipótesis y luego trataré de fundamentarla.

Hipótesis: Todo proyecto debe comenzar mal.

Fundamentación: Los humanos tenemos la capacidad de comprender y de copiar (inteligencia).

Las críticas que hacemos señalando

— las dificultades de todo cambio,
— los errores de previsión,
— la falta de acierto en los ensayos, intentos y pruebas,

son (las críticas) equivocadas, carentes de inteligencia, eventualmente hasta podrían ser malintencionadas.

Los seres humanos nunca podremos superar a la naturaleza porque ella tiene recursos mucho mayores, el más importante de los cuales es que cuenta con plazos ilimitados, además de recursos materiales casi infinitos.

Si con sus posibilidades, genera nuevos ejemplares (niños recién nacidos), con enormes dificultades, carencias y debilidad, no podemos pretender que las creaciones humanas sean de mejor calidad y en menos tiempo.

Deberíamos partir de la base de que las posibilidades de fracasar en nuestros emprendimientos, tiene que ser enorme, superior a los errores de la naturaleza (porque tenemos menos recursos) y que si eso no ocurriera, entonces estaríamos recibiendo las ventajas inesperadas de la suerte, la casualidad y el azar.

En suma: todo nuevo esfuerzo humano destinado a realizar cambios (sociales, edilicios, ideológicos, científicos, etc.), debe contar con el riesgo de que algo falle, que habrá incompletud, precariedad en los comienzos (como en la infancia), que el perfeccionamiento costará un gran esfuerzo y mucho tiempo (como las dificultades del aprendizaje, enfermedades eruptivas, accidentes).

Sólo imaginándonos seres superiores, podemos criticar nuestros fallos.

(1) Los orgasmos de mamá

(2) Menos orgasmos y menos salario
La pobreza sexual
El orgasmo salarial
Primero cobro y después hago
Las mujeres fecundan gratis

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sábado, 4 de diciembre de 2010

El dinero es como un huevo

Una entrevistada por el programa francés 6.000 millones de otros, decía —entre risas—, que el amor es como un huevo, porque:

— debe tomárselo con firmeza para que no se caiga y se pierda, pero a su vez
— no puede apretarse tanto como para romperlo.

Esto me sugirió dos ideas:

1º) La sabiduría popular puede pasar desapercibida porque no tiene valor comercial para las editoriales.

Si una idea no puede desarrollarse en un libro de por lo menos 150 carillas, se pierde. Nadie compraría una hoja en la que se dijera la genialidad más importante en la historia de la humanidad.

Entonces, esa idea queda en la cabeza de quien la pensó, en los parroquianos de un bar donde el pensador la dijo, o en un comentario de sobremesa, entreverada con algún rumor escandaloso, o en el diario de la autora, junto con lo más significativo del día: «qué le habrá pasado que hoy no me llamó».

En suma: se convierten en buenas ideas, en razonamientos maravillosos o en «la frase que le cambió el curso a la historia», sólo si pueden presentarse en formato libro para que una editorial gane dinero difundiéndolas.

2º) Es posible pensar que el amor es como un huevo y el dinero es como un huevo.

El razonamiento es bueno para ambos conceptos.

El dinero (el amor) no está mucho tiempo en manos desaprensivas que lo dejan caer, que lo malgastan. Manos torpes, flojas, descuidadas, irresponsables, ineptas, inmaduras, desatentas, desamoradas, indiferentes.

A su vez, el dinero (el amor) no funciona en manos avaras, que asfixian, que atesoran, que celan, que encierran.

El dinero sólo funciona cuando circula. Es una mercadería que guardada en un estante (caja fuerte) no cumple su rol específico.

El amor sólo funciona cuando proviene de un ser humano que desea libremente.

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viernes, 3 de diciembre de 2010

El comunismo de derecha

Para los lectores no rioplatenses, les comento que el vocablo «racha» significa “periodo breve de fortuna o desgracia”.

Las rachas existen, o al menos eso percibimos.

Nuestro cerebro verifica que existen períodos en que ciertas tendencias parecen predominantes.

A tal punto es así, que alguien señaló la existencia de «siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas», aludiendo seguramente a los períodos de recesión y auge que ocurren (o creemos que ocurren).

Ahora estoy cursando una racha en la que varios lectores se preguntan —y luego me preguntan—, si (política e ideológicamente) soy de izquierda o de derecha, porque de mis artículos no logran deducirlo con tanta nitidez como sería deseable.

En otras palabras, mis seguidores se sentirían más cómodos si pudieran leerme desde un único punto de vista e interpretar todo lo que digo apoyándose en ese supuesto.

Deben saberlo: dependo de quienes se toman el trabajo de leer lo que escribo y siento una inexpresable gratitud hacia quienes se toman el trabajo de comunicarse conmigo de alguna manera.

Por eso debo una explicación.

Soy un comunista de derecha.

Aunque este parece un grupo vacío, no es tan así. Somos muchos pero como no existe la denominación oficialmente reconocida, muchos comunistas de derecha simplemente dicen que son izquierdistas porque es la alineación más cómoda, menos áspera para el oído de la humanidad.

Existe consenso en que las personas de izquierda son buenas, solidarias, con dosis de egoísmo insignificantes, carentes de ambiciones materialistas, amantes del diálogo, incapaces de recurrir a apremios físicos cuando de obtener información urgente se trata.

Sin embargo, cuando muchos izquierdistas químicamente puros tienen que tomar decisiones de gobierno, podemos ver cómo aparecen los aspectos derechistas, antipáticos y a veces tan crueles como la inobjetable naturaleza.

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jueves, 2 de diciembre de 2010

«Hoy comenzaron mis éxitos»

En un artículo reciente (1), les comentaba qué ocurre cuando la personalidad (el yo) cede ante los estímulos del inconsciente.

Lo comparaba con la fractura de una represa y el violento escape de agua que deja de estar contenida, provocando una inundación río abajo.

Algo de esto nos ocurre ante la alegría que nos provoca algún acontecimiento inesperado, tales como

— ganar mucho dinero en la lotería;

— ver repentinamente incrementado nuestro patrimonio porque algún bien de nuestra propiedad aumenta bruscamente su valor;

— ser objeto de mucho más amor del que estamos acostumbrados a recibir.

Cuando ocurren estas ganancias económicas o afectivas, nuestro yo se ve expuesto a un esfuerzo mayor y si resiste, entonces el feliz agraciado con tanta suerte, quizá se ponga un poco ansioso, tenga dificultades para conciliar el sueño un par de noches o padezca algún problema digestivo menor.

Cuando nuestro yo se ve expuesto a un mayor esfuerzo pero no resiste la sobrecarga emocional, es probable que la felicidad se transforme en un drama porque el infeliz beneficiario de tanta alegría, puede tener una crisis de pánico (exceso de ansiedad), padecer alteraciones circulatorias, perder la noción de realidad e inclusive, sufrir una crisis maníaca.

En otras palabras, es necesaria cierta fortaleza y estado de salud para resistir las emociones que provocan el éxito, las ganancias, el triunfo.

Además de esta debilidad que tienen algunos adultos (que reaccionan como niños inmaduros), se agrega una particularidad de nuestro funcionamiento mental, que nos ocurre a todos.

Efectivamente, nuestra mente, que está rigurosamente determinada por el inconsciente, también se equivoca por culpa de la metonimia (propia del funcionamiento inconsciente).

La metonimia consiste en confundir el todo con la parte (generalizar).

Es decir, si tenemos un éxito, suponemos que nuestra vida será exitosa siempre, aumentando así la sobrecarga emocional al yo.

(1) Las personalidades inmaduras, necesitan la pobreza

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Las personalidades inmaduras, necesitan la pobreza

Los que conviven con un perro joven (cachorro), saben que si lo tienen mucho tiempo atado a una correa, con un mínimo margen de desplazamiento, el animalito hace un supremo desgaste de energía a partir del momento que se siente liberado: corre, salta, ladra.

Tiene (mejor sería decir «padece») un desborde de energía contenida. Es como cuando una represa se rompe y el agua contenida anega grandes extensiones de territorio, o como cuando se libera la energía largamente contenida en un volcán.

Casi todos los mamíferos nacemos con un cuerpo parcialmente desarrollado en el útero de la madre y luego, a medida que vamos madurando, aprendemos nuevas destrezas, normalmente enseñadas por nuestros progenitores.

En los humanos se va formando el aparato psíquico, que en pocas palabras pasa a tener

— un inconsciente con todos los instintos reprimidos,

— un superyó que nos da órdenes como si fuera un jefe interior (de hecho, el superyó representa a las fuentes de autoridad cuando no están presentes para darnos órdenes directamente), y

— el yo, que puedo definir como nuestra personalidad, es decir, la parte de nuestra psiquis encargada a interactuar con el mundo que nos rodea.

Con estas tres funciones, nuestro aparato psíquico nos permite vivir en sociedad, trabajar, ganar dinero, negociar, formar una familia, criar a nuestros hijos, etc., etc.

Como acabo de decir, el yo es la cara visible de nuestro aparato psíquico. Metafóricamente podríamos decir que están al frente de nuestra organización, como si fuera un vendedor o un telefonista.

Un yo débil, inmaduro, equivale a una personalidad débil, inmadura, aniñada, infantil y que actúa de forma similar a la del cachorro de perro.

Estas personalidades, cuando tienen dinero (sienten libertad económica), actúan como el cachorro: no pueden controlar su energía, hacen gastos alocados y empobrecedores, corren riesgos invariablemente ruinosos.

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martes, 30 de noviembre de 2010

Odiar es un placer costoso

Odiar, criticar y despreciar, es hermoso. Sin embargo, es desagradable reconocerlo.

Es feo decir que rechazamos a otros semejantes; es elegante mostrarse amoroso, comprensivo y capaz de perdonar.

Mentir la edad, disimular la ignorancia y ocultar nuestras características impopulares, es lo más habitual.

Como nuestros grupos de pertenencia (familia, amigos, compañeros de trabajo), comparten nuestro menú de falsedades, engaños y trampas, pasamos desapercibidos y quedamos convencidos de que somos grandes personas, honestas, inteligentes, habilidosas, responsables.

Por lo tanto, para poder conciliar lo hermoso pero mezquino, con lo aceptable aunque falso, nos unimos en cofradías, partidos políticos, religiones, logias, sindicatos, para suponer que nuestras carencias no son tales, sino que son normales.

Existen muchas agrupaciones que tienen como un elemento en común, criticar, censurar y condenar a los ricos.

El cristianismo ha trabajado duramente por siglos para que este odio de clase no se deteriore, no se estropee, no pierda agresividad.

Aunque parezca descabellado, el nazismo generó odio contra los judíos sólo para perfeccionar la cohesión entre los seguidores de aquella doctrina.

Es habitual que los partidos de izquierda digan pestes de Estados Unidos, fundamentalmente para fortalecer la cohesión entre los adherentes a lo que suelen llamar progresismo.

Este estilo de vida (mentir, criticar, acusar), como toda solución, placer o deporte, tiene su precio.

Cuando utilizamos el odio colectivo a los ricos (famosos, exitosos, con buena calidad de vida) como procedimiento para sentirnos más unidos a nuestro grupo de pertenencia, debemos saber que simultáneamente nos estamos prohibiendo mejorar nuestras condiciones de vida (comprarnos un auto, viajar, estudiar o cualquier otro tipo de progreso que hayamos criticado).

En suma: si bien es placentero juntarnos con nuestros amigos para reprobar a los que viven mejor, sepamos que implícitamente estamos jurando no igualarnos a los que viven mejor, es decir: «escupimos para arriba».

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lunes, 29 de noviembre de 2010

Las enamoradas de la pobreza

Hace poco compartía con ustedes una hipótesis (1) que me pareció original, aunque, como siempre ocurre en estos casos, si bien estoy leyendo permanentemente lo que se publica sobre psicoanálisis y economía, estoy muy lejos de haberlo leído todo.

En otras palabras: quizá ya alguien dijo que en las clases sociales mejor favorecidas económicamente, los casamientos se realizan prioritariamente para fortalecer el poderío patrimonial de las familias de los contrayentes, mientras que en las clases sociales menos favorecidas económicamente, las uniones se realizan prioritariamente porque los contrayentes se desean, se aman, están tocados por el casi mágico impulso de reproducirse.

Estas hipótesis no pueden prescindir de otro contexto teórico, según el cual es la mujer la que está dotada de un instinto que la lleva a elegir, seducir y copular con el o los hombres capaces de fecundarle hijos genéticamente mejorados.

De hecho, estoy diciendo que los pobres se casan enamorados y que los ricos se casan por razones económicas.

También estoy diciendo que las mujeres ricas no tendrán más remedio que tener amante, porque no serán tan obedientes (ni tontas) de quedarse sin las delicias del enamoramiento, tan sólo por hacerle caso a sus padres.

Por otro lado, también es posible pensar que la cultura llega con diferente rigor a las ricas y a las pobres.

Esa infinita cantidad de mandatos que emite la cultura de cualquier colectivo, tiene como ingrediente principal, la represión sexual.

El instinto sexual nos acerca más a la realidad animal que poseemos mientras que la cultura lucha por volvernos artificiales, ideales, especiales.

La cultura dedica extensos capítulos a la represión sexual para desanimalizarnos, generando invariablemente, una neurosis (histeria, obsesión, fobia, ansiedad, pánico, angustia).

En suma: las mujeres buscan la cultura de los pobres huyendo de la neurosis y llevadas por su maravilloso instinto femenino.

(1) El enamoramiento genético

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domingo, 28 de noviembre de 2010

Existen vehículos para todos los gustos

Un vehículo, para poder lograr desempeños aceptables, debe:

1º) Tener un motor potente;
2º) Una carrocería firme;
3º) Buenas condiciones de estabilidad;
4º) Excelentes frenos;
5º) Una reversa como accesorio (marcha hacia atrás).

No es mi intención hablar de mecánica con usted, sino hacer una mínima puesta a punto de nuestros conocimientos, tan sólo para seguir usando estos datos como metáfora de algo más importante para nuestras vidas.

1º) Cada uno de nosotros está dotado genéticamente de una cierta cantidad de energía, potencia, resistencia a la fatiga, pujanza, perseverancia, velocidad de reacción (reflejos, tanto físicos como intelectuales).

2º) Además de esas energía anímica, tenemos que tener un cuerpo que la soporte, que permita hacer con él lo que nuestra inteligencia se propone. Mientras estamos padeciendo ciertas enfermedades o fracturas, el cuerpo no puede acompañar (responder) a nuestros proyectos, emprendimientos, decisiones.

3º) El vocablo «estabilidad» lo utilizo para referirme a nuestra habilidad para evitar accidentes, para no cometer errores que detengan nuestra marcha, el avance de nuestro trabajo, que nos aparten transitoriamente del camino que empezamos para llegar a nuestros objetivos.

La baja accidentalidad es un indicador de destreza, habilidad y también de un deseo íntimo de llegar al objetivo cuanto antes, seguramente al solo efecto de comenzar otro emprendimiento que nos mantenga con la adrenalina al tope, como sólo se logra con ambición (no dije avaricia!!), entusiasmo, afán de logro.

4º) Es muy difícil para muchas personas entender que hay cosas que no es conveniente hacer. Saber cuándo frenar y cuando insistir es todo un arte, del que no se pueden dar recetas. Combinar las dosis de paciencia y tolerancia a la frustración con la dosis de perseverancia, demanda un talento similar al artístico.

5º) Lo mismo ocurre con saber arrepentirse, cambiar de objetivo y hasta pedir perdón.

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sábado, 27 de noviembre de 2010

La Gestapo descafeinada

La administración del poder es algo necesario en nuestra especie, o al menos eso ocurre desde que el mundo es mundo y sobrevivimos hasta hoy.

No es que quiera cambiar nada, pero describir lo que acontece es útil para que deje de acontecer y dé paso a nuevas formas de vida, más evolucionadas, modernas, actualizadas.

Si la pobreza continúa siendo algo que nos golpea desde que tenemos registros históricos, es porque todo lo que hemos hecho hasta ahora ha colaborado para que así sea, aunque los promotores de la igualdad económica (o, aunque sea, de la igualdad de oportunidades) hayan quedado afónicos gritando que desean evitarla.

Según observo, la administración del poder actual apela a los siguientes recursos para someter a la mayoría de los ciudadanos:

— La idea principal continúa siendo la de hacernos creer que tenemos todo el poder y que los gobernantes sólo cumplen nuestras órdenes;

— Para quitarnos todo el poder posible, se utiliza la propaganda tal cual hizo el régimen de la Alemania nazi;

— Esa misma propaganda incluye condenar furiosamente al régimen nazi para disimular que se usan los mismos criterios de dominación de las masas;

— Somos educados centralmente. Nadie tiene derecho a eludir la enseñanza oficial. Todos debemos oír y luego repetir lo que se nos dijo. Tenemos derecho a oír y repetir cualquier otro conocimiento, pero el oficial es obligatorio;

— La forma más radical de desautorizarnos, es convenciéndonos de que funcionamos mal, que nuestro cuerpo está potencialmente enfermo (lo cual es cierto porque todos somos enfermables).

El Estado, pretextando criterios epidemiológicos, nos obliga a ser inspeccionados y evaluados por la policía médica, la que, de paso, impondrá una segunda carga impositiva, sugiriéndonos consumir algunos medicamentos preventivos, correctores de posibles dolencias mortales (lo cual también es cierto porque todo ser vivo, es mortal).

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viernes, 26 de noviembre de 2010

El enamoramiento genético

Con un artículo (1) que publiqué ayer, quedé más conforme de lo habitual.

En él expongo una ocurrencia que permite explicar varias dificultades que se nos presentan en nuestra vida matrimonial.

Si fuera cierto que:

1º) Son las mujeres las que eligen y determinan con qué hombres prefieren tener hijos, porque la naturaleza les informa a través de su instinto, con quienes mejorarán la especie; que

2º) Existen varias dotaciones genéticas masculinas; pero que

3º) Cada mujer sólo beneficiaría la especie si es fecundada por unas pocas; entonces

puede entenderse que existan tantas dificultades para la formación de parejas exitosas, esto es, que conserven el vínculo por muchos años y gesten varios hijos.

Las mujeres con más hijos, suelen ser embarazadas por distintos hombres y, como dato complementario, pertenecen a las clases socio-económicas menos favorecidas.

Si bien la conservación de la especie es el objetivo primordial, los humanos nos organizamos teniendo en cuenta los factores económicos.

Algunas familias, las que detentan mayor poder, las que forman conglomerados económicos, dan gran importancia a las uniones matrimoniales priorizando las consecuencias patrimoniales que de ellas derivan.

Esto me permite deducir lo siguiente:

En las clases sociales en las que predomina la fidelidad al instinto reproductivo, las mujeres suelen tener varios hijos de distintos hombres porque eso es lo que ellas encuentran a lo largo de sus existencias: su cultura les permite enamorarse de aquellos hombres cuya dotación genética les gestaría los mejores hijos y así lo hacen con la mayoría de los que encuentran.

En las clases sociales en las que predomina la fidelidad a la cultura, al poder, al patrimonio, las mujeres suelen tener pocos hijos con los hombres que la familia les impone: su cultura les prohíbe enamorarse de aquellos hombres cuya dotación genética les gestaría los mejores hijos.

(1) ¡Qué sola estoy!

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jueves, 25 de noviembre de 2010

Los pobres son la piedra del escándalo

Los hispanos vivimos casi todos en democracia. La excepción la constituye Cuba, que tiene un partido único.

A su vez, todos los hispanos vivimos en países en los que una mayoría son pobres, luego tenemos una clase media más o menos numerosa y un sector muy acaudalado, compuesto por unas pocas familias.

En todos los países democráticos, tenemos por lo menos dos partidos políticos que detentan posiciones antagónicas y que, generalmente son elegidos alternativamente para gobernar.

Casi siempre ocurre que cuando el país cursa un período de auge económico, la mayoría de los votantes cree que esa es una obra del gobierno actual y lo reelige para que la bonanza no se interrumpa. Luego, cuando el péndulo de la economía pasa para el otro extremo (algo que siempre ocurre, más tarde o más temprano), la mayoría de los votantes castiga a los ineficientes y cambia el partido de gobierno.

De más está decir que los avatares de la economía suele no tener mucho que ver con quienes gobiernan, sino que las alternativas económicas (auge o recesión) suelen estar determinadas por agentes (empresarios, guerras, sequías, modas, rumores, expectativas) que están fuera de los límites territoriales de cada nación.

La mayoría de los votantes suponen que los gobernantes deciden su bienestar o malestar, pero esto no es así.

Lo que sí es cierto es que esos partidos políticos que pugnan por llegar al gobierno (atraídos por algún beneficio muy importante que sólo ellos conocen y que yo prefiero no imaginar), tratan de dificultarle la gestión de gobierno a quien tuvo la suerte de llegar.

Como los pobres conforman la clase votante más numerosa, cualquier buena idea que surja para beneficiarlos realmente, será sistemáticamente saboteada por el partido que no la haya propuesto, por lo cual, la pobreza no puede terminarse.

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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Rescatarse de los padres

El verbo plagiar, significa varias cosas:

1. tr. Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.
2. tr. Entre los antiguos romanos, comprar a un hombre libre sabiendo que lo era y retenerlo en servidumbre.
3. tr. Entre los antiguos romanos, utilizar un siervo ajeno como si fuera propio.
4. tr. Am. Secuestrar a alguien para obtener rescate por su libertad.

En otro artículo (1) les comentaba que los padres pueden cometer el error de inculcar en uno o en varios hijos, la incapacidad para independizarse económicamente, para de esa manera asegurarse que contarán con ellos cuando en la vejez necesiten quien los cuide amorosamente, con respeto, dignidad, es decir, mejor a como lo harían las empresas especializadas en hospedar ancianos.

Es curioso observar que nuestro idioma utiliza un mismo vocablo, para designar dos acciones que parecen diferentes.

Por un lado, refiere literalmente a una apropiación indebida del esfuerzo y el talento de otro y por el otro significa llanamente un secuestro con pedido de rescate.

Dicho de otro modo, con esta palabra se informa sobre algo indebido, consagrado universalmente como ilegal, emparentado con la privación de libertad y la extorsión.

Este ejemplo puede ser útil para aclarar de qué estamos hablando cuando nos referimos a una acción inconsciente.

Para una mayoría significa algo que se hizo por descuido, sin querer, por error, pero no es esto exactamente.

De un acto inconsciente no tenemos noción, idea, conocimiento, conciencia. Más aún, si alguien nos sugiriera —por ejemplo—, la hipótesis de que amamos a nuestro cónyuge porque nos recuerda inconscientemente a nuestros progenitores, no podríamos aceptarlo, ni creerlo y hasta podría llegar a ofendernos.

Menos aún aceptaríamos que deseamos secuestrar a nuestros hijos, cobrarles (rescate) por haberlos fecundado y criado, abusar de su talento y esfuerzo como si nos pertenecieran.

(1) El hijo jubilatorio

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martes, 23 de noviembre de 2010

«Soy poderoso porque no poseo ni un dólar»

A partir de que somos animales gregarios, (no podemos vivir aislados por mucho tiempo), surgen muchas consecuencias.

Las consecuencias aumentan porque somos animales territoriales (imaginamos tener más derechos que otros, sobre ciertos territorios).

Agreguemos a estas condiciones, nuestra inocultable predilección por recurrir a la violencia física para expulsar a los invasores o para reprimir a quienes no acaten las leyes que imponemos para todo habitante de nuestro territorio (país, feudo, casa, cama, según sea la amplitud de nuestros dominios).

Por razones de tamaño, fuerza, masa muscular, los varones pueden ejercer la violencia para reprimir o reprender a los invasores o habitantes de sus territorios.

Para poder ejercer más eficazmente esta actitud imperial, el varón necesita colaboración, socios, adeptos, subordinados, descendientes, soldados que lo obedezcan.

Para ello necesita la capacidad de gestación y alimentación que tienen las mujeres, que por no poseer la fuerza suficiente, lo obedecerán y permitirán ser fecundadas por él o quien él designe.

Todo esto ya no ocurre con estas características tan visibles y reconocibles. Ocurre de formas que los contemporáneos no podemos reconocer con tanta claridad como reconocemos al enterarnos de la historia antigua, en la cual, sucedía todo esto sin que nadie pudiera captarlo en su globalidad así como hoy tampoco entendemos la realidad en la que estamos inmersos.

Este señor tan poderoso es alguien igual a los demás humanos, sólo que le tocaron ciertas circunstancias (genéticas, históricas, coyunturales) que lo convirtieron en alguien muy famoso, poderoso, dueño de grandes fortunas.

Esta es una característica que ha cambiado.

Hasta donde puedo apreciar, el único ser dotado de tanto poder es Fidel Castro. Todos los demás poderosos tienen el poder compartido con parlamentos que aparentan representar a los ciudadanos.

Para que Fidel Castro continúe con ese poder, ha tenido que demostrar que económicamente, no es rico.

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lunes, 22 de noviembre de 2010

El hijo jubilatorio

«La ignorancia de la ley no exime su aplicación» (1) dice una consigna que hemos tenido que inventar cuando nos dimos cuenta que muchos ciudadanos, alegando desconocimiento, cometían delitos de toda índole y luego eran absueltos.

Sin embargo, esta restricción legal no tuvo el alcance que se esperaba sino que aún seguimos recurriendo al viejo truco de echarle la culpa a quienes no avisaron que se había prohibido matar, robar, violar y otros placeres antisociales.

Así como casi nadie concurre a la universidad a informarse profundamente de las miles de leyes, normas y reglamentos con sus respectivas interpretaciones, para luego convertirse en un ciudadano responsable, casi nadie concurre a la universidad a informarse profundamente de los miles de estímulos que recibimos del inconsciente y que determinan nuestra vida hasta los mínimos detalles.

Efectivamente, el rechazo casi alérgico que sentimos por informarnos sobre cómo somos guiados por deseos que tuvieron que volverse inconscientes porque satisfacerlos era prohibido, vergonzoso o ridículo, nos lleva a cometer errores cuya responsabilidad, juicio y condena, no podemos eludir.

Cuando cometemos errores que la ley no castiga, le echamos la culpa a otros, a la mala suerte o le encontramos atenuantes hasta justificarlos plenamente.

Tomemos sólo dos características humanas para no complicarnos:

1º) Necesitamos ser amados y
2º) Somos sigilosamente egoístas.

Los padres, inconscientemente, pueden colaborar para que sus hijos siempre dependan de ellos económicamente, como una estrategia (inconsciente) para mantenerlos sometidos.

Todos suponemos que llegaremos a la ancianidad y que necesitaremos que nos ayuden, protejan, amen, mimen, con amor, respeto, consideración, devoción. Entronizándonos, si fuera posible.

Inconscientemente, tratamos de que por lo menos uno de nuestros hijos se encargue de esa tarea geriátrica y lo ayudamos para que, llegado el momento, no tenga más remedio que hacerlo porque económicamente depende de nosotros (sólo sabe protegernos).

(1) Razono

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domingo, 21 de noviembre de 2010

La pobreza sexual

En el artículo titulado Menos orgasmos y menos salario les comentaba que podemos pensar que la naturaleza se vale del placer gratificante que nos produce cada orgasmo, para estimular (remunerar, pagar) nuestra reproducción.

En ese mismo texto hacía mención a la cantidad realmente importante de mujeres que no disfrutan, no logran o no conocen, qué es tener un orgasmo (anorgasmia).

Estas mismas ideas ahora las pienso de otra manera.

El sexo femenino está dotado de mayores recursos que el hombre, para la conservación de la especie.

Ellas pueden gestar y alimentar con su cuerpo. Los varones apenas disparamos el proceso y luego podemos olvidarnos, como hacen casi todos los machos de las diferentes especies.

Potencialmente, las mujeres pueden tener una mayor cantidad de orgasmos que los varones.

El cuerpo femenino tiene más puntos eróticamente sensibles que el hombre, quien sólo cuenta con la escasa superficie de su glande.

En teoría entonces, podemos decir que:

1º) El orgasmo es una forma de remuneración (retribución, estímulo) por realizar la tarea de conservar la especie;

2º) «Quien más hace, más cobra» puede ser la lógica natural. Ellas tienen más zonas erógenas, pueden recibir placer en mayor cantidad que el hombre, quien, por tener un desempeño mucho menor, sólo cobra uno o dos orgasmos en cada penetración, mientras que ellas pueden recibir (cobrar) decenas;

3º) Dado que el modelo retributivo que usamos es una copia del modelo retributivo que usa la naturaleza para cuando trabajamos reproduciéndonos (orgasmo = dinero), podemos pensar que las personas que menos gozan sexualmente, son aquellas que prefieren no involucrarse tanto en el compromiso vital de conservar la especie;

4º) Podemos pensar que la anorgasmia, el trabajo honorario y el trabajo voluntario, tienen causas (motivos, justificaciones) similares.

En suma: la pobreza puede ser causada por una disfunción sexual.

Artículos vinculados:

El orgasmo salarial
Primero cobro y después hago
Las mujeres fecundan gratis

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sábado, 20 de noviembre de 2010

Los espermatozoides monetarios

Las estadísticas suelen ser muy convincentes porque se presentan como si fueran datos objetivos.

No creo que esto sea así.

La realidad es tan dinámica, que cualquier resultado estadístico se está desactualizando mientras se recaudan las muestras.

De todos modos, debo reconocer con absoluta humildad, que si la estadística refiere a cuánto suele durar la rotación de la tierra, sobre su eje o en torno al sol, entonces asumo que ahí tenemos una información bastante confiable.

Tan confiable que hasta podría permitir construir almanaques para años venideros y hasta relojes que funcionen bien el próximo año.

El resto de las estadísticas sólo son seductoras, fascinantes, capaces de provocarnos una deliciosa sensación de certeza.

Aunque utilizo un estilo asertivo (asegurando hipótesis), usted y yo sabemos que nada de lo que pueda decirse del ser humano es una verdad químicamente pura.

El inconsciente alberga deseos inconfesables, ya sea por lo antisociales como por lo ridículos. Pero están ahí, ejerciendo su influencia sobre nuestra conducta para determinarla. Como son inconscientes, uno tiene la sensación de que hace lo que quiere (cree disponer de libre albedrío).

Una fantasía inconsciente puede ser que los espermatozoides son dinero.

Observe que salen del varón (clásicamente proveedor) y entran en huecos (vagina, recto o boca), que pueden recordar una billetera, un bolsillo o un monedero.

Algunos varones padecen eyaculación precoz, esto es, que expulsan el semen inclusive antes de la penetración.

No necesariamente inhiben la fecundación, siempre y cuando algún espermatozoide llegue al óvulo fértil. Eso sí, dificultan el placer femenino (que no es imprescindible para quedar embarazada).

Generalmente se piensa que esta particularidad del varón obedece a un exceso de ansiedad.

Algo similar ocurre con quienes pagan a su proveedor por adelantado.

Si bien un pago anticipado no asegura el incumplimiento, al menos es muy desestimulante.

Artículos vinculados:

El orgasmo salarial
Primero cobro y después hago
Menos orgasmos y menos salario
Las mujeres fecundan gratis

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viernes, 19 de noviembre de 2010

Adular no tiene precio (es des-preciable)

En varios artículos anteriores (1) hice referencia a nuestra necesidad de ser amados, fundamentalmente porque somos tan vulnerables, que si algún adulto no nos cuida cuando somos pequeños, perecemos.

Sin embargo, cuando crecemos, podemos llegar a la conclusión de que no somos tan vulnerables y que, inclusive, hasta podemos hacernos cargo de cuidar a otros (por ejemplo, a nuestros propios hijos).

Este desarrollo no cancela nuestra necesidad de los demás. Nunca llegamos a ser plenamente autosuficientes.

El instinto gregario, el deseo de estar integrados a una familia, una institución o cualquier otro grupo, obedece a que los humanos no podemos ser plenamente independientes, autónomos, autosuficientes.

Esta condición nos obliga a negociar con otros, a obedecer normas, costumbres y hasta caprichos de personas que detentan mayor poder que nosotros y lo ejercen (policías, profesores, gobernantes).

Cuando en una negociación llega el momento en que tenemos que ceder, permitir, obedecer, es probable que busquemos la manera de eludir esas concesiones, pagos, resignaciones.

Las figuras de autoridad en la sociedad que integramos, tienen más poder, son envidiables, parecen detentar la potestad de beneficiarnos o perjudicarnos a su antojo.

Este conjunto de sentimientos (miedo, envidia, amor) que nos inspiran los depositarios del poder, nos impide tener con ellos un vínculo sano, honesto, productivo.

Cuando nuestro miedo hacia el conciudadano más poderoso, se presenta bajo la forma de amor, admiración, obsecuencia, respeto, aprobación incondicional, adulonería, nos perjudicamos ambos de distinta forma.

Es casi una constante que los más perjudicados sean los más débiles y debemos concordar que sentir miedo hacia un semejante nos pone en una situación desventajosa.

Cuando adulamos, simulamos admiración y tratamos de creer que lo que sentimos es amor hacia el poderoso, somos los débiles y por lo tanto los perjudicados.

El autoengaño es tóxico, desmoralizante, debilitante, empobrecedor, no presagia nada bueno.

(1) El hortelano del perro
El instinto gregario y la pobreza
Ser o tener, esa es la cuestión
Te ruego que me respetes
Dimes con quién andas y sabré tu patrimonio
El tráfico de carencias

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