
Un mercado es un lugar público donde se compran y venden mercaderías.
Los asistentes a estos sitios se encuentran con un gran movimiento, gente que ofrece sus bienes gritando, otros que regatean en voz alta, abundante movimiento de personas, desplazamiento de bultos, cajones, toldos, cuerdas.
La mayoría de los regateos se resuelven con algún tipo de acuerdo y dinero que cambia de manos.
Los agentes económicos concurrentes al mercado son personas dotadas de necesidades y deseos. La energía humana que se despliega en las ferias (rastros, zocos, plazas) surge de la carencia que «padecen» los participantes.
Unos tienen carencia de dinero y otros de ciertas mercaderías. El dinamismo desplegado en los mercados es singularmente atractivo, circulan sensaciones vitales contagiosas, que provocan bienestar, alegría, entusiasmo.
En suma 1: estos estados de ánimo tan positivos se producen porque un mercado «tiene mucho para dar y para recibir».
Ahora cambio radicalmente lo que estoy comentándoles (el mercado), para observar lo que ocurre con una mujer delgada con senos grandes (imagen).
Este formato de cuerpo está a la moda. Las modelos los exhiben, muchas ciudadanas prueban diferentes técnicas para lograrlo (gimnasia, dieta, cirugía).
Según les comentaba en otro artículo (1), las mujeres son deseadas por los varones porque tienen órganos huecos (vagina, útero, boca) que ellos instintivamente quieren llenar con su pene y semen para embarazarlas.
En suma 2: deseamos mujeres con cuerpos a la moda, porque:
— el vientre plano invita a ser llenado de semen e hijos, y
— los senos grandes prometen que el hijo fantaseado no sufrirá hambre.
Conclusión: La vitalidad desplegada en un mercado es subjetivamente similar a un acto sexual intenso desplegado por una pareja de futuros padres.
(1) Mi marido me tiene harta
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Cuando voy al mercado con mi mujer no nos ponemos de acuerdo en nada. A ella le parece que compro cosas innecesarias y de mala calidad; cuando en realidad es ella la que gasta en chucherías, se carga con porquerías y después no me ayuda a llevar la fruta.
ResponderEliminarLo que ud planteó me dejó pensando. No será que no nos entendemos en el mercado porque no nos entendemos en la cama?
Qué buena comparación! La vitalidad del mercado con la del acto sexual. La exitación de los sentidos, la abundancia, los murmullos, los sonidos...
ResponderEliminarCreo que la próxima vez que vaya a la feria voy a pensar en eso!
La triste realidad es que las apariencias engañan: los senos grandes nada tienen que ver con la abundancia de leche; lo mismo podríamos decir del pene.
ResponderEliminarPor qué cuando los hombres ven un vientre expandido no se exitan pensando que ese vientre desea más y más semen?
ResponderEliminarCreo que aunque el acto sexual no tenga un fin reproductivo, el hombre disfruta de la fantasía de dejar preñada a la mujer.
ResponderEliminarLos senos grandes de la mujer pueden provocar en el hombre la sensación de que la mujer siempre podrá satisfacerlo (quitarle el hambre).
ResponderEliminarUn hombre con barriguita y los pectorales abultados, puede darle a la mujer la sensación de que tiene a su madre y a su padre juntos en ese cuerpo con pene y algunas características femeninas.
ResponderEliminarEn la cama regatear es aumentar el deseo del otro.
ResponderEliminarSupongo que cuando estaban de moda las gorditas, los hombres también fantaseaban con llenar el cuerpo de las mujeres de semen y de hijos.
ResponderEliminarA mí me costó más obtener la ciudadanía que las lolas.
ResponderEliminarA ver, a ver... Con qué podríamos llenar el ano y la boca de los hombres...
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