
Está en nuestra lógica pensar que los que mandan no trabajan y que el trabajo lo hacen solamente los que no dan órdenes.
La palabra «señor» corresponde a un título de nobleza y hasta hace unos pocos siglos era utilizada exclusivamente para designar a los propietarios de tierras y administradores del trabajo de siervos, vasallos o esclavos.
El título les llegaba en forma hereditaria así que sólo tenían que tener la suerte de ser hijos de otro señor. Si eran hijos de siervos, vasallos o esclavos, nunca podrían convertirse en «señor».
Si será importante este título que también se usa (aunque con mayúscula) para designar —en la cultura judeocristiana— a Dios (y más recientemente también a Jesús).
Como nuestra cultura democratizó el uso de este titulo nobiliario y hoy todos somos «señor» o «señora», es probable que también podamos tener la creencia íntimamente arraigada de que no nos corresponde trabajar y que también por eso tengamos veleidades de jefe aún cuando no sea ese nuestro rol actual.
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Ojo que soy el Sr. Rogelio Roldán. Respeten che!! jaja
ResponderEliminarO sea que ud dice que nos estamos durmiendo en los laureles sin merecerlo?
ResponderEliminarMe cueta entender su lógica, pero algo me dice que tiene un poquito de razón. Sólo un poquito.
ResponderEliminarMe siento un poco Diosa porque me marido me lo dice. Coincide con buen sexo o buena comida, pero no hago hincapié.
ResponderEliminarNo sé mandar y mucho menos sé trabajar. Me parece que me pagan porque doy lástima. Pero me pagan.
ResponderEliminarMi padre tiene muchos terrenos, apartamentos y casas. Somos dos hermanos y el día que él muera, me quedaré con una pequeña fortuna.
ResponderEliminarMuchas veces no nos remangamos para laburar porque no nos gusta perder la imágen de señor, aunque seamos unos chantas.
ResponderEliminarA veces en la oficina pasan cosas increíbles: una funcionaria que ascendió del sector limpieza al sector administrativo, generó rechazo al incorporarse a su nuevo sector. Parece que para mantener claras las jerarquías cada sector tenía que ser como una casta, porque si se podía ascender también se podría descender.
ResponderEliminarFormo parte de un equipo técnico que trabaja con enfermos psiquiátricos y día a día observo los esfuerzos denodados que se hacen para remarcar las diferencias entre los supuestamente sanos y los enfermos.
ResponderEliminarDar órdenes es un trabajo que exige mucha responsabilidad y trabajo intelectual. Es mayor el stress que sufrimos los supervisores que los empleados.
ResponderEliminarLa primera vez que te dicen señor, te sentís viejo. Como los viejos no trabajan, me parece coherente lo que ud. dice.
ResponderEliminarNunca permito que me llamen señora, siempre pido que me llamen por mi nombre. Con lo que ud. dice, voy a reconsiderarlo.
ResponderEliminarAhora me doy cuenta porqué me gusta tanto que mi esposo me llame reina.
ResponderEliminarCuando una persona de origen humilde asciende socialmente, los grupos privilegiados pueden llegar a sentir la amenaza de desaparecer.
ResponderEliminarOtra frase muy común es "quiero hablar con el dueño del circo y no con los monos". Cuando los monos son los que más trabajan y el dueño del circo se hace el otario, eso da mucha bronca. De todos modos reconozco que por solicitudes o quejas, lo correcto es dirigirse al dueño.
ResponderEliminarNos cuesta aceptar la autoridad del jefe porque carecemos de sentido práctico.
ResponderEliminarTodavía la posición social se sigue determinando en gran medida por la familia de la que se proviene.
ResponderEliminarEl título de "señor" no se tendría que haber democratizado, directamente se tendría que haber eliminado y así no quedarían resabios.
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