sábado, 31 de octubre de 2009

Obedezca sin protestar

Me esfuerzo por ser razonable la mayor parte del tiempo sin olvidar que el razonamiento no es siempre el mejor camino para tener una buena calidad de vida.

Y no lo es porque somos proclives a utilizar la lógica como la mejor (y a veces única) forma de pensar.

Me explico:

La lógica nos dice —por ejemplo— que si A es igual a B y que B es igual a C, entonces A es igual a C. Este es un axioma, un razonamiento perfecto.

Sin embargo falla. ¿Por qué falla? Falla cuando lo que decimos de A es prejuicioso, una convicción nunca confirmada.

Veamos una idea más concreta.

Alguien puede pensar: «Para formar una familia tengo que conseguir un trabajo donde me paguen un salario».

Esta idea inicial surge porque nuestro cerebro está anatómica y fisiológicamente condicionado para segregar esa idea y no otra.

Los motivos de este condicionamiento pueden ser muchos, pero básicamente obedecen a una determinada dotación genética, a un conjunto de experiencias de vida, a una tradición familiar, etc. QUE NO SON INMUTABLES.

Nuestra dotación genética nos predispone pero no nos condiciona; si preferimos trabajar de lunes a viernes, no tenemos por qué pensar que somos esclavos de esa preferencia; si nuestros padres y abuelos fueron empleados, no estamos obligados a continuar la tradición.

Hay por lo menos dos alternativas posibles: o usted lee este artículo y lo olvida o por el contrario se produce un cambio en su conducta, por ejemplo, intentando ser empleador y no empleado.

Como intento ser razonable pero no siempre lo logro, tengo que terminar diciéndole que no depende de usted lo que haga de ahora en más. Si su infinita complejidad lo induce a cambiar, no podrá evitarlo y si lo induce a olvidar este artículo, tampoco podrá evitarlo.

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viernes, 30 de octubre de 2009

Somos iguales pero diferentes

No todos los seres humanos funcionamos igual.

Si un deportista proveniente de una ciudad que se encuentra a la altura del mar se desplaza a la ciudad boliviana de La Paz, padecerá un brusco descenso de su rendimiento porque el aire y la presión admosférica a más de tres kilómetros de altura son muy diferentes (apunamiento).

Las personas habituadas a una determinada dieta, pueden tener dificultades digestivas si la cambian por otra diferente.

Nuestra respuesta sexual cambia en función de quién sea el/la ocasional partenaire.

En otras palabras, los deportistas nativos de La Paz tienen un sistema circulatorio y respiratorio adecuados a su lugar de nacimiento, los chinos se alimentan con comida que puede ser tóxica para un francés y fornicar con la esposa o con una experta en servicios sexuales puede lograr erecciones diferentes.

Hasta acá todo parece muy claro y accesible para la mayoría de las personas. Esta información está incluida en la sabiduría popular.

No es tan sencillo encontrar personas dispuestas a respetar las preferencias ideológicas de quienes piensan diferente.

Las personas funcionamos bien en nuestro ambiente habitual, con nuestra dieta corriente y con nuestra compañía sexual conocida, así como funcionamos bien si podemos adorar a los dioses de nuestra preferencia, votar a los candidatos que nos merecen confianza y defender con pasión al equipo deportivo que amamos.

Es tan difícil e inadecuado cambiar las preferencias físicas como las mentales.

Para ganarnos el sustento es imprescindible tener destrezas que otros puedan utilizar a cambio de un salario pero para poder disfrutar de una razonable calidad de vida, no solamente hace falta dinero.

Entender serenamente nuestras limitaciones, nuestras diferencias, nuestras necesidades y nuestros requerimientos para poder funcionar, nos alivia el estrés que provoca la intolerancia.

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jueves, 29 de octubre de 2009

Voy exactamente para allá

Los seres humanos somos animales tan diferenciados del resto como lo están las diferentes especies.

Una característica nuestra es que —por algún motivo— tenemos la necesidad de encontrarle algún sentido a nuestra existencia.

Esto implica saber de dónde venimos (dato que casi todos tenemos en cuanto a que conocemos a nuestros padres, dónde nacimos, etc.) y hacia dónde vamos.

Éste es un punto muy difícil de resolver para todos y que puede traernos dificultades.

Hasta donde puedo observar la solución es más filosófica que científica (también podría decir, más subjetiva que objetiva).

En suma: Nuestra especie necesita conocer un sentido, un camino, una orientación, una meta, un objetivo, un destino.

No tener ese dato equivale a una especie de ceguera ... pero no la ceguera de quien nació ciego y aprendió a vivir bien sin ese valioso sentido: me refiero a la ceguera de alguien que sólo sabe vivir disponiendo de los cinco sentidos.

Nuestra desorientación suele aparecer en la adolescencia. La inmadurez emocional de esa edad nos lleva a copiar la existencia de los referentes que nos parecen más felices (familiares, amigos, personajes históricos, personajes famosos, ídolos deportivos).

Para copiar la receta de esos modelos, averiguamos su biografía y tratamos de imitarla.

Si esta resolución por tanteo que hacemos no incluye alguna forma de ganar dinero realista, es muy probable que el sentido que le daremos a nuestra existencia incluya la pobreza patológica.

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miércoles, 28 de octubre de 2009

La debilidad de la Mafia

Observar la realidad desde diferentes puntos de vista es tan divertido como las reuniones de amigos que se constituyen en los bares, cafeterías, restoranes, clubes.

En el afán de competir por la originalidad, la sagacidad, la cultura, la abundancia de información, la habilidad expositora, el sentido del humor, hace que estas reuniones provoquen «un antes y un después» en cada participante.

Les cuento resumidamente las ideas expuestas en una que ahora recuerdo.

En Sicilia los comerciantes pueden optar entre comprarle seguridad al estado o a la Mafia. Los costos son diferentes. El estado es más caro, lento, poco efectivo y además exige el cumplimiento de muchos trámites, afiliaciones, controles (contabilidad organizada, aporte a los institutos que subsidian a los ancianos, cumplimiento de normas higiénicas).

La Mafia es más efectiva, cobra menos, no controla nada excepto el cobro puntual, aplica la «justicia» con criterios que pueden ser negociados con quien compra el servicio.

Sin embargo el estado es más grande, tiene más poder, persigue a su competidor (la Mafia), tiene influencias internacionales (por la suscripción de tratados y a través del intercambio de embajadores).

Quienes eligen la informalidad, la clandestinidad de sus emprendimientos, están condenados a no poder crecer y siempre corren el riesgo de ser sancionados perdiéndolo todo.

Es cierto que parece más costosa la formalidad, el apego a las normas y la transparencia en la gestión empresarial, pero existe una razón de peso para preferir esta alternativa: los estados son más fuertes que la mayoría de las organizaciones que pretenden competir con ellos.

Me parece ingenuo decir que mantenerse dentro de la ley es lo que corresponde, lo que se debe hacer: Es más honesto decir que estar dentro de la ley es lo más conveniente, más rentable, menos riesgoso, lo que ofrece mejores oportunidades.

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martes, 27 de octubre de 2009

¡Sistema inmunológico explotador!

La revolución industrial en Inglaterra (siglo 18) enfrentó violentamente a los dueños de las máquinas con los obreros que se quedaron sin trabajo por «culpa» de ellas.

El hambre convierte a quien lo padece en un arma mortífera. Por eso el robo, el sabotaje, la destrucción y el crimen son reacciones inevitables.

Los delitos que alguien (usted, yo, cualquier persona) puede cometer bajo los efectos del hambre sólo son condenables por quienes se benefician de esa injusta distribución de la riqueza.

Para frenar el caos social que provocó la revolución industrial, se crearon los sindicatos que le pusieron orden (encauzaron) a los destructivos impulsos individuales.

En ese contexto histórico (siglo 18), el capitalismo prometía (amenazaba) que las máquinas explotarían a los seres humanos y por eso surgió la reacción esperable: el comunismo prometió (creó la esperanza) que llegaría un día en que los obreros explotarían a las máquinas.

En síntesis: las máquinas automáticas provocaron desocupación, hambre y la lógica intención de destruir las máquinas.

Algo similar puede estar sucediendo con el cuerpo.

Nuestro cuerpo es una máquina perfecta que la mayoría de las veces se cura automáticamente.

Esta condición provoca desocupación entre quienes dedican su vida a sanar enfermedades. El principal competidor de estos trabajadores es ese automatismo (el sistema inmunológico).

Es lógico pensar que, al igual que aquellos obreros que atacaron las máquinas automáticas para defender su fuente de trabajo, los trabajadores de la salud saboteen (procuren atrofiar) la tendencia natural a la autocuración.

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lunes, 26 de octubre de 2009

¡Volver a la infancia YA!

En el artículo publicado ayer con el título ¿Quién piensa lo que hablo: usted o yo? hago mención a la inercia con la que actuamos al salir de la niñez conservando actitudes que son propias de ella e impropias de la edad adulta.

Para el Diccionario de la Real Academia, el vocablo «conservador» significa: Dicho de una persona, de un partido, de un gobierno, etc., especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida colectiva y adverso a los cambios bruscos o radicales.

En esencia todos somos «conservadores» en tanto tratamos de conservar nuestra vida y la continuidad de la especie mediante la reproducción.

Los cambios que todos realizamos rápidamente son los deseados (ser autónomos, tomar decisiones, tener poder de mando) y los cambios que se postergan son los no-deseados (asumir responsabilidades, trabajar, perder la protección de los demás).

Las glándulas mamarias de nuestra madre dejan de funcionar en algún momento y nuestro aparato digestivo acepta alimentos diferentes a la leche humana.

Seguramente esa interrupción de la lactancia por falta de recursos en nuestra madre (¿empobrecimiento?), es la primera y peor crisis que tenemos en nuestra existencia.

Está demostrado que cada experiencia penosa que comenzamos a padecer, nos retrotrae psicológicamente a la primera de su especie (la más parecida) que tuvimos en nuestra vida.

Por lo tanto, cuando en nuestra edad adulta padecemos una crisis (mundial, familiar, personal), estamos proclives a repetir los mismos intentos de solución que aplicamos la primera vez:

— Reclamar al gobierno (llorar por comida a nuestra madre);

— Culpabilizar a otros (acusar a nuestra madre por haber perdido su producción de leche);

— Sentirnos víctimas con derecho a exigir lo que necesitamos aunque ya no exista (el cierre de una fábrica es similar a la irreversible terminación de la lactancia).

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domingo, 25 de octubre de 2009

¿Quién piensa lo que hablo: usted o yo?

Los niños no pueden trabajar porque necesitan terminar su desarrollo.

Probablemente las legislaciones suelen establecer que la edad de 18 años es la adecuada para asumir responsabilidades de adulto porque la estadística demuestra que alguien con esa edad ha desarrollado la mayor parte de su potencial.

Jacques Lacan fue un psicoanalista revolucionario porque pensó que el ser humano sabe más de lo que supone.

En condiciones ideales, estaríamos en condiciones de saber qué necesitamos (comer, dormir, evacuar), qué podemos hacer (estudiar, trabajar) y cómo podemos acceder a una aceptable calidad de vida.

Este ideal a veces no se logra por falta de confianza en nosotros mismos.

No cortamos la inercia que nos generan esos 18 primeros años de crecimiento durante los cuales son otros los que nos dicen lo que tenemos que hacer, pensar y hasta sentir.

El sentido común (al que critico cada vez que puedo) no es más que la reafirmación de esa inercia: repetir lo que otros dijeron.

Alguien nos dijo alguna vez cómo debemos vincularnos, cómo debemos amar, qué debemos ofrecer, qué debemos esperar y a pesar de que son temas tan personales, tomamos las recetas ajenas despreciando nuestra capacidad para crear nuestras propias ideas, opiniones, sentimientos, conductas.

Imaginemos que tenemos que usar el mismo calzado que nuestros padres, abuelos y bisabuelos.

Los terapeutas con sentido común aplicarán la técnica de adecuar el pie del consultante para que calce en esos zapatos «sea como sea» (1).

Jacques Lacan pensó lo contrario: Quienes lo consultan saben mejor que nadie qué tienen que cambiar para vivir bien. Siguiendo con el ejemplo, no trató de acomodar el pie al calzado sino éste al pie.

(1) Este tema fue tratado desde otro punto de vista en el artículo titulado Te quiero (si eres) igual que yo.

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sábado, 24 de octubre de 2009

Lo constante tiene que ser el cambio

Como he mencionado varias veces, la vida funciona provocando o estimulando movimientos.

En nuestra especie, si estamos bien en A, algo sucederá para que deseemos pasar a B. Acá estaremos bien por un tiempo y luego necesitaremos pasar a C, volver a A o a cualquier otro destino.

Por esta lógica de la naturaleza, las personas estamos ubicadas en diferentes posiciones ideológicas siempre y cuando eso implique algún tipo de movimiento o esfuerzo que nos permita seguir viviendo.

Para que se cumpla esta condición, necesitamos opositores que nos agredan o que nos estimulen para que intentemos hacerlos cambiar de idea (agredirlos).

Resistir sus ataques nos hace bien y el impulso de persuadirlos de nuestras convicciones también nos vivifica.

Si no tenemos problemas, estamos en problemas y por eso salimos a buscarlos, aunque por algún motivo disimulamos nuestro deseo o necesidad de tenerlos.

Paul Lafargue (1842 - 1911) nació en Cuba pero vivió casi todo el tiempo en Francia, Inglaterra y España.

Se hizo famoso por tres cosas: 1) Se casó con una hija de Karl Marx (Laura); 2) Escribió un libro de gran éxito titulado El derecho a la Pereza (*) y 3) A los 69 años se suicidó junto a su esposa como lo habían planificado.

Como el título indica, es un alegato en favor de evitar el trabajo, donde propone que la jornada no sea mayor a 3 horas diarias para poder dedicar el resto del tiempo a la ciencia, el arte y otras necesidades humanas.

Por lo que decía más arriba, esta postura opuesta al trabajo viene a satisfacer la necesidad que tenemos los humanos de movernos pasando de una postura A a otra B, o de discutir, convencer a los que piensan de otra forma, contradecir, luchar. En suma: desarrollar la actividad que la función “vida” requiere.

(*) http://www.marxists.org/espanol/lafargue/1880s/1883.htm

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viernes, 23 de octubre de 2009

Estrés: demonio último modelo

En el artículo titulado La moda y el doble discurso decía que la palabra sinergia nombra la acción de complementación de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de efectos individuales.

Este concepto es tomado de la naturaleza en la que observamos, por ejemplo, cómo nuestra vida depende de la integración coordinada de varios sistemas (nervioso, endócrino, inmunológico, etc.).

Las empresas necesitan la sinergia entre sus trabajadores, los directivos, las edificaciones y máquinas, sus políticas comerciales, el mercado.

Para que exista esa cooperación integrada es preciso que los intereses contrapuestos puedan ser estimulados para orientarse hacia los mismos objetivos, por ejemplo, implementando políticas de recursos humanos que asocien (solidaricen) la rentabilidad personal con la rentabilidad de la empresa.

Lograr esta sinergia entre colaboradores y accionistas no es tarea fácil. Me animaría a decir que sólo existen soluciones menos malas que otras.

Una contradicción aparentemente insalvable está en que el objetivo consistiría en «tener una guerra en paz».

Las empresas están en una lucha permanente por sobrevivir a los intentos destructivos de sus competidores. De ahí que los colaboradores no dejan de ser soldados a los que se les pide que luchen por una causa parcialmente ajena (la rentabilidad de los inversionistas).

Desde mediados del siglo pasado se trata de resolver esta contradicción (paz en guerra), buscando y encontrando cómo disminuir el estrés de la lucha.

La evolución de los acontecimientos ha hecho que una reacción saludable (el estrés) se haya convertido en una causa de daños irreversibles.

Por lo tanto, la mayoría de las políticas de recursos humanos intentan compensar los montos de estrés de sus colaboradores, ofreciendo mejores oficinas, tratamientos de salud especializados, asegurando la estabilidad laboral, favoreciendo la camaradería y el orgullo de pertenecer al equipo.

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jueves, 22 de octubre de 2009

¿Ya tomó su obsequio?

Efectivamente, existe una mesa llena de regalos que no disfrutamos por dos motivos: a) No sabemos que están ahí; y b) No sabemos qué uso darles.

La publicidad siempre nos hace obsequios, quizá para apaciguarnos porque a nadie le gusta recibir consejos, recomendaciones o respuestas a preguntas que nunca hizo.

Usted está mirando una película atrapante y cuando los protagonistas comienzan a vivir una situación sorprendente, aparece alguien para decirle: «… debería usar este jabón. Mírelo mientras camino hacia su derecha, ¿lo ve? Es muy bueno. No deje de comprarlo».

Como la indignación es el único sentimiento posible ante esta invasión de su privacidad, el culpable (anunciante) deberá indemnizarlo.

El anunciante —que ya sabe la molestia que le causará—, se adelanta y le obsequia (lo indemniza con) una película para que usted la vea sin pagar, desde su sillón predilecto, con la vestimenta más cómoda, acompañado de las personas que prefiera.

Internet está llena de regalos. Algunos que no tienen ninguna utilidad, pero algunos que tienen mucho valor y otros que tendrían valor si usted supiera aprovecharlos.

El mayor proveedor de obsequios es Google y paradójicamente es la empresa más valiosa de todo el mundo. Esto significa que nadie podría comprarla.

En suma: Dos grandes empresas como son Google y Microsoft compiten por ver cuál de las dos nos hace regalos más atractivos y nosotros, como si fuéramos una jovencita que se sabe atractiva, nos mantenemos indiferentes, desaprovechando bienes y servicios que tienen o podrían tener valor económico si supiéramos aprovecharlos.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Qué versión de inconsciente posee usted?

Nadie comprende el significado de la oración «Me violín de dormir estudiante deja el no», pero si aplico las normas gramaticales de la sintaxis, entonces puedo comunicar algo diciendo «El estudiante de violín no me deja dormir».

Uno de los ejes de la teoría psicoanalítica es el concepto de «inconsciente». Es esa parte de nuestra psiquis de la que sólo sabemos algo por deducción pero nunca por contacto directo.

Lo imaginamos como un depósito de instintos, de ideas o experiencias olvidadas y con esta creencia realizamos algunos procedimientos terapéuticos que mejoran realmente la calidad de vida de los pacientes.

Una de las definiciones del inconsciente es la de Jacques Lacan: «El inconsciente está estructurado como un lenguaje».

En el primer párrafo escribí una oración que no cumple aspectos gramaticales (sintaxis) al lado de otra que sí los cumple.

Pondré un ejemplo para explicarme: El cerebro es como una computadora y el lenguaje es su sistema operativo (Windows, Ubuntu).

Este «lenguaje-sistema operativo» nos mantiene integrados a la naturaleza en la medida que cumpla con la sintaxis, esto es, que funcione bien para que nos permita interactuar armoniosamente con el entorno (sociedad, ecosistema).

Nuestra salud depende de no estar en conflicto con las leyes naturales y para ello necesitamos un inconsciente (un pensamiento básico, una filosofía, un «sistema operativo») que cumpla con las leyes naturales.

El psicoanálisis —como procedimiento terapéutico— equivale a un «corrector gramatical» de nuestra forma de pensar más íntima, profunda, determinante (el inconsciente).

Se puede constatar que la calidad de vida de quienes han cursado un tratamiento psicoanalítico mejora significativamente.

Dicho en otros términos, este tratamiento logra mejorar nuestro vínculo con la naturaleza, lo cual evita enfermedades, malestares, accidentes, fracasos, pérdidas, frustraciones, miedos, angustia.

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martes, 20 de octubre de 2009

Busco empleador con buenas referencias

En el artículo publicado ayer con el título Elijo el mejor (si me lo permiten) les comento algunas razones técnicas por las que algunos países son más eficientes que otros y cómo eso repercute en la calidad de vida de sus habitantes.

Los temas afectivos son muy importantes en nuestra vida. Diría más: son los que verdaderamente nos mueven. Éste es el origen del vocablo «emoción» (aquello que nos mueve).

La emigración del país ineficiente en el que nos tocó nacer al país eficiente donde tendremos la sensación de que nuestro esfuerzo es mejor valorado, es la solución extrema y sin embargo la que parece más fácil.

Para muchos emigrantes no deja de ser un paseo, una forma de hacer turismo, la manera de conseguir el apoyo familiar en base a la promesa de una generosa retribución.

Cuando calificamos a un país como el lugar donde seremos mejor valorados, estamos haciendo una tarea similar a la que hacen los organismos internacionales aunque no utilizamos los mismos métodos y recursos, pero el hecho es que todos terminan detectando cuál es el mejor.

Algo similar puede hacerse para calificar los diferentes sectores de la economía de nuestro país (transporte, publicidad, construcción, agricultura).

En algunos sectores circula más dinero o son más eficientes o valoran mejor el trabajo de los proveedores y colaboradores.

A su vez, dentro del mejor sector, es posible calificar a las empresas que lo integran para determinar cuál es la que mejor valora el trabajo de los proveedores y colaboradores.

Quienes salen del sistema educativo para conseguir trabajo están acostumbrados a que siempre fueron evaluados por maestros y profesores, pero también es necesario, conveniente e imprescindible que los proveedores y trabajadores evalúen y califiquen a quién venderle mejor su trabajo.

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lunes, 19 de octubre de 2009

Elijo el mejor (si me lo permiten)

Comienzo con una imagen muy simple: Si ponemos a competir un auto de carrera con otro de paseo, podemos predecir que el primero será el ganador.

El resultado de este desafío dependerá poco de la habilidad deportiva de sus pilotos.

Por lo tanto, si ponemos conductores de similares destrezas en un coche Fórmula 1 y en un sedán, el primero llegará mucho antes a la meta.

El fenómeno emigratorio tiene como causa principal algo similar al ejemplo.

Los países rinden de muy diferente manera independientemente de la capacidad de sus trabajadores.

Se dice que un mexicano gana en Estados Unidos siete veces más que en su país.

El plus no es causa de que este emigrante cambie de actitud. La causa es que Estados Unidos es un país que rinde siete veces más que México.

El estudio que arroja estos resultados es realizado por los organismo de crédito internacional (Banco Mundial, Fondo Monetario).

Los economistas utilizan un valor que llaman «capital intangible». La cifra surge de evaluar aspectos tales como la confiabilidad de las instituciones y la eficacia del sistema educativo.

Todos pensarían que los recursos naturales deberían tener mucho peso en la evaluación. Sin embargo, no es así.

A modo de ejemplo, la confiabilidad de las instituciones determina más de la mitad de ese «capital intangible» y la educación, más de la tercera parte. Por el contrario las riquezas naturales apenas influyen en un 3%.

Suiza es el país de mayor «capital intangible» y Nigeria es el que lo tiene más bajo.

Todos queremos ganar más con el mismo esfuerzo.

Si nos permiten elegir entre el auto de carrera y uno de paseo, no tenemos mucho para pensar.

Además -y no menos importante- en el fenómeno emigratorio no solo influyen las necesidades materiales sino que muchas personas se sienten anímicamente deprimidas cuando observan que su trabajo no es valorado.

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domingo, 18 de octubre de 2009

Sé cómo equivocarme sin ayuda

Saber vivir bien implica saber vivir mal.

Además de un juego de palabras (porque es lindo jugar siempre que se pueda!!) también es algo filosóficamente verdadero.

Si bien hay consenso en lo que es vivir mal, éste se logra a costa de tener ideas muy imprecisas, vagas, genéricas.

Vivir mal es no tener medianamente asegurada la satisfacción de las necesidades básicas (comer, dormir, abrigo, salud, refugio, afecto).

En un arranque de bondad maníaca (exagerada, voluntarista, irracional), el gobierno noruego decidió —hace unos años— liberar a muchos delincuentes comunes unos días antes de Navidad.

A los pocos días aparecieron muchos de ellos muertos por el frío, porque no supieron cómo administrar eso que parecía un maravilloso regalo (la libertad anticipada).

La valoración personal de lo que es conveniente o inconveniente para nuestros intereses es una responsabilidad propia, indelegable, intransferible.

El dicho popular «cada uno sabe dónde le aprieta el zapato» es muy creíble y adecuado a este concepto: «Sólo yo sé lo que me conviene y tengo que conseguirlo».

Veamos tres dificultades para poder cumplir con esta tarea:

1) Si alguien se ofrece para ayudarnos con sus recomendaciones, tendremos la tentación de aprovechar esta «ayuda»;

2) Existen personas que ofrecen su ayuda para que terminemos haciendo sólo lo que a ellas les conviene. Hasta nuestros familiares más queridos suelen incurrir en este abuso;

3) Existen personas que se esfuerzan ayudando a otros porque no soportan asumir cuánta ayuda necesitan. El rol de consejeros les permite creer que ellos tienen la vida resuelta, que llegaron a esa meta inalcanzable a la que todos queremos llegar (ser felices).

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sábado, 17 de octubre de 2009

Personalidades riesgosas

Entre las miles de clasificaciones que inventamos los humanos, hay una que en su momento llamó mucho la atención y aún sigue siendo un dato curioso.

Según esta clasificación las personas podemos pertenecer a la personalidad tipo A o a la personalidad tipo B.

El tipo A es el súper estresado, el muy dinámico, el que trabaja hasta cuando no es necesario, el que llega siempre en hora, quien probablemente se enoje cuando algo le sale mal, que le tiene fobia al fracaso.

El tipo B es quien hace todo lo contrario: huye del estrés, es lento, necesita mucho estímulo para trabajar, puede ser impuntual, difícilmente se enoje y el fracaso le molesta pero no demasiado.

Esta clasificación es usada por muchos profesionales de la salud porque han encontrado que poseer una personalidad de tipo A es un factor de riesgo cardiológico.

Una broma que suelen hacer dice que los del tipo A pueden morir de un infarto mientras que los del tipo B pueden morir de hambre.

Por lo tanto, «todos los extremos tienen algo de malo» (y lo mejor está en el medio).

Como les decía, esta clasificación llamó mucho la atención porque —hace unos años— en China, los que morían de infarto eran quienes tenían personalidad tipo B.

La explicación es que en el régimen que instauró Mao Zedong (1893 - 1976) [imagen] en 1949 (Creando la República Popular China) eran fuertemente castigados los ciudadanos que demostraran huir del estrés, lentitud, que no fueran laboriosos y demás características de la personalidad tipo B.

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viernes, 16 de octubre de 2009

La sabiduría maternal

La oración «Los pueblos no se equivocan» es muy valiosa pero se ha desprestigiado porque también la utilizan los políticos inescrupulosos para adular a sus votantes.

Me consta que una mujer que ha fecundado y criado varios hijos, tiene una idea muy acertada de lo único que importa: la conservación de la vida individual y colectiva.

En la Edad Media también habían grandes personalidades que podríamos equipararlas a los que hoy reciben un Premio Nobel.

De hecho muchas ideas que hoy seguimos considerando correctas surgieron hace miles o cientos de años.

Existe un método casi-científico que se llama «navaja de Occam».

Se acepta que su autor fue un monje franciscano de nombre Guillermo (1284 – 1349) oriundo de ese pueblito de Inglaterra (Occam).

Este buen señor tenía la mala costumbre de pensar y ¡así le fue! Sufrió fuertes enfrentamientos, persecuciones y castigos.

La «navaja de Occam» es el método que suelen utilizar esas heroínas anónimas que fecundan y crían a varios hijos.

Se las resumo con mis palabras: «Las causas de un fenómeno pueden ser pocas y sencillas. No todo es complejo y difícil».

La actitud mental de este filósofo se califica como de parsimonia, es decir, de serenidad, economía, austeridad, frugalidad, discreción, prudencia.

Vuelvo al principio para comentarles que para mí los pueblos también se equivocan pero no tanto como quienes complican (¿complicamos?) la comprensión de lo que es vivir.

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jueves, 15 de octubre de 2009

La moda y el doble discurso

Es matemáticamente cierto que la producción de dos personas es mayor a la producción que cada uno haría por su lado, sumadas.

Por ejemplo, si Juan produce 10 y Juana produce 10, entre los dos quizá produzcan 25, es decir 5 más que las producciones de cada uno, sumadas.

La palabra sinergia nombra la acción de complementación de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de efectos individuales.

Por lo tanto, si buscamos eficiencia (1) tenemos que asociarnos, trabajar en equipo.

Para poder acceder a la mejor forma de trabajar (en equipo) es necesario poseer un cierto talento y algunos conocimientos.

Aunque parece extraño, el convivir y producir colectivamente es un arte. No todos están dotados de esa destreza.

Como lo más probable es que usted pertenezca a esa mayoría que sí puede, entonces le comento una idea que es necesario tener presente.

La naturaleza nos obliga —a través del instinto de conservación— a cuidar nuestra vida, es decir nuestro cuerpo, es decir, los aspectos materiales de nuestra existencia.

Hacer lo contrario es moda en muchos grupos humanos. Esto es: subestimar la importancia que tiene lo material y exhibir un radical desprecio por los intereses materiales e individuales.

Para lograr la aceptación necesaria en esos grupos, «hay que estar a la moda».

Por lo tanto: todos le damos más importancia a los aspectos materiales que a cualquier otra cosa pero tenemos que hacer creer que no nos importa tanto, que más importante es la solidaridad, la camaradería, la amistad, respetar la ideología de nuestros compañeros.

Conclusión: En este estado de cosas (cuando la moda se opone a la naturaleza) no tenemos más remedio que poseer un «doble discurso» para poder trabajar en equipo, pues esto es lo más eficiente.

(1) El rendimiento eficiente; Los subdesarrollados generan subdesarrollo; La estrategia de la antipatía.

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miércoles, 14 de octubre de 2009

El materialismo instintivo

En el artículo publicado con el título Negligencia natural les comento nuestra particularidad de no prestarle atención a lo que nos mantiene sin necesidad.

Por ejemplo, el aire suele no cuidarse ni tenerse en cuenta porque su abundancia nos mantiene sin la desesperante necesidad de respirar.

En ese artículo proponía una razón por la cual solemos hacer especial hincapié en el «medio vaso vacío» desatendiendo al «medio vaso lleno».

Para buscar la mejor calidad de vida con más probabilidades de éxito, tenemos que saber cómo somos, cómo funcionamos, qué podemos esperar de nuestra inteligencia y buscar la manera de obtener los mejores resultados a pesar de las carencias que tiene nuestra especie.

Todos los individuos (y por tanto las naciones, los colectivos, las familias) priorizamos los intereses materiales por sobre cualquier otro.

El motivo es muy razonable: nuestro mejor instinto —el de conservación— nos hace saber que sin el cuerpo no existimos. La idea de que existen entidades inmateriales como el espíritu o el alma ocupa (y tiene que ocupar) un lugar secundario entre nuestras prioridades.

Claro que por lo que decía al principio (que no prestamos atención a lo que nos mantiene sin necesidades), podemos hacernos la ilusión de que lo material no nos interesa mientras todo funciona normalmente.

Por lo tanto, pensar que lo material no nos interesa no es más que un descuido propio de quien desprecia el «medio vaso lleno» (exponiéndose que se le vacíe).

A título de mención corresponde recordar que una persona también puede aferrarse a la espiritualidad cuando padece la convicción de que su cuerpo lo abandonará en un futuro cercano (fallecimiento).

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martes, 13 de octubre de 2009

El vínculo sadomasoquista

Precisemos para empezar que sádico es quien goza haciendo sufrir y masoquista es quien goza sufriendo.

Para que ambos puedan disfrutar de la vida según estas preferencias, necesitan encontrarse y por lo tanto podemos asegurar que se buscan.

Un observador imparcial podría pensar que el sádico es malo y que el masoquista es bueno.

También podría pensar que el sádico es fuerte y que el masoquista es débil.

Y hasta podría decirse que el sádico es el agresor y que el masoquista es el agredido.

Hasta cierto punto esto es así, pero si nos quedáramos con estas descripciones superficiales sería imposible intentar resolver algunas situaciones que desearíamos evitar.

Estos vínculos tan llenos de agresión y dolor, tanto se dan entre empleador y empleado, como entre cónyuges, como entre proveedor y cliente, por mencionar sólo tres casos habituales.

El sádico hace lo que (el cree que) más le conviene al otro y disfruta observando lo desagradecida que es la gente. Esa percepción lo hace sentir un ser superior.

El masoquista recibe los ataques del sádico pero se complace en frustrarlo porque los recibe sin reaccionar como el agresor desearía (quejándose).

El sádico sería alguien que se satisface a sí mismo frustrando a los otros pero se percibe como un satisfactor frustrado.

El masoquista sufre las agresiones pero goza frustrando al sádico.

El sádico es un victimario que se llama a sí mismo víctima y el masoquista es una víctima que se llama a sí mismo victimario.

Observe que por motivos diferentes, ambos se especializan en frustrar al otro.

La mayor dificultad en revertir este fenómeno está en que cualquiera de los roles aporta placer inconsciente y cualquier modificación amenaza con quitar ese placer.

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lunes, 12 de octubre de 2009

Leer el manual

La inteligencia es una herramienta que nos puede hacer ganar o perder dinero.

Por eso es necesario saber cómo funciona y cómo usarla.

Herramientas que puedan hacernos ganar o perder dinero son una computadora, un camión, un torno.

En mi tarea de encontrar las causas de la pobreza patológica encuentro muy frecuentemente que muchas personas descuidan el conocimiento y mejor uso de esta herramienta (la inteligencia).

Dicho de otra forma, la psicología y sus ramas afines (psicoanálisis, conductismo, Gestalt) no está dentro de los intereses habituales.

La mente tiene formas curiosas de funcionar.

Días pasados comentaba en el artículo titulado ¡Apaguen esa alarma! cómo focalizamos nuestra atención en el representante de un grupo, como si ese representante fuera el grupo mismo.

Por la misma reacción psíquica creemos que un chivo expiatorio es lo mismo que todo lo que él representa (el pecado, el crimen, la culpa).

Otra manifestación de esta particularidad de la inteligencia como herramienta es la que nos impulsa a matar al mensajero. Podemos convencernos de que una mala noticia existe sólo porque alguien la comunica.

Este defecto de funcionamiento mental puede provocarnos pérdidas o dificultar que la inteligencia nos ayude a ganar dinero.

Otras veces he mencionado esta particularidad pero aludiendo a ella con su denominación científica: la metonimia (1).

(1) El adulto con título habilitante ; ¿Cuánto pesa Urano? ; En otoño los árboles tienen calvicie; Con los chinos perdemos siempre

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domingo, 11 de octubre de 2009

La gata parió sin partera

Para que un contrato funcione debe ser suscrito en un país donde las leyes y su aplicación sean efectivas, esto es, en un «estado de derecho».

La prosperidad material parece surgir de los vínculos racionales y la pobreza material de los vínculos emocionales.

Los países más prósperos tienen una larga tradición de individualismo y los países más pobres tienen una larga tradición de comunitarismo.

Todos los seres vivos poseen un sistema de funcionamiento que los vuelve autosuficientes. El instinto es casi perfecto. Están programadas todas las acciones eficientes para conservar al individuo y a la especie.

Todos los seres vivos poseen un instinto casi perfecto, excepto los seres humanos.

Nosotros tenemos que pensar en todo, tenemos que estudiar muchos años, dependemos de que alguien nos ayude durante una, dos y hasta tres décadas.

Los vínculos racionales surgen del esfuerzo que hacemos por compensar la falta de un instinto casi perfecto.

Sin embargo, millones de personas confían más en el precario instinto del que estamos dotados.

Las interacciones emocionales fracasan precisamente porque dependen de una característica que en nuestra especie es la más ineficiente: el instinto.

En definitiva, es una cuestión de prioridades. Parece ser lo más sensato aplicar nuestro raciocinio para procurarnos los recursos materiales que permitan nuestra supervivencia.

Una vez resuelto el importante problema de evitar las molestas (y hasta peligrosas) carencias, entonces ahí sí podemos desplegar con la mayor intensidad y pasión hasta el más sutil de nuestros sentimientos.

Los humanos solemos menospreciar a los demás seres vivos pero en el fondo envidiamos su destreza para vivir bien y sin agredir el ecosistema.

Esta envidia puede ser un motivo por el cual tantas personas se vinculan sólo emocionalmente como si su instinto fuera tan eficiente como el del resto de los seres vivos.

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sábado, 10 de octubre de 2009

El costo del desprestigio

Algunas particularidades de los países confiables son similares a las que esperamos encontrar en las personas confiables.

La expresión «políticas de estado» define el conjunto de criterios que no cambian a pesar de que los gobernantes de turno pertenezcan a corrientes ideológicas distintas.

Se dice que un país es confiable cuando a lo largo del tiempo (varias décadas) conserva ciertas particularidades en forma estable.

Por ejemplo:

— Tiene disciplina monetaria porque el Banco Central ejerce realmente su misión de controlar la conducta del sistema financiero. Es seguro que los ahorros depositados se recuperen; si pedimos un préstamo, no nos cambiarán las condiciones pactadas originalmente; el dinero nacional conservará su valor frente a otras monedas.

— Las leyes no cambian cada poco tiempo, el sistema judicial es ágil y a precios accesibles, los casos similares tienen sentencias similares.

— Los costos del estado no agobian a los contribuyentes con impuestos confiscatorios, es constante la preocupación por igualar el costo fiscal con el valor de los servicios que el estado brinda, siempre se aplican similares criterios para determinar cuánto deberá aportar cada uno.

Estas características de los estados que son confiables porque logran evitar los sobresaltos provocados por los bruscos cambios en la orientación de sus políticas, también son deseables en los individuos.

Nuestra conducta personal generará o no confianza y el resultado se reflejará en nuestra capacidad para ganar el dinero necesario.

No es fácil tener una conducta uniforme (que nos haga previsibles) porque con el paso de los años nuestro carácter va cambiando inevitablemente.

Sin embargo, vale la pena tener en cuenta que dejarnos llevar por los impulsos que comprometan nuestra credibilidad puede tener costos que, si bien no se pueden calcular, siempre son desproporcionadamente altos.

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viernes, 9 de octubre de 2009

La rentabilidad del crimen

Los seres humanos somos animales organizados de manera muy compleja.

Para que nuestra convivencia sea posible tenemos escritas millones de leyes prohibitivas con sus correspondientes amenazas a su incumplimiento.

Poquísimas leyes son autorizantes por lo que todos entendemos que «está permitido todo lo que no está expresamente prohibido».

Este dato de la realidad es muy significativo y si alguien no humano observara estos hechos podría pensar: «¡Caramba! Estos animales sí que son peligrosos para ellos mismos».

La humanidad está compuesta por tres grupos de personas según cómo actuamos respecto a estas normas de convivencia:

1) Las ignora en su mayoría y aplican toda su energía en evitar las sanciones.

2) Las tiene muy en cuenta y en forma continuada actúa recordando los lineamientos generales de lo que está prohibido para no transgredir.

3) Las tiene incorporadas a su personalidad y actúan legalmente sin proponérselo.

En el grupo 1) están los delincuentes. A mediano o largo plazo, casi todos sus integrantes se convierten en pobres patológicos.

En el grupo 2) están los ciudadanos educados, respetuosos y correctos. Poseen una escasa eficiencia porque dedican gran parte de su energía a evitar su permanente tentación de incorporarse al grupo 1).

En el grupo 3) están los ciudadanos que no se preocupan por las leyes prohibitivas porque ya han descartado las prácticas antisociales por ineficientes, costosas y empobrecedoras.

No está en juego acá la moral, la ética, el «deber ser», lo bueno o lo malo: Solamente hago hincapié en la conveniencia o inconveniencia de estas tres formas de ganar dinero.

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jueves, 8 de octubre de 2009

Los yankis son feos y malos

En el artículo publicado con el título El huracán Walt Disney comentaba que este creador de dibujos animados ha logrado una exitosa publicidad del estilo de vida de su pueblo (The american way of life).

En el artículo titulado La estrategia de la antipatía opinaba que los norteamericanos se vieron favorecidos por la antipatía de los sindicalistas de izquierda porque así lograron descender la eficiencia de sus potenciales competidores (los trabajadores no norteamericanos).

Podría decir que se produjo un fenómeno epidémico (si aceptamos el concepto de pobreza patológica).

La industria cinematográfica de los Estados Unidos ha ocupado un rol protagónico en nuestra educación.

Aunque defendamos con ahínco el folklore, el arte autóctono y la identidad nacional (de cada pueblo), los norteamericanos han encontrado la fórmula para ser seductores.

No sólo Walt Disney ha difundido el estilo de vida americano sino todo Hollywood.

La llamada Guerra Fría (entre la URSS y Estados Unidos), consistió en desprestigiarse mutuamente. URSS lo hizo a través de la internacionalización de su ideología comunista y Estados Unidos mediante el marketing seductor de su estilo de vida.

Los trabajadores de los países neutrales fuimos estimulados por los dirigentes sindicales de izquierda (predominantemente comunistas) a odiar y por tanto a diferenciarnos de los norteamericanos.

La mejor forma de diferenciarnos de un rico es siendo pobre.

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miércoles, 7 de octubre de 2009

Este perfume aumenta la demanda

Desde mi punto de vista los humanos funcionamos en forma parecida a otros mamíferos en tanto es la hembra la que entra en período de celo convocando a los machos que competirán entre sí para fecundarla.

Las mujeres, a pesar de su bajo perfil, son las que eligen al varón que será padre de sus hijos.

Esta elección excepcionalmente fracasa.

Como nuestra especie es más incompleta y vulnerable que las demás, tenemos conductas menos previsibles.

Somos tan imprevisibles que la elección puede invertirse y ser el varón quien eleva tanto su oferta a la mujer que ésta termina por «elegirlo» como padre de sus hijos.

En los mercados de libre competencia (que funcionan de forma similar a la oferta y la demanda de cónyuge matrimonial), hay dos creencias:

1) Que el mercado se mueve por iniciativa de la demanda generando la oferta de los fabricantes, importadores y comerciantes (este caso podemos compararlo con la idea de que las mujeres son las que eligen a los hombres y estos generalmente no las defraudan);

2) Que el mercado se mueve por iniciativa de la oferta generando la demanda de los consumidores (este caso podemos compararlo con la idea de que son los hombres los que estimulan a las mujeres para que éstas los elijan).

Hay dos autores clásicos que defienden uno y otro punto de vista.

El más influyente fue el economista británico John Maynard Keynes (1883 - 1946), quien aseguraba que los fabricantes construyen lo que la gente pide (los hombres acuden al ser convocados por las mujeres).

Por su parte el economista francés Jean-Baptiste Say, (1767 – 1832) sostuvo la opinión contraria: los fabricantes deciden lo que comprarán los clientes (los hombres se hacen elegir por las mujeres).

Me parece que la mayoría de las veces la realidad es keynesiana y unas pocas veces ratifica las ideas de Say.

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martes, 6 de octubre de 2009

La estrategia de la antipatía

Le voy a proponer un plan maligno para enriquecernos usted y yo empobreciendo a gran cantidad de personas.

Lo primero que tenemos que lograr es despreocuparnos de ciertas opiniones. No podemos continuar siendo personas ávidas de popularidad.

A partir de ahora sólo nos interesará nuestro bienestar económico. No estamos acá para hacer amigos ni recibir aplausos: estamos acá para ganar dinero legalmente.

Hoy esbozaremos el plan y en otro momento nos dedicaremos a ver cómo lo implementamos para ponerlo a funcionar.

La idea principal es lograr que nos odien por nuestro enriquecimiento.

El modelo lo tomaremos de Estados Unidos, aunque existen muchos otros países que hacen lo mismo que ellos.

Estados Unidos ha logrado el repudio de grandes cantidades de trabajadores en todo el mundo donde ideólogos anticapitalistas han tomado a su cargo el liderazco de los sindicatos.

Los seres humanos siempre nos identificamos (copiamos, imitamos) a quienes amamos y nos diferenciamos (hacemos todo lo contrario) de quienes odiamos.

Entonces, lo que logró Estados Unidos fue muy sutil, inteligente, afortunado: se convirtió (con la ayuda de los trabajadores liderados por anticapitalistas) en el modelo a no imitar, con lo cual la eficiencia de los estadounidenses se convirtió en una de las mayores del mundo.

Los norteamericanos son trabajadores, entusiastas, con afán de logro, ahorrativos, perfeccionistas, estudiosos, hacen más y hablan menos. O sea: personas comunes y corrientes.

Sin embargo, quienes odian a los norteamericanos tratan de ser poco laboriosos, apáticos, humildes, gastadores, artesanales, recelan de los estudiosos, hablan más y hacen menos.

En esta lucha por tener dinero, es bueno generar las condiciones para que los demás no nos imiten sino que hagan todo lo contrario, así tendremos menos competencia y todo será más fácil.

¿Cuando empezamos?

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lunes, 5 de octubre de 2009

Bendita crisis

La «mayor parte» de nuestro bienestar depende del esfuerzo que podamos hacer y de la eficiencia con que podamos hacerlo. (1)

Pero la «menor parte» de nuestro bienestar depende de otros factores ajenos a nuestro control como son las condiciones económicas propias del lugar que habitamos y también de la suerte.

Estas condiciones del mercado que no podemos controlar suelen estar determinadas por la política económica de los gobiernos.

Los economistas son los gurúes encargados de opinar, asesorar, orientar, aconsejar y sugestionar a los políticos que poseen el poder recibido de los ciudadanos en cada acto eleccionario.

En el artículo titulado La negligencia natural les comentaba que reaccionamos a partir de aquello que nos molesta, desatendiendo (con peligro de perderlo) a lo que nos mantiene las necesidades satisfechas.

Los gurúes-economistas dependen de las crisis, de los problemas, del dolor y preocupación de los ciudadanos.

Los gurúes-economistas no reciben nuestra atención en los períodos de bonanza, de bienestar económico, de auge. Casi diría que se exponen a perder sus puestos de trabajo.

El psicoanálisis es una teoría donde se sostiene que nuestras acciones están gobernadas por un inconsciente que responde al instinto de conservación.

Si esta teoría fuera correcta, es posible pensar que los seres humanos dedicados a la economía están inconscientemente predispuestos a terminar con los períodos de bonanza para no quedarse sin trabajo.

(1) Ver: El rendimiento eficiente

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domingo, 4 de octubre de 2009

Los subdesarrollados generan subdesarrollo

Los niños no deben trabajar porque en nuestra especie es imprescindible tener un período de crecimiento pagado por los adultos.

Los cachorros de león no salen a cazar. Sólo comen, juegan y duermen.

El trabajo infantil está contraindicado por la misma razón que los cachorros de otras especies tienen que ser alimentados hasta que puedan valerse por sí mismo.

Los humanos somos tan vulnerables, tan lentos para desarrollarnos, demoramos tanto en acceder a la condición de adultos autosuficientes, que en algún caso eso no llega nunca.

Injustamente suele tratarse con agresividad esa incapacidad de acceder a las funciones de una persona adulta. Se aplica el erróneo criterio de violencia pedagógica.

Uno de los factores que entorpece, dificulta y hasta imposibilita el desarrollo de las personas tiene que ver con la educación.

Los pueblos viven bien cuando tienen mucha producción. Los países de mayor bienestar y crecimiento son aquellos en los que más personas trabajan eficientemente más tiempo.

Lo digo de otra forma: Progresan aquellos pueblos donde a) hay más trabajadores; b) estos trabajan más horas diarias; c) son más eficientes. Son necesarias las tres condiciones juntas.

¿De qué depende que se den estas tres condiciones? Respuesta: de que todos paguen sus impuestos para que la presión impositiva sea lo más baja posible y no desestimule el trabajar mucho con eficiencia.

En suma: un pueblo progresa cuando los trabajadores no se sienten explotados ni por el estado ni por los evasores de impuestos.

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sábado, 3 de octubre de 2009

Fronteras y fronterizos

Los gobiernos nacionales gobernaban hasta 1980 pero a partir de entonces sólo pueden acompañar los cambios mundiales.

Los mandatarios no pueden determinar ni sus decisiones ni el ritmo de los cambios.

Este fenómeno, observado en grandes números, ha determinado que los países más pobres comiencen a participar de las riquezas de los países más ricos.

Las fronteras ya no encierran a los pueblos dejándolos a merced de los mandatarios y empresarios inescrupulosos.

Una información fluida y democrática quizá sea la causa principal de este cambio tan revolucionario.

Tampoco podemos olvidar que con el transcurso de los siglos existe una tendencia a derrumbar las murallas.

Éstas fueron construidas para defenderse de los invasores depredadores pero no tardaron en convertirse silenciosamente en una jaula para los propios habitantes.

Todo parece indicar que avanzamos hacia una disminución de las condiciones explotadoras y eso podría lograrse porque más personas pueden elegir lo que mejor les conviene.

Es probable que nos acerquemos al fin de los iluminados.

Tampoco los potenciales beneficiados por una mejor distribución de la riqueza pueden determinar el ritmo de estos cambios que los benefician.

La pobreza patológica (no optativa, la que no se elige, la que se padece) está asociada a la ineficiencia y por eso encontramos que las personas con escasos recursos materiales suelen oponerse ideológicamente a la globalización.

El perfil preferente de los pobres es conservador. Tienen un apego especial hacia las tradiciones, hacia los conceptos de patria, nacionalidad, autoritarismo populista, fronteras, encierro, esclavitud, explotación.


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viernes, 2 de octubre de 2009

«Toma la sopita abuelo»

Los sociólogo llaman «identidades primarias históricamente construidas» al conjunto de costumbres adquiridas en la infancia (idioma, religión, casa, familia, lugar).

Los mecanismos de defensa son formas de reaccionar cuando algo nos perturba psicológicamente. Por ejemplo, muchas personas se comportan como niños (mecanismo de regresión) cuando están enfermos a tal punto que los profesionales de la salud suelen tratar de tú y con abundantes diminutivos a pacientes adultos.

Los colectivos al igual que los individuos, también reaccionan de forma regresiva cuando padecen situaciones traumáticas.

Otra forma regresiva de algunos individuos puede ser el retorno a la casa de los padres cuando pierden el trabajo, están enfermos o sufren un conflicto matrimonial.

En suma, las personas (individual y colectivamente) recurrimos a diferentes conductas regresivas cuando las circunstancias nos producen un perturbador trastorno psicológico (emocional, afectivo, intelectual).

Hace más de dos años que gran parte de la población mundial está padeciendo una crisis económica, que si bien no es tan grave como la ocurrida en 1930, es lo suficientemente inquietante como para que una mayoría tenga una conducta regresiva.

Como el diagnóstico más aceptado de esta crisis indica que se produjo por una excesiva ausencia de regulaciones estatales en los mercados, es muy probable que por un cierto tiempo se endurezcan los controles, intervenciones, supervisiones, restricciones hasta que recuperemos la calma y podamos volver a confiar en que hemos aprendido algo más sobre cómo es vivir en libertad (economía de mercado).

Si la humanidad fuera un individuo, esperaría a recuperarse en la casa de sus padres y cuando hubiera recobrado la confianza en sí mismo, volvería a comportarse como un adulto independiente.

Por su parte el anciano infantilizado prohibirá que se lo siga tratando como a un niño una vez que haya recuperado su salud.

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jueves, 1 de octubre de 2009

El dinero entretenido

El dinero no hace la felicidad pero es muy necesario. Saber ganarlo y administrarlo son destrezas imprescindibles.

¿Qué deseamos que nuestros hijos aprendan?

Reconozco que prefiero hacer las cosas ordenadamente y que me resisto al desorden y la ineficiencia. De tal modo que lo que yo pueda decir estará marcado por esta forma de ser.

Seguramente es importante que los niños sepan comer, cuidarse, convivir. En cada familia predominarán ciertos valores por sobre otros y en base a esa escala de valores, se organizará la educación de los hijos.

Una asignatura que no debería faltar es la que refiere al dinero.

Quizá puedan ser útiles estas tres ideas:

1) Convertir en un paseo divertido por lo menos algunas compras. En este caso quien se encarga de la tarea podría pensar en voz alta para que el pequeño oiga por qué se compra este jabón y no este otro que es más aromático; por qué el café del envase rojo es menos conveniente que el de envase marrón.

2) Algunos juegos de mesa incluyen conceptos básicos que pueden parecerse al uso inteligente del dinero (cómo ganarlo y gastarlo). Los naipes, con sus diferentes «valores» simulan bastante bien el dinero.

3) Permitirle que juegue con dinero verdadero, ya sea porque se lo regalan o porque se lo «gana» jugando a que trabaja. También puede ser «la manito ejecutora» de algún pago que sólo signifique entregar los billetes a un cajero o monedas a una máquina expendedora.

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