sábado, 10 de febrero de 2007

El honor de los trabajadores honorarios

La expresión popular: «Respira porque el aire es gratis», nos recuerda que hay por lo menos un bien tan imprescindible que no debe ser cobrado. También está en juego la abundancia aparentemente ilimitada, su uso sin ningún valor agregado, cosa que no sucede con el agua que tiene que ser potabilizada y llevada hasta los hogares.

El aire es un bien natural que usan en forma irrestricta todos los seres aeróbicos. Mi pregunta es: dado que hasta el más cuerdo de los mortales posee niveles importantes de narcisismo, ¿existirán psicólogos que no cobran por su trabajo porque tienen la fantasía de que su servicio es tan imprescindible y gratuito como el aire?

También comparo a los psicólogos free con las personas muy bellas que andan por la calle prodigando gratuitamente el paisaje fascinante de su aspecto personal, sin cobrar por ser miradas. En un despliegue de modestia y generosidad digno de ser ovacionado, prodigan sus dotes naturales como psicólogos, gratuitamente, como lo haría cualquier ser humano razonable que reconozca con humildad que su belleza (o sabiduría) es un don que recibió graciosamente de la naturaleza, que no le pertenece y que debe ser prodigado como una puesta de sol.

Clínicamente, quienes trabajan gratuitamente son tímidos o reconocen que su trabajo no vale nada (¿que no tiene precio? ¿que es despreciable?). Sin embargo, asumir esa debilidad sería demasiado doloroso. Es ahí donde surgen estas otras fantasías (la del aire y la de la belleza natural) que, en un nivel menos conciente les permiten elaborar una justificación calmante.

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reflex1@adinet.com.uy

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