sábado, 31 de marzo de 2007

Rambo(1) o Perry Mason (2)

Cuando uno consulta al médico porque le «duele acá», muy probablemente tenga un deseo parecido al que tendría cualquiera de nosotros cuando el vecino hace ruidos molestos: contratar a Rambo o cualquier otro agente bélico influyente y agredirlo hasta que se mude, enmudezca o muera. Efectivamente, en nuestra fantasía el médico es un Rambo que posee armas maravillosas y que con ellas combatirá lo que nos provoca el padecimiento. La actitud que esperamos de un médico es bélica, drástica, violenta, radical, sin concesiones al enemigo, nada de andar con chiquitas: «Quiero que me saque esto ya». Imagino que mi cuerpo fue invadido por un agente absolutamente atrevido, desvergonzado, insolente, indigno de tenerle cualquier tipo de contemplación. Cuando estamos enfermos nos sentimos como un iraquí respecto a Estados Unidos y esa curiosa doctrina de la «guerra preventiva».

Pero cuando el dolor es psicológico la actitud es totalmente diferente. Me siento mal porque los otros no hacen lo que tienen que hacer. El enemigo está afuera y no adentro como cuando el dolor es somático. Ahí necesitaría alguien que juzgue a los demás, que los condene, los castigue y que me indemnicen como corresponde: reivindicando mi prestigio, que me pidan perdón públicamente, difundiendo que yo estaba en lo cierto.

Resumo: cuando me duele el cuerpo me siento invadido y pido que un mercenario venga y liquide al invasor pero cuando me duele el alma siento que la sociedad no me comprende. Ya habrán entendido que les estoy pidiendo que sean flexibles con mi propuesta, porque para simplificar tuve que «hablar en número redondos», haciendo descripciones genéricas y salteándome lo que correspondería a cualquier caso concreto. Pero me arriesgo porque «A buen entendedor, pocas palabras bastan».

De esta dicotomía se desprenden muchas consecuencias significativas; una de ellas es que no podemos tener los psicólogos y psicoanalistas la misma actitud ante nuestros pacientes que la que tiene un médico, porque ellos vienen a buscar cosas diferentes: del psicólogo esperan un juez defensor y del médico esperan a un guerrero. Ambos muy agresivos, muy eficaces: ¡sin duda! Pero con roles diferentes. A no confundirnos, porque como la medicina es más vieja que la psicología, muchos psicólogos procuran identificarse con ella y ahí se equivocan porque “su majestad el paciente” pide cosas muy distintas.

Sobre las muchas otras consecuencias significativas, hablaremos más adelante.

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(1) Personaje creado por David Morrell e interpretado en tres películas (1982-1985-1988) por Sylvester Stallone.
(2) Abogado con dotes detectivescas, protagonista de más de cincuenta novelas escritas por el norteamericano Erle Stanley Gardner (1989-1970).

sábado, 24 de marzo de 2007

Edipo universal

A veces elegimos la vocación para sabernos ubicados del otro lado del mostrador.

Esto me lo iluminó un analista que tuve hace mucho tiempo y me demostró con hechos que en mi fantasía, estudiar sobre el complejo de Edipo me permitía pensar que yo estaba eximido de él, que no lo padecía. Estudiando psicología podría llegar a pensar que sólo mis pacientes padecen del complejo de Edipo.

Esta creencia está resumida en el proverbio «En casa de herrero cuchillo de palo». Si bien esta sentencia parece muy simple, hace falta pensarla un poquito más para darse cuenta que no alude a una ridícula contradicción en la conducta humana sino que además nos puede alertar sobre cómo nos valemos de esa supuesta incongruencia para calmar nuestras ansiedades. Podría asegurar que además de un proverbio, también es un mecanismo de defensa.

Si doy por sabido que el herrero no tiene en su casa artículos de metal —cuando la lógica podría indicar que sería su metal predilecto por excelencia—, entonces puedo permitirme pensar que en casa de psicólogo no hay complejo de Edipo, ni neurosis, ni psicosis, ni angustia: nada que sea su objeto de trabajo cotidiano.

La vocación puede ser una formación reactiva. Todo aquello que más temo, eso mismo, maníacamente podría decir, es lo que voy a encarar.

Hay otra sentencia popular que dice «Si no puedes con ellos, úneteles». Quienes tenemos horror a perder el juicio, a perder la razón, podemos entrar en análisis sin fecha de vencimiento, o sea, para toda la vida, o más sencillamente, podemos estudiar para psiquíatras o psicólogos, con lo cual nuestro simpático inconciente puede hacernos creer que está todo arreglado.

Esto también se parece al fenómeno Estocolmo, según el cual el raptado termina aliándose con su raptor y poniéndose en contra de quienes lo quieren rescatar. O sea, si estudio para combatir el complejo de Edipo, seguramente que yo no lo padeceré. (¿?)

Estas reflexiones vienen a cuento porque muchas veces he escuchado a colegas que refieren al complejo de Edipo con una ajenidad y extrañamiento que sólo puede explicarse con que no se sienten alcanzados por él.

Quizá valga la pena recordarlo una vez más: todos pasamos por una etapa de deseos incestuosos. Lean mis labios: TODOS.

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sábado, 17 de marzo de 2007

Intolerancia profesional

A veces los psicólogos profundizamos tanto que nos olvidamos de lo que quedó en la superficie.

El psicoanálisis es una de nuestras principales herramientas teóricas que se basa en la hipótesis de que existe un aparato psíquico dentro del cual circula de una cierta manera, una cierta cantidad de energía entre sus diferentes piezas que Freud llamó instancias (o provincias, según quién traduzca del alemán).

Las similitudes con un mecanismo hidráulico o neumático son incuestionables. Para mí que Freud se inspiró en las máquinas a vapor de su época, (dentro de las cuales al ferrocarril le tenía terror, pero esto último es sólo un chisme porque me encantan los chismes). Siguiendo con lo que venía, en general podría afirmarse que cualquier invento que realiza el hombre está inspirado en algo que «ya inventó la naturaleza». O sea que la gran obra del ser humano es puro plagio (pero esto último es un sarcasmo porque me divierto siendo sarcástico).

Es muy fácil para cualquier psicólogo encontrar la analogía que existe entre la energía psíquica y el dinero como energía económica de una sociedad. Tampoco le resulta complicado suponer que los diferentes sectores de la actividad de una sociedad podrían compararse con instancias psíquicas (yo, ello, superyó) y también le es posible comparar la dinámica psíquica con las variadas transacciones que se procesan dentro de una sociedad (compras, ventas, cobros, pagos, honorarios, reclamaciones, subsidios, préstamos, etc.).

Puedo asegurarles que aquel que estudia economía, estudia sin saberlo, sobre el aparato psíquico del ser humano, sobre la psicología social, sobre dinámica de grupos y otras ramas del saber humano. ¡Pero fíjense qué desperdicio! Los psicólogos y los economistas pensamos que estudiamos cosas diferentes y ¡ni nos hablamos! Podría decirles que existe como una especie de xenofobia entre los cultores de una y otra rama del saber.

¿Y ustedes saben por qué no podemos trabajar juntos para un mayor beneficio de todos? Por la maldita prohibición del incesto. Como todo el mundo deseó tener relaciones sexuales con sus familiares más próximos y no lo dejaron, después, cuando es grande y se recibe de psicólogo o economista, sólo quiere tener relaciones profesionales con los que pertenecen a su misma familia laboral. ¡Está clarito!

No tengo que explicarles que los equipos multidisciplinarios son, por lejos, mucho más productivos que los equipos cerrados.

Sé mucho sobre la prohibición del incesto y sus infinitas consecuencias (buenas y malas).

Otro día les cuento más. Estén atentos porque, con un poco de suerte, la pobreza tiene los días contados. :-)

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reflex1@adinet.com.uy

sábado, 10 de marzo de 2007

«Tomalo como una gauchada»

Caminaba distraído por las arboladas callecitas de la querida Villa Española cuando un griterío superó los decibeles de mi MP3:

— ¡Andá, desvergonzada! ¡Sos un yegua de mierda! ¡No te alcanza con ponerle los cuernos a tu marido que además querés cogerte a mi hijo que es menor de edá! ¡Puta recalentada! ¡Donde se come no se caga! ¿Por qué no vas a otro barrio a practicar tus vicios y dejás tranquilo a los vecinos?

— ¡Callate atorranta! ¡Me tirás con lo que te sobra! ¡Te crees que acá no se sabe que vos...!

… y fue ahí cuando arrancó Britney Spear tan arriba con I love rock’n roll, que eclipsó el dialogado de estas iracundas señoras.

Resignado a no poder controlar el devenir de los pensamientos, fui testigo de cómo mi cerebro se concentró en esa frase que decía «Me tirás con lo que te sobra», muy usada en esta zona de la ciudad así como también en otras de similar nivel socio-cultural.

Me alcanzaron los conocimientos sobre el proceso digestivo que recibiera en quinto año escolar para concluir que esa frase estaba refiriéndose, en última instancia, a los residuos fecales de la ocasional contrincante.

Pero no son estas viñetas filológicas lo que me interesa consignar en esta breve reflexión.

Cuando hacemos un trabajo para otra persona, ésta nos paga, nos da dinero. Un dinero que tenía y que podía gastar. No podemos decir que «le sobraba» porque sería impopular (el dinero jamás sobra así como las necesidades jamás se cancelan, excepto, en ambos ejemplos, cuando uno fallece), pero sí podemos decir que es un dinero que puedía gastar, pero también podríamos decir —apelando a la igualdad semántica— que es dinero que podía evacuar.

Aunque Freud no hubiera postulado que el dinero y las heces están simbólicamente asociadas, puedo afirmar que en Villa Española esto se intuye y que por lo tanto, muchas veces la gente prefiere hacer favores antes que trabajar por dinero, ya que, en el fondo, cuando le pagan, sienten como que la están cagando.

¡La mente humana no tiene gollete! (1)

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reflex1@adinet.com.uy

(1) «no tiene gollete» es una expresión rioplatense que significa: «es insólita», «es impredecible», «no tiene coherencia».

sábado, 3 de marzo de 2007

Panfleto en no mayor

La izquierda uruguaya bregó por llegar al poder durante varias décadas.

Legítimamente ha liderado en los sindicatos y en la educación pública.

Desde esos dos frentes de lucha ha procurado derrotar al enemigo, la derecha, compuesta por los partidos Blanco y Colorado.

El 4 de febrero de 1971 se aliaron los distintos partidos de izquierda (socialistas, comunistas, etc.) formando el Frente Amplio y 12.325 días después (31-10-2004) ganaron las elecciones nacionales con casi un 51% de votos.

Las estrategias bélicas para derrocar al enemigo fueron, entre otras:

· Desde el sistema educativo

- Pregonar la inmoralidad del sistema capitalista,
- Alentar la más amplia gratuidad de la enseñanza, —con lo cual
-- el presupuesto nacional se vio fuertemente presionado y
-- la desocupación de los egresados fue aumentando porque el mercado no los demandaba—.

· Estas acciones lograron aumentar el desgaste de los partidos de derecha, exponiéndolos a la comisión de errores, estimulando la inflación como recurso monetario para nivelar los déficits fiscales, por lo que se generaban reiterados conflictos gremiales por ajuste salarial según la inflación pasada y proyectada, organizados desde la Central Obrera, también liderada por grupos de izquierda.

· La presión económica fundamentada en ideales populistas de «un mejor reparto de la riqueza», también patrocinó la evasión fiscal y la informalidad de muchos trabajadores. Estas propuestas encontraron fácil receptividad porque si pagar es desagradable, pagar impuestos es horrible.

· El sindicalismo también aprovechó la tendencia al menor esfuerzo que nos caracteriza a todos los mamíferos, estimulando el paro y la huelga, porque los adherentes fácilmente conciliamos en nuestras meditaciones que esa es la mejor solución,... por el simple hecho de que nos resulta agradable de ejecutar.

· Los grupos más irresponsables e ignorantes de la sociedad fuimos fácil presa de esta metodología que con los años llevó al poder a quienes la patrocinaron.

Hoy observamos, —perplejos— que aquella prédica es negada con los hechos y que las prácticas de los partidos de derecha, demonizadas desde la izquierda, ahora son aplicadas por el gobierno de izquierda con el más absoluto desparpajo.

Resumiendo...

El rechazo al capitalismo y la predilección por:

- La evasión fiscal (el no pago de impuestos que incluye al contrabando como viveza étnica);
- La informalidad laboral (procurando ser un desconocido para el Gobierno y los organismos de contralor);
- La irracionalidad en la matrícula universitaria (alentando capacitaciones gratuitas muy gravosas para el erario público, que no tienen demanda en el mercado y que generarán seguramente frustración y desocupación de los egresados);
- El descanso como medida de lucha

continúan instalados en la idiosincrasia de quienes fuimos educados meticulosamente en esos criterios. Hoy la realidad nos demuestra que la izquierda y la derecha se diferencian solamente en la imaginación de los más ingenuos.

Los universitarios uruguayos que estuvimos expuestos tantos años a semejante contaminación ideológica, tendremos que reprogramarnos urgentemente porque la historia no espera y la inadaptación es letal.

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reflex1@adinet.com.uy

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