miércoles, 30 de septiembre de 2009

Por fuera del zoológico

En varias oportunidades he dicho que los seres humanos demostramos mucha arrogancia cuando pensamos que somos una especie superior (1).

Si una persona aislada se jacta de que sabe mucho de matemática o que es un excelente intérprete de violín, todos desconfiamos de su salud mental.

Por el contrario, si todos juntos decimos que somos la especie más perfeccionada, la más poderosa, la dueña del planeta, seguramente guardaremos un respetuoso silencio de aprobación.

Coherentes con la veleidosa creencia de que somos seres superiores, nos dedicamos a enmendarle la plana a la naturaleza. Hacemos correcciones, alteraciones, «perfeccionamientos».

Nuestro cerebro no es tan eficiente como para permitirnos diferenciar lo que somos de lo que nos gustaría ser.

En el artículo titulado Un ratón es más perfecto que un mouse comentaba que las naciones podemos organizarnos con criterio liberal (capitalismo de mercado) o con criterio socialista.

Es un hecho constatable que la mayoría de los países aceptan el criterio liberal.

Una posible explicación de esta predominancia podría ser que estamos comenzando a aceptar que la naturaleza propone (e impone) un orden mucho más perfecto que el que veleidosamente inventamos los humanos.

El liberalismo (capitalismo de mercado) supone que la naturaleza debe funcionar lo más libremente posible para que la armonía y el bienestar sean posibles y sustentables (duraderos).

El socialismo por el contrario parece pensado con un máximo de arrogancia porque supone que todo puede ser organizado, planificado, decretado.

Se da una paradoja que dificulta aceptar esta propuesta: Los regímenes liberales son más ricos que los socialistas y en muchas personas existe el prejuicio de que los ricos son jactanciosos y los pobres modestos.

Quizá valga la pena rever esta creencia y probar otra: los ricos son eficientes y los pobres son ineficientes.


(1) Acá mando yo

●●●

martes, 29 de septiembre de 2009

El socialismo de Edipo

A lo largo de la vida pasamos por dos familias: la de nuestros padres y la que creamos cada uno cuando llegamos a la edad adulta.

El complejo de Edipo consiste en que —a temprana edad— todos desearíamos casarnos con nuestra mamá o papá y fundar una familia con ella (o él). Esta intención frustrada nos causa mucho dolor y por eso la olvidamos... aunque no totalmente.

En muchas personas quedan secuelas de diferente tipo. Les mencionaré sólo una que se relaciona con el artículo publicado con el título Huyamos del es3.

Cuando todavía no hemos asumido que ese casamiento con nuestra madre o padre es imposible, competimos con nuestro rival (su cónyuge).

No todos aceptan de buen grado la competencia. Más aún: son muy pocos los que la pasan bien trabándose en lucha con un oponente notoriamente superior.

Para peor en aquella competencia salimos perdiendo, con lo cual el rechazo a todo lo que sea luchar para conseguir algo se vuelve más difícil debido a este recuerdo traumático («luché contra mi padre para casarme con su esposa pero él me ganó»).

Las economías de las naciones pueden tener dos formatos: liberal (que incluye la propiedad privada y la libre competencia en un mercado desregulado) y socialista (con escaso apego a la propiedad privada y libre de competencia porque los mercados están regulados desde el estado).

Quienes toleran o disfrutan compitiendo y aceptan la propiedad privada adhieren al liberalismo y quienes rechazan el estrés, la propiedad privada y competir, adhieren al socialismo.

Más genéricamente: los liberales procuran formar una familia propia y los socialistas procuran conservar el modelo de su primera familia, donde el estado oficia de padre.

●●●

lunes, 28 de septiembre de 2009

Enfermedad preventiva

A mi primera novia la dejé porque me pareció que ella me iba a dejar a mí.

Se me metió en la cabeza que «ella era demasiado para mí», que otros hombres la merecían más que yo y que no demoraría en romperme el corazón dejándome por otro.

Supongo que ella no pudo entender qué me había pasado porque no supe cómo explicárselo.

Si no pude darle una explicación fue por dos motivos: porque pensé que ella no me entendería y segundo porque no valía la pena dado que yo estaban completamente seguro de que me abandonaría.

Felizmente conocí a una mujer que nació para ser psicóloga y que concurrió a una facultad sólo para que le dieran un título que la habilitara para atender pacientes, pero seguramente los docentes aprendieron más de ella que lo que le enseñaron.

Lo que me pasó con mi primera novia fue algo con muchas características de delirio psicótico. Me encerré en una percepción personal de la realidad y no puede dudar; me resultó imposible zafar de la convicción que se instaló en mi cerebro.

Muchas personas se convencen de que no merecen vivir con bienestar económico. Abandonan la comodidad convencidos de que ésta los abandonará a ellos y sufrirán demasiado.

Eligen con actitud delirante una forma de pobreza convencidos de que no se merecen disfrutar las comodidades que da el dinero. Aman tanto el bienestar (como yo a mi primera novia) que terminan abandonándolo porque algún día podrían perderlo.

●●●

domingo, 27 de septiembre de 2009

Los buenos políticos me conocen

Suponer que siempre habrá ricos y pobres o sanos y enfermos, no parece una profecía muy arriesgada.

A las ciencias económicas no podemos pedirle más de lo que le pedimos a las ciencias biológicas como la medicina, que haciendo su mayor esfuerzo no puede evitar que siga habiendo enfermos.

Como los científicos orientan sus pasos apegándose a datos objetivos que en gran medida empiezan y terminan siendo numéricos, siguen ocupando el rol de asesores del poder político.

El poder político parece orientarse por percepciones más subjetivas como son el grado de conformidad o descontento de la mayoría de los ciudadanos.

Los gobernados podemos estar bien o mal en términos objetivos y sin embargo nuestra sensación de bienestar o malestar ser exactamente contraria a la esperada (por ejemplo, alguien puede estar objetivamente mal pero muy conforme con el gobierno).

Un científico tiene organizada su mente para publicar el resultado de sus investigaciones mientras que el político tiene organizada su mente para publicar aquello que los demás quieren escuchar.

Si hacemos una evaluación de los resultados, rápidamente llegaremos a la conclusión de que lo más importante no es estar bien sino creer que se está bien.

Por lo tanto las que orientan nuestras acciones son las creencias y no las verdades.

Dentro de esas creencias que orientan nuestras acciones la más importante es aquella según la cual suponemos que preferimos las verdades (parece un juego de palabras pero no lo es)

También podría decir que los buenos científicos son pocos, que los buenos políticos son pocos y que sobre todo los buenos científicos-políticos son escasísimos. Quizá por alguna razón similar hay menos ricos que pobres.

●●●

sábado, 26 de septiembre de 2009

Está todo inventado

Algunos podrían pensar que los autores clásicos eran más creativos que los contemporáneos.

Lo mismo podría pensarse de quien haya inventado la rueda, o los molinos de viento o los puentes.

Si fuéramos justos deberíamos pensar que cada vez es más difícil ser original. El plagio se volvió tolerable porque ya está casi todo inventado o creado.

Por lo tanto, podríamos aceptar que Homero, Dante o Shakespeare fueron excelentes escritores pero que los contemporáneos Gabriela Mistral (imagen), Naguib Mahfuz o José Saramago también lo son ... aunque sin crear estilos literarios totalmente innovadores.

Lo que en literatura o música funciona dificultando la creatividad, en la economía funciona aumentando la posibilidad de hacer predicciones más confiables.

El futuro sigue siendo imposible de conocer pero cada vez tenemos más y más información de cómo se resolvieron las crisis, qué políticas dieron resultado y cuáles no.

Además contamos con sistemas informáticos capaces de acumular, administrar y mostrar información de infinitas maneras así como también difundir esos resultados entre millones de personas a precios bajos y hasta gratuitamente.

Por lo tanto, es cada vez más difícil ser originales en el plano artístico pero cada vez es más fácil disponer de simuladores (software, programas de computación) que pueden reproducir situaciones que alguna vez ocurrieron pero ajustados con los nuevos datos (cantidad de habitantes, recursos, coyuntura).

Algo no ha cambiado: La mala literatura, la música desagradable y las malas políticas económicas, hace treinta siglos que conducen al fracaso.

En el plano personal también: hace treinta siglos que las personas que huyen de la riqueza logran su objetivo.

Para quienes no toleran el fracaso, buscar la pobreza es la mejor opción mientras que buscar el bienestar puede parecer insoportablemente peligroso.

●●●

viernes, 25 de septiembre de 2009

Placer y realismo

— Hola Eloísa, ¿cómo estás? Necesito hacerte una consulta porque ya sabes que eres mi amiga predilecta y ninguna como tú para opinar sobre este tema.

— Ay, ¡qué suspenso! Dime ya de qué se trata.

— ¿Recuerdas aquel hombre que conocimos en el cumpleaños de tu mamá?

— Claro, Jaime, cómo olvidarlo.

— Pues bien, ayer me llamó para tener una cita romántica. Así como lo oyes. Casi sin preámbulos fue directamente al punto. ¿Qué hago Eloísa?

— Pero ¡qué pregunta! Acepta sin rodeos, cómprate ropa nueva y en media hora estoy en tu casa para prestarte un perfume infalible.

………

En el artículo titulado El dudoso honor de ser consultado les comentaba que las preguntas suele incluir la intención de compartir un riesgo o una culpa.

En el artículo titulado La ilusión colectiva les decía que los gobernantes se asesoran con científicos de la economía afines a su propia ideología política.

La persona que seleccionó a una determinada amiga para pedirle opinión, seguramente lo hizo (consciente o inconscientemente) porque sabía que esa persona le daría la respuesta que más deseaba escuchar.

Esto nos pasa a todos: la primera intención es realizar lo que nos dé placer.

Enterados de esta predisposición natural propia de nuestra especie (o quizá de todas), y dado que vivimos en sociedades donde los impulsos divertidos dan menos ganancias que las acciones racionales, puede ser ventajoso frenarnos a tiempo cuando elegimos lo más agradable en desmedro de lo más conveniente.

●●●

jueves, 24 de septiembre de 2009

La ilusión colectiva

Los pueblos donde los gobernantes son elegidos por el voto de los ciudadanos cuentan con la ventaja de que cada cierto tiempo pueden ejercer un poder tan grande como para preocupar a quienes se postulan para conducir la política.

Esta preocupación de los candiatos los obliga a conocer cuáles son las aspiraciones de la mayoría.

Todo gobernante termina dedicando su mayor esfuerzo a resolver los problemas económicos de su pueblo para lo cual recurre a los científicos dedicados a esa rama del saber.

Si bien todos pensamos que un científico es un ser especial, capaz de observar la realidad con total objetividad, esto no es así. Son personas que aman lo que estudian, que a su vez tienen talento para destacarse como profesionales pero que por sobre todas las cosas son ciudadanos con una ideología que orienta sus búsquedas y selecciona lo que «encuentran».

De esta forma, los gobernantes de turno se guían por las teorías de los economistas ideológicamente afines a las mayoría de los votantes y a partir de ahí se genera una cierta complacencia entre gobernados y gobernantes porque esa mayoría piensa que se están haciendo las cosas bien (es decir, según el criterio de la creencias mayoritarias), interpretando los éxitos como una obvia ratificación de la «verdad» de la que se sienten propietarios y atribuyendo los fracasos a factores ajenos (coyuntura internacional, acción de algún supuesto enemigo, mala suerte).

En suma, se produce un efecto que algunos sociólogos llama «ilusión grupal» por el cual la identidad de pensamiento genera el placentero sentimiento de que son omnipotentes e indestructibles, observando a los que piensan diferente como seres equivocados, quizá inferiores, a quienes deberán cuidar porque, entre otros méritos, ese grupo de iluminados también es generoso.

●●●

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las neuronas del espíritu

Es muy fácil decirlo pero es muy difícil aceptarlo: «Lo perfecto es enemigo de lo bueno».

En un artículo publicado ayer (1) les decía que el socialismo —al menos en esta experiencia de 70 años— no dio resultado.

No descarto la posibilidad de que efectivamente el socialismo sea un error independientemente de la mala suerte que pudo haber sufrido en esta ocasión.

Una justificación de esta hipótesis sería la siguiente:

El ser humano necesario para que el socialismo funcione debe ser generoso, estar tan interesado en el interés colectivo como en el propio, necesita tener ideales, ser tan espiritual como pragmático.

Probablemente el ser humano no tenga nada de espíritu. La idea de espíritu o alma podrían ser una construcción imaginaria para dar algún tipo de explicación a esos fenómenos tan inquietantes como son los sentimientos, la creatividad y el pensamiento en general, cuyo origen no está probado que sea netamente orgánico.

A falta de una comprobación incuestionable, nuestra fantasía está haciendo lo mismo que hizo a lo largo de la historia: crear un mito satisfactorio, es decir, que tenga algo de razonable y algo de placentero.

Creer en la existencia de un espíritu habilita resolver el trágico problema de la muerte. Suponer que somos una especie de suma de cuerpo y espíritu nos permite alentar la fantasía de que, al menos una parte nuestra, nunca morirá.

En suma: puede ser que el socialismo sea una idea que sólo se sostiene porque aún la biología no ha determinado que nuestro funcionamiento intangible tiene un origen incuestionablemente orgánico, que —como el resto del cuerpo— responde al instinto de conservación y que por lo tanto, es imposible evitar el egoísmo.

(1) Un ratón es más perfecto que un mouse

●●●

martes, 22 de septiembre de 2009

Un ratón es más perfecto que un mouse

Durante más de 70 años convivieron en el mundo dos modelos económicos: El capitalismo de mercado y el socialismo de Estado.

En el capitalismo los agentes económicos actúan regidos por escasas normas con una mínima intervención estatal y la propiedad privada es un principio esencial mientras que en el socialismo, las decisiones se toman centralmente y la propiedad privada es casi inexistente.

En 1985 el premier soviético Mijaíl Sergéyevich Gorbachov (1931 - ) comunicó que la economía estaba estancada, luego introdujo algunos cambios (aceleración, liberalización, apertura, transparencia y reconstrucción) pero todo iba de mal en peor hasta que el 25 de diciembre de 1991 se disolvió oficialmente la URSS.

Personalmente no sé si el socialismo es mejor o peor que el capitalismo. El dato concreto es que en la Unión Soviética esta vez no funcionó.

Estos comentarios los hago para compartir con usted una idea casi filosófica pero que influye notoriamente en nuestra vida.

Cuando alguien dice «El comunismo (o el capitalismo) es bueno, lo que siempre falla es el ser humano», ¿está siendo justo en la evaluación?

Propongo pensar que ustedes, yo y todos los demás, hacemos lo mejor que podemos y nada puede haber para los humanos más importante que nosotros mismo.

Si un sistema (método, formato, ideología) o cualquier construcción humana, fracasa, no parece atinado decir que es porque el ser humano tal cual es (diseñado y perfeccionado durante millones de años por la naturaleza) sea el imperfecto.

En suma: Cuando alguien diga que usted no sabe usar la computadora o entender un instructivo o mover una puerta giratoria, no se apure en aceptar este diagnóstico. Quizá el error es que esos elementos no fueron bien pensados para el usuario. Nosotros tenemos millones de años de evolución mientras que esas otras cosas cuentan a lo sumo con unos pocos siglos de maduración.

●●●

lunes, 21 de septiembre de 2009

Libertad tutelada

Para muchas personas es realmente insoportable tener libertad.

Afectivamente se sienten tan inseguras que sueñan con un gobierno dictatorial, controlador, invasivo, intervencionista, penalizador, que imponga la disciplina con «mano dura». La definición más disimulada suele ser «gobierno paternalista».

Simultáneamente, como no queda bien desnudar estos sentimientos totalitarios, es muy probable que luchen fervorosamente junto a quienes pregonen la libertad, la independencia, el respeto de los derechos del ciudadano.

A veces la prosperidad económica es lograda por gobiernos que limitan o directamente cancelan las libertades individuales. Por ejemplo, la prosperidad de Chile se la deben al gobierno de Pinochet.

Esto puede explicarse porque la democracia, en tanto autoriza la pluralidad de opiniones y actitudes, suele desenfocar un objetivo común porque los ciudadanos aplican su esfuerzo hacia intereses que pueden ser divergentes y hasta contrapuestos.

Surge de la historia que la bonanza económica, la disponibilidad de recursos materiales abundantes, genera mayor libertad individual en los pueblos (y quizá esto provocó el derrocamiento del dictador chileno).

Los ciudadanos con disponibilidad económica atraen con su poder adquisitivo una mayor variedad de ofertas y eso les permite elegir, comparar, evaluar, seleccionar, descartar.

Vuelvo al principio: esta libertad de elección en un entorno donde abundan los estímulos presentados por una mayor oferta, es atractiva para quienes gozan con esa cuota de poder a la que acceden. Por el contrario, otros se sienten muy incómodos, angustiados, ansiosos porque según su forma de ser, prefieren no tener que elegir, no tener que pensar, no tener que tomar decisiones.

En suma: Algunas personas rechazan la riqueza porque ésta suele venir acompañada de una indeseable libertad.

Por tanto, para ese grupo de personas, son preferibles la pobreza y los gobiernos totalitarios, aunque seguramente su discurso exprese exactamente lo contrario.

●●●

domingo, 20 de septiembre de 2009

Menú económico

En el artículo publicado hace unos meses con el título The Beatles escolares le comentaba que el sistema educativo inglés está preocupado (con sesenta años de retraso) porque en su momento no supo detectar el talento musical de aquellos cuatro muchachos (John, Paul, George y Ringo), quizá porque le dio más importancia a lo urgente (cumplir el programa de estudio) que a lo importante (detectar el talento de los alumnos).

Hace unos días publiqué otro artículo (La negligencia natural ) en el que le comentaba que percibimos a partir de nuestras necesidad («el medio vaso vacío») y que por eso es que tendemos a no ver (ni cuidar, ni conservar) lo que nos mantiene con las necesidades satisfechas («el medio vaso lleno»).

Tanto atender lo urgente en desmedro de lo importante como percibir mejor lo que buscamos que lo que tenemos, conducen a un resultado común que es vivir el presente.

En síntesis: espontáneamente atendemos a las necesidades urgentes (fusiono ambos conceptos) porque como cualquier otro ser vivo buscamos comida cuando sentimos hambre, dormimos cuando tenemos sueño, procuramos tener actividad sexual cada vez que estamos excitados.

Probablemente todos poseemos el menú básico de destrezas para conservarnos como individuos y como especie pero algunas personas tendemos a conseguir ciertos lujos como son vivir en una casa que no se derrumbe con el viento, tener una heladera que conserve más tiempo los alimentos, viajar para conocer otras personas y paisajes, tener ahorros para cuando nos abandonen las fuerzas.

Estos complementos al menú básico —que irónicamente llamo «lujos»— son optativos, no está ni bien ni mal procurarlos, aunque no resisto la tentación de condenar a quienes procuran disfrutarlos a costa del esfuerzo de otros.

●●●

sábado, 19 de septiembre de 2009

El miedo disfrazado de valentía

Ayer les comentaba en el artículo titulado «Enfermé en defensa propia» que un síntoma es un fenómeno que se instala para resolver un desarreglo en la armonía de quien lo posee (padece).

No es fácil exigirle el cumplimiento de cierto compromiso a ciertas personas.

Estadísticamente es un fenómeno que podríamos llamar «normal», sin embargo la situación suele ser incómoda.

Sin embargo algunas personas convierten la molestia de exigir un cumplimiento en un síntoma que se manifiesta como la imposibilidad de reclamar ese derecho. El paciente no sabe cómo abordar al incumplidor y por lo tanto éste logra no pagar o no hacer algo.

Quien padece esta inhibición para defender sus intereses (generando las condiciones para convertirse en pobre patológico) se aferra a las siguientes ideas que lo paralizan:

1) Al no exigir un cierto desempeño a los demás, imagina que tiene ganada la tolerancia de los demás por si algún día se ve impedido de cumplir (supone estar generando un derecho).

2) Realizar la gestión de cobro lo pone en riesgo de que el incumplidor lo ignore lisa y llanamente, convirtiéndose el asunto en un problema personal. No reclamando es posible tener la ilusión de que «si no cobra es porque no quiere». Esto genera una sensación de poder muy gratificante.

3) Otra ilusión que se alienta con la inhibición para exigir el cumplimiento es la de sentirse tan grandioso que sólo es exigente consigo mismo pero no con los demás, autodemostrándose que es superior a los demás.

En suma: Quien no reclama por sus derechos lo hace por miedo, pero no sólo miedo al enfrentamiento personal sino a perder todos los beneficios secundarios que le aporta este síntoma inhibitorio.

●●●

viernes, 18 de septiembre de 2009

La negligencia natural

Varias veces he mencionado (1) que la naturaleza se vale del dolor y el placer para estimular en nosotros (y en cualquier otro ser vivo) acciones necesarias para la conservación de la vida (propia y de la especie).

Muchas veces usamos la expresión «ver el medio vaso vacío y no ver el medio vaso lleno» para señalar que alguien está viendo negligentemente sólo una parte de la realidad.

Nuestra percepción está condicionada subjetivamente.

Ejemplo 1) Alguien abre la heladera y dice: «Acá no hay nada para calmar la sed» pero no percibe que hay muchos productos congelados, varios ingredientes para cocinar diferentes comidas y riquísimos postres.

Ejemplo 2) El funcionario de una oficina, al revisar la documentación que acompaña una solicitud presentada por un usuario, rechaza su admisión porque faltan varios comprobantes que el solicitante omitió por un error involuntario. Naturalmente que el funcionario no felicita al ciudadano por todo lo que sí presentó en regla.

En muchos casos nuestros cinco sentidos sólo registran «el medio vaso vacío» a pesar de que esos cinco sentidos sólo pueden responder a estímulos tangibles. Sólo podemos ver lo que está, lo que se puede tocar, oler, etc.

Esta particularidad es causa de que nos resulte muy difícil conservar lo que tenemos («el medio vaso lleno») porque su existencia nos cancela la necesidad que es la que verdaderamente activa nuestra percepción.

Como la necesidad es un estado doloroso y es la que estimula nuestras funciones perceptivas, nos cuesta ver (y cuidar) lo que satisface (cancela, alivia) nuestra necesidad.

En otras palabras: Nuestro funcionamiento normal incluye perder (por desatención) lo que nos mantendría sin el dolor de la necesidad.

(1) Receta racional , La naturaleza es hermosa pero antipática, «Soy el viento», Somos marionetas de la naturaleza

●●●

jueves, 17 de septiembre de 2009

Dólares o euros

En un artículo titulado Los instintos ¿están para ser reprimidos? le comentaba hace unos meses que los humanos tenemos tres instintos: el de conservación, el de reproducción y el de poder.

Le haré un comentario referido a este último.

Los pobladores de un territorio cuando sienten la necesidad de gobernarse solos inician las gestiones para independizarse de quienes hasta ese momento toman las decisiones, cobran impuestos, mantienen el orden interno.

Quizá el idioma no es en este caso tan importante como el dinero circulante. El uso (legal y forzoso) de la moneda emitida por el gobierno central es un rasgo claro de subordinación.

Cuando los pobladores de una región comienzan a emitir su dinero diferente al que venían usando, están demostrando una actitud decidida por independizarse.

Algo similar sucede cuando los pobladores libremente prefieren la moneda local a otras monedas extranjeras.

El dólar norteamericano ha sido preferido por muchos pueblos como moneda alternativa (para transacciones de vehículos o inmobiliarias), como moneda de refugio (para ahorrar) o de referencia (para hacer cotizaciones que sean estables en el largo plazo).

La Comunidad Económica Europea consolidó la integración creando una única moneda (Euro) que desplazó oficial, legal y forzosamente a las otras monedas locales (peseta española, lira italiana, marcos alemanes).

En suma: La aceptación de la moneda de un país (propio o ajeno) está demostrando un grado importante de aceptación y subordinación a los dictados legales o ideológicos de ese país emisor.

Conclusión: Como el dólar norteamericano está perdiendo aceptación fuera de su país, podríamos pensar que Estados Unidos está perdiendo la aceptación global que tenía.

●●●

miércoles, 16 de septiembre de 2009

«Alcánzame el coso ese»

En otro artículo titulado La llave de nuestra casa les comentó que conocer nuestro idioma es una forma de sentirnos dueños del lugar donde vivimos.

Observe que las personas que tienen buenos ingresos saben expresarse eficazmente.

La explicación parece accesible: para ganar dinero necesitamos comunicarnos con otras personas y el lenguaje es la única manera de la que disponemos en nuestra especie.

En niveles muy superiores, las personas de mejores ingresos también llaman la atención por su capacidad para comunicarse con una gran audiencia por medio de la radiotelefonía, televisión, cine, teatro, conferencia.

Existe entonces una relación directa entre la destreza para usar nuestra capacidad de comunicarnos, el poder y los ingresos que podamos obtener.

A medida que ascendemos en la cantidad de poder, la competencia con otros se vuelve más intensa y se ponen en juego nuestras fortalezas física y psicológica.

Para acceder y conservar ese poder es necesaria una tarea continua para evitar que los competidores nos hagan perder ese preciado lugar.

Una de las maneras que los poderosos tienen para defenderse consiste en evitar que los ciudadanos logren un buen desempeño verbal, para lo cual se valen de dos estrategias complementarias:

1) Promocionan el estudio de otra lengua (está de moda el inglés), para que de esa manera los ciudadanos no logren hablar bien ninguna de las dos; y

2) Desestiman la incapacidad lingüística de los estudiantes, tolerando la pobreza verbal y las aberraciones ortográficas.

De más está decir que esta estrategia les viene dando buenos resultados.

●●●

martes, 15 de septiembre de 2009

Primero hay que cazar el oso

Mi padre gustaba de contar cuentos y lo hacía bastante bien aunque su repertorio era tan limitado que lo obligaba a repetir muchas veces la misma historia.

Un campesino muy pobre llegó a su casa con su nueva compra: Una ternera de pocos meses de edad. Reunió a su esposa y dos hijos pequeños y les contó qué harían con el animal.

La criarían, harían que se reprodujera con algún toro prestado, luego nacerían más y más bovinos hasta convertirse en una de las familias más prósperas de la comarca.

Estaban maravillados por las extraordinarias perspectivas y el más chico dijo que cuando todo eso sucediera se compraría una moto bien grande.

El padre —furioso— golpeó al pequeño amonestándolo porque con esa actitud de derroche nunca llegarían a nada.

Contado en pocas palabras, podría ser gracioso si no fuera patético, sin embargo esta actitud de saltearse imaginariamente etapas y resultados es la que hacen algunas personas cuando descartan algunos emprendimientos porque suponen que no habrá forma de proteger adecuadamente la fortuna que imaginan podrían llegar a tener.

Por ejemplo, alguien piensa en estudiar alguna profesión para ganarse la vida pero deja de hacerlo porque supone que lo que podría llegar a ganar es una fortuna tan enorme que se vería atacado por los envidiosos, ladrones, estafadores y oportunistas sin mencionar la abrumadora carga tributaria que caería sobre su patrimonio.

En este proceso mental se omite considerar que para tener problemas con la riqueza primero hay que generar algo valioso, lo cual no es tan sencillo como parece para quienes en realidad están buscando justificativos para seguir como están.

●●●

Una EXPLOSIÓN de alegría

Sigmund Freud (médico austríaco creador del psicoanálisis – 1856-1939) era impopular porque propuso ideas que herían la sensibilidad de su época. Más aún: continúa siendo impopular.

Una de esas ideas refería a la sexualidad infantil. Según él los niños tienen deseos sexuales.

Los más pequeños sienten placer al comer y por tanto la boca es una zona erógena. Luego aparece el placer por excretar y por tanto el ano es una zona erógena.

En la adolescencia, cuando estamos en condiciones de reproducirnos, aparece el placer por fornicar y por tanto los órganos genitales se convierten en una zona erógena.

La teoría psicoanalítica postula que estas tres formas de placer sexual conviven con diferente intensidad a lo largo de la vida así como también que algunas personas tienen desarrollada una zona erógena más que otras.

Continuando con la idea planteada en el artículo titulado Los gastos de fin de ano también puedo agregar que el uso de fuegos artificiales y el consumo de artefactos explosivos (cohetes, petardos, bombas) es coherente con las flatulencias en tanto también son expansivas y ruidosas.

Vemos también que los niños disfrutan especialmente con los ruidos fuertes y en teoría ellos poseen un erotismo anal más intenso.

Freud decía que el uso del dinero está asociado al placer anal en tanto se acumula primero expulsándolo (gastándolo) después y —como señalaba en el artículo mencionado—, en las fiestas de fin de año los gastos son mayores que el resto del año.

La cantidad de personas hospitalizadas por quemaduras, fracturas o intoxicaciones es otro dato significativo que permite sostener la hipótesis de que para muchas personas el fin de cada año equivale a una especie de «fin del mundo».

●●●

domingo, 13 de septiembre de 2009

Los gastos de fin de ano

Le comento dos premisas para luego proponerle una conclusión.

Premisa Nº 1) La metonimia es un fenómeno mental por el cual una parte representa al todo. Por ejemplo, «tiene 500 cabezas de ganado» (en lugar de decir «tiene 500 vacas»); «ya cumplió 35 primaveras» (en lugar de decir «ya cumplió 35 años»).

Premisa Nº 2) Si supiéramos la fecha cierta de nuestra muerte quizá dejaríamos de trabajar, de ahorrar, nos gastaríamos todo nuestro dinero y trataríamos de hacernos todos los gustos.

Ya estamos en setiembre de 2009 y le comentaré una hipótesis antes de que llegue diciembre.

Los festejos de fin de año son especiales, las personas se reúnen, organizan fiestas, se hacen regalos. En suma se gasta tanto dinero que una gran cantidad de familias genera deudas que luego deberán pagar con ahorros forzosos durante una parte del año siguiente.

El fenómeno metonímico puede estar en que la expresión «fin de año» perfectamente puede pensarse y leerse como «fin de ano».

En tanto tenemos un ano por persona, es probable que nuestra psiquis imagine que en realidad ese 31 de diciembre podría ser nuestro último día.

Como consecuencia gastamos mucho dinero, nos hacemos los gustos, tenemos un aire festivo (aunque estimulado por el alcohol y con una mal disimulada tristeza).

Naturalmente que es muy lindo divertirse, festejar, estar contentos en cualquier época y lugar, pero en algunas personas las fiestas de fin de año suelen empañarse como si en realidad fueran su «fin de ano».

●●●

sábado, 12 de septiembre de 2009

Flexibilidad laboral

Ahora (año 2009) estamos viviendo un período de recesión, de escasez, de empobrecimiento, de falta de desarrollo en casi todo el planeta.

Siempre que esto sucede (y por suerte no es muy a menudo), mucha gente pierde su trabajo y los que estaban en condiciones de empezar a trabajar (jóvenes y desocupados) tienen serios problemas para lograrlo.

Bajo estas condiciones especiales algunos tienen más chance de trabajar que otros.

En épocas de crisis consiguen trabajo quienes saben desempeñarse en varios oficios y se conforman con ingresos reducidos.

Me estoy refiriendo tanto a las personas que se emplean en relación de dependencia como a las que trabajan por cuenta propia.

Estas condiciones (la capacidad para realizar varias tareas a cambio de poco dinero) son en sí mismas una especie de «seguro de desempleo».

Estas características son similares a las requeridas para casi cualquier otra forma de éxito.

En el plano social, son más agradables y por tanto disfrutan de más y mejores vínculos las personas capaces de sentirse cómodas en diferentes situaciones (léase: flexibilidad laboral) y que pueden divertirse con escasos estímulos (léase: que tienen un moderado afán de lucro).

A la postre todo parece contener un equilibrio similar: los especialistas que ganan mucho dinero triunfan en épocas de auge pero corren grandes riesgos en épocas de recesión; los generalistas que ganan poco dinero, mantienen un nivel de vida similar con bastante independencia de los vaivenes de la economía.

●●●

viernes, 11 de septiembre de 2009

Los gastos bajo una lupa

«El ahorro es la base de la fortuna» dicen algunos y otros replican que más bien es la base de la avaricia.

En lo que si hay consenso es en que «todos los extremos son malos».

Como les comentaba ayer (1), cuando necesitamos gastar más de lo que teníamos previsto, es una gran solución usar los ahorros propios o los ajenos que nos puedan prestar.

Hay que tener mucha disciplina para ahorrar porque hacerlo implica dejar de disfrutar algo que podría disfrutarse.

Si los números son favorables y vemos que nos está sobrando dinero, tendremos que hacer un laborioso esfuerzo para no caer en la tentación de gastarlo en satisfacciones que encontraremos con mucha facilidad.

Los estados y las familias, cuando ven que se aproximan las fechas de cierre del ejercicio (el mes para los asalariados, el año para los estados), tienen la tentación de gastarlo y esta tentación, es muy fuerte. Pocos logran vencerla.

Una ingeniosa idea que utilizan algunos gobiernos y familias es lo que llaman «presupuesto base cero». Consiste en pre-suponer que no se harán gastos de ningún tipo. En términos coloquiales, el administrador diría: «No hay dinero para nada ni para nadie».

¿Qué sucede entonces? Cada gasto se analiza minuciosamente para ver si se «hace la excepción» de afrontarlo. La consecuencia es que «no hay dinero para gastar» sino «gastos cuya realización quizá se autorice».

La administración mediante este procedimiento se vuelve lenta, pesada, engorrosa y antipática, pero finalmente el dinero alcanza y hasta sobra.

(1) Presupuesto económico
●●●

jueves, 10 de septiembre de 2009

Presupuesto económico

El verbo suponer significa imaginar algo que no existe pero que puede llegar a existir. Cuando alguien supone hace una conjetura de que algo puede ocurrir tomando en cuenta ciertos datos que sí se tienen («Supongo que lloverá porque hay muchas nubes»).

Por algún motivo que ignoro, también contamos con el verbo pre-suponer.

Parecería ser que los humanos tenemos necesidad de contar con dos niveles de anticipación del futuro. Uno sencillo con el cual hacemos suposiciones livianas, poco trascendentes y otro más formal, complejo, serio, que es la presuposición.

El en terreno económico un presupuesto puede llegar a ser un documento muy trascendente.

En los gobiernos se hacen profundos análisis para determinar que se presupone que se gastará el año próximo y a partir de ahí se desencadenan múltiples exigencias impositivas a los ciudadanos y restricciones a todo gasto que no esté incluido en el presupuesto.

A nivel familiar se repite el procedimiento. Conocidos los ingresos, alguien determina en qué podrá gastarse y en qué no.

Sin embargo todos sabemos que el ser humano no está capacitado para adivinar el futuro. Las acciones de suponer y de presuponer están condenadas al fracaso a corto o mediano plazo.

Es ahí donde aparece el ahorro como posible corrector de las inevitables equivocaciones.

Cuando hay que gastar más de lo que se presupuestó, necesitamos recurrir a los ahorros generados cuando el error de cálculo nos generó un sobrante o, si no lo tenemos, a los ahorros que tuvieron otras personas que puedan prestarnos lo que nos falta (familiares, amigos, empresas financieras).

Nota: Este artículo se complementa con el también publicado hoy con el título Presupuesto vital.

●●●

miércoles, 9 de septiembre de 2009

«¡Muchas gracias por lo que le pagué!»

En un artículo publicado el año pasado (Ser o tener: Esa es la cuestión) les comentaba que cuando somos niños nos quieren por lo que somos (el instinto de conservación de la especie hace que nuestros padres y adultos nos cuiden [hasta cierto punto]) pero cuando llega la edad adulta en la que nosotros somos los que tenemos que cuidar a otros niños, entonces nos quieren por lo que tenemos, (fuerza, responsabilidad, coraje, dinero, amor, dedicación).

Aunque cuando somos niños soñamos con ser grandes, cuando somos adultos añoramos la niñez. A veces con tanta intensidad que sin querer incurrimos en conductas que le son propias: irresponsabilidad, dependencia, afición desmesurada por el juego, ensoñación, ilusión, no poder diferenciar lo fantástico de lo real.

En todos los países existe alguna organización que procura defender los derechos del consumidor. Funcionan como si fueran agremiaciones o sindicatos.

Contra todo lo supuesto, la mayor dificultad de estas instituciones consiste en lograr que los propios interesados (consumidores) participen en la defensa de sus intereses.

El deseo de revivir la niñez en la cual las personas nos ayudaban por lo que éramos, nos lleva a no reclamar los servicios que compramos gastando el dinero que tanto nos costó ganar. Reclamar usando este derecho implicaría reconocer que recibimos esa mercadería o servicio por lo que teníamos.

Para poder disfrutar la ilusión de que alguien nos pintó la casa o nos enseñó informática por ser quienes somos (y no porque teníamos el dinero que nos exigió), no solamente le perdonamos cualquier ineficiencia sino que además le agradecemos con gran entusiasmo el regalo (que imaginamos) que nos hizo.

Por eso, trabajar en la defensa del consumidor, es una tarea muy ingrata.

●●●

martes, 8 de septiembre de 2009

Los enanos gigantes

La pedagogía se dedica a estudiar la trasmisión de los conocimientos sobre todo a los niños ya que la palabra nace de «pedagogo» que en su origen definió a quien «está o cuida a los niños».

La psicología ha hecho grandes aportes a la pedagogía porque muchas técnicas de enseñanza tienen en cuenta el funcionamiento mental de los niños y de las personas en general.

Por ejemplo la maestra hace una pregunta fácil al grupo de niños, no para enterarse del nivel de conocimientos de ellos sino para evaluar su nivel de maduración emocional.

Algunos niños levantan su mano para informar con este gesto que tienen la respuesta y se quedan esperando a que la maestra los autorice a hablar. Otros niños levantan la mano, la sacuden, se incorporan, le llaman la atención de alguna forma; otros niños directamente gritan la respuesta sin poder esperar su turno.

Como usted bien habrá anticipado, estos últimos son más inmaduros emocionalmente que los primeros.

La situación puede mejorar con el tiempo y aquellos que no podían esperar, pueden empezar a hacerlo.

Claro que este artículo también se refiere a la pobreza patológica y en este caso lo que quiero decir es que muchas personas no logran acceder a una madurez emocional que les permita esperar lo necesario para obtener ciertos logros.

Suele diagnosticarse como «nerviosismo», «híper-actividad» o «ansiedad» pero no debe descartarse «inmadurez». Esto equivale a una especie de enanismo. Algo no termina de desarrollarse y la persona queda incompleta.

Los enanos suelen tener mejor suerte porque son bien diagnosticados mientras que los inmaduros pueden pasar toda su vida sin enterarse y pensando —por ejemplo— que la gente no los quiere, que tienen mala suerte o que «en este país no se puede vivir».

●●●

lunes, 7 de septiembre de 2009

«Parásito: Dios te ama»

En muchas religiones existen personas dedicadas full-time a las tareas propias de la creencia pero que para solventar sus gastos dependen de la generosa contribución de los fieles.

Varias veces he mencionado que la doctrina de Jesús de Nazaret (1) sugiere que no tenemos que preocuparnos demasiado por ganarnos la vida porque de todos modos Dios nos cuidará como lo hace con los lirios del campo y con la aves.

A veces se producen vínculos en los cuales alguien abusa económicamente de un semejante. Mencionaré sólo tres modalidades:

1) Llamamos explotación cuando un empleador contrata a un trabajador y le paga menos de lo que se merece;

2) Alguien puede convertirse en parásito de otro porque vive lisa y llanamente de lo que el otro produce (proxeneta, hijos vagos, cónyuge abusador); y

3) A veces sucede que alguien cree que —por las virtudes que posee—, es un hijo predilecto de Dios quien a su vez asignó a otro «elegido» la misión divina de mantenerlo.

En este caso, ambos sostienen roles del tipo explotador-explotado o de parásito-parasitado, pero envueltos en una ilusión piadosa que parece quitarle al hecho todo rasgo de abuso.

Tales fenómenos «místicos» no sólo suceden con los aportes voluntarios que hacen los creyentes (parasitados) para solventar a los religiosos full-time (parásitos), sino también entre personas comunes donde es muy notorio que —dentro de una pareja— uno se esfuerza más que el otro para solventar los gastos familiares.

(1) Por qué tengo que el trabajar doble ; La filosofía rentable

●●●

domingo, 6 de septiembre de 2009

Con los chinos perderemos siempre

Algunas veces les he comentado sobre la defectuosa característica de nuestra mente capaz de generalizar demasiado.

La metonimia (1) es beneficiosa porque nos permite entender que si varias noches consecutivas son seguidas de otros tantos amaneceres, no necesitamos esperar a vivir todos estos eventos para saber que después de la noche sigue una mañana.

Pero cuando esta misma función (metonimia) nos hace creer que por haber perdido un examen no servimos para nada, entonces nos está ayudando a equivocarnos.

Serenamente podemos estar enterados de todos los beneficios y contraindicaciones de lo que tenemos a nuestro alrededor y a partir de ahí disfrutarlos, aprovecharlos sabiendo que no son perfectos y que debemos tomar algunas precauciones.

Algo similar sucede con herramientas tan importantes como un martillo o una pinza. Pueden ser constructivas o destructivas. En manos entendidas son herramientas en manos inexpertas pueden ser un arma.

Para ganarnos lo necesario para vivir bien tenemos que saber usar la metonimia como al martillo o a la pinza.

Si arriesgamos y perdemos, tenemos que entender que no siempre pasará lo mismo; si confiamos en alguien y nos traiciona, tenemos que entender que no todas las personas son traidoras; porque alguien se burle de nuestros fracasos, tenemos que entender que no todas las personas son tan necias.

En suma: La metonimia nos hace ganar mucho tiempo porque nos permite hacer generalizaciones, entender el todo a partir de una parte, pero si no sabemos usarla también puede hacernos creer que una señal negativa significa que la vida es temible.

(1) El adulto con título habilitante; ¿Cuánto pesa Urano?
En otoño los árboles tienen calvicie

●●●

sábado, 5 de septiembre de 2009

La cara del cliente

En el Río de la Plata tenemos una expresión que quizá figure en otras zonas hispanoparlantes.

Por ejemplo, si un señor humildemente vestido llega en su bicicleta a comprar una planta para regalarle a su esposa que cumple años, el vendedor quizá le cobre $ 20.- Por el contrario, si un señor se detiene en su Mercedes Benz para comprar la misma planta, el vendedor quizá le cobre $ 40.-

Cuando vemos que el vendedor tiene este criterio de cotización, decimos que está cobrando «según la cara del cliente»: al que parece tener poco dinero le cobra menos que al que parece tener mucho.

Esto puede suceder si el estado no interviene y permite que los agentes económicos (vendedor y comprador) negocien libremente. Si el estado fuera intervencionista, obligaría al vendedor a tener una tarifa centralmente determinada para ese tipo de plantas: $ 15.- por ejemplo.

Si vamos un poco más al fondo de la cosa, podríamos observar que el señor de la bicicleta tiene que trabajar una hora para ganar esos $ 20.-, pero el señor del Mercedes Benz tiene que trabajar también una hora para ganar esos $ 40.-

En esencia, el vendedor les está exigiendo a los dos el mismo esfuerzo laboral: ambos tienen que destinar una hora de su trabajo para llevarse una planta.

Como puede verse, esta absoluta libertad de acción de los ciudadanos permite una democracia más perfecta que aquella que está aparentemente protegida por un estado regulador, que interviene en la vida de sus ciudadanos.

Este es un razonamiento característico de aquellos que dicen que «el mejor estado es el que no existe» (y en el caso de que tenga que existir, que se entrometa lo menos posible en la libertad de sus ciudadanos).

●●●

viernes, 4 de septiembre de 2009

«Necesito ese anillo de oro con urgencia»

Continúo con la idea que le propuse en el artículo de ayer titulado Sobre libros y películas en el cual afirmo que la naturaleza se vale de sutiles y groseras influencias para provocar las atracciones y rechazos entre seres vivos o no vivos, porque ella «funciona así».

En esta idea es preciso aceptar que si pudiéramos observar el cosmos desde afuera de nuestra humana realidad, veríamos que por ejemplo los huracanes tiran árboles, generan inundaciones, matan muchos seres vivos, cambian muchas cosas de lugar así como también Walt Disney provocó actitudes específicas en millones de personas por la ideología que trasmite en sus seductores dibujos animados.

Es frecuente escuchar que algún influyente ciudadano dice que para tal tema (políticas tributarias, despenalización del aborto, etc.) hay por lo menos «dos bibliotecas», queriendo decir con esta metáfora que algunos escritores defienden una idea y otros defienden la contraria.

Uno de tantos temas que tiene «dos bibliotecas» enfrenta las siguientes posturas:

— El economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) aseguraba que tenemos que trabajar haciendo lo que el público pide (él decía que la demanda genera la oferta, que es lo mismo). Esta idea está en conflicto con la siguiente:

— Acá la lista es extensa: todos los detractores del consumismo (de Karl Marx para acá) cuestionan la ética de la publicidad y el marketing porque inducen al ser humano a comprar cosas que no necesitaría (pero que finalmente parece necesitar, de lo contrario no las compraría).

La pregunta queda planteada: ¿A quién le creemos para orientar el esfuerzo que haremos para ganarnos el sustento? ¿Hacemos lo que nos piden aunque no nos guste o hacemos lo que nos gusta y tratamos de venderlo?

●●●

jueves, 3 de septiembre de 2009

Divide y reinarás

En un artículo recientemente publicado con el título Las discusiones de la naturaleza comentaba que el libre albedrío no existe sino que formamos parte de los fenómenos naturales.

Por ejemplo, si usted es un defensor acérrimo de la comida vegetariana, no lo hace porque haya llegado libremente a esa determinación sino simplemente porque fue sutilmente inducido a tener esa actitud contraria a los que comen carne.

En otras palabras, la naturaleza se vale de fenómenos de atracción y rechazo para mantenerse en movimiento perpetuo, incluyéndonos como unos cuerpos físicos más, juntos con el resto de los seres vivos y de los objetos.

El sistema financiero se vale de este fenómeno en tanto sabe que algunos clientes tendrán una actitud opuesta al resto, simplemente porque la naturaleza nos induce a estar en dos bandos opuestos.

Una parte del dinero que el banco recibe de sus depositantes, lo presta confiando en que no vendrán a retirarlo antes de que se lo devuelvan.

No puede prestar todo lo que recibe en depósitos porque se presume que uno de los bandos (algunos depositantes) tendrá la actitud de retirarlo en cualquier momento mientras que el otro bando tendrá la actitud de dejarlo depositado.

He mencionado en el artículo titulado El huracán Walt Disney que con sus dibujos animados este creador había logrado influir en la conducta de millones de personas como si se tratara de un fenómeno climático adverso (huracán, inundación, sismo).

En el sistema financiero puede suceder que la actitud de los dos bandos de depositantes se iguale y concurran simultáneamente a retirar sus ahorros, provocando la quiebra del banco.

El fenómeno climático adverso que produce una corrida (pánico de los ahorristas, crisis de confianza), puede ser hasta un simple rumor que ponga en duda la confiabilidad de la institución.

●●●

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Alguien tomó mi billetera por error?

Una cosa es lo que nuestra especie tiene instalado por la naturaleza y otra cosa es lo que nuestras culturas (indígena, hindú, europea, etc.) tratan de imponernos.

El resultado es producto de una mezcla dinámica porque la naturaleza no deja de presionarnos para que se cumplan sus designios y la cultura no deja de amenazarnos con castigar la desobediencia de sus normas, leyes, dogmas, prejuicios, refranes, costumbres, modas.

Digo que es una mezcla dinámica porque a veces predominan en nosotros las características humanas (naturales) y otras veces predominan en nosotros las características ciudadanas (cultura).

El ser humano en su estado natural no respeta la propiedad privada, pero las normas de convivencia interponen muchos obstáculos a quienes roban o no devuelven lo que recibieron en préstamo.

— Si un gobierno legítimamente constituido devalúa la moneda del país, le está provocando una pérdida a todos los que la poseen (en efectivo o que la han prestado a otros). Equivale a un robo lisa y llanamente, aunque me consta que popularmente el hecho no es tipificado como tal.

— Cuando un obrero baja deliberadamente su rendimiento hace algo parecido al caso anterior: devalúa su producción y eso equivale a un robo a quien le sigue pagando el mismo salario.

— En el caso de una persona experta en apropiarse de un vehículo para desarmarlo y vender sus piezas, también comente un robo a su propietario o a la compañía de seguros y está claro para todos que esto es un robo.

En asunto que quiero señalar es que si concentramos toda nuestra atención en el caso del ladrón de vehículos, desatendemos las otras manifestaciones de nuestra tendencia natural a no respetar la propiedad ajena.

●●●

martes, 1 de septiembre de 2009

Gracias a Dios, trabajo

La energía humana es imprescindible para conseguir el dinero que necesitamos para acceder y conservar una buena calidad de vida.

La pobreza patológica se produce cuando alguna causa psicológica tiene como uno de sus síntomas la pérdida de esa energía necesaria para producir.

Cuando alguien posee la disposición anímica que le provee la energía necesaria para trabajar, producir, crear y ganar dinero, decimos que esa persona «está motivada».

Si sucede lo contrario, decimos que esa persona «está desmotivada».

La motivación es una forma de entusiasmo y la palabra entusiasmo —en su origen— refiere a un fenómeno místico, a un sentimiento que se relaciona con Dios, con lo espiritual y lo religioso.

Es imposible demostrar que Dios existe pero es imposible negar que haya muchas personas que creen que Dios existe.

Hasta donde he podido averiguar, nuestras creencias forman parte de la armonía psicofísica que nos conserva saludables.

Entonces, alguien que cree en Dios se imagina formando parte de un fenómeno maravilloso que le da fuerza, que le produce entusiasmo y de esa forma logra tener la energía con la cual trabajar, ganar dinero y acceder a una calidad de vida satisfactoria.

En suma: la creencia en Dios puede ser una característica necesaria en ciertas personas para obtener y conservar la energía que necesita para ganarse el sustento.

●●●