sábado, 31 de marzo de 2012

El dinero y el honor

Click aquí para oír la lectura

El dinero y el honor son elementos remunerativos complementarios y excluyentes: Cuando abunda uno, escasea el otro y viceversa.

Les propongo una consigna: El honor sustituye al dinero y el dinero sustituye al honor. Por lo tanto, el dinero y el honor son equivalentes aunque incompatibles (cuando está uno, el otro debe ausentarse: no se llevan bien).

Los combatientes, revolucionarios, guerrilleros, que luchan para alcanzar el triunfo de su ideal, se conforman con tener algo de comida para subsistir, pero más les interesa tener recursos económicos para continuar luchando.

Los militares que hacen una carrera profesional e integran los ejércitos nacionales, suelen tener un elevado sentido de patriotismo aunque necesitan cobrar un salario digno para solventar sus gastos personales y familiares.

Los mercenarios pueden tener algunos ideales pero su principal compromiso es con la abundancia de dinero que puedan cobrar de sus ocasionales contratistas.

Si lo llevamos a los números, el guerrillero no cobra nada, el militar empleado público quizá cobre 50 dólares diarios y el mercenario entre 1.000 y 2.000 dólares diarios.

Les propongo pensar que los integrantes de las tres categorías tienen ingresos similares, aunque los guerrilleros reciben mucho honor y poco dinero así como los mercenarios reciben solamente dinero y nada de honor.

Podemos hacer un razonamiento similar comparando a las mujeres que viven con su esposo, y las prostitutas.

Una mujer que ama a su compañero, entrega todo de sí para que la familia esté bien, disfrute de la vida y probablemente tolere con paciencia las dificultades económicas que no puedan evitar.

Una mujer trabajadora sexual condiciona su trabajo a los honorarios que cada cliente esté dispuesto a pagarle.

Es posible repetir la conclusión: ambas tienen ingresos similares en tanto una se gratifica con el honor y la otra con una cantidad de dinero equivalente.

(Este es el Artículo Nº 1.510)

●●●

viernes, 30 de marzo de 2012

Las ganancias de los intermediarios

Click aquí para oír la lectura


Donde el intermediario logra más ventajas que el productor, ocurre algo similar al rol secundario del sexo femenino.

Es oportuno recordar que los artículos incluidos en este blog están dedicados a encontrar explicaciones a la pobreza patológica, es decir, aquella escasez de recursos materiales que afecta a personas que no la desean y que procuran infructuosamente erradicarla de sus vidas.

Es adecuado suponer que los fenómenos de «producción» y de «re-producción» son tan similares que podríamos fusionarlos al solo efecto de proponer algunas hipótesis.

Si, como digo en otro artículo (1), las mujeres tienen menos poder económico que los varones siendo que del cuerpo de ellas depende lo más importante que tenemos que hacer los humanos que es conservar la especie (2), podemos suponer que estamos haciendo una selección adversa, estamos subvirtiendo los valores, estamos poniendo patas arriba el orden de prioridades.

En otras palabras, sería correcto que las mujeres, por pertenecer al sexo que hace casi todo el esfuerzo físico por mantener la especie, tuvieran más poder económico, mayor protagonismo en la toma de decisiones trascendentes y un lugar de privilegio en nuestras culturas.

Como podemos constatar, el sexo que más (re)produce es el que ocupa el segundo (último) lugar en el reparto de privilegios (económicos, de mando, de estatus).

Visto este estado de cosas, concluyo que en nuestra especie,

— producir (o re-producir) está decisivamente desestimulado y, por el contrario,

— aprovechar abusivamente esa (re)producción para administrarla en beneficio propio, sí está estimulado porque en los hechos es lo que ocurre: los varones tenemos más privilegios, poder económico y poder de decisión que las mujeres.

Algo parecido ocurre con los fenómenos de intermediación. En muchos mercados de países con altos índices de pobreza, vemos que el productor gana mucho menos que el empresario encargado de comprarle la producción para revenderla.

(1) El desPRECIO al trabajo corporal

(2) Blog «La única misión»


(Este es el Artículo Nº 1.509)

●●●

jueves, 29 de marzo de 2012

Tener orgasmos con la pobreza

Click aquí para oír la lectura

La expresión coloquial «acabar con la pobreza» puede querer significar reproducirla, ampliarla, multiplicarla.

El problema de la pobreza (ausencia de calidad de vida digna por falta de recursos materiales) ha sido tratado por las ciencias económicas.

La parte más prestigiosa de las ciencias económicas es la matemática.

La matemática aplicada a la economía intenta construir conjuntos de fórmulas (algoritmo) que expliquen racionalmente por qué ocurren los fenómenos económicos.

La Real Academia Española (1) define la palabra «algoritmo» como «Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema».

Por mi parte, entiendo que si esta forma de acabar con la pobreza ha sido infructuosa, es tiempo de buscar soluciones que provengan de otras áreas diferentes a la economía y a la matemática.

Para este propósito utilizo las premisas del psicoanálisis. Estas se encuentran ubicadas casualmente en las antípodas de la racionalidad matemática pero muy próximas al inconsciente de los agentes económicos, verdaderos ejecutores de lo que terminan siendo las extrañas reacciones de los mercados, inexplicables para la matemática y la economía.

Está dentro de las premisas del psicoanálisis admitir la siguiente hipótesis:

La expresión «acabar con la pobreza» puede significar:

— lo que todos entendemos, esto es: erradicarla, que nadie más padezca de esa carencia de bienestar material; como también puede significar

— «tener un orgasmo con la pobreza», suponiendo para ello que tenemos sexo con «la pobreza» o con Penia, que era la diosa de la pobreza y la necesidad en la mitología griega.

Esta interpretación, tan alejada de la racionalidad mejor aceptada en nuestra cultura, permitiría explicar por qué las clases sociales menos favorecidas tienen a su vez los índices demográficos más altos, y además entender que quienes postulan «acabar con la pobreza», inconscientemente (sin saberlo) quieren reproducirla, conservarla, multiplicarla, por ejemplo, porque de ella viven.

(1) Definición de «algoritmo» según el diccionario de la Real Academia Española

(Este es el Artículo Nº 1.508)

●●●

miércoles, 28 de marzo de 2012

El desPRECIO al trabajo corporal

Click aquí para oír la lectura


La pobreza surge por el desPRECIO a las tareas físicas tomando como modelo la gestación y amamantamiento realizados por instinto.

Nuestros sentidos funcionan dentro de cierto rango de estímulos: Si son demasiado intensos o demasiado débiles, no los percibimos.

Pobres son aquellos humanos que tienen pocos recursos materiales e indigentes son aquellos que padecen una escasez que pone en riesgo la supervivencia.

Para hacerlo más fácil, asumo la simplificación de que los humanos conseguimos el dinero necesario para cubrir nuestros gastos, trabajando.

Continúo esta simplificación diciendo que en todas las culturas existen dos tipos de trabajadores: los calificados y los no calificados.

— Entiendo por calificados aquellos que se valen de sus competencias intelectuales (acumulación de conocimientos, abstracción, memoria, cálculo, creatividad, originalidad, competencia lingüística).

— Entiendo por no calificados aquellos que se valen de su fuerza física, resistencia a la fatiga, cumplimiento de rutinas, aplicación de ideas concretas (no abstractas), mínima creatividad, originalidad y capacidad de propuesta, competencia lingüística prescindible.

Puedo resumir estas simplificaciones diciendo que: los trabajadores que ganan su salario utilizando la fuerza de trabajo físico ganan menos que los trabajadores que ganan su salario utilizando sus competencias intelectuales.

No tengo ningún interés en defender a las mujeres porque ellas no necesitan quien las defienda, pero sí me parece importante señalar cómo la humanidad entera no estaría percibiendo un hecho porque la dimensión es demasiado grande (queda fuera del rango de percepción).

Como menciono en otro artículo (1), lo único verdaderamente importante para todas las especies (la nuestra incluida, por supuesto) es autoconservarse.

Las mujeres, con su desempeño corporal, gestan y luego alimentan a los nuevos ejemplares.

Como las mujeres tienen menor poder económico que los varones, concluyo que la pobreza tiene su principal modelo en cómo tratamos al sexo femenino y su imprescindible desempeño corporal.

(1) Dios es masculino y desestimulante

(Este es el Artículo Nº 1.507)

●●●

martes, 27 de marzo de 2012

Dios es masculino y desestimulante

Click aquí para oír la lectura


EnDIOSar al sexo masculino genera una desestimulante señal para quienes producen y se arriesgan.

Puedo estar de acuerdo en que, practicando arqueología psiquiátrica, Don Quijote de la Mancha estaba un poco loco, pero ocurre que todos lo estamos de una u otra manera.

Sin ir más lejos, mi hipótesis según la cual la creencia en Dios y la religiosidad en general contienen muchas causas de la pobreza patológica, podría parecerse a una lucha quijotesca contra los molinos de viento.

Algo que les comentaré podría confundirse con alguna doctrina feminista, pero sé que nada más lejos de mi intención que hacer causa común con esas personas que gozan enterrándose cada vez más.

Desde mi punto de vista «la persona que hace, se compromete e involucra corporalmente», debería tener poder de mando.

Tampoco soy simpatizante de las ideologías de izquierda a las que califico como hipócritas, idealistas y, en muchos casos, deshonestas.

Así como me parece lo más justo que cada pueblo se autodetermine sin la injerencia de países extranjeros poderosos o iluminados, también me parece que el 90% de la humanidad depende de las mujeres y estas deberían ser las encargadas de tomar las decisiones que mejor les convengan, pues los varones tenemos una participación exigua en lo único importante que tenemos para hacer los humanos que es conservar la especie (1).

Y retomo el tema de Dios porque notoriamente es un personaje masculino al que se le atribuyen fantásticos poderes y al que mujeres y hombres le rinden honores, lo glorifican, le imaginan poderes máximos y justicia incuestionable.

EnDIOSar al varón, siendo que tiene tan poca participación en la única «misión» importante (reproducirnos), equivale a decir que las decisiones serán tomadas por quienes menos hagan, menos se involucren con su cuerpo y más prescindibles sean.

(1) Blog que concentra todos mis artículos que refieren a la Conservación de la especie.

Artículos temáticamente vinculados:

La disconformidad universal

En nuestra especie también hay padrillos

Es así (o no)

Nosotras queremos ser varones

(Este es el Artículo Nº 1.506)

●●●

lunes, 26 de marzo de 2012

La fantasía del cuerpo prestado

Click aquí para oír la lectura

Algunas personas se sobreendeudan para imaginar que controlan la «devolución de materiales» («Del polvo venimos...») que implica morir.

El psicoanálisis sólo es útil para unos pocos millones de personas. Es decir, de los 7.000 millones de humanos actuales quizá no haya más de 100 millones que nos llevamos bien con esta técnica-filosofía-arte.

Calculo que otros 500 millones se divierten con nuestros puntos de vista, porque en general suelen parecer originales, creativos, alternativos, diferentes.

Cuando escribo estos artículos lo hago pensando en ese grupito de 600 millones.

La frase «Del polvo venimos y al polvo volvemos» parece vinculada a la leyenda bíblica según la cual Dios nos hizo con barro.

Muchas personas pueden entender que con esta frase se nos está diciendo que nuestro cuerpo está hecho con materiales que recibimos «prestados» del planeta y que la muerte no es otra cosa que la cancelación (devolución) de ese préstamo.

El instinto de conservación es nuestro fiel guardián que se mantiene alerta para salvarnos de todos los peligros. Es muy enérgico y hasta bastante paranoico porque a veces actúa con un exceso de celo que nos pone en problemas.

Como todo instinto, podemos imaginarlo ubicado en el inconsciente, según los criterios del psicoanálisis.

Las asociaciones que se producen en el inconsciente son mucho más irracionales que las asociaciones que conocemos porque se producen en nuestra conciencia.

Algunas personas que se endeudan excesivamente pueden intentar evadir la muerte como acto de cancelación de la deuda al devolver los materiales que componen nuestro cuerpo.

Su estrategia consistiría en endeudarse en dinero para que la sensación de «deuda» deje de ser vital (de vida o muerte) y pueda ser imaginada como que es meramente financiera, cultural, controlable, negociable entre humanos.

Con el sobreendeudamiento suponen que sólo deben dinero y que no deben su propio cuerpo.

Otras menciones del concepto «sobreendeudamiento»:

No poder vivir sin endeudarse
El sobreendeudamiento y los privilegios
Luchemos contra mí

(Este es el Artículo Nº 1.505)

●●●

domingo, 25 de marzo de 2012

El valor de quienes son rutinarios

Click aquí para oír la lectura


Ser rutinarios puede perjudicarnos y beneficiarnos, dependiendo de la intención de quienes observan nuestra conducta.

Conocí a una persona que, a pesar de los años que han transcurrido, sigo recordando. Su destreza inolvidable era cazar moscas en pleno vuelo y tirarlas contra el suelo donde quedaban desmayadas (o aterrorizadas, no sé).

Después de conocernos varios años, la confianza recíproca lo alentó a compartir conmigo su secreto: él conocía el vuelo de las moscas. Lo que para la mayoría es un recorrido errático, alocado, imprevisible, para él, que conocía bien esa parte de la naturaleza, era previsible.

Con este conocimiento podía deslumbrar al auditorio y ser recordado por décadas.

Para la gente joven que lee esto debo comentarles que hace 40 años habían muchas más moscas que ahora (año 2012). Por tratarse de un insecto tan molesto se lo ha combatido sin descanso.

Es de justicia reconocer que el personaje de esta mini-anécdota colaboró a su modo.

Por lo tanto, podemos extraer la conclusión de que la rutina (un cierto tipo de vuelo) favorece a los depredadores en perjuicio del rutinario.

Los expertos en seguridad ciudadana nos recomiendan: intente cambiar los horarios, las rutas, la conducta. No haga siempre lo mismo porque los delincuentes nos están observando y nos atacan cuando saben bien cuando encontrarnos, en qué lugar y cuál será nuestra reacción.

Estos son dos tristes ejemplos donde las rutinas perjudican al rutinario.

Agregaré un tercer ejemplo donde, en vez de «perjudicar», el verbo correcto es «vender».

Efectivamente, necesitamos mucho tiempo para lograr que nos conozcan quienes habrán de necesitarnos como proveedores. Conseguir un buen empleo o construir una cartera de clientes, lleva varios años.

Esos años son los que el mercado de demanda (clientes y empleadores) necesita para asegurarse de que somos confiables porque somos previsibles.

(Este es el Artículo Nº 1.504)

●●●

sábado, 24 de marzo de 2012

La lucha contra la enfermedad y la muerte

Click aquí para oír la lectura


El capitalismo y el comunismo ofrecen (prometen) una mejor forma de controlar la enfermedad y la muerte.

El comunismo y el capitalismo tienen aspectos comunes y diferencias que llaman la atención pero que no son tan dramáticas.

A la postre en ambos regímenes existe un mal reparto:

— En el capitalismo pocas personas tienen mucho dinero y una mayoría tiene muy poco;

— En el comunismo pocas personas tienen mucho poder y una mayoría tiene muy poco.

Como ya habrán adivinado, si tenemos en cuenta que dinero y poder son muy similares (al punto que podemos hablar del «poder que da el dinero»), entonces esas enormes diferencias que tanto nos apasionan, son esencialmente insignificantes.

Es oportuno recordar la «envidia».

Efectivamente:

— otros tienen un mejor trabajo;
— otros viven en un país más bello, educado, seguro;
— otros viven en un tipo de economía que evita la competencia despiadada entre los ciudadanos;
— otros viven en países con mayor libertad individual.

Muchos cubanos y coreanos (actualmente, únicos dos países comunistas) desearían vivir en un sistema capitalista y muchos franceses e ingleses desearían que las diferencias económicas entre los ciudadanos fueran menos obscenas.

Es innegable que no da lo mismo vivir en un régimen capitalista que vivir en un régimen comunistas, pero tampoco da lo mismo vivir en un clima gélido que vivir en un país tropical; no es lo mismo vivir en un país poblado por muchas razas a vivir en otro más homogéneo; es diferente vivir donde escasea el agua potable a vivir en otro donde los ciudadanos la usan hasta para lavar los autos y no cierran el grifo mientras lo enjabonan.

Aunque uno y otro régimen hacen un reparto injusto del dinero o del poder, los motivos realmente profundos (inconscientes) apuntan a luchar más eficazmente contra la enfermedad y la muerte.

●●●

(Este es el Artículo Nº 1.503)

viernes, 23 de marzo de 2012

El dualismo cartesiano y la pobreza patológica

Click aquí para oír la lectura


El dualismo cartesiano nos impide conocer algunas causas de la pobreza patológica.

Los invito a compartir algunas reflexiones sobre la palabra «refractario» (1).

1. adj. Dicho de una persona: Que rehúsa cumplir una promesa u obligación.
2. adj. Opuesto, rebelde a aceptar una idea, opinión o costumbre.
3. adj. Dicho de un material: Que resiste la acción del fuego sin alterarse.

Como vemos el adjetivo califica a personas u objetos resistentes, que se oponen, que se rebelan, que rehúsan, a hacer, a cumplir, a aceptar.

En otro artículo (2) les decía:

«Concebir que somos exclusivamente orgánicos y funcionales, permite entender que las inhibiciones son en realidad desperfectos anatómicos y/o fisiológicos.»

Nuestra cultura se basa en la creencia de que estamos compuestos por un cuerpo material y, por lo tanto, mortal más un espíritu inmaterial y, por lo tanto, inmortal.

Esta concepción filosófica (3) incluye una relación jerárquica entre ambos «componentes» y es que el espíritu gobierna (o debería gobernar) al cuerpo. Es consecuencia de esta idea pensar que las personas que logran gobernar su cuerpo son humanamente superiores a quienes permiten que su espíritu sea gobernado por el cuerpo.

Esta discrepancia entre lo que es y lo que debería ser (4) nos induce a errores.

El organismo es refractario a realizar ciertas acciones y cada una de las células tiene períodos de inactividad obligatorios. A nivel general, nos cansamos y necesitamos un período de reposo posterior a un período de actividad.

La duración del período refractario (período en el que una célula se opone a reaccionar ante los estímulos habituales) es variable en cada persona y se alarga con el envejecimiento.

El pene, luego de cada orgasmo, ingresa en un período refractario inevitablemente.

En suma: La pobreza patológica puede tener causas orgánicas que nuestra filosofía es refractaria a diagnosticar.

(1) Diccionario de la Real Academia Española: refractario

(2) Somos anatomía funcionando

(3) El dogma del dualismo cartesiano

(4) La Naturaleza es propiedad humana

(Este es el Artículo Nº 1.502)

●●●

jueves, 22 de marzo de 2012

Nuestro deseo y el desarrollo personal

Click aquí para oír la lectura


Cuando la psiquis y el cuerpo se perciben como una unidad indivisible, es posible desarrollar el talento y la vocación según el deseo propio.

Una persona podrá heredar una gran fortuna y convertirse en pobre si no la sabe administrar.

Por lo tanto tener dinero suficiente dependerá de la disciplina, el control y la administración de los recursos disponibles.

Hay personas que tienen dinero como los ricos pero viven como los pobres porque lo que no saben es gestionar los recursos disponibles.

Hasta podría parafrasear un refrán para decir «Saber gastar es la clave porque gastar cualquiera sabe».

A estas dos consideraciones podemos agregarle una tercera que refiere a la riqueza corporal, esa que todos poseemos según la suerte que hayamos tenido en la dotación genética que se formó aquella vez que papá y mamá se amaron apasionadamente.

Con esa dotación genética que incluye nuestros talentos, seguimos estando expuestos a nuestra suerte porque en algunos casos podremos desarrollarla y en otros no tanto.

Así como hay ricos que viven como pobres porque no saben gestionar la fortuna económica de la que disponen, también existen personas que no saben gestionar sus dones naturales (inteligencia, memoria, aptitud física, arte, reflejos, razonamiento, simpatía, locuacidad, ...).

He mencionado un par de veces (1) un concepto que, según me consta, no ha sido muy fácil de entender (porque para mí no ha sido fácil de exponer).

Cuando digo que nuestra psiquis no cree que «es» un cuerpo sino que cree que «tiene» un cuerpo, estoy señalando una distancia inexistente entre el cuerpo y la psiquis, pues razonable es pensar que ambos conforman una sola unidad (un «ser» humano).

Quienes no creen que su psiquis y su cuerpo constituyen una unidad indivisible, es posible que permitan ser inducidos a cumplir deseos y vocaciones ajenas.

(1) El cerebro tiene un cuerpo

El disciplinamiento del cuerpo que tenemos


(Este es el Artículo Nº 1.501)


●●●

miércoles, 21 de marzo de 2012

Somos anatomía funcionando

Click aquí para oír la lectura

Aceptar el carácter exclusivamente orgánico de nuestro ser permite darle otra explicación a las inhibiciones laborales.

La indolencia, pereza o flojera persistentes, convierten al individuo en una persona dependiente, mínimamente productiva y forzosamente parásita de otros.

Leído así, parece que estoy criticando a quienes no ganan lo que consumen, sin embargo sólo los estoy describiendo aunque, personalmente, procuro no ser parasitado por ninguno de ellos.

Si parto de la premisa de que somos exclusivamente orgánicos aunque con una parte importante de nuestro cuerpo que desconocemos y a la que llamamos psiquis, puedo pensar que esta conducta no productiva y parásita es un tipo de anatomía que funciona de esa manera.

Comparo entonces la ineptitud laboral con cualquier otro desperfecto anatómico o disfunción orgánica, tales como parálisis, ceguera, psicosis.

En esta concepción de cómo es nuestro cuerpo, es posible pensar que la información, la interpretación de la realidad y las destrezas forman parte inseparable de ese cuerpo anátomo-fisiológico.

Nuestros conocimientos y nuestras preferencias, participan en la organización de nuestro desempeño, tanto como nuestra vocación, fuerza muscular o resistencia a la fatiga.

Por ejemplo:

— Quien piense que las personas son todas familiares (por ser de la misma especie), tendrá dificultades para cobrarles dinero por su trabajo;

— Quien piense que todos los que le dan tareas para hacer deben amarlo tal como es, rechazará agresivamente («en defensa propia») a quien pretenda hacerlo cumplir un horario o una orden de trabajo;

— Quien no soporte que otros piensen diferente, tampoco aceptará que tengan intereses diferentes al propio, con lo cual la natural oposición de intereses de quien paga y de quien cobra constituirá un muro infranqueable para cualquier tipo de intercambio ganancioso.

En suma: concebir que somos exclusivamente orgánicos y funcionales, permite entender que las inhibiciones son en realidad desperfectos anatómicos y/o fisiológicos.

(Este es el Artículo Nº 1.500)

●●●

martes, 20 de marzo de 2012

El valor de la firma

Click aquí para oír la lectura


Que nuestra firma tenga valor de pago mediante las tarjetas de crédito, es un honor que estimula su uso.

Como somos insaciables consumidores de amor, reconocimiento, protección y admiración, podemos llegar a hacer cosas muy extrañas para obtener tales suministros.

Así como las patologías psíquicas más severas nos aportan visible información sobre la psiquis normal (precisamente porque son las exageraciones de la normalidad lo que las convierte en patológicas), también podemos aprender cosas interesantes observando a los niños.

Ellos son adorablemente ingenuos, trasparentes y nada reprimidos.

Ellos pueden mostrarse orgullosos, omnipotentes, vanidosos, inmodestos, engreídos, ... y así somos los adultos aunque tenemos que disimular porque de no hacerlo nos quedaríamos sin amigos.

En otro artículo (1) les comentaba que en los billetes de todo el mundo siempre aparecen una o dos firmas de gente muy importante.

¿Cuántos ciudadanos de su país pueden postularse para que su firma esté en los billetes que todo el mundo usa? Seguramente muy pocos. Se trata de un honor especial. Parecido al de ser el presidente de la nación.

El niño que todos llevamos dentro podría hacer cualquier cosa por acceder a ese logro... sin olvidarme que para otros sería algo totalmente superfluo porque sus búsquedas de suministros narcisísticos están en otros aspectos, como es tener hijos hermosos, comprar un buen televisor, que la madre siga demostrándole una preferencia clandestina ante los otros hermanos.

Como mencioné en otro artículo (2), los administradores de tarjetas de crédito (Visa, Master, Diners) estimulan el mayor uso de su «dinero plástico» porque eso les provee atractivas ganancias.

Ya han logrado que exhibirlas ante otros constituya un símbolo de estatus (jerarquía), pero la necesidad de firmar el comprobante de compra equivale a firmar billetes y le da un valor superlativo a algo tan personal como es la firma.

(1) Las cartas del Banco Central

(2) Tarjetas de crédito desinfectadas

Las tarjetas de crédito simulan ser dinero limpio


(Este es el Artículo Nº 1.499)

●●●

lunes, 19 de marzo de 2012

Los oficios y el talento natural

Click aquí para oír la lectura


«En casa de herrero cuchillo de palo» ocurre cuando el «herrero» no hace lo que mejor sabe hacer.

Cada vez que alguien empieza una frase diciendo «La vida es...», alienta la esperanza de que habrá de decir algo muy importante, aunque a la postre suele frustrarnos expresando un pensamiento muy impactante pero que si quisiéramos utilizarlo sabríamos de su ineficacia.

Facebook está lleno de esos contenidos infinitamente huecos pero que consumen, segundo tras segundo, nuestra única vida... porque al final la vida no es mucho más que esto: un collar de muchísimos momentos, el promedio de los cuales son trivialidades, simplezas, naderías.

«La vida es un collar de naderías» podría ser el resumen de estos dos párrafos. Lo pondré en mi Muro.

Hemos oídos con espíritu ligeramente burlón, el proverbio que dice «En casa de herrero, cuchillo de palo», para significar situaciones como que a un bombero se le incendie la casa, que un médico esté enfermo o que un psicólogo tenga hijos drogadictos.

Por neurosis podemos entender el conjunto de fenómenos psíquicos causados por la inadaptación de nuestros instintos a las imposiciones culturales.

Por ejemplo, es neurosis tener muchos hijos con muchas mujeres para disimular una pujante homosexualidad; es neurosis despilfarrar dinero para irritar al padre ahorrativo; es neurosis obsesionarse con el lavado de manos para no pensar que quizá somos hijos adoptivos de quienes dicen ser nuestros padres biológicos.

Cuando la neurosis nos lleva a hacer algo diferente a lo que realmente deseamos, distinto a lo que mejor haríamos por talento natural y hasta contrario a lo que más nos convendría, estaremos muy expuestos a que los hechos contradigan nuestras decisiones, porque quisimos dedicarnos al arte (nuestro verdadero talento) pero un tío nos trató de afeminados o quisimos ser mecánicos pero consideramos más elegante estudiar abogacía.

(Este es el Artículo Nº 1.498)

●●●

domingo, 18 de marzo de 2012

La estupidez rentable

Click aquí para oír la lectura

Los juegos de azar son muy rentables gracias a la incompetencia matemática y al nivel primitivo del pensamiento de los apostadores.

En otro artículo (1) decía que las sociedades, ante el hecho de que no pueden prohibir que los ciudadanos organicen y participen en juegos de azar, se conforman con reglamentarlos.

Los Estados (como cualquier otro individuo) apelan de este modo a la pragmática consigna según la cual «Si no puedes con él, únetele». Desembocamos de este modo en que a los «enemigos» se los combate enfrentándolos o aliándonos con ellos.

Desearía conocer a la persona que pueda explicar razonablemente cómo podemos tener actitudes tan opuestas para un mismo asunto (lidiar con los enemigos, con los problemas, con las circunstancias adversas).

Pero luego de haber decidido aliarse con el problema y optar por reglamentar los juegos de azar, aparecen otros motivos para haber tomado esa decisión.

Los juegos de azar son increíblemente rentables para quienes los organizan. Esta segunda causa de intervención estatal es el afán recaudatorio de las instituciones fiscales.

¿Por qué los juegos de azar son tan rentables?

La respuesta es cruel pero tenemos que aceptarla con humildad: la rentabilidad aumenta junto con la estupidez de los apostadores.

Nuestra incompetencia matemática es proverbial y, como si esta no alcanzara, los sistemas educativos de todas las naciones no hacen otra cosa que profundizarla logrando que el 99% de los alumnos seamos unos fracasados irreversibles en esa destreza intelectual.

La estupidez de los apostadores no solamente surge de un cálculo de probabilidades muy alejado de la certeza matemática sino también de funcionamientos mentales primitivos (pensamiento mágico, creencias religiosas, supersticiones) que aún predominan en casi todos nosotros.

En mi búsqueda de las causas de la pobreza patológica suelo encontrar que estamos mejor predispuestos para perder que para ganar.

(1) ¿Qué libertad aporta el dinero?

(Este es el Artículo Nº 1.497)

●●●

sábado, 17 de marzo de 2012

Sobre cómo ver y pensar

Click aquí para oír la lectura


Estudiar formas de mejorar lo que vemos y lo que pensamos puede contribuir a disminuir la pobreza.

Hace más de dos años les comentaba (1) sobre el fenómeno de la «refracción», mostrándoles cómo se ve una cuchara dentro de un vaso con agua.

El confiable sentido de la vista, que nos lleva a realizar afirmaciones del tipo «Si no lo veo no lo creo», resulta que necesita ser rectificado cuando en algunas circunstancias (cambio de medio aéreo a medio acuático) nos provee datos erróneos (cuchara falsamente doblada).

Más recientemente (2), tomando como ejemplo la institución jurídica de hábeas corpus, les comentaba que nuestro cerebro, tan confiable como el sentido de la vista para informarnos sobre las circunstancias que nos rodean, resulta que es muy objetivo para todo el universo menos para evaluar su propia existencia.

De los 7.000 millones de habitantes, sólo 35 millones viven fuera de un régimen capitalista (24 en Corea del Norte y 11 en Cuba, ambos administrados con criterios comunistas) y podemos suponer que en el sistema capitalista cada individuo debe valerse por sí mismo, aunque en muchos países se sienta más desamparado que en otros (dependiendo de las políticas sociales que estén vigentes).

La pobreza es un fenómeno que nos acompaña desde que el mundo es mundo, pero esa antigüedad no es motivo para pensar que sea inevitable.

Alguien (¿por qué no yo mismo?) puede encontrar ideas que inicien un proceso de terminación con esa injusticia distributiva.

Vuelvo al principio para comentar que si nuestro sentido más confiable (la vista) y nuestro órgano más prestigioso (el cerebro), producen datos erróneos, no es tiempo perdido todo lo que podamos hacer para mejorar la calidad de lo que vemos y razonamos pues la injusticia distributiva puede estar causada por nuestra ineficiencia para ver y pensar.

(1) Mala puntería

(2) El cerebro tiene cuerpo

Otras menciones del concepto «precariedad del pensamiento»:

La verdad bloquea el cerebro


El autocastigo tranquilizador


(Este es el Artículo Nº 1.496)

●●●

viernes, 16 de marzo de 2012

¿Qué libertad aporta el dinero?

Click aquí para oír la lectura

Algunas reflexiones elementales nos interrogan sobre cuál es realmente la mayor libertad que nos aporta una mayor cantidad de dinero.

En otro artículo (1) incluyo un párrafo que dice:

“Son enfermos los integrantes de minorías diferentes que no tienen poder. Si los «diferentes» son muchos o, son pocos pero muy poderosos, entonces esa diferencia no la consideraremos patológica. Así funciona nuestro precario discernimiento.”

En otras palabras estoy diciendo que un fenómeno orgánico o social es patológico dependiendo de su poder.

Algo similar ocurre con los juegos de azar. Son un delito si el Estado puede prohibirlos con eficacia, pero si no puede prohibirlos, dejan de ser un delito y, en todo caso, estarán reglamentados. En este reglamento se dirá, por ejemplo, que los menores de 18 años no podrán hacer apuestas.

Cuando una sociedad debate sobre si los juegos de azar deben ser prohibidos o legales, salen a luz algunas ideas que serían desconocidas si esa discusión no existiera.

Los ciudadanos

— ¿Tienen libertad irrestricta de hacer con su dinero lo que quieran o, por el contrario no deberían estar autorizados a malgastarlo siendo que otros ciudadanos lo están necesitando para satisfacer necesidades humanas impostergables (comer, abrigarse, sanarse)?;

— Desde el punto de vista de la moral colectiva, ¿es igual el dinero ganado con el trabajo (o recibido en herencia) que el dinero ganado en actividades (el juego) que pueden tipificarse como viciosas (insanas)?;

— Si se acepta que la familia es la célula del tejido social, ¿es coherente legalizar los juegos de azar en tanto son seguros causantes de la ruina económica provocada por el integrante ludópata (jugador compulsivo)?

En otras palabras: el dinero legalmente obtenido, ¿puede ser gastado con total libertad? En caso de que esa libertad no sea total sino parcial, ¿qué tipo de libertad obtenemos con más dinero?

(1) El poder y la buena salud delirante

(Este es el Artículo Nº 1.495)

●●●

jueves, 15 de marzo de 2012

Tarjetas de crédito desinfectadas

El creciente negocio de las tarjetas de crédito se beneficia de nuestro temor al dinero (supuestamente) infectado.

Hace unos años les conté en este mismo blog (1) de una reunión que hice en mi casa con los amigos más tolerantes con mis preocupaciones por la pobreza patológica.

En esa ocasión recuerdo que había conseguido un libro para reencuadernar, dado su avanzado estado de deterioro, y un billete no tan estropeado.

Les pedí a los visitantes que se imaginaran con mucha hambre y apoyé sobre el libro y sobre el billete sendos trozos de pan. Al preguntarles cuál elegirían, la respuesta fue unánime: comerían el pan apoyado sobre el súper-manoseado libro.

La hipocondría es una «Afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud». (2)

Aunque el sentido común tiene a las enfermedad y afecciones «entre ceja y ceja», no dejan de tener efectos secundarios beneficiosos para alguien (inclusive para quien las padece).

Desde hace poco tiempo el temor a contraer enfermedades por falta de higiene (lavado simple, con agua y jabón), ha dado paso al mismo temor por falta de desinfección (profilaxis profunda).

La gripe A (N1H1) fue una pandemia ocurrida durante el año 2009 que «sirvió» para exacerbar nuestro temor a los contagios letales y que dejó en muchas sociedades la obligatoriedad de proveer al público en general con dispensadores de alcohol en gel para que pudiera desinfectarse quien lo quisiera.

Los fabricantes de alcohol en gel mejoraron sus ventas, pero también quería comentarles que las empresas administradoras de tarjetas de crédito, proveedoras de este sustitutivo de «billetes infectados», manejan su lucrativo negocio alegando razones de practicidad y seguridad, pero beneficiándose de nuestra hipocondría porque no tenemos que desinfectarnos después de comprar con tarjetas de crédito.

(1) Dinero contaminado 

(2) Diccionario de la Real Academia Española


(Este es el Artículo Nº 1.494)

●●●

miércoles, 14 de marzo de 2012

La ignorancia y el temor necesarios

La ignorancia es una condición de gran valor para quienes cuentan con ella. Tiene mala fama pero es imprescindible para que ciertas cosas sucedan.

Por ejemplo, todas las personas que creen en Dios están obligadas a no entender algunos hechos. Por ejemplo, deben desconocer por qué Dios permite algunas desgracias que parecen injustas.

El creyente supone que ese no entender y seguir amándolo, es un gesto de humildad que lo vuelve digno a los ojos de Dios.

Sin esa incomprensión, los sacerdotes no tendrían justificado su ministerio.

De forma similar es necesario que una mayoría de ciudadanos no entienda qué es el dinero para que los banqueros y ciertos privilegiados con ese conocimiento puedan continuar ejerciendo el control de una mayoría ignorante.

La comparación con el fenómeno religioso no es casual. Usted y yo tenemos que tener fe en que esos papelitos (billetes) o esos trozos de metal (monedas) tendrán valor de cambio si pretendemos canjearlos por lo necesario (comida, vestimenta, etc.).

El por qué esos pequeños objetos (billetes y monedas) tienen valor de cambio suele ser tan poco entendible como la causa por la que un Dios bueno y poderoso permite (¡o decide!) que ocurra una tragedia.

Los misterios de la religión nos vuelven temerosos de Dios porque no sabemos bien qué hacer para que no nos castigue como a las víctimas de un accidente.

Los misterios sobre el dinero nos vuelven temerosos de él, de quienes lo poseen en abundancia, de quienes pueden influir sobre su valor, de quienes pueden falsificarlo y en general, temerosos de un grupo de personas desconocidas.

El temor a Dios nos da por aliarnos con Él y el temor a los ricos nos da por odiarlos.

Este temor que surge de la ignorancia nos vuelve inseguros, vulnerables, es decir: fácilmente gobernables y explotables.

(Este es el Artículo Nº 1.493)

●●●

martes, 13 de marzo de 2012

El dinero provoca envidia

Es lógico envidiar (¿odiar?) el valor constante que tiene el dinero al compararlo con las bruscas fluctuaciones de nuestra energía.

Los compromisos (responsabilidades) son una carga muy pesada para cualquiera. En lo único que nos diferenciamos es en que para algunos esa carga pesada los deja avanzar y a otros los aplasta. Es todo cuestión de fortaleza física (entendiendo que la psiquis es orgánica).

Uno de los compromisos pesados tiene que ver con la venta de nuestra fuerza laboral. Cuando suscribimos un contrato de trabajo estamos poniéndonos sobre los hombros una responsabilidad difícil de llevar.

La dificultad mayor está en que nos comprometemos a canjear algo de valor constante como es el dinero por algo de valor inconstante como son nuestras ganas de trabajar.

Por muchos motivos la cantidad de energía disponible fluctúa. Hay días en que nos levantamos con ganas de mover una montaña y al día siguiente nos resulta difícil darnos una ducha.

Nosotros sabemos que somos así y los días en que la energía nos abandona (por motivos generalmente desconocidos), tenemos que hacer un esfuerzo de voluntad muy penoso para cumplir con los compromisos.

El dinero es muy necesario pero esa constancia de su valor nos resulta preocupante pues sabemos que no siempre podremos mantener nuestro desempeño como lo conserva él. Es como si tuviéramos que competir con una máquina: ésta no se enferma, no se cansa, todos los días está igual. No es posible competir con una máquina.

Cuando vendemos nuestra fuerza laboral, estamos asumiendo que canjeamos un valor constante (el del dinero) por un desempeño que fluctúa, varía, a veces está alto y otras veces está bajo.

Es lógico odiar (o envidiar) al dinero porque siempre está igual. Si lo odiamos, querríamos que salga de nuestra vida y es así como aparece la pobreza patológica.

(Este es el Artículo Nº 1.492)

●●●

lunes, 12 de marzo de 2012

Dificultades para cobrar el trabajo

Por un inconsciente intento de eludir la prohibición del incesto, algunos trabajadores no pueden cobrar por su trabajo.

El cariño, la ternura y la solidaridad son las expresiones de amor que manifiestan los integrantes de una familia a cada uno de sus integrantes.

Pensemos a la familia y a la sociedad como círculos concéntricos.

El círculo más pequeño (familia) contiene a los familiares: madre, padre, hermanos.

El círculo más grande (sociedad) contiene a las familias: Los Pérez, los Rodríguez, los González.

La interacción dentro de la familia se realiza en forma solidaria. Todos contribuyen con lo que pueden a las tareas necesarias para la supervivencia y calidad de vida. Esas tareas no son remuneradas sino que existe un acuerdo tácito de cooperación.

La interacción dentro de la sociedad se realiza con un criterio económico. Quienes trabajan para familias diferentes a la propia, son remunerados con dinero.

En suma: el amor no monetario (alimentación, cuidados, mimos) circula dentro de las familias y el amor monetario circula fuera de las familias.

La pobreza patológica tendría como una de sus miles de causas el no saber diferenciar la familia propia de las demás familias.

¿Por qué alguien puede confundir a un integrante de la propia familia con los integrantes de otras familias?

La causa más importante y menos obvia refiere a la incomprendida prohibición del incesto.

Efectivamente, quienes tratan a todos como si fueran de la familia creen que lo hacen por pura bondad, bonhomía, solidaridad, cuando en realidad es un intento de transgredir esa insoportable prohibición.

El rechazo del dinero es un intento de considerar a los integrantes de otras familias como integrantes de la propia.

Una vez lograda esta confusión entre familiares y no familiares, es posible imaginar que las relaciones incestuosas son posibles pues están autorizadas con esos «familiares» agregados.

(Este es el Artículo Nº 1.491)

●●●

Mucho dinero desestimula

Aunque parezca increíble es normal que buenos profesionales se sientan desmotivados si reciben elevadas remuneraciones.

Si hacemos una encuesta artesanal encontraremos que once de cada diez entrevistados afirmarán sin vacilaciones que «la gente trabaja por el dinero».

Pero claro, nunca falta un psicoanalista que le busque la quinta pata al gato y peor aún, que se la encuentre.

Los motivos por los que trabajamos son variados y podemos ponernos de acuerdo en que cobrar un salario es uno de esos motivos.

Las causas no tan visibles como el dinero pueden llevarnos a problemas de difícil solución.

Causas menos visibles son la vocación, el placer que nos provee cierta tarea, otra es el prestigio que podamos sentir en ese lugar de trabajo, agregaría que por motivos familiares puede ser un orgullo realizar la misma tarea que los antepasados.

Nuestra cultura tan neurótica difícilmente haga hincapié en estos estímulos inmateriales.

Por ejemplo, los maestros reciben fuertes suministros narcisísticos cuando se constituyen en una imagen de autoridad para sus pequeños alumnos, que no paran de expresarle admiración y que lo miran hasta con cierta veneración.

Los policías suelen sentirse muy poderosos porque están autorizados a portar armas y se les toleran algunos excesos que los enorgullecen cuando esto es parte de su anhelo.

Los médicos parecen mágicos salvadores, capaces de proezas científicas que dejan con la boca abierta a quienes no conocen la profesión.

¿Qué ocurre cuando estos vocacionales son remunerados abundantemente con dinero?

Difícilmente alguien esté dispuesto a reconocerlo pero su pasión por hacer lo que hace puede caer haciéndose añicos pues todo el idealismo con el que trabajaba apasionadamente, deja de existir cuando la sociedad se lo remunera abundantemente.

El dinero es muy necesario para vivir pero quien paga, compra, domina, y no es esto lo que los vocacionales desean.

(Este es el Artículo Nº 1.490)

●●●

sábado, 10 de marzo de 2012

Revolucionarios e inversionistas

¿Leemos juntos?


Los revolucionarios son personas que conservan su «trabajo» haciendo que nada cambie y combaten a los inversionistas porque realmente transforman la realidad.

La imperiosa necesidad que tenemos de ganarnos la vida y de ser aceptados por la sociedad en la que vivimos, nos expone a cometer involuntariamente algunos actos desleales.

Por ejemplo, un médico involuntariamente puede tomar decisiones o realizar recomendaciones que, en última instancia, serán más útiles para conservar las enfermedades que le dan ocupación en vez de provocar curaciones definitivas que lo dejarían sin trabajo.

Un sanitario (fontanero) quizá le haga peores trabajos a quien le paga puntualmente y sin pedirle una rebaja en los honorarios, porque es un cliente a quien conviene «visitarlo» con la mayor frecuencia posible.

Un tercer ejemplo puede referirse a los agentes de cambio: políticos, sociólogos, psicólogos, sindicalistas.

Asumo que no confío en los gobiernos populistas, es decir, aquellos que parecen ceder con llamativa humildad al clamor popular.

Con mentalidad psicoanalítica he observado que la palabra «revolución» significa darle a algo una vuelta completa, de 360 grados, dejarlo como estaba después de hacerlo girar.

También he observado que la palabra «inversión» significa darle a algo un giro que lo deje patas arriba (180º), es decir, un total cambio de posición.

En la «revolución» hay un movimiento para que todo siga como estaba y en la «inversión» hay un movimiento para que todo quede exactamente al revés a como estaba.

En los gobiernos populistas se habla positivamente de «revolución» y se habla negativamente de «inversión», prometiendo que con la «revolución» los pobres serán ricos y viceversa, al mismo tiempo que se combatirá a los «inversionistas» (capitalistas, comerciantes, industriales).

En suma: Los revolucionarios logran conservar su trabajo dejando todo como estaba. La historia parece demostrarlo: la pobreza tiene miles de años gracias a las revoluciones.

Nota: Esta hipótesis puede complementarse leyendo un artículo de Wikipedia sobre Gatopardismo

(Este es el Artículo Nº 1.489)

●●●

viernes, 9 de marzo de 2012

Lo que esconde la pobreza

Tener dinero, autoridad o cualquier otra forma de poder, avergüenza a quienes creen tener sentimientos inconfesables.

Por lo menos en el Río de la Plata (Argentina y Uruguay), tenemos un dicho popular que reza: «Si querés conocer a Carlitos, dale un carguito». Por «carguito» debe entenderse un puesto de poder (jefe, coronel, maestro), donde tenga la potestad de tomar decisiones que afecten a los demás:

Lo que intenta decir el referido dicho popular es que las personas con poder se muestran como son, es decir, con todas las vilezas, ignominias y bajezas de lo que son capaces.

Por el contrario, la falta de protagonismo (visibilidad, exposición pública, notoriedad), pero fundamentalmente la falta del poder necesario para expresar su voluntad, para influir sobre los acontecimientos y hasta sobre la vida de otras personas, permite a muchas ocultar su verdadera esencia (buena o mala).

Es posible hacer un pequeño cambio en la frase popular para decir «Si querés conocer a Carlitos, dale billetitos» (Por «billetitos» debe entenderse «dinero», poder económico).

En este sentido existe una especie de «frase célebre» que dice: «El dinero no cambia a las personas, las muestran tal cuales son.»

Esencialmente terminan siendo afirmaciones de significado muy similar.

Con estos elementos podríamos formular una hipótesis bastante aceptable que explica una de las miles de causas que provoca la pobreza patológica.

Todos conocemos personas que ostensiblemente rechazan roles de mando alegando que no tienen carácter, que se pondrían muy nerviosas, que tienen muy mala opinión de cualquiera que dé órdenes, que ejerza la autoridad o que mande a hacer.

Podríamos pensar que tanto quienes rechazan responsabilidades de mando como quienes rechazan el poder económico en realidad necesitan ocultar características personales impresentables, vergonzosas, amorales.

En suma: rechazan la autoridad y el dinero para ocultarse.


(Este es el Artículo Nº 1.488)

●●●

jueves, 8 de marzo de 2012

La asociación entre el dinero y el deseo

La publicidad genera ganancias máximas porque quien más desea más puede pagar.

Les contaré una historia de vida de tres europeos que decidieron emigrar a América del Sur hace años.

Primero vinieron dos hermanos y de a poco empezaron a vender artículos que ellos fabricaban en su país de origen. Uno vendía telas y el otro vendía artículos de bazar.

Tuvieron que aprender casi todo desde cero porque ellos sabían fabricar pero no vender.

Al poco tiempo descubrieron que es muy importante la necesidad y el deseo como fuentes de energía física e imaginación.

Recibían a cada cliente con alegría, entusiasmo, afecto y hasta agradecimiento. Negociaban con pasión y los clientes volvían a comprar porque eran bien atendidos y obtenían muy buenos precios.

Esto último se debía a que, para posibilitar la venta, casi siempre ofrecían alguna rebaja del precio tentadora para el cliente.

En algún momento los hermanos se dieron cuenta que el deseo de vender era la causa de que tuvieran que disminuir las ganancias al ofrecer esa rebaja de precios.

Fue entonces que decidieron estimular a los clientes recomendándoles el otro comercio: El vendedor de telas estimulaba a sus clientes para que compraran en el bazar del hermano y este hacía lo mismo.

Así lograban elevar el deseo de los compradores evitando que los comerciantes tuvieran que hacer rebajas de precio. Por esto aumentaron las ganancias de ambos hermanos.

Enterados que la persona deseante termina pagando más que la no deseante, llamaron al tercer hermano para que se viniera a trabajar con ellos.

A este nuevo inmigrante le asignaron la tarea de estimular el deseo de los clientes para ambos comercios.

Este trabajo «publicitario» generó ganancias que parcialmente compartieron con el tercer hermano.

Esta asociación entre el deseo y el dinero creó las Agencias de publicidad.

(Este es el Artículo Nº 1.487)

●●●

miércoles, 7 de marzo de 2012

La dificultad para negociar

La dificultad para negociar pudo generarse en una educación que incluyó castigos físicos humillantes.

El mundo de los negocios es un aceptable proveedor de dinero suficiente para cubrir los gastos de una familia que aspire a una calidad de vida digna.

Aunque mi diccionario de cabecera (1) ofrece varias acepciones del verbo «negociar», me interesa resaltar la que textualmente dice:

«Tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros, mercancías o valores para aumentar el caudal.»

En otras palabras, negociar es intercambiar opiniones con otra persona sobre cuál sería la forma más conveniente para ambos de permutar bienes (o servicios).

El acuerdo se logra cuando los negociadores quedan satisfechos (conformes, «felices», contentos).

De acá deducimos que la habilidad negociadora es imprescindible para llegar a tratos justos, inteligentes, generadores de esa ganancia que se aplicará a los gastos familiares y, con un poco más de suerte, a prosperar pasando a niveles que superen las necesidades básicas de supervivencia (comer, abrigarse, descansar).

Aunque la habilidad negociadora se apoya en un talento como cualquier otro arte, puede desarrollarse o no según la suerte que cada uno tenga en la vida.

Cuando nos criamos en un contexto social donde los deseos personales son respetados desde la primera infancia, es muy probable que en la edad adulta nos parezca natural respetar el deseo de los demás.

El eje de toda negociación está en que ambas partes puedan respetar el deseo del otro al punto de encontrar la mejor forma de complacerlo y simultáneamente obtener una ganancia máxima.

Por el contrario, quienes recibieron una educación represora, donde el deseo personal fue, no solo descalificado sino también vulnerado mediante castigos físicos (humillación), difícilmente pueda negociar para ganarse la vida.

En suma: La dificultad (¿imposibilidad?) para respetar los deseos personales, puede ser una causa de la pobreza patológica.

(1) Diccionario de la Real Academia Española

Otra mención del concepto «violencia»:

La violencia pedagógica

(Este es el Artículo Nº 1.486)

●●●

martes, 6 de marzo de 2012

El dinero es vida

Para algunas personas el dinero equivale a «vida» pues inconscientemente lo entregan creyendo asegurarse la inmortalidad.

En algunos artículos anteriores (1) mencioné que según el psicoanálisis existe una parte de la psiquis, de gran actividad e influencia sobre nuestras decisiones y actuaciones, que se mantiene aislada de la conciencia.

Para favorecer ese ocultamiento, la naturaleza ha implementado que el inconsciente y la conciencia tengan lógicas diferentes.

Esto podría compararlo con dos personas que están juntas pero que no se comunican porque pertenecen a culturas tan distintas que hasta hablan lenguas diferentes (por ejemplo, alemán y español).

También agregaba que el inconsciente de algunas personas «cree» que si un banquero da un préstamo a un año de plazo, está asegurando que el prestatario (el tomador del préstamo, quien recibe el dinero), vivirá por lo menos ese año.

Con esta lógica del inconsciente tan ilógica para la conciencia, el inconsciente de esa persona influye para que permanezca endeudado toda la vida, excepto que alguien le haga saber al sobre endeudado que quizá su inconsciente está creyendo esta idea tan loca.

En otro artículo (2) también les decía que nuestro inconsciente comete otro error, «ayudado» por las compañías aseguradoras, cuando contrata el mal llamado «seguro de vida», cuyo objetivo real es indemnizar cuando muera a los beneficiarios que el contratante haya determinado, pero que por su ambigua denominación suele ser comprado por una decisión impuesta por un inconsciente que, estimulado por el instinto de conservación, «cree» que «seguro de vida» significa «inmortalidad».

Quien toma préstamos para sobrevivir y quien compra seguros para sobrevivir, están entregando dinero a cambio de vida. En el primer caso paga intereses y en el segundo caso paga el costo del seguro.

Conclusión: Podemos concluir que para el inconsciente de muchas personas (no de todas), el dinero es vida.

(1) Deuda sin duda

Todo bajo estricto descontrol

(2) El engaño de los seguros de vida

(Este es el Artículo Nº 1.485)

●●●

lunes, 5 de marzo de 2012

Deuda sin duda

Un inconsciente que confunde la palabra «deuda» con la palabra «duda», estimula el endeudamiento para aliviar la insoportable mortificación de la incertidumbre (duda).

En otro artículo (1) les comentaba que algunas personas (sólo algunas, no todo ser humano) pueden tener un inconsciente que hace una extraña (¿insólita, irracional, increíble?) interpretación del sistema financiero.

Les decía que para el inconsciente de algunas personas es posible que esa confianza que los (¿avaros, mezquinos, insensibles?) banqueros tienen con los prestatarios (deudores, clientes que toman dinero prestado), es una señal «inequívoca» de que pronostican la muerte del cliente para una fecha posterior a la cancelación.

El inconsciente de esas personas «cree» que si el banquero les presta dinero a un año, es una señal «inequívoca» de que vivirán por lo menos un año.

Las personas que huyen de la realidad, por considerarla excesivamente desagradable, necesitan pensar que los banqueros son malas personas pues esta característica es una garantía de que pronosticarán la verdadera sobrevida. Suponen que un banquero bondadoso haría pronósticos optimistas pero falsos.

Al constatar que el pronóstico del banquero fue acertado (porque sigue con vida), tendrá que gestionar una renovación para «asegurarse» otro año más y así hasta convertirse en inmortal.

Como el inconsciente está oculto a la conciencia el fenómeno de endeudamiento no tendrá fin excepto que se sienta accidentalmente descubierto porque algún psicoanalista enunció esta hipótesis que les comento.

Si esto ocurriera, esa persona notaría que paulatinamente iría perdiendo interés en pedir dinero prestado. Algunos podrían llamar a esto una «curación» y no estarían del todo equivocados.

Con la misma «ilógica», otro psicoanalista podría decirle a alguien: «Quizá usted necesita tener ‘deudas’ porque tener ‘dudas’ le resultaría mucho más penoso», ... y en algunos casos también podría ocurrir eso que algunos llamarían acertadamente «curación».

(1) No poder vivir sin endeudarse

(Este es el Artículo Nº 1.484)

●●●

domingo, 4 de marzo de 2012

El abandono parcial del chupete

Nuestra educación inicial se asegura de que abandonemos el chupete pero no se asegura de que abandonemos las ilusiones infantiles.

Cuando escuchamos decir que «La excepción confirma la regla (la norma)», damos por hecho que eso es verdadero... si nunca antes nos estimularon para reflexionar sobre la validez del sentido común.

Si es la «excepción» la que confirma la regla, entonces debemos suponer que la ausencia de «excepciones» anula la validez de cualquier regla.

Esta reflexión cuenta con un ejemplo muy importante, quizá el único por el que vale la pena hacer este razonamiento.

Efectivamente, si la regla es que todos moriremos algún día, nos ponemos a buscar la excepción que la confirme y al no encontrarla, entonces podemos suponer que la mortalidad no es una regla.

En otras palabras, la afirmación que hace el sentido común sobre la validez de las normas nos permite, disimuladamente, creer que podemos salvarnos de perder la vida.

Esta forma de analizar la afirmación «La excepción confirma la regla», es lógica pero como nos lleva a una conclusión disparatada (que alguien puede ser inmortal), entonces lo que no anda bien es la afirmación «La excepción confirma la regla».

Hay algo más del sentido común que funciona mal.

A los niños les permitimos que disfruten del chupete y de las fantasías en torno a los regalos que le caen del cielo en Noche Buena o en Día de Reyes.

Sin embargo aplicamos mucha energía para que algún día abandonen el chupete y nos despreocupamos de que se conviertan en adultos ingenuos, crédulos, fantasioso, voluntaristas, supersticiosos, capaces de creer en soluciones mágicas para resolver problemas tan concretos como es evitar la pobreza que genera no aceptar la realidad.

Ya sabemos que el chupete no alimenta pero aún creemos que los comerciantes hacen regalos como Papá Noel.

Nota: Obtengamos algún beneficio de nuestra inocencia infantil con este espectáculo de «magia».

(Este es el Artículo Nº 1.483)

●●●

sábado, 3 de marzo de 2012

No poder vivir sin endeudarse

Las personas que «no pueden vivir» sin endeudarse, quizá tengan un inconsciente que asocia «préstamo pendiente» con «vida futura para cancelarlo».

Si alguien le preguntara qué distancia hay entre la puerta de su casa y el remache más alto de la Torre Eiffel, seguramente usted diría que no sabe, pero si además el imaginario preguntón le pidiera exactitud milimétrica en la respuesta, ya tendría la total certeza de que la contestación es «No sé».

Pues bien, esta misma respuesta (firme, categórica, sin ninguna duda) es la que tendríamos que dar cualquiera de nosotros si nos preguntaran qué contiene nuestro inconsciente.

Esto que parece tan obvio, no lo es en realidad. Muchas veces pensamos que «inconsciente» es algo transitoriamente olvidado pero que haciendo un esfuerzo de memoria lo recordaríamos. Por el contrario, lo que está en el inconsciente es imposible de conocer.

Sin embargo es cierto que algunas ideas son tan débiles que parecen inconscientes. Encontramos con esta característica algunos prejuicios, supersticiones, miedo difuso, preferencias.

Si mencionamos contenidos inconsciente nos estamos refiriendo a suposiciones, hipótesis, teorías, cuyo conocimiento exacto sería tan imposible como la distancia expresada en milímetros hasta la Torre Eiffel.

Hipótesis: Es probable que en el inconsciente de algunas personas exista la predisposición a pensar que el endeudamiento los salva de morir.

Si una institución tan importante como un banco nos presta dinero, lo que también está haciendo es demostrarnos con hechos (prestarnos dinero) que está convencido de que tendremos vida futura hasta cancelarlo.

En otras palabras, el inconsciente puede imponer la decisión a endeudarse si imagina (asocia) que esa apuesta sobre el futuro que hace el banquero, es una garantía de que tendrá vida mientras lo esté pagando, mientras no lo cancele.

En suma: así se explicaría por qué algunas personas «no pueden vivir» sin endeudarse.

Otras menciones del concepto «sobreendeudamiento»:

El sobreendeudamiento y los privilegios

La psiquiatría financiera

Luchemos contra mí

(Este es el Artículo Nº 1.482

●●●

viernes, 2 de marzo de 2012

El acoso viral - (Artículo Nº 1.481)

La publicidad invasiva (cadenas, spam, marketing viral) es considerada «acoso» (agresión persistente).

— Mamá, vino el cartero!
— Abrí el sobre a ver quién nos escribió.
— Es de tía Élida.
— ¡Ah, debe ser otra cadena!
— Dice que si no queremos padecer una desgracia, tenemos que mandarle esta misma carta manuscrita a siete personas.
— Bueno, ponte a escribir tú que tienes más tiempo. (Murmurando) ¡La tía no tiene otra cosa que hacer que darme trabajo con lo ocupada que estoy!

Este diálogo pudo ocurrir cualquier día del siglo 18 para acá. Los religiosos ya utilizaban lo que hoy llamamos marketing viral.

Esta modalidad publicitaria consiste en imponer la difusión de una idea, una creencia, una marca. La forma más tóxica es la que conocemos como virus informáticos, cuyo objetivo es causar algún daño por diversión o aumentar las ventas de los antivirus.

Otra modalidad es el envío de correos masivos a personas que, como en los casos anteriores, no pidieron información sobre lo que se les ofrece.

La eficacia de los medios de comunicación y la creación de redes sociales parece haber favorecido esta forma de imponer (presionar) un producto o un servicio.

La lucha publicitaria ahora está instalada entre las pocas pero grandes empresas que se dedican a la publicidad en forma profesional y las miles de personas que procuran utilizar el marketing viral apoyándose en el spam (e-mails publicitarios).

El enojo de quienes no saben cómo parar de recibir las «cadenas de tía Élida» ha llevado a que la red más grande (Facebook) haya puesto mucha atención sobre quienes pretenden usarla para mejorar sus ventas.

La política de convivencia de esta red considera que enviar publicidad no solicitada puede considerarse «acoso» (agresión persistente).

Las amenazantes cadenas religiosas y los abrumadores e-mails (spam), fueron y son una forma de maltrato y desconsideración.

●●●

jueves, 1 de marzo de 2012

Ricos transgresores y pobres conservadores - (Artículo Nº 1.480)

Los ricos son transgresores con buena suerte y los pobres son, o conservadores, o temerosos, o ex-ricos transgresores con mala suerte.

Podemos pensar que la vida es un camino que va desde el nacimiento hasta la muerte. Ese camino está flanqueado (bordeado, rodeado, limitado) por dos líneas: una amarilla y otra roja.

La naturaleza y la cultura son las que diseñaron esa carretera, indicándonos que no tenemos que pisar la línea amarilla porque podemos padecer algunos inconvenientes, pero que si «nos pasamos de la raya» amarilla y pisamos la línea roja, entonces tendremos problemas graves con toda seguridad.

Las personas que sólo andan por su camino (su vida) sin siquiera acercarse a la línea amarilla, contarán con las máximas garantías. Tendrán una vida sana, sin sobresaltos, tranquila.

Las personas cuyo andar es un poco más imprevisible, o que directamente ignoran la línea amarilla como un límite que les concierna, tendrán un sendero más ancho aunque incurriendo en mayores riesgos. Tendrán una vida que podrá incluir algunos accidentes, algunas enfermedades, quizá estén más estresados. Padecerán algo más de nerviosismo.

Las personas que tampoco le prestan atención a la línea roja, tendrán un sendero aún más ancho que los dos anteriores, seguramente padecerán accidentes, conflictos con la sociedad, se verán expuestas a padecer castigos, sanciones, multas.

Es claro que el riesgo está asociado a las ganancias. Quienes anden por el camino más ancho, que pisoteen la línea amarilla y hasta la roja, tendrán más posibilidades de enriquecer y de perderlo todo.

Estas condiciones son las que causan un fenómeno observado por todos: los ricos son más transgresores (audaces o inmorales) que los pobres, incurren en más riesgos, ganan más y también pierden más.

Cuando les toca perder pasan a integrar el grupo de los pobres que alguna vez fueron ricos.

●●●