El creciente negocio de las tarjetas de crédito se beneficia de nuestro temor al dinero (supuestamente) infectado.
Hace unos años les conté en este mismo blog (1) de una reunión que hice en mi casa con los amigos más tolerantes con mis preocupaciones por la pobreza patológica.
En esa ocasión recuerdo que había conseguido un libro para reencuadernar, dado su avanzado estado de deterioro, y un billete no tan estropeado.
Les pedí a los visitantes que se imaginaran con mucha hambre y apoyé sobre el libro y sobre el billete sendos trozos de pan. Al preguntarles cuál elegirían, la respuesta fue unánime: comerían el pan apoyado sobre el súper-manoseado libro.
La hipocondría es una «Afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud». (2)
Aunque el sentido común tiene a las enfermedad y afecciones «entre ceja y ceja», no dejan de tener efectos secundarios beneficiosos para alguien (inclusive para quien las padece).
Desde hace poco tiempo el temor a contraer enfermedades por falta de higiene (lavado simple, con agua y jabón), ha dado paso al mismo temor por falta de desinfección (profilaxis profunda).
La gripe A (N1H1) fue una pandemia ocurrida durante el año 2009 que «sirvió» para exacerbar nuestro temor a los contagios letales y que dejó en muchas sociedades la obligatoriedad de proveer al público en general con dispensadores de alcohol en gel para que pudiera desinfectarse quien lo quisiera.
Los fabricantes de alcohol en gel mejoraron sus ventas, pero también quería comentarles que las empresas administradoras de tarjetas de crédito, proveedoras de este sustitutivo de «billetes infectados», manejan su lucrativo negocio alegando razones de practicidad y seguridad, pero beneficiándose de nuestra hipocondría porque no tenemos que desinfectarnos después de comprar con tarjetas de crédito.
(1) Dinero contaminado
(2) Diccionario de la Real Academia Española
(Este es el Artículo Nº 1.494)
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8 comentarios:
Mi inconsciente es muuuy tolerante al dinero infectado, y además yo soy una persona muy sensible al dolor ajeno, así que no lo piensen dos veces y envíen todo el dinero que les está molestando.
No nos desinfectamos después de usar la tarjeta de crédito porque sólo la usamos nosotros y pensamos que mugrientos son los demás.
Que curen la hipocondría!! Sin las tarjetas de crédito no vivo.
Lo del libro y el billete es cierto. Nos encantan las bibliotecas abiertas en los parques, las sueltas de libros, las estampitas que te dan en los ómnibus, pero el dinero es un asco.
Este invierno no me pienso vacunar contra la gripe. Además voy a comer mucho chocolate y lo voy a pagar con los billetes más sucios que encuentre.
Buen programa...
Yo voy a usar palabras sucias en los momentos más íntimos.
¿Qué? Ahora es un concurso a ver quién es el más sucio??? Dejaaaaa, yo me quedo con los sucios, queridos y tradicionales billetes.
Uno contrae enfermedades por exceso de preocupación...
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