martes, 30 de septiembre de 2008

Que nunca falten

Juntaré en el pensamiento de una sola persona lo que vengo escuchando de muchas.

«Adoro a los pobres. Son personas dulces, cariñosas, bondadosas, con buenos sentimientos.

Con ellos nunca tengo los problemas que tengo con las personas de mi clase social. Por eso prefiero estar la mayor parte del tiempo con ellos y no con los míos.

Los pobres no están permanentemente tratando de provocarme envidia con sus éxitos. Los de mi clase son irritantes. Siento que me agreden silenciosamente y eso me lleva a tratar de hacer lo mismo con ellos. Los pobres nunca me despiertan la agresividad. Me dan paz espiritual.

De alguna manera me hacen acordar de mi propia niñez, cuando yo no era dueño de casi nada, dependía de los demás y los demás cuidaban amorosamente de mí, como yo ahora los cuido a ellos.

También recuerdan a mi niñez porque se visten como yo les digo [siempre y cuando yo les dé la ropa, claro].

Los amo porque siempre me están consultando sus dudas y por supuesto que casi todas las veces tengo que ayudarlos con algo para que puedan seguir mis recomendaciones al pie de la letra.

Entre los pobres aún se conserva aquella antigua actitud de ser agradecidos con quien nos ayuda desinteresadamente. Ellos no se cansan de darme las gracias una y mil veces.

Cuando hacen lo que no deben y me veo forzado a rezongarlos, bajan la mirada reconociendo que tengo razón. Ellos son la única reserva de humildad y reconocimiento que queda en esta humanidad deteriorada, que ha perdido los valores más preciosos de nuestra especie.

¡Haría cualquier cosa con tal de que nunca falten los pobres!»

●●●

lunes, 29 de septiembre de 2008

Dios y el capitalismo

A la hora de irse a dormir, todos los agricultores de aquella comarca rezaban pidiéndole a Dios que tuvieran buenas cosechas. Y Él nunca los defraudaba.

Cerca de allí, pero en una casa parecida a un palacio, ubicada sobre una colina, un rico magnate se arrodilla cada noche para pedirle a Dios que los agricultores de aquella comarca tengan buenas cosechas. Y Él nunca lo defraudaba.

¿Si Dios nunca defraudó a nadie, por qué entonces unos son tan pobres y otro es tan rico?

Porque las grandes cosechas que obtenían los agricultores hacían que la tonelada de granos tuviera precios miserables. El magnate compraba toda la producción, la guardaba un tiempo en sus grandes galpones y luego la vendía a precios exorbitantes.

Todos los domingos, Dios y el párroco contaban con buena concurrencia en la misa.

●●●

domingo, 28 de septiembre de 2008

Bill Gates no puede gestar

El psicoanálisis es machista y por eso propuso alguna vez que existe una «envidia del pene» por la que las mujeres estarían siempre —conciente o inconcientemente— lamentándose de tener un pene tan chiquito como el clítoris.

Yo diría que el psicoanálisis está adaptado a la cultura occidental y que si esta es machista, él también lo es aunque sin dejar de reconocer que las cosas no son tan sencillas como a primera vista aparentan.

Estoy seguro de que los varones tenemos envidia del útero y de los senos. Nos hacemos los indiferentes menospreciando a las mujeres de mil maneras pero es obvio que si los varones tuviéramos el poder de gestar y alimentar con nuestro cuerpo, no habríamos hecho las obras tan increíbles que hemos hecho a lo largo de la historia y en todo el planeta.

Del mismo modo digo que si fuéramos los varones los encargados de gestar y alimentar con nuestro cuerpo y las mujeres no pudieran hacerlo, las grandes obras, descubrimientos, conquistas y fortunas que hoy nos llaman la atención, habrían sido realizadas por ellas.

En suma: Existen más varones económicamente poderosos porque no podemos gestar ni alimentar con nuestro cuerpo y existen más mujeres económicamente menos poderosas porque sí pueden gestar y alimentar con su cuerpo.

●●●

sábado, 27 de septiembre de 2008

El (¿dudoso?) heroísmo de los héroes

Según cuenta la historia, los conquistadores que llegaron a América eran personas muy ambiciosas, que corrieron enormes riesgos con el deseo de apoderarse de los metales preciosos que imaginaban en estos territorios.

Según esa misma fuente (los historiadores), no tuvieron empacho en matar a cuanto indígena pretendió interponerse en su camino.

Las cárceles de todo el mundo hoy están repletas de personas que si hubieran nacido en aquel contexto social, habrían llegado a ser héroes y ahora habrían ciudades, avenidas y calles con su nombre. Sin embargo, ahí los tenemos, repudiados por una cultura que no los acepta.

Para ganar dinero es preciso tener un cierto grado de sintonía con la cultura. La exposión al riesgo es legítima dentro de ciertos límites. Matar a un competidor por ejemplo (que habría pasado desapercibido en la época en que Colón llegó a América) está severamente condenado.

La salud mental está definida en función de la cultura. Una misma conducta puede ser excelente o condenable según quién, cuándo y dónde se evalúe.

Una forma habitual de encontrar buenas ideas para progresar en la vida consiste en leer la biografía de los exitosos. Sin embargo suele olvidarse que sus prácticas sólo fueron adecuadas en un cierto contexto y que no siempre son adaptables a otros.

●●●

viernes, 26 de septiembre de 2008

«Está prohibido porque sí»

Los deseos incestuosos se controlan mal y eso provoca perturbaciones molestas.

Todos tuvimos deseos de hacer el amor con alguno de nuestros progenitores, con hermanos, tíos. La prohibición que nos impusieron fue algo muy duro, cruel, difícil de entender para el niño o jovencito carentes de una noción clara sobre el por qué de esta norma tan traumática.

Peor aún: si yo les pregunto ahora porqué está prohibido tener sexo con los familiares, seguramente no podrían darme una explicación válida.

¡¡Y acá está el punto!! Observen lo que nos sucede: El deseo quizá más poderoso de nuestra infancia y juventud está prohibido y nadie nos explica por qué.

Esta falta de explicación nos lleva a suponer que nuestros deseos son prohibidos genéricamente. Es posible pensar que cuando queremos hacer o tener cierta cosa, nos dé miedo plantearlo porque ya una vez nos prohibieron algo importante y sin darnos explicaciones.

Cobrar por nuestro trabajo, pedirle al otro que nos pague, es un deseo muy importante y en algunas personas está asociado con aquel otro deseo que les fue prohibido sin explicaciones.

●●●

jueves, 25 de septiembre de 2008

Liberalismo y paternalismo

Es cierto que el ser humano es un animal muy diferente al resto de la fauna del planeta, pero me detengo en la pobreza de nuestro instinto.

Por este motivo, la mayoría de las destrezas para poder vivir tenemos que aprenderlas casi de cero, mientras que el resto de los animales tienen todo aprendido.

Esta particularidad nuestra hace que seamos bastante diferentes entre nosotros y que los animales se parezcan mucho entre sí.

La educación por tanto es el trabajo que tenemos que hacer para suplir la pobreza de nuestros instintos.

Los padres enseñamos a nuestros hijos con dos criterios bien diferentes: Con criterio liberal y con criterio paternalista.

El criterio liberal intenta ayudar al niño lo menos posible, procurando que siempre esté esforzándose para desarrollar al máximo sus posibilidades de supervivencia.

El criterio paternalista intenta ayudar al niño lo más posible, procurando protegerlo y estimularlo para que se desarrolle, pero sin presionarlo.

Aunque las metodologías son bien distintas, no puede pensarse que unos padres sean más amorosos que otros. Simplemente parten de creencias diferentes: Los liberales piensan que el esfuerzo logra los mejores resultados y los paternalistas piensan que la ayuda logra los mejores resultados.

Como siempre, la solución más cómoda y racional parecería ser la del liberalismo con posibilidades de conseguir una protección en caso de urgencia o la del paternalismo que no llegue a atrofiar las destrezas potenciales por falta de uso.

●●●

miércoles, 24 de septiembre de 2008

El Pocho S.A.

En el artículo Economía de escala comento sobre cómo ciertas empresas logran producciones de bajo coste gracias a que las cantidades producidas permiten una mejor distribución de los insumos fijos (alquiler, impuestos fijos, sueldos de personal administrativo, etc.).

Agrego ahora que también logran bajar sus precios porque al comprar grandes cantidades de materia prima, participan en las ventajas de las economías de escala de sus proveedores. Al hacer compras grandes de materia prima, obtiene mejores precios y esto abarata también sus producciones.

Estos conceptos no parecen estar muy vinculados con el tema habitual de este blog (las dificultades económicas de las personas).

Las cosas que hacemos los individuos para mostrar lo que consideramos nuestra mejor imagen (la más seductora, la más grandiosa, la más bella) escapa a cualquier imaginación. Hacemos casi cualquier cosa para seducir.

Una de las cosas que hacen algunos es cobrar muy poco dinero por su trabajo tratando de hacer creer que pueden ofrecer las ventajas de las «economías de escala» porque son grandiosos, porque tienen muchísimo trabajo, porque son capaces de hacer compras enormes a sus proveedores (obteniendo buenos precios).

Quienes recurren a esta forma de maquillaje, lo que hacen en realidad es renunciar a la ganancia que podrían tener si no necesitaran aparentar tanta grandiosidad.

●●●

martes, 23 de septiembre de 2008

Dinero bisexual

¿Es lo mismo para usted recibir dinero de una mujer que recibirlo de un varón? Creo que no es lo mismo y además suena extraño hacerse esta pregunta. El prejuicio machista-feminista salta al primer plano para acusarnos de hacer hincapié en el género de las personas, lo cual está mal porque todos somos iguales, ...

Pues bien, tengo que decírselo de una vez por todas: ¡¡NO SOMOS IGUALES!! Las mujeres desearían tener pene y los varones desearíamos tener útero y senos.

Los dos géneros somos mutuamente carenciados y envidiosos. Esto nos pone en una situación difícil justamente porque desearíamos (y necesitamos) llevarnos bien.

En la mayoría de los casos ellas se sienten bien recibiéndolo de ellas y ellos se sienten mal recibiéndolo de ellas.

Ellas se sienten menos mal recibiendo dinero de un hombre que un hombre recibiéndolo de una mujer.

Ellos prefieren recibirlo de otro hombre.

A ellas no les molesta recibir dinero de hombres o mujeres, sin embargo las fantasías inconciente en uno y otro caso son diferentes.

Cuando el hombre recibe dinero de una mujer se siente un poco desvalorizado.

El hombre puede suponer que el dinero que le entrega una mujer, fue obtenido de otro hombre y eso lo incomoda, lo hace sentir «segundo» (amante postergado) o «tercero excluido» (hijo).

Cuando una mujer recibe dinero de un hombre puede imaginar que él está comprando sus servicios sexuales, que la está manteniendo, que se lo está retaceando a su esposa legítima para dárselo a ella en forma estimulantemente clandestina.

Supongo que existen más fantasías que vinculen al dinero y al género pero ahora no sé cuáles podrían ser.

●●●

lunes, 22 de septiembre de 2008

Economía de escala

En una fábrica existen dos tipos de costos:

1) Fijos: Son aquellos invariables (alquiler, impuestos sobre los inmuebles y maquinarias, seguros, etc.). Se caracterizan porque no tienen ninguna relación con lo que se produce. Si se fabrica un par de zapatos o mil, esos costos fijos siempre serán iguales.

2) Variables: dependen de lo que se produzca: salarios, energía, materia prima, etc. Si se fabrica un par de zapatos habrá un costo, pero si se fabrican mil pares de zapatos, los costos variables aumentarán mil veces.

Se entiende por «economía de escala» la producción óptima por la cual se logra el menor costo posible de cada unidad producida. Habrá una fábrica de zapatos cuya producción sea la máxima posible para los gastos fijos que tiene. Como los costos fijos son independientes de la cantidad producida, es lógico que su influencia sobre cada unidad será menor cuantos más zapatos se produzcan.

Normalmente la grandes fábricas pueden crear bienes a mejor precio por la economía de escala. Por esta razón pueden ser más competitivas que una fábrica de menor porte, en la que los gastos fijos gravan más cada unidad producida.

●●●

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mezquinos anónimos

Uno de los inconvenientes del dinero es que puede revelar características personales que quizá sería mejor no haber conocido nunca.

Cuando cumplí 18 años, mis padres organizaron un pequeño festejo al que asistieron 12 personas entre familiares y amigos. Hubo abundancia de comida y bebidas alcohólicas.

Pues bien, una hermana de mi madre, soltera con 31 años, de cuerpo exuberante, a quien le dediqué innumerables masturbaciones en el más absoluto secreto, bebió en exceso.

Bajo el efecto alcohólico, inició una serie de insinuaciones amorosas hacia mí, en un tono totalmente desacostumbrado en la mojigatería de mi familia e inesperado en alguien tan amante de los ritos católicos. Llegó a intentar agarrarme los genitales por encima del pantalón, pero calculó mal y cayó ridículamente al suelo.

Cuento toda esta patética historia personal para decirles que muchas personas saben de sus deseos inconfesables y por eso jamás prueban una gota de alcohol. De modo similar, muchas personas saben de su egoísmo vergonzoso y por eso prefieren no tener dinero pues, si lo tuvieran, todos nos enteraríamos de cuán mezquinos son en realidad.

●●●

sábado, 20 de septiembre de 2008

Grafitteros fugaces

Ayer comentaba sobre cómo hacer economías con los desperfectos en nuestros aparatos. La idea central se basa en una paradoja: «Todos somos demasiado pobres como para hacer economías ineficientes».

Una consigna aún más conocida es: «Lo barato sale caro».

Existe otra paradoja interesante que también compartiré con ustedes.

En un pliego de condiciones que tuve que leer como integrante de una comisión que tenía por misión designar al proveedor del mobiliario urbano de una ciudad Latinoamérica, nos llamó la atención un oferente porque decía que si lo seleccionábamos a él, aplicaría su exclusiva política de mantenimiento, exitosa en varias capitales del mundo.

Naturalmente que le pedimos ampliación de datos sobre este punto y la respuesta tenía que ver con el vandalismo (el deterioro que ciertos vecinos provocan sobre los bienes colectivos, como refugios peatonales, papeleras, muros, cartelería, etc.).

Esta multinacional tiene una receta mágica consistente en reparar los daños dentro de las 24 horas de provocados. Según ellos, los causantes se desmoralizan rápidamente cuando ven que «su obra» tiene tan poca duración. Descubrieron que los destrozones de los bienes públicos actúan así porque quieren llamar la atención y sólo conocen una forma antisocial de obtener protagonismo.

●●●

viernes, 19 de septiembre de 2008

La maldad de las cosas inanimadas

Si usted tiene más de 12 años sabrá por experiencia de qué estoy hablando.

Parecería ser que los objetos que nos rodean a veces se ponen de acuerdo sólo para perjudicarnos, hacernos una broma, tomarnos el pelo, burlarse aprovechando nuestra irritabilidad o necedad.

Cuando se nos cae una moneda: ¿Usted no observó que siempre rueda para esconderse debajo de un mueble?

Las heladeras, ¿no suelen dejar de funcionar cuando hace más calor?

¿Dónde se mancha nuestra vestimenta? ¡En el lugar más visible, por supuesto!

Podría llenar varios blogs con ejemplos terribles en los que la confabulación de los objetos inanimados nos ponen los nervios de punta, nos producen gastos cuando tenemos dificultades económicas, se enlentecen cuando estamos más apurados, si los recibimos en préstamo dejan de funcionar para dejarnos como unos torpes frente a quien siempre lo usó y jamás tuvo un fallo.

(Ahora sigo diciendo verdades pero poniéndome serio): Con las cosas inanimadas es preciso tener una determinada actitud que no todos conocen.

Nunca debemos hacer reparaciones provisorias.

En ciertos objetos muy usados, introducirle un repuesto nuevo suele provocar la rotura de todos los demás que siguen estando tan fatigados y vulnerables como el que ya se rompió.

Por lo tanto, la primer opción a tener en cuenta es no hacer reparaciones, desechar la cosa usada que se rompió y comprar una nueva.

Hay muchas otras ideas sobre cómo administrar mejor nuestro dinero y nuestro malhumor.

●●●

La resistencia al cambio

Solemos quejarnos de la resistencia al cambio que se observa en los seres humanos.

Cada vez que alguien propone introducir modificaciones en nuestra sociedad —porque entiende que eso evitará molestias o aumentará nuestra calidad de vida—, no tardan en aparecer los opositores alegando sobre la inconveniencia, sobre la inoportunidad, sobre cómo los patrocinadores del cambio sólo quieren beneficiarse ellos engañando a los demás que son ingenuos, buenos, pacíficos, crédulos.

El metabolismo de todos los seres vivos interactúa fuertemente con el medio y cada modificación de éste le impone un esfuerzo proporcional a la profundidad y rapidez del cambio.

En nuestra especie, el esfuerzo para realizar la adaptación produce un consumo de energía, molestias, incertidumbre, angustia.

Podría asegurar sin temor a equivocarme que todo cambio genera una resistencia natural, esperable, normal, inevitable. Por tanto criticar la resistencia al cambio de los seres humanos es injusto y pone en evidencia que el criticón no está informado sobre su propia condición natural.

Cuando alguien está molesto porque los recursos económicos a los que accede son escasos, también padecerá una resistencia al cambio si se propone mejorar. Mudarse a otra clase socio-económica le demandará más consumo de energía, molestias, incertidumbre y angustia.

La resistencia al cambio también funciona cuando ese cambio es muy deseado (por ejemplo, casarse, tener un hijo, cambiar de trabajo, etc.)

●●●

miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Cuál es su patrimonio real?

El dinero es un derecho en suspenso que sólo se convierte en derecho real cuando se gasta. Es como el derecho que usted tiene de usar la vía pública: Si se la pasa encerrado en su casa, no lo usa y le da lo mismo tenerlo que no tenerlo.

Al avaro —sin embargo—, le interesa tener el derecho solamente. Tiene el dinero pero no lo gasta. Si el dinero no se gasta no es dinero, es una sensación psicológica. Un avaro se complace en tener muchos derechos pero sólo eso: no le interesa usarlos.

Algo así puede pasar con otro enfermo por el estilo, que esté casado con una hermosa mujer, con quién podría tener placeres eróticos indescriptibles, pero se contenta con que ella viva en su casa y duerma en su cama: No le interesa para nada tener sexo con ella. (¡Sólo con pensarlo me pone furioso!)

Pero todo esto es muy trivial y hasta poco serio. Lo que pretendía decirles es que cuando uno tiene crédito y no lo usa, de alguna manera se está comportando como un avaro (¡o un frígido!).

Y ya termino: existen personas que desean realmente hacer algo por nosotros. No sé porqué lo quieren pero el hecho es que si uno no les da oportunidad para que den trámite a su deseo de ayudarnos, a realizar algo por nosotros, también estamos comportándonos como el avaro (¡o el frígido!).

En suma: La riqueza está compuesta por los bienes, los créditos y los amigos con los que contamos y sólo existe (la riqueza) cuando los usamos (bienes, créditos y amigos). Si no los usamos es como si no los tuviéramos.

●●●

martes, 16 de septiembre de 2008

La teoría del «bolsillo tibio»

Habéis observado que a medida que pasan los años, es cada vez más frecuente que las tareas que realiza el gobierno tienden a ser tercerizadas.

Los gobernantes avanzan en esta actitud que consiste en contratar empresas (también llamadas «de intermediación de personal») que se comprometen a realizar cierta tarea por la cual cobran un importe que las instituciones del estado pagan.

La administración de los recursos humanos es una tarea titánica en casi todos los casos, pero para las empresas e instituciones públicas es aún más difícil lograr productividades medianamente satisfactorias.

La causa principal de esta dificultad en las empresas e instituciones del estado radica en la ausencia de un «bolsillo tibio».

El estado no es una persona de carne y hueso como nosotros. Tiene un «bolsillo frío». No podemos ponernos en su lugar. Es algo inmaterial, abstracto. Nunca el estado nos va a mirar a los ojos como sí podría hacerlo el dueño de la fábrica para la cual trabajamos.

Como trabajadores, siempre tendremos un mejor rendimiento para ese viejo avaro y explotador que para el jefe de oficina pública que llegó a ese cargo por antigüedad, por designación directa o por concurso, pero que no tiene el cometido de cuidar los intereses de alguien de carne y hueso igual que yo.

La tercerización lo que hace es convertir al patrón de «bolsillo frío» (el Estado) en un patrón de «bolsillo tibio» (una persona como yo), quien, si no le produzco lo que él espera, puede sancionarme y hasta dejarme si empleo.

●●●

lunes, 15 de septiembre de 2008

La Madre Teresa tenía billetera

Los medicamentos funcionan así: en ciertas cantidades, no hacen efecto; un poquito más curan y demasiado, enferman o matan. Por lo tanto, en el caso de los medicamentos, es imprescindible combinar la calidad (poder curativo) con la cantidad (dosis).

En muchos emprendimientos pasa algo similar.

Una compañía de aviación, una empresa naviera, una empresa de ferrocarriles, una productora de pasta de celulosa —y varios ejemplos más—, son útiles a la comunidad toda (accionistas, trabajadores, proveedores, usuarios y ciudadanos en general), si tiene la calidad y la cantidad adecuadas, es decir, si realizan un trabajo necesario y poseen un tamaño que las vuelve rentables.

Nuestro espíritu suele no ser utilitario, ni científico y mucho menos materialista. El alma nos pide vivencias tiernas, cariñosas, pacíficas, divertidas, generosas, bellas.

La tristeza que a veces embarga a nuestra alma surge porque la realidad parece empeñada en frustrarla, porque le impone una lógica dura, fría, luchadora, agresiva.

Detrás de todo esto hay una ley insoslayable: El alma sólo puede existir en un cuerpo y éste depende de que le den de comer. Esta condición sí que es materialista y justamente viene a ser la esencial para que las bellezas espirituales puedan existir.

●●●

domingo, 14 de septiembre de 2008

Vendo mi camioneta en U$S 15.213.27

Hace varios años que me dedico a los negocios inmobiliarios y como dice la gente que sabe «todos los días se aprende algo nuevo».

Concurrí recientemente al lanzamiento de un complejo habitacional muy moderno, lleno de novedades tecnológicas, criterios urbanísticos de vanguardia, faraónica promoción en todos los medios, participación de empresarios de gran prestigio. En suma: Una verdadera joya de la arquitectura y de la comercialización.

Luego de haber recibido el asesoramiento de una hermosa joven, probablemente hija de una familia de rancio abolengo, quizá con estudios terciarios y bilingües, vestida, calzada y perfumada por las mejores marcas en cada especialidad, llegamos al punto crucial de la entrevista: EL PRECIO.

Cuando le indiqué la unidad que me interesaba (por tamaño, distribución, orientación y altura), imprimió en su computadora una hoja A4, muy bien diagramada, con todos los datos de EL PRECIO.

Si bien estaba dentro de lo que yo imaginaba, tenía una particularidad que me llamó la atención: el importe es U$S 176.924.-

Salí de allí y llamé por el teléfono móvil a un amigo experto en marketing y le pregunté directamente: ¿Por qué el precio es una cifra tan quebrada y no, por ejemplo, U$S 177.000? Él me contestó:

— Estadísticamente está demostrado que los precios quebrados se regatean menos que los redondeados a miles.

Lo dicho: Todos los días se aprende algo nuevo.

●●●

sábado, 13 de septiembre de 2008

¡Indíqueme como debo vivir!

El conocido refrán «Dime con quién andas y te diré quién eres» también puede ser usado para determinar la situación económica que tenemos cada uno de nosotros.

En general para saber cómo estamos, recurrimos a comparaciones. Somos de estatura normal si medimos lo que mide la mayoría; estamos en el peso normal si pesamos lo que pesa la mayoría, etc.

Para saber si estamos económicamente bien o no, tenemos por lo menos dos referencias.

1) Nos alcanza para conseguir todo lo necesario para vivir como hemos decidido vivir (en alimento, habitación, vestimenta, educación, salud, diversión, etc.); o

2) Tenemos más o menos lo que tienen aquellos que tomamos como punto de referencia.

El refrán puede determinar nuestra situación económica si nuestra evaluación responde al segundo criterio: compararnos con otros.

Cuando usamos este criterio de evaluación, podemos buscar compararnos con aquellos que mejor nos sirvan para obtener el resultado que buscamos. Por ejemplo, si no quiero sentirme mal por mis carencias, tomo como referencia a gente que esté por debajo de la línea de pobreza. Por el contrario, si tengo desarrollado el afán de logro, el deseo de progreso, si me autorizo a tener ambiciones, quizá me compare con personas que están mejor que yo.

Según he podido apreciar, una mayoría de personas prefiere evaluar su situación comparándose con otras personas y no determinando por sí solas qué estándar de vida aceptarán como mínimo razonable.

●●●

viernes, 12 de septiembre de 2008

The colchón-bank

Esta semana estuve compartiendo con ustedes algunas reflexiones sobre el salario, habiendo comenzado con un artículo titulado Profundicemos el ocio . Luego se agregaron La lucha pasiva y El bumerán.

La idea central se refiere a que el salario está justificado porque los seres humanos desearíamos no trabajar.

Otra particularidad de nuestra especie es que, cuando tenemos ahorros, preferimos tenerlos en nuestro poder.

Para modificar esta particularidad nuestra es que los bancos tuvieron que seducirnos con el pago de intereses, ofreciéndonos además la seguridad de sus bóvedas a prueba de ladrones, fuego, agua o cualquier otro agente devastador.

Los bancos son muy reservados a la hora de comunicar sus prácticas. Ellos nunca nos dicen que en realidad no guardan nuestro dinero en cajas fuertes ultra seguras sino que lo prestan a gente que sólo ellos conocen.

Es casi seguro que alguien que posee ahorros también tenga afán de lucro y mucho miedo a perder su tesoro. Por eso se dejan tentar por los intereses que les pagan y con la seguridad que les prometen. Los banqueros no explican su negocio porque si los ahorristas supieran dónde está realmente su dinero, seguramente exigirían un aumento de los intereses.

En suma: el monto de los salarios depende de la proclividad al ocio y el monto de los intereses depende de la proclividad a guardar personalmente los ahorros.

●●●

jueves, 11 de septiembre de 2008

El bumerán

En el artículo publicado ayer bajo el título La lucha pasiva concluyo en que los sindicatos, no solamente presionan sobre las patronales capitalistas ordenando a sus afiliados la detención de tareas —provocando la caída de la producción y por lo tanto disminución de la ganancia de los empresarios— sino que también esa interrupción de tareas estimula la ociosidad de los trabajadores que los patrones tratarán de revertir mejorando las condiciones de trabajo en general.

Los sindicatos están dirigidos por personas cuyas destrezas (vocación, carisma, liderazgo, capacidad oratoria, inteligencia política, habilidad negociadora) son también muy necesarias en la actividad político partidaria.

Cuando la fuerza política a la cual adhiere el sindicalismo de un país no está en el gobierno, es muy probable que estos líderes, no solamente tomen decisiones en beneficio de los trabajadores de su gremio sino que propiciarán que en el próximo período eleccionario triunfe el partido político al cual adhieren.

Si esto sucediera y el partido político en el que militan los conductores sindicales accediera al gobierno, se producirá la conflictiva situación en la cual, todos los discursos que anteriormente trataban de patrocinar el desgano de la clase trabajadora para, indirectamente, debilitar a los gobernantes que se deseaba reemplazar, se vuelva contra los nuevos gobernantes.

El partido político de los dirigentes sindicales, cuando llega al gobierno, se encontrará con que los trabajadores habrán desarrollado el hábito de retacear su productividad para mejorar los salarios, lo cual los obligará a invertir totalmente la prédica que realizaban como dirigentes sindicales, con la consiguiente confusión, pérdida de credibilidad, desmoralización y debilitamiento generalizado del sindicalismo.

Este artículo procura describir una situación que alcanza a cada uno de los trabajadores, quienes se verán afectados por una situación difícil de percibir «desde adentro».

●●●

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La lucha pasiva

En el artículo recientemente publicado con el título «Profundicemos el ocio» comento que si no fuera por nuestra haraganería existencial, no habría motivo para que nos pagaran un salario. Nos harían un favor quienes nos dieran una tarea que tanto nos hiciera disfrutar. Por el contrario, debido a nuestra naturaleza anti-trabajo es que nos tienen que pagar para que realicemos algo.

Siempre existieron luchas de clases aunque seguramente fue Karl Marx quien hizo mayor hincapié en este fenómeno social.

Los sindicatos son instituciones cuyo principal objetivo es organizar la combatividad de los trabajadores para evitar (en esa lucha de clases) que los patrones abusen de su poder y exploten a sus empleados.

Las medidas de lucha incluyen la detención de actividades (paro, huelga, trabajo a reglamento, paro de brazos caídos). Podría pensarse que la única eficacia de esta medida sindical está dada por la pérdida de producción y la consiguiente pérdida de ganancias del empresario. Pero no es la única.

La detención de actividades estimula el ocio de los trabajadores y para revertir esta caída de la productividad (por aumento de la proclividad al ocio) el empresario tendrá que hacer más concesiones, lográndose así el objetivo del sindicato.

En suma: Los sindicatos usan como uno de sus métodos combativos el estimular la pereza de los trabajadores afiliados.

●●●

martes, 9 de septiembre de 2008

Gardel, cada día canta peor

Con un estilo de pensamiento que yo llamaría «razonamiento humorístico», les propongo pensar lo siguiente:

Existe una ley económica según la cual «los precios tienen rigidez a la baja». Esto, traducido a lenguaje vulgar, también podría expresarse diciendo que «cuando un precio sube, es difícil que después baje».

Mi «razonamiento humorístico» para aportar una explicación más a este fenómeno (que en sí parece injusto, porque debería existir una similar elasticidad tanto al alza como a la baja de los precios), les comento:

Toda compra es en sí un trueque donde uno de los bienes a intercambiar es siempre dinero. El dinero es un bien que se puede permutar por casi cualquier otro bien o servicio ofrecidos en un mercado.

El precio de un bien surge de la valoración que se haga de ese bien y del dinero. Si el dinero se deprecia por alguna razón, el precio del bien sube.

Por ejemplo, las cosas novedosas que se ponen de moda, siempre tienen un precio alto. En general opinamos que esto sucede así porque la novedad hay que pagarla y el hecho de que esté a la moda también hay que pagarlo, pero les agrego otro motivo menos divulgado.

El dinero es como nuestro cónyuge. A medida que pasa el tiempo nos acostumbramos a él (o a ella) y quedamos más predispuestos a valorar otras personas, percibiéndolas como más seductoras, más interesantes, excitantes, estimulantes.

Cuando volvemos a considerar el fenómeno del trueque, resulta que estamos canjeando a nuestro «cónyuge» de toda la vida (el dinero) por este bien nuevo, que sólo por este motivo nos resulta más valioso.

En suma: El dinero, al igual que nuestro cónyuge cuenta con la condición desventajosa de que siempre es más antiguo que cualquier otra cosa nueva y esto es difícil que se revierta porque nuestro cónyuge cada vez se nos desvaloriza más por razones de edad, de antigüedad, de acostumbramiento. Así como es poco probable que a nuestro cónyuge lo amemos cada vez más, el dinero también se nos desvaloriza cada vez más y por eso es que los precios difícilmente bajen porque esto equivaldría a que el dinero (nuestro cónyuge) nos resultara cada vez más atractivo.

●●●

lunes, 8 de septiembre de 2008

Profundicemos el ocio

Si no fuera porque las personas tenemos vocación de ociosos, no existiría el salario. Lo que la opinión pública sanciona con duros adjetivos es en definitiva lo que permite que podamos tener algo tan esencial como es el salario, los honorarios, las propinas.

Por si no fui claro en el primer párrafo, agrego algunos ejemplos: Imaginen un mundo en el que algunas personas disfrutaran muchísimo fabricando muebles, otras se fascinaran barriendo las calles, otras se desvivieran por estudiar, practicar y finalmente poder realizar cirugías de alto riesgo con una eficacia imposible de superar.

Quizá estas personas imaginadas no sufren crueles tormentos como carpinteros, limpiadores o cirujanos, pero convengamos en que no podríamos contar con ellos si no fuera porque les pagamos una cantidad de dinero aceptable por sus respectivos desempeños.

Por lo tanto podemos concluir que las remuneraciones existen porque los seres humanos no somos laboriosos, esforzados, solícitos e industriosos sino que somos ociosos, holgazanes, perezosos e indolentes.

●●●

domingo, 7 de septiembre de 2008

Los fantasmas también pagan hospedaje

A veces sería mejor no estar enterado, pero también es cierto que el desconocimiento termina siendo más molesto que la verdades dolorosas.

En el artículo de ayer titulado A grandes males, grandes remedios hice una síntesis de cómo algunas empresas aéreas han logrado bajar el costo de los pasajes a menos de la mitad de precio.

Una estrategia clave en este sistema de comercialización consiste en asegurarse de que todos los asientos quedarán vendidos al momento de la partida del vuelo.

¿Qué sucede con las empresas tradicionales? Como ellas no pueden tener pérdidas porque se exponen a la quiebra, ponen precios para que los pasajeros que utilicen el servicio paguen su asiento y también paguen entre todos los asientos que no se hayan vendido. Es decir que siempre estamos pagando más de un pasaje aunque formalmente parecería ser que sólo estamos comprando uno.

Naturalmente que lo mismo sucede con los ómnibus, los trenes, los barcos: Cada pasaje incluye el costo de los pasajes que no llegaran a venderse.

También sucede lo mismo con los hoteles: el costo de las camas no utilizadas se repartirá entre los huéspedes.

Cuando concurrimos a una empresa que vende productos perecederos (frutas, verduras, lácteos, panificadoras, etc.), estamos pagando en nuestra compra aquello que eventualmente no sea vendido y deba ser desechado en pocas horas.

●●●

sábado, 6 de septiembre de 2008

A grandes males, grandes remedios

Las compañías de aviación estuvieron al borde de la quiebra y muchas de ellas, efectivamente quebraron.

El derrumbamiento de las torres gemelas ocurrido el 11/09/2001 en Nueva York provocó una ola de pánico que aun hoy (setiembre de 2008) no ha cesado (viajan en avión menos pasajeros). Agrégase el precio astronómico que tomó el barril de petróleo.

¿Cómo reaccionaron varias de ellas? Modificaron el negocio y aparecieron las aerolíneas de bajo costo.

Repensaron todo el negocio desde cero y llegaron a obtener precios que están por debajo de la mitad de las tarifas tradicionales.

Claro que esa rebaja implica restricción de servicios (sin comidas a bordo, cobro adicional por cada maleta), más tareas para el pasajero (compra y pago vía Internet), más esfuerzo para los empleados (cada uno realiza más de una tarea), eliminación de intermediarios (se prescinde de las agencias de viaje), menos espacio en los asientos (se agregan butacas), estímulos para quien compra el pasaje con más anticipación (en un avión conviven personas que pagaron hasta la tercera parte de lo que abonaron los últimos en hacer la compra), y otras desventajas que algunos prefieren tolerar si se ahorran unos cuantos dólares.

Esto me recuerda la diferencia que existe en las técnicas agrícolas entre países que tienen abundante tierra fértil y los que tienen que arreglárselas para extraer alimentos de desiertos o montañas.

Otro dicho popular sentencia: «La necesidad tiene cara de hereje». A los ahorros drásticos también se los llama «economía de guerra». Aparece una actitud minimalista según la cual «cualquier monedita sirve».

Es probable que este criterio de precios bajos, no solamente haya llegado para perpetuarse sino que otros sectores ya estén intentando adaptarlo para ser más competitivos.

●●●

viernes, 5 de septiembre de 2008

Cómo vivir sin gastar dinero (II)

Ayer publiqué el artículo titulado Cómo vivir sin gastar dinero (I) y hoy les resumo un relato de Mark Twain titulado El billete de un millón de libras.

Dos hermanos reciben de un banco inglés un préstamo de dos millones de libras y piden que se les entregue el importe en dos billetes de un millón de libras cada uno.

Uno de los hermanos pensaba que alguien muy pobre, con solo mostrar el billete podría vivir muy bien durante un año y luego devolverlo sin haber gastado una libra. El otro hermano pensaba que eso era imposible e hicieron una apuesta.

Entra en acción un hombre pobre, de honradez indiscutible. Le entregan un billete de un millón de libras, le explican la apuesta y le piden que vuelva dentro de un año a devolverlo.

Lo primero que hizo el pobre y honrado Sr. Adams fue entrar a una gran tienda y vestirse de pies a cabeza con ropa muy fina. Cuando fue a pagar, obviamente el cajero no tenía dinero suficiente para devolverle el excedente del millón de libras pero, impresionados por la riqueza de Adams, le concedieron un crédito por lo que acababa de comprar más todo lo que en el futuro pudiera necesitar.

Las aventuras de este tipo continúan, la inteligencia del Sr. Adams y la fascinación por su «riqueza» generaron más y más créditos que él supo administrar como para generar un importante patrimonio personal y al cumplirse el año, devolvió el billete a los hermanos.

●●●

jueves, 4 de septiembre de 2008

Cómo vivir sin gastar dinero (I)

Imaginemos que la gran potencia mundial llamada Estados Unidos de Norteamérica es una señora muy rica. De carne y hueso como usted y como yo, pero con mucho dinero.

Usted y yo fabricamos un hermoso saco de lana, se lo mostramos a la Sra. EEUU, le decimos cuando vale y ella nos lo compra.

Como forma de pago nos entrega un papel rectangular color verde, con muchos dibujitos y rayitas, firmado por ella, y donde dice «vale por 100 dólares».

Usted y yo nos miramos sorprendidos por el canje pero enseguida reaccionamos positivamente pensando: «Un vale firmado por la Sra. EEUU se lo podremos canjear a cualquiera por lo que queramos comprar».

Nos vamos entonces muy contentos con nuestro papelito verde firmado por la Sra. EEUU mientras que ésta, no bien cierra la puerta, se pone el saco y se mira en el espejo llena de satisfacción por el abrigo y el embellecimiento.

Efectivamente, cuando vamos a comprar más lana para seguir haciendo sacos, nuestro proveedor nos acepta de buen grado este papelito firmado por la Sra. EEUU.

Si le siguiéramos el rastro al papelito, veríamos que pasan los años y sigue siendo usado como medio de pago, el saco de la Sra. EEUU ya se gastó y es usado por la encargada de la limpieza para lustrar muebles de su mansión y el papelito sigue valiendo 100 dólares.

Observemos que la Sra. EEUU logró abrigarse, lucir elegante y su fortuna no se alteró.

Volviendo al principio: La potencia mundial que logró hacer de su moneda local una moneda universal, se permite comprarnos lo que necesite sin gastar su fortuna.

●●●

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Amor solidario

Unos de los aspectos más antipáticos del capitalismo es su intención de destruir el estilo de vida infantil que todos desearíamos atesorar eternamente.

En aquellos años dorados, recibíamos regalos hermosos, nos alimentaban, nos cuidaban, no teníamos que hacer ningún esfuerzo excepto que fuera jugando y todo lo necesario lo recibíamos casi mágicamente.

La sociología sigue haciendo interesantes estudios sobre lo que llaman economía del don (o del regalo).

Las comunidades organizadas según este sistema de convivencia tienen como consigna el lema «que a mi vecino no le falte nada». Todos están pendientes del bienestar ajeno y trabajan con entusiasmo para evitar las carencias del otro.

La reciprocidad establecida entre los miembros de estos pueblos logra que efectivamente nadie tenga ni más ni menos que nadie.

Cuando dos personas se juntan para formar una familia, pueden convenir aplicar en su hogar esta economía del don (del regalo, solidaria, «que al otro nunca le falte nada»), aislándose de las inclemencias del capitalismo. Más aún: este podría ser el motivo más importante que los une.

●●●

martes, 2 de septiembre de 2008

Si fuera yo, me contrataría

Cuando necesitamos la colaboración de una persona, aspiramos a que sea el mejor en la especialidad: El mejor médico cuando necesitamos recuperar la salud; el mejor sacerdote cuando necesitamos ayuda religiosa; el mejor profesor cuando queremos entender algo, y así en cualquier otra necesidad o deseo que queramos satisfacer.

Porque siempre buscamos la mejor ayuda opino en el artículo titulado «Monarquía proletaria» que somos aristócratas, en tanto esta palabra significa «la preferencia por los más aptos».

Pero cuando tenemos que elaborar la estrategia para asegurarnos el sustento nos damos cuenta que sólo podremos lograrlo si conseguimos ser los mejores en alguna destreza que otros puedan solicitar (comprar, contratar).

Por lo tanto, nuestra estrategia estará dirigida a conquistar la preferencia de personas aristócratas (repito: en tanto preferirán siempre a los mejores ... ¡igual que nosotros!). Por el contrario: si rechazamos a los aristócratas, estaremos obstaculizando la posibilidad de asegurarnos el sustento (obtener un salario, recibir honorarios, ser contratados).

Resumiendo: Es imprescindible aceptar que todos buscamos a los mejores artesanos, a los mejores profesionales, a los mejores amigos, a los mejores cónyuges ... y que los demás TAMBIÉN HACEN LO MISMO.

●●●

lunes, 1 de septiembre de 2008

Regalos a un año de plazo

Sobre la costa del Océano Pacífico del norte de Estados Unidos y el sur de Canadá, quedan aún algunas tribus que cuando fueron descubiertas por «el hombre blanco» lo sorprendieron con un ritual muy interesante.

Se llama potlatch y consiste en una fiesta en la que su organizador procurará ganar prestigio social agasajando generosamente a un grupo selecto de invitados.

Esa generosidad no es gratuita. Quienes tienen la suerte de ser invitados, además de comer y beber abundantemente, recibirán importantes regalos pero con dos condiciones:

1) Reconocer públicamente el prestigio del dueño de casa y
2) Hacerle otro regalo que cueste el doble dentro de un año.

Estos indígenas asocian el poder económico y el prestigio. La capacidad para hacer muchas mantas con pelo de caballo (que es el regalo más frecuente) eleva la categoría de jefe de familia.

Ellos está muy interesados en ocupar los mejores puestos en la valoración social y para ello trabajan frenéticamente todo un año para hacer esas fiestas rituales con los respectivos regalos que, de ser aceptados, confirmarán el reconocimiento que buscaban a la vez que en un año recibirán regalos por el doble de lo que entregaron.

Los antropólogos que se divierten encontrando todos estos datos tan curiosos, logran también informarnos sobre algunas particularidades nuestras que desconocemos porque no están incluidas en nuestras costumbres habituales.

●●●