Porque al concepto dinero
lo asociamos, comparamos y hasta fusionamos de muchas maneras, nos cuesta
pensar en él.
Pensar es una tarea impopular
porque es demasiado frustrante. Alguien puede pasarse horas pensando sin
alcanzar alguna conclusión que justifique el esfuerzo.
Recordar siempre fue considerada
una función normal, fácil, útil, hasta que a alguien se le ocurrió pensar sobre
la memoria. Pensar sobre la memoria es menos útil que recordar.
Lo peor es pensar sobre cómo
funciona el pensamiento. En esta tarea fracasamos once de cada diez «pensadores».
Pero nuestro estado de ánimo es lo más valioso y por eso el cerebro
acomoda las ideas de tal manera que si la conclusión fuera triste, incómoda o
deprimente, entonces se altera lo suficiente como para que no haga daño al
pensador.
La informática es algo muy nuevo para la humanidad y su tarea principal
consiste en acumular, procesar y entregar información.
Junto con ella están desarrollándose las Ciencias de la documentación, porque no solo es necesario archivar
sino que esta función sería innecesaria si no pudiéramos encontrar lo que
guardamos. La función «archivar» nunca puede ser remplazada por la función
«esconder».
Los bibliotecólogos hace siglos que vienen trabajando sobre el tema y
han llegado a encontrar categorías que nuestro pensamiento considera muy
prácticias: los libros pueden guardarse teniendo en cuenta 1) el autor; 2) el
título; 3) el tema; 4) la fecha de edición.
Por lo tanto, para poder encontrar un libro determinado, tenemos que
crear por lo menos cuatro archivos.
Ahora me voy solo aparentemente de estos temas referidos al pensamiento
y a las categorías conceptuales.
Nuestro pensamiento asocia, compara y hasta fusiona ideas. ¿Cómo hacemos
para pensar, guardar y comprender algunas ideas?
Porque al concepto dinero lo asociamos, comparamos y hasta fusionamos de
muchas maneras, nos cuesta pensar en él.
(Este es el Artículo Nº 1.805)
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