martes, 21 de diciembre de 2010

Licencia neuro-dactilar

Me tomo un pequeño descanso pero no se abstengan de agregar o leer comentarios, pues algunos están muy buenos. Vuelvo el 20/01/2011. Un abrazo!

lunes, 20 de diciembre de 2010

La meta es parte del camino

La ansiedad, el nerviosismo, la falta de paciencia y tolerancia, son características que conspiran contra nuestro bienestar de varias maneras:

— Las formas de ganar dinero que requieren tiempo (agricultura, ganadería, procesos de fabricación), quedan excluidas, a pesar de ser muy rentables;

— Cuando tenemos ese estado de ánimo, no podemos disfrutar el presente, porque la ansiedad nos obliga a pensar en el futuro, con cierto temor o curiosidad o, simplemente, para ganar tiempo;

— Las relaciones interpersonales están erizadas de dificultades porque la velocidad, el vértigo, el aceleramiento generan la situación menos favorable para dialogar, mirarse, hacer el amor.

Nunca puedo abandonar totalmente la idea de que quienes tienen más dinero y poder, elaboran su estrategia utilizando dos procedimientos que, en orden de importancia, se resumen en:

1º) Entorpecernos el desarrollo personal para que seamos más fácilmente gobernables; y

2º) Desarrollarse ellos mismo para potenciar su capacidad de dominación (y explotación) sobre los intereses de la mayoría.

Por otra parte, las filosofías de vida que tenemos para elegir, son dos:

a) O buscamos un objetivo final (ser millonarios, famosos, admirados), sin prestarle demasiado atención a cómo logramos ese único objetivo; o

b) Procuramos disfrutar del camino, del proceso, esto es, nos proponemos disfrutar cada día sin perder de vista que ese camino tiene como meta ... un último día que habrá de ser tan agradable, disfrutable y placentero como lo es hoy mismo.

Estas consideraciones incluyen tener en cuenta que la estrategia del «día a día» (opción ‘b’), necesita del dinero para adquirir lo que siempre estamos y estaremos, necesitando y deseando.

La búsqueda de ese final glorioso (opción ‘a’), se parece al estilo erótico de algunas personas que sólo tienen relaciones sexuales para procurar el orgasmo, abandonando (descuidando, desatendiendo) los infinitos placeres de hacer el amor.

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domingo, 19 de diciembre de 2010

Es posible equivocarse sin ayuda

Soy insistente con el rechazo de la consigna «Querer es poder».

Aunque no todo está mal en esa frase.

Más precisamente, lo que está mal es suponer que todo es cuestión de buena voluntad, esfuerzo, perseverancia.

Esa suposición (el voluntarismo), hace perder mucho tiempo, genera grandes desilusiones y provee interminables frustraciones.

Una vez más tengo que mencionar el recurrente tema del libre albedrío.

Si usted cree en él, está predispuesto a conservar el sentimiento de omnipotencia de tienen los niños, gracias al cual todo es posible.

Por el contrario, el determinismo (según el cual, estamos determinados por acontecimientos ajenos a nuestro control, especialmente por las características de nuestro inconsciente) nos induce a ser mucho más humildes ante la vida y ante las circunstancias.

Una persona determinista, jamás puede tener la arrogancia de suponer que lo puede todo, sino que, por el contrario, participará en la existencia que le tocó, disfrutando y tolerando lo que le toque en suerte, pero sin intentar forzar los acontecimientos (porque sabe que perderá el tiempo ilusoriamente).

La frase «Querer es poder», para un determinista, significa otra cosa.

Nada es más efectivo para disfrutar de las mejores oportunidades que nos conceda la suerte (casualidad, fortuna, azar), que actuar según el propio deseo, esto es, tomar la mayor distancia posible del deseo ajeno.

Cuando un determinista dice, «Si quiero, puedo», está queriendo decir que si pudiera respetar su vocación, sus ideas, preferencias, conseguirá lo máximo para lo que está dotado.

Por ejemplo, si a usted le gusta cultivar rosas pero sus padres le dicen que mejor estudie ingeniería, porque con las rosas se morirá de hambre, su éxito personal consistirá en plantar rosas sin pelearse definitivamente con su familia.

En suma: «querer es poder» cuando respeto mis preferencias (quiero), desarrollando así toda mi potencialidad personal (poder).

Artículos vinculados:

Gracias a Dios, todo anda mal

Mariposas en el estómago

Cazar con viento, no es fácil

Los estímulos del temor y de la desilusión

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sábado, 18 de diciembre de 2010

La antropofagia capitalista y los vegetarianos

Si usted acepta que los humanos somos animales, entonces puedo hacerle algún comentario que refiere al miedo.

Los animales en general tenemos respuestas adaptativas (instintivas), cuando nuestro cuerpo detecta alguna señal de alarma.

A partir del momento que utilicé la expresión convivencia boxística (1) como metáfora para definir la agresividad inherente a la competitividad del capitalismo, estoy encontrando otras formas de entender la pobreza patológica.

Les cuento una de ellas.

Los animales solemos tener cuatro formas diferentes de reaccionar ante una amenza:

— huir;
paralizarse;
— atacar;
— distraer al atacante.

Hasta donde he podido observar, el método preferido por quienes adhieren a la pobreza, es la paralización, sin descartar ninguno de los otros tres, aunque son utilizado raramente.

De hecho, la escasez de recursos suele estar asociada a;

— baja productividad;
— enlentecimiento en la toma de decisiones;
— temor a los riesgos.

La forma extrema de paralización defensiva, la vemos en algunos animales que simulan morir (estado cataléptico), desmotivando por este medio a quienes sólo depredan animales vivos y abandonan los cadáveres.

Esta palabra es el eje del presente artículo.

Desde hace unas décadas, es una moda que continúa ganando adherentes, rechazar los alimentos cárnicos, que están siendo reemplazados por la dieta vegetariana.

Uno de los eslóganes de los vegetarianos dice «Yo no como cadáveres» (aludiendo a que rechazan comer carnes).

El mensaje explícito no merece comentarios, pero el implícito, como propaganda indirecta, puede ser interesante para quienes estén dispuestos a reconocer la contundencia de los mensajes sutiles (subliminales).

Los vegetarianos fundamentalistas le están pidiendo-exigiendo al capitalismo, algo así como: «No ataquen a un ser humano pobre, quieto, paralizado por el miedo, inerte, deprimido, no competitivo, pasivo, indefenso».

En suma: es probable que los vegetarianos adopten esa dieta imaginando que así refuerzan la efectividad de la parálisis (cadavérica) como método defensivo.

(1) – La convivencia boxística

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viernes, 17 de diciembre de 2010

La fobia al dinero es una vacuna

Estamos cursando una época del año (diciembre de 2010) en el que tradicionalmente aumentan las compras.

En casi todos los países, los asalariados reciben un aguinaldo, que —si ya no fue gastado anticipadamente—, estará destinado en gran parte a comprar objetos de variada índole, adornos, máquinas, alimentos especiales, regalos.

La pasión por adquirir es la misma que la pasión por tener dinero, por enriquecerse, por ahorrar.

Efectivamente, en tanto el dinero es una mercancía (sólo que puede canjearse por cualquier otra), el gusto por comprar y por ganar dinero, son similares, aunque parecerían opuestos porque toda compra implica un desembolso de dinero.

Se puede afirmar que a una mayoría le resulta más difícil hablar de dinero (ingresos, patrimonio, administración, expectativas, ambición, escrúpulos para ganarlo) que de su propia sexualidad.

Esta dificultad para poder hablar de dinero lo convierte en un tema misterioso, tabú, incontrolable.

Las necesidades y deseos en general, suelen tener un límite tangible.

El placer por pasear, divertirse, comer, beber y tener sexo están controlados por nuestro cuerpo que emite señales de saciedad muy ejecutivas, inhibitorias, coactivas.

Ante cualquier exceso, sentimos un desgano que nos obliga a interrumpir la acción.

Sin embargo, con la pasión adquisitiva (de dinero o de objetos), esto nunca ocurre.

El descontrol en los gastos nos provoca problemas de larga duración (escasez, endeudamiento, pérdidas), mientras que la ambición desmedida, parece no tener fin y quien la padece sufre una esclavitud que paradójicamente, otros no comprenden en tanto suele ser motivo de envidia.

En suma: esta falta de control orgánico sobre nuestras necesidades o deseos de adquirir dinero, podemos resolverla con una drástica actitud opuesta, es decir, con una fobia (al dinero) que provocará una pobreza patológica.

La ambición y consumismo descontrolados, generan ansiedad, pánico, miedo. La fobia al dinero, canjea tranquilidad por pobreza.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

La convivencia boxística

Tenemos dos opciones:

1) Guiarnos por lo que parece ser la realidad objetiva; o
2) Guiarnos por nuestras intuiciones confiando en que «Dios proveerá».

Como no creo en el libre albedrío, supongo que cada uno actúa inevitablemente por el criterio que se le impone (dotación genética, contexto cultural, características del inconsciente).

Es seguro que a mí me tocó actuar según la realidad objetiva y no tengo otra alternativa que hablar de lo que aparentemente sé: lo objetivo, la racionalidad, el ateísmo, etc.

Les decía hace poco que el estilo de vida capitalista es bastante salvaje (1). Me baso para afirmarlo en que disimuladamente están permitidos algunos homicidios de personas jurídicas (empresas) que están integradas por personas físicas (gente).

Según mi perfil de persona racional, objetiva y atea, considero inevitable reconocer las cosas como son, para que mi desempeño no esté perjudicialmente desalineado con el contexto en el que actúo.

En otras palabras, si vivimos en un régimen socio-económico en el que competimos con tanta rudeza que podemos llegar a causarnos daños muy penosos (y hasta irreversibles), no podemos andar por la vida como ángeles, cantándole al amor y pensando que habitamos un jardín.

La convivencia boxística implica estar dispuestos a causar el mayor daño posible y evitar padecer el mayor daño posible, cumpliendo con todas las reglas de juego.

En este estado de cosas, evitamos el mayor daño posible reconociendo que nuestros discretos, disimulados aunque inteligentes y astutos competidores, tratarán de desanimarnos, exagerarán cuán difícil es todo, retacearán todo tipo de ayuda que pueda fortalecernos en perjuicio de sus propios intereses.

Existe una consigna capitalista, usada indistintamente por todas las ideologías, que reza: «No conviene avivar tontos, porque después se volverán contra tí».

En suma: la convivencia boxística nos exige saber y aceptar que participamos en una lucha civilizada.

(1) El capitalismo sin bañarse y con perfume

Nota: la imagen muestra el momento de la pelea (1997) en la que Mike Tyson muerde una oreja a Evander Holyfield. Este fue uno de los tantos desaciertos que condujeron a la ruina al superdotado deportista.

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

El capitalismo sin bañarse y con perfume

Sabemos que somos débiles y que debemos cuidarnos.

El instinto de conservación del que estamos dotados por la naturaleza, es tan bueno y eficiente como nuestros pies, nuestro hígado o las multifuncionales manos.

Los aspectos comerciales, mercantiles y lucrativos de nuestra sociedad, incluyen —en el actual sistema capitalista—, la libre competencia.

Esto significa que los agentes económicos están autorizados a buscar la ruina y desaparición de quienes se dedican a lo mismo e intentan compartir el mercado.

Lo digo de otro modo:

Las empresas (personas jurídicas) pertenecen a seres humanos de carne y hueso (personas físicas).

Pues bien, el sistema de convivencia basado en la teoría económica capitalista, autoriza a que unas empresas combatan a otras empresas hasta matarlas, provocarles la quiebra, expulsarlas del mercado.

Aunque utilicemos un vocabulario diferente, en el fondo esto es lo que ocurre: las personas jurídicas (empresas) están autorizadas a combatir a otras personas jurídicas, inclusive hasta matarlas.

Por supuesto que estos homicidios dolosos (1) están reglamentados para darles un baño de legalidad.

Por ejemplo, no está permitido causar daños físicos, morales o psicológicos; es delito destruir, incendiar, robar u obstruir los accesos; tampoco puede hacerse publicidad explícitamente contraria.

Es posible comparar a la libre competencia con el boxeo.

Estos deportistas se preparan para hacer el mayor daño posible y para evitar el mayor daño posible, dentro de ciertas reglas.

Entre los practicantes del sexo masculino, no están permitidos los golpes sobre la parte del cuerpo vestida por el pantalón, no se permite seguir pegándole al contrincante mientras está caído, se prohíbe morder, etc.

En suma: admitimos la libre competencia, sin excluir la extinción del semejante. Esta agresividad extrema está disimulada por el uso de un lenguaje eufemístico (ambiguo) y por normas que prohíben un salvajismo tan explícito que hiera nuestra sensibilidad.

(1) Cuando el homicidio se produce por negligencia o descuido, se denomina culposo. Cuando el homicidio es intencional, se denomina doloso.

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martes, 14 de diciembre de 2010

La rentabilidad de los mártires

Sabido es que caemos hacia abajo y que eso puede constituir un accidente fatal.

Corro el riesgo de tropezar con la obviedad más ridícula, porque disfruto del (inexplicable) placer de estudiar, pensar, redactar y publicar en este blog, ideas sobre cómo somos y qué nos convendría hacer (teniendo en cuenta «cómo somos») para mejorar nuestra calidad de vida.

Algo que parece tan evidente como la fuerza de la gravedad (y los cuidados que debemos tener con ella para no caernos y matarnos), es —por ejemplo— cómo evaluamos a las personas después de que mueren.

Por alguna razón que ahora no viene al caso, todos conocemos nuestro drástico cambio de opinión cuando nos abocamos a evaluar la gestión o la calidad humana de alguien fallecido.

Repentinamente se suspenden todos los ataques, críticas adversas e insultos y pasan a ocupar ese espacio, desde un respetuoso silencio a una encendida glorificación.

Tranquiliza pensar que estas exageraciones no son graves porque el beneficiado ya no puede influir sobre nuestras existencias.

Sin embargo, algo tan preocupante como la ley de la gravedad, es la rentabilidad que obtienen quienes se dedican a recordar o reivindicar la figura de alguien que falleció como víctima de algún acto condenable.

El fenómeno gravitacional probablemente funcione de la siguiente manera:

Todos recordarán que Dios (el más bueno de los seres imaginables), hizo matar a su hijo (Cristo), para redimir (perdonar, salvar) nuestros pecados.

La historia no nos puede dejar en un peor lugar: tenemos una deuda infinita y una culpa infinita.

¿Quién puede ganar el dinero necesario con esta mochila cargada con tales trozos de roca?

En suma: competirán con desventaja quienes, inconscientemente, sientan culpa por la muerte de Cristo, de los judíos alemanes, del Che Guevara o por cualquier otra víctima erigida para desmotivarnos, debilitarnos, gobernarnos, dominarnos, empobrecernos.

Nota: La imagen muestra un monumento recordatorio (Nagasaki) de 188 mártires japoneses que fueron perseguidos y matados por profesar el catolicismos, durante el siglo 17.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

«Me regalaron una deuda»

Un graffitero escribió: «A los fariseos no les va tan mal con quien los echó del templo».

Efectivamente: el día que se conmemora el nacimiento de Cristo (25 de diciembre), el capitalismo inmisericorde hace sus mejores ganancias.

Alguna vez he mencionado el tema de los regalos (1) y este es un buen momento para retomarlo.

Si bien nuestra inteligencia más lúcida nos indica que estamos haciendo un obsequio, podemos llegar a reconocer que lo que estamos haciendo es imponiéndole una deuda a nuestro ser amado.

Un regalo lleva en su interior la inevitable obligación de retribuirlo.

Seguramente, los mismo creyentes en el libre albedrío sueñan con que tienen la opción de regalar o no regalar. Pero esta no es más que una ilusión: finalmente terminan cediendo a la tentación ... porque de no hacerlo, cada vez se sienten más en falta, deudores, omisos y hasta culpables.

Aunque los motivos por los que las personas entramos en estas transacciones son varios y muy interesantes, el motivo de este artículo es otro.

El motivo de este artículo es la puerta del dormitorio de nuestros padres.

Existe la convicción de que los niños y adolescentes no están capacitados para tener percepciones (visuales, auditivas) de sexo explícito.

Por esta convicción es que cierto material está prohibido para menores de 18 años.

Hasta donde sé, esto no es cierto.

El motivo por el cual los padres se cuidan de que sus relaciones sexuales no sean conocidas por sus hijos, es por vergüenza, porque los humanos tenemos ese prurito y necesitamos privacidad porque deseamos diferenciarnos del resto de los animales.

Además, los padres quieren ocultarnos —sin saberlo— que gozaron mucho cuando nos gestaron. Si lo ignoramos, pensamos que hicieron un sacrificio al regalarnos la vida y que por eso estamos en deuda con ellos.

(1) Un regalo para el enemigo

Los regalos y la fuerza

Cuídate que te cuidaré y dame que te daré

Una discreta forma de comprar amor

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domingo, 12 de diciembre de 2010

Su majestad, el niño ... de cualquier edad

Si establecemos un ranking, todos estaremos de acuerdo en que es más fácil suponer que las causas de nuestras dificultades son ajenas y no propias.

Por ejemplo, una persona adulta puede decir:

— Nunca estoy conforme con nada porque mi madre era una mujer amargada;

— Mi pobreza económica se justifica porque en este país hay muchos privilegiados;

— No puedo comer lo que me gusta porque el médico me lo prohíbe.

Quien así habla, tiene dificultades para reconocer que es dueño de su vida, que se hace cargo de su propio destino, que la cuota de buena suerte no depende de nadie.

Podría generalizar y decir que esta persona no acepta la cuota de soledad que tenemos asignada.

Es cierto que podemos asociarnos, porque entre varios la productividad suele ser mayor a la suma de las productividades individuales, pero este razonamiento administrativo no nos autoriza a descansarnos en la hipótesis de que los problemas personales están causados por los demás.

A mediano y largo plazo, hay una correspondencia entre el esfuerzo que hacemos, las responsabilidades que asumimos y los resultados que obtenemos.

En otras palabras, a mediano (y largo) plazo, quienes se comportan como amos, obtienen mejores resultados que aquellos otros que se comportan como esclavos (1).

Estas dos categorías se vinculan con ciertas características personales que puedo explicarlas de la siguiente manera:

1) Todos deseamos tener poder porque nos permite imaginar que con él podríamos modificar el entorno a nuestro antojo, para que él se adecue a nosotros;

2) Todos padecemos la inercia de aquella condición infantil por la que éramos tan vulnerables que los demás estaban a nuestro servicio desinteresadamente;

3) Ambas condiciones anteriores, nos vuelven muy narcisistas, es decir, convencidos de que somos perfectos e infalibles;

4) Estas características nos mantienen esclavos de nuestro narcisismo y de los demás.

(1) El amo y el esclavo, viven diferente

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sábado, 11 de diciembre de 2010

El amo y el esclavo viven diferente

Imaginemos una caja, llena de cualidades, con una etiqueta que dice «lo maravilloso».

¿Qué hay dentro de ese recipiente? Como la lista es infinita, daré algunos ejemplos. En él encontraremos belleza, inteligencia, paciencia, erotismo, ideas originales, sabiduría, habilidad manual.

Con esta idea en nuestro pensamiento, hagamos un relevamiento entre los humanos, para saber cómo se posiciona cada uno respecto a este recipiente que contiene «lo maravilloso».

Antes de salir a recorrer las casas de nuestros conocidos, hagamos un mínimo ensayo.

Las actitudes que podemos tener ante ese envase tan particular, son dos:

1) Somos dueños del recipiente; o

2) Somos el recipiente mismo.

Como ven, no en vano dije que debíamos imaginar un conjunto de cualidades, pues sin imaginación este pensamiento sería imposible.

Aclaremos esto en pocas palabras, porque al entenderlo podremos revisar nuestra habilidad para ganar dinero.

Todos comenzamos en el punto 2), es decir, en la niñez somos un conjunto de cualidades maravillosas, que los adultos aman, disfrutan, protegen. Este fenómeno compensa nuestra vulnerabilidad extrema.

Aclarado entonces qué significa el punto 2), pensemos que el punto 1) alude a la actitud de esa madre u otros adultos que cuidan amorosamente al recipiente con lo maravilloso (el niño, si continuáramos con el ejemplo).

Ahora que tenemos una cierta idea dentro del ensayo de la encuesta que haremos, pensemos qué actitud tenemos nosotros frente a la caja con «lo maravilloso».

En una rápida definición,

— si nos sentimos capaces de ser dueños de la caja maravillosa, porque sabremos adquirirla y cuidarla, estamos en una actitud de adulto protector, dueño, responsable, proveedor, amo; mientras que

— si no nos sentimos capaces de comprar y conservar adecuadamente esa caja que contiene «lo maravilloso», (porque no sabríamos cómo hacerlo o nos disgusta el rol), estamos en una actitud de niño dependiente, irresponsable, esclavo.

Nota para psicoanalistas: Omití expresamente usar el confuso vocablo «falo» para referirme a «lo maravilloso». Es más: nunca deberíamos usas el vocablo «falo» para que los no-psicoanalistas nos entiendan un poco más... si es que deseamos ser entendidos.

Artículo vinculado:

Ser o tener, esa es la cuestión

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viernes, 10 de diciembre de 2010

Cómo ser famoso y popular

¿Alguna vez se puso a pensar qué significa la existencia de la Era Cristiana?

En mis febriles cavilaciones, he llegado a la conclusión de que si Cristo, un hombre como yo, logró ser tan amado y popular, quiero ser como él.

No pierdo de vista que muchos psicóticos, en pleno delirio místico, saben que son Cristo. Eso es diferente. Ellos tienen transitoriamente borrada la línea que separa una aspiración de una convicción.

En mi caso, sólo anhelo poseer tanta grandeza, aunque si no lo logro, me conformaré con algo menos.

Si bien estos párrafos parecen humorísticos, tienen mucho de verdad. La excepción está hecha en que me permito poner por escrito algo que anida en el corazón de casi todos los seres humanos, hombres y mujeres.

Dicho en otras palabras, todos deseamos ser infinitamente amados, protegidos, mimados, respetados, reverenciados, ad-mirados.

Este deseo que sólo opera en la clandestinidad de nuestro inconsciente, es la piedra fundamental de la filosofía que nos alcanza a casi todos los occidentales, seamos o no creyentes en Dios y en Cristo.

Retomo el principio para decir: si usted y yo vivimos en la Era Cristiana (estamos próximos a finalizar el año 2010 d.C. [después de Cristo]), deducimos que la historia de la humanidad tiene un antes y un después del nacimiento de este increíble personaje, al que secretamente desearíamos parecernos.

Como inconscientemente desearíamos tener su fama y popularidad, también inconscientemente podemos intentar parecernos a él: en sus actitudes, en su pensamiento, en su estilo de vida.

Observemos por ejemplo que él hizo todo el bien que pudo pero lo acusaron y condenaron a morir injustamente. Por eso algunos desean y logran ser víctimas de la injusticia.

Observemos por ejemplo, que él pregonaba la pobreza y era pobre. Por eso algunos desean y logran ser pobres.

Nota: La imagen muestra al Presidente de Ecuador, Rafael Correa (2010).

Artículos vinculados:

Odiar es un placer costoso

Los catorce pecados capitales

«Si no me compras, eres un anormal»

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jueves, 9 de diciembre de 2010

El amor anual, concentrado

¿Cómo ganar el dinero suficiente para acceder y conservar una calidad de vida digna?

Esta es la incógnita de una gran ecuación, con muchas variables, que las ciencias económicas y sociológicas han tratado de resolver, con éxito moderado o escaso.

El psicoanálisis puede hacer su aporte y este es el perfil preferente del presente blog.

Ayer publiqué un artículo (1) con un comentario referido a la Teletón, señalando que una de sus tareas consiste en disimular, compensar, neutralizar una inexcusable omisión de los Estados donde se realiza, a cambio de mejorar las ganancias de sus propietarios multinacionales y de los organizadores locales.

Este programa televisivo genera muchas críticas, favorables y desfavorables.

No podemos olvidar que es legal y rentable, dos condiciones fundamentales para cualquier emprendimiento.

La idea es muy antigua, aunque fue en la década de 1950 cuando se realizó en forma televisada.

Es parte de nuestra idiosincrasia, destinar un día del año para concentrar nuestra atención en algo que, si tuviéramos en cuenta durante todo el tiempo que se merece, sería demasiado cansador, aburridor y costoso.

Por eso, el día de la madre, ella tiene un gran protagonismo, recibe regalos, no tiene que cocinar, la sacan a pasear, recibe llamadas telefónicas, le envían flores y todo eso con la esperanza de que su memoria le permita recordar este evento durante los 364 días del año restantes.

Nuestros semejantes que nacen con deficiencias severas, al punto de no poder valerse por sí mismos, para andar, higienizarse, alimentarse, inspiran nuestra solidaridad porque todos sabemos que somos enfermables, porque suponemos que un ser muy querido puede padecer un deterioro similar y en definitiva, porque nuestra psiquis nos induce a identificarnos con los demás.

Teletón nos organiza para que estos conciudadanos reciban mucho amor, concentrado, intenso y recordable, una vez por año.

(1) La conmovedora Teleomisión del Estado

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

La conmovedora Teleomisión del Estado

En otro artículo (1) les comentaba que dentro de nuestra psiquis tenemos una funcionalidad que se encarga de vigilarnos y darnos órdenes como si fuera un juez-policía.

Se parece a un mecanismo cibernético en tanto se trata de un dispositivo mental que autocontrola y autorregula, como ocurre con la cisterna que descarga agua en una letrina (retrete, wáter, excusado) y luego se recarga sin desbordarse.

El superyó entonces es un mecanismo cibernético, que nuestra sociedad nos configura (mediante el sistema educativo, las enseñanzas familiares, la presión social) para convertirnos en buenos ciudadanos (honestos, generosos, solidarios, respetuosos, cumplidores, puntuales).

La humanidad, a través de los siglos, viene abandonando la violencia física para utilizar la violencia psicológica y económica.

Lo que sí se mantiene es la violencia.

Mi hipótesis es que la humanidad, si bien reconoce la existencia del cuerpo, aún piensa que la psiquis es algo inmaterial, abstracto, espiritual, trascendente, inmortal, indestructible, eterno.

Como aún no hemos encontrado la fórmula para organizar la convivencia prescindiendo de la violencia, estamos en la etapa en la que apelamos a la disminución del daño.

Entonces, cuidamos de no provocar dolor físico, de no lastimar, de no causar moretones, pero predomina la propaganda en la que se nos convence de que estamos rodeados de peligros y que unos pocos —y costosos— ciudadanos saben cómo salvarnos (médicos, psicólogos, religiosos, dietistas, profesores de educación física, cementerios privados, empresas de acompañamiento).

La mundialmente conocida Teletón (o Telemaratón), nos golpea legalmente en nuestro superyó, mostrándonos el sufrimiento, la invalidez, la deformidad, de niños y el consiguiente padecer de sus padres que cargan con esa mortificante desgracia.

Como nuestro superyó fue configurado para ser solidario, la Teletón nos obliga violentamente a pagar-donar dinero, asegurando así el lucro de los organizadores y la omisión del Estado que desprotege a los más vulnerables.

(1) Violencia amorosa

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martes, 7 de diciembre de 2010

La realidad es ovárica

En muchos países hispanoparlantes, se utiliza el vocablo «ovárica» para aludir a la inestabilidad emocional que puede estar asociada a los cambios hormonales característicos de las mujeres, a lo largo de sus vidas, con especial actividad mientras cursan la etapa reproductiva (desde las primeras menstruaciones a la menopausia).

Recordemos que nuestra especie, hasta el momento, ha estado abocada a los realineamientos territoriales, por lo que las guerras, invasiones y confrontaciones, estuvieron a la orden del día.

La tecnología armamentista ha permitido que la lucha «cuerpo a cuerpo» haya ido perdiendo importancia porque fue reemplazada por dispositivos cuyo uso puede determinar en poco rato, quién gana y quién pierde en una confrontación bélica.

En suma, la mayor masa muscular propia del varón, fue necesaria pero ya no lo es tanto.

El machismo (predominio abusivo del macho, con sojuzgamiento del sexo femenino), fue inevitable, lógico y natural: Las decisiones las tomaban quienes más fuerza tenían, durante todo el tiempo que la fuerza bruta fue el único factor determinante.

Esta época aún no se ha terminado, pero se está deteriorando.

El mundo del trabajo, de los emprendimientos y de los negocios, cada vez necesita más de la flexibilidad laboral porque la naturaleza —único modelo imitable—, es cambiante, dinámica y a veces, imprevisible.

El varón tiene estabilidad emocional porque sus hormonas así lo condicionan.

La prepotencia, el uso avasallante de la fuerza física y una prédica de milenios, han valorado las características masculinas y desvalorizado las femeninas.

Ser inflexible, poco adaptable a las circunstancias y tener una conducta uniforme, pareja, que se repite día tras día, se ha convertido en el modelo a imitar como una consecuencia de la imposición irrestricta del sexo masculino.

Pero la naturaleza es cambiante, los animales sobreviven adaptándose al entorno, la realidad es dinámica, femenina y ovárica.

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lunes, 6 de diciembre de 2010

La propaganda deprimente

Con una visión ligeramente contaminada por la paranoia, aunque no totalmente desvinculada de la realidad, comentaba (1) con ustedes algunas cosas que nos pasan a los ciudadanos, provocadas por una estrategia de los centros de poder, en su afán de facilitarse el trabajo de gobernarnos.

Llegué inclusive a comentar que los métodos propagandísticos no difieren sustancialmente de los utilizados por el denostado nazismo alemán.

Imagine que alguien como nosotros, recibe dos propuestas de trabajo para que elija una de ellas:

— una consiste en hacer una cierta tarea que formará parte de un proceso mayor, cuyo resultado final será la construcción de algún objeto que cuenta con mucha demanda. Eso que ayudaremos a construir, tiene una lista de espera de todos los interesados en comprarlo. Por ese trabajo pagarán 1.000.

— la otra propuesta consiste en hacer cierta tarea que NO formará parte de un proceso mayor, ni tendrá por objetivo la construcción de un objeto muy demandado. Por el contrario, esta oportunidad laboral nos la ofrece un acaudalado señor, que caprichosamente desea que alguien haga una cierta tarea que él destruirá, para que, quien la hizo, la haga de nuevo. Por ese trabajo, el acaudalado y caprichoso señor pagará el doble, esto es 2.000.

¿Qué trabajo elegiría usted?

Hasta donde creo saber, una mayoría de personas preferirá aquella tarea que se integre a un proceso mayor para construir algo muy deseado por los compradores, aunque gane la mitad que haciendo una tarea inútil.

Nuestro esfuerzo, aplicado en forma inútil, nos denigra, nos desvaloriza, nos deprime, dejamos de ser respetables.

Para que todo esto ocurra, la propaganda nazi que recibimos, nos induce a correr sobre una cinta (imagen), nos induce a pedalear en una bicicleta sin ruedas, nos induce a tomar dos litros de agua, con o sin sed.

(1) ¡Sonríe! Los poderosos te aman

La Gestapo descafeinada

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domingo, 5 de diciembre de 2010

Comencemos mal

En otro artículo de reciente publicación (1), les proponías imaginar un mundo en el que el amor físico y el amor espiritual fueran idénticamente apreciados, valorados y disfrutados.

En ese artículo complemento la idea ya planteada (2), de que la naturaleza nos remunera dándonos mucho placer para que nos fecundemos.

Ahora comenzaré al revés: les planteo la hipótesis y luego trataré de fundamentarla.

Hipótesis: Todo proyecto debe comenzar mal.

Fundamentación: Los humanos tenemos la capacidad de comprender y de copiar (inteligencia).

Las críticas que hacemos señalando

— las dificultades de todo cambio,
— los errores de previsión,
— la falta de acierto en los ensayos, intentos y pruebas,

son (las críticas) equivocadas, carentes de inteligencia, eventualmente hasta podrían ser malintencionadas.

Los seres humanos nunca podremos superar a la naturaleza porque ella tiene recursos mucho mayores, el más importante de los cuales es que cuenta con plazos ilimitados, además de recursos materiales casi infinitos.

Si con sus posibilidades, genera nuevos ejemplares (niños recién nacidos), con enormes dificultades, carencias y debilidad, no podemos pretender que las creaciones humanas sean de mejor calidad y en menos tiempo.

Deberíamos partir de la base de que las posibilidades de fracasar en nuestros emprendimientos, tiene que ser enorme, superior a los errores de la naturaleza (porque tenemos menos recursos) y que si eso no ocurriera, entonces estaríamos recibiendo las ventajas inesperadas de la suerte, la casualidad y el azar.

En suma: todo nuevo esfuerzo humano destinado a realizar cambios (sociales, edilicios, ideológicos, científicos, etc.), debe contar con el riesgo de que algo falle, que habrá incompletud, precariedad en los comienzos (como en la infancia), que el perfeccionamiento costará un gran esfuerzo y mucho tiempo (como las dificultades del aprendizaje, enfermedades eruptivas, accidentes).

Sólo imaginándonos seres superiores, podemos criticar nuestros fallos.

(1) Los orgasmos de mamá

(2) Menos orgasmos y menos salario
La pobreza sexual
El orgasmo salarial
Primero cobro y después hago
Las mujeres fecundan gratis

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sábado, 4 de diciembre de 2010

El dinero es como un huevo

Una entrevistada por el programa francés 6.000 millones de otros, decía —entre risas—, que el amor es como un huevo, porque:

— debe tomárselo con firmeza para que no se caiga y se pierda, pero a su vez
— no puede apretarse tanto como para romperlo.

Esto me sugirió dos ideas:

1º) La sabiduría popular puede pasar desapercibida porque no tiene valor comercial para las editoriales.

Si una idea no puede desarrollarse en un libro de por lo menos 150 carillas, se pierde. Nadie compraría una hoja en la que se dijera la genialidad más importante en la historia de la humanidad.

Entonces, esa idea queda en la cabeza de quien la pensó, en los parroquianos de un bar donde el pensador la dijo, o en un comentario de sobremesa, entreverada con algún rumor escandaloso, o en el diario de la autora, junto con lo más significativo del día: «qué le habrá pasado que hoy no me llamó».

En suma: se convierten en buenas ideas, en razonamientos maravillosos o en «la frase que le cambió el curso a la historia», sólo si pueden presentarse en formato libro para que una editorial gane dinero difundiéndolas.

2º) Es posible pensar que el amor es como un huevo y el dinero es como un huevo.

El razonamiento es bueno para ambos conceptos.

El dinero (el amor) no está mucho tiempo en manos desaprensivas que lo dejan caer, que lo malgastan. Manos torpes, flojas, descuidadas, irresponsables, ineptas, inmaduras, desatentas, desamoradas, indiferentes.

A su vez, el dinero (el amor) no funciona en manos avaras, que asfixian, que atesoran, que celan, que encierran.

El dinero sólo funciona cuando circula. Es una mercadería que guardada en un estante (caja fuerte) no cumple su rol específico.

El amor sólo funciona cuando proviene de un ser humano que desea libremente.

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viernes, 3 de diciembre de 2010

El comunismo de derecha

Para los lectores no rioplatenses, les comento que el vocablo «racha» significa “periodo breve de fortuna o desgracia”.

Las rachas existen, o al menos eso percibimos.

Nuestro cerebro verifica que existen períodos en que ciertas tendencias parecen predominantes.

A tal punto es así, que alguien señaló la existencia de «siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas», aludiendo seguramente a los períodos de recesión y auge que ocurren (o creemos que ocurren).

Ahora estoy cursando una racha en la que varios lectores se preguntan —y luego me preguntan—, si (política e ideológicamente) soy de izquierda o de derecha, porque de mis artículos no logran deducirlo con tanta nitidez como sería deseable.

En otras palabras, mis seguidores se sentirían más cómodos si pudieran leerme desde un único punto de vista e interpretar todo lo que digo apoyándose en ese supuesto.

Deben saberlo: dependo de quienes se toman el trabajo de leer lo que escribo y siento una inexpresable gratitud hacia quienes se toman el trabajo de comunicarse conmigo de alguna manera.

Por eso debo una explicación.

Soy un comunista de derecha.

Aunque este parece un grupo vacío, no es tan así. Somos muchos pero como no existe la denominación oficialmente reconocida, muchos comunistas de derecha simplemente dicen que son izquierdistas porque es la alineación más cómoda, menos áspera para el oído de la humanidad.

Existe consenso en que las personas de izquierda son buenas, solidarias, con dosis de egoísmo insignificantes, carentes de ambiciones materialistas, amantes del diálogo, incapaces de recurrir a apremios físicos cuando de obtener información urgente se trata.

Sin embargo, cuando muchos izquierdistas químicamente puros tienen que tomar decisiones de gobierno, podemos ver cómo aparecen los aspectos derechistas, antipáticos y a veces tan crueles como la inobjetable naturaleza.

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jueves, 2 de diciembre de 2010

«Hoy comenzaron mis éxitos»

En un artículo reciente (1), les comentaba qué ocurre cuando la personalidad (el yo) cede ante los estímulos del inconsciente.

Lo comparaba con la fractura de una represa y el violento escape de agua que deja de estar contenida, provocando una inundación río abajo.

Algo de esto nos ocurre ante la alegría que nos provoca algún acontecimiento inesperado, tales como

— ganar mucho dinero en la lotería;

— ver repentinamente incrementado nuestro patrimonio porque algún bien de nuestra propiedad aumenta bruscamente su valor;

— ser objeto de mucho más amor del que estamos acostumbrados a recibir.

Cuando ocurren estas ganancias económicas o afectivas, nuestro yo se ve expuesto a un esfuerzo mayor y si resiste, entonces el feliz agraciado con tanta suerte, quizá se ponga un poco ansioso, tenga dificultades para conciliar el sueño un par de noches o padezca algún problema digestivo menor.

Cuando nuestro yo se ve expuesto a un mayor esfuerzo pero no resiste la sobrecarga emocional, es probable que la felicidad se transforme en un drama porque el infeliz beneficiario de tanta alegría, puede tener una crisis de pánico (exceso de ansiedad), padecer alteraciones circulatorias, perder la noción de realidad e inclusive, sufrir una crisis maníaca.

En otras palabras, es necesaria cierta fortaleza y estado de salud para resistir las emociones que provocan el éxito, las ganancias, el triunfo.

Además de esta debilidad que tienen algunos adultos (que reaccionan como niños inmaduros), se agrega una particularidad de nuestro funcionamiento mental, que nos ocurre a todos.

Efectivamente, nuestra mente, que está rigurosamente determinada por el inconsciente, también se equivoca por culpa de la metonimia (propia del funcionamiento inconsciente).

La metonimia consiste en confundir el todo con la parte (generalizar).

Es decir, si tenemos un éxito, suponemos que nuestra vida será exitosa siempre, aumentando así la sobrecarga emocional al yo.

(1) Las personalidades inmaduras, necesitan la pobreza

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Las personalidades inmaduras, necesitan la pobreza

Los que conviven con un perro joven (cachorro), saben que si lo tienen mucho tiempo atado a una correa, con un mínimo margen de desplazamiento, el animalito hace un supremo desgaste de energía a partir del momento que se siente liberado: corre, salta, ladra.

Tiene (mejor sería decir «padece») un desborde de energía contenida. Es como cuando una represa se rompe y el agua contenida anega grandes extensiones de territorio, o como cuando se libera la energía largamente contenida en un volcán.

Casi todos los mamíferos nacemos con un cuerpo parcialmente desarrollado en el útero de la madre y luego, a medida que vamos madurando, aprendemos nuevas destrezas, normalmente enseñadas por nuestros progenitores.

En los humanos se va formando el aparato psíquico, que en pocas palabras pasa a tener

— un inconsciente con todos los instintos reprimidos,

— un superyó que nos da órdenes como si fuera un jefe interior (de hecho, el superyó representa a las fuentes de autoridad cuando no están presentes para darnos órdenes directamente), y

— el yo, que puedo definir como nuestra personalidad, es decir, la parte de nuestra psiquis encargada a interactuar con el mundo que nos rodea.

Con estas tres funciones, nuestro aparato psíquico nos permite vivir en sociedad, trabajar, ganar dinero, negociar, formar una familia, criar a nuestros hijos, etc., etc.

Como acabo de decir, el yo es la cara visible de nuestro aparato psíquico. Metafóricamente podríamos decir que están al frente de nuestra organización, como si fuera un vendedor o un telefonista.

Un yo débil, inmaduro, equivale a una personalidad débil, inmadura, aniñada, infantil y que actúa de forma similar a la del cachorro de perro.

Estas personalidades, cuando tienen dinero (sienten libertad económica), actúan como el cachorro: no pueden controlar su energía, hacen gastos alocados y empobrecedores, corren riesgos invariablemente ruinosos.

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