miércoles, 8 de diciembre de 2010

La conmovedora Teleomisión del Estado

En otro artículo (1) les comentaba que dentro de nuestra psiquis tenemos una funcionalidad que se encarga de vigilarnos y darnos órdenes como si fuera un juez-policía.

Se parece a un mecanismo cibernético en tanto se trata de un dispositivo mental que autocontrola y autorregula, como ocurre con la cisterna que descarga agua en una letrina (retrete, wáter, excusado) y luego se recarga sin desbordarse.

El superyó entonces es un mecanismo cibernético, que nuestra sociedad nos configura (mediante el sistema educativo, las enseñanzas familiares, la presión social) para convertirnos en buenos ciudadanos (honestos, generosos, solidarios, respetuosos, cumplidores, puntuales).

La humanidad, a través de los siglos, viene abandonando la violencia física para utilizar la violencia psicológica y económica.

Lo que sí se mantiene es la violencia.

Mi hipótesis es que la humanidad, si bien reconoce la existencia del cuerpo, aún piensa que la psiquis es algo inmaterial, abstracto, espiritual, trascendente, inmortal, indestructible, eterno.

Como aún no hemos encontrado la fórmula para organizar la convivencia prescindiendo de la violencia, estamos en la etapa en la que apelamos a la disminución del daño.

Entonces, cuidamos de no provocar dolor físico, de no lastimar, de no causar moretones, pero predomina la propaganda en la que se nos convence de que estamos rodeados de peligros y que unos pocos —y costosos— ciudadanos saben cómo salvarnos (médicos, psicólogos, religiosos, dietistas, profesores de educación física, cementerios privados, empresas de acompañamiento).

La mundialmente conocida Teletón (o Telemaratón), nos golpea legalmente en nuestro superyó, mostrándonos el sufrimiento, la invalidez, la deformidad, de niños y el consiguiente padecer de sus padres que cargan con esa mortificante desgracia.

Como nuestro superyó fue configurado para ser solidario, la Teletón nos obliga violentamente a pagar-donar dinero, asegurando así el lucro de los organizadores y la omisión del Estado que desprotege a los más vulnerables.

(1) Violencia amorosa

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9 comentarios:

Marcia dijo...

No creo que se trate simplemente del lucro de los organizadores.

Luis dijo...

Ud es la única persona de derecha que conozco, que no se queja por tener que pagar impuestos.

Laura dijo...

Me desagrada que la Teletón esté cuidadosamente diseñada para manejar las emociones del televidente, eligiendo además, los momentos en que se anuncian las donaciones, para que la información actúe motivándonos en el momento justo.

Lourdes dijo...

Lo importante del evento que se comenta son los logros y el servicio que brinda la institución. Todo lo demás es de poca importancia.

Braulio dijo...

Pensar que yo estuve toda la vida para juntar un millón de dólares, y de pronto aparece un fulano que los dona así como así.

Hébert dijo...

Si hubiese menos evasores, el Estado podría cumplir con sus obligaciones.

María del Pilar dijo...

A mí me violenta mucho ver a los pobres. Cuando entro a Montevideo, nunca lo hago por ruta 1.

Rolando dijo...

Pudiendo colaborar, no me siento violentado. Lo que sí me violenta es la gente sana que se cree con derecho a vivir de la limosna.

Unknown dijo...

si es cierto y asi con todo y las ovejas del mundo ahi siguen,como dijo alguien, cuando dejaremos de serlo para convertirnos en caballos salvajes libres...