El verbo suponer significa imaginar algo que no existe pero que puede llegar a existir. Cuando alguien supone hace una conjetura de que algo puede ocurrir tomando en cuenta ciertos datos que sí se tienen («Supongo que lloverá porque hay muchas nubes»).Por algún motivo que ignoro, también contamos con el verbo pre-suponer.
Parecería ser que los humanos tenemos necesidad de contar con dos niveles de anticipación del futuro. Uno sencillo con el cual hacemos suposiciones livianas, poco trascendentes y otro más formal, complejo, serio, que es la presuposición.
El en terreno económico un presupuesto puede llegar a ser un documento muy trascendente.
En los gobiernos se hacen profundos análisis para determinar que se presupone que se gastará el año próximo y a partir de ahí se desencadenan múltiples exigencias impositivas a los ciudadanos y restricciones a todo gasto que no esté incluido en el presupuesto.
A nivel familiar se repite el procedimiento. Conocidos los ingresos, alguien determina en qué podrá gastarse y en qué no.
Sin embargo todos sabemos que el ser humano no está capacitado para adivinar el futuro. Las acciones de suponer y de presuponer están condenadas al fracaso a corto o mediano plazo.
Es ahí donde aparece el ahorro como posible corrector de las inevitables equivocaciones.
Cuando hay que gastar más de lo que se presupuestó, necesitamos recurrir a los ahorros generados cuando el error de cálculo nos generó un sobrante o, si no lo tenemos, a los ahorros que tuvieron otras personas que puedan prestarnos lo que nos falta (familiares, amigos, empresas financieras).
Nota: Este artículo se complementa con el también publicado hoy con el título Presupuesto vital.
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13 comentarios:
Cuando mi marido (que es contador público) me criticó porque fui a que me tiraran los buzios, esto mismo fue lo que le dije: "Acaso ustedes no se la pasan haciendo pre-suposiciones?".
¡Mágico remedio!
Yo hago algo peor: me pre-ocupo.
Todo lo que supongo no sucede. Ahora supongo cosas feas a propósito.
El ahorro es uno de los pilares de la vida burguesa.
Por naturaleza estoy hecha para ahorrar calorías.
Yo me persigo con las presuposiciones y los presupuestos.
En este mundo vivimos suponiendo el amor.
El futuro es hoy.
Una presuposición es una suposición poco fundamentada.
Ante la imposibilidad de ahorrar, lo que hago es inflar el presupuesto.
En casa nunca queda del todo claro qué uso se le dará al dinero. Hemos desistido hablar de ese tema porque siempre terminamos peleando. Vamos solucionando los problemas a medida de que se van presentando. No logramos planificar.
Ahorrar nunca está demás... pero te queda menos.
No puedo no ahorrar. Estoy viviendo como un fakir. Esto me está matando.
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