La izquierda uruguaya bregó por llegar al poder durante varias décadas.
Legítimamente ha liderado en los sindicatos y en la educación pública.
Desde esos dos frentes de lucha ha procurado derrotar al enemigo, la derecha, compuesta por los partidos Blanco y Colorado.
El 4 de febrero de 1971 se aliaron los distintos partidos de izquierda (socialistas, comunistas, etc.) formando el Frente Amplio y 12.325 días después (31-10-2004) ganaron las elecciones nacionales con casi un 51% de votos.
Las estrategias bélicas para derrocar al enemigo fueron, entre otras:
· Desde el sistema educativo
- Pregonar la inmoralidad del sistema capitalista,
- Alentar la más amplia gratuidad de la enseñanza, —con lo cual
-- el presupuesto nacional se vio fuertemente presionado y
-- la desocupación de los egresados fue aumentando porque el mercado no los demandaba—.
· Estas acciones lograron aumentar el desgaste de los partidos de derecha, exponiéndolos a la comisión de errores, estimulando la inflación como recurso monetario para nivelar los déficits fiscales, por lo que se generaban reiterados conflictos gremiales por ajuste salarial según la inflación pasada y proyectada, organizados desde la Central Obrera, también liderada por grupos de izquierda.
· La presión económica fundamentada en ideales populistas de «un mejor reparto de la riqueza», también patrocinó la evasión fiscal y la informalidad de muchos trabajadores. Estas propuestas encontraron fácil receptividad porque si pagar es desagradable, pagar impuestos es horrible.
· El sindicalismo también aprovechó la tendencia al menor esfuerzo que nos caracteriza a todos los mamíferos, estimulando el paro y la huelga, porque los adherentes fácilmente conciliamos en nuestras meditaciones que esa es la mejor solución,... por el simple hecho de que nos resulta agradable de ejecutar.
· Los grupos más irresponsables e ignorantes de la sociedad fuimos fácil presa de esta metodología que con los años llevó al poder a quienes la patrocinaron.
Hoy observamos, —perplejos— que aquella prédica es negada con los hechos y que las prácticas de los partidos de derecha, demonizadas desde la izquierda, ahora son aplicadas por el gobierno de izquierda con el más absoluto desparpajo.
Resumiendo...
El rechazo al capitalismo y la predilección por:
- La evasión fiscal (el no pago de impuestos que incluye al contrabando como viveza étnica);
- La informalidad laboral (procurando ser un desconocido para el Gobierno y los organismos de contralor);
- La irracionalidad en la matrícula universitaria (alentando capacitaciones gratuitas muy gravosas para el erario público, que no tienen demanda en el mercado y que generarán seguramente frustración y desocupación de los egresados);
- El descanso como medida de lucha
continúan instalados en la idiosincrasia de quienes fuimos educados meticulosamente en esos criterios. Hoy la realidad nos demuestra que la izquierda y la derecha se diferencian solamente en la imaginación de los más ingenuos.
Los universitarios uruguayos que estuvimos expuestos tantos años a semejante contaminación ideológica, tendremos que reprogramarnos urgentemente porque la historia no espera y la inadaptación es letal.
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