Qué busca una persona con el maquillaje: en última instancia procura parecer sana, fuerte, llena de energía. A todo esto junto se le llama genéricamente belleza. ¿Qué se intenta lograr con esta apariencia? Seducir: a los demás y a sí mismo.
Estas cualidades suelen estar asociadas a la juventud y su ausencia a la vejez. Otra diferencia entre jóvenes y viejos es la agilidad, la velocidad, la resistencia, la elegancia. Por eso, en definitiva, el maquillaje procura simular juventud y ocultar vejez.
Todo lo dicho anteriormente se refiere a lo visual, pero hay algo más duradero y efectivo que tiene que ver con la agilidad, la velocidad, la resistencia, la elegancia, la salud, la fuerza y la energía. Me refiero a cómo alguien sabe elegir el camino más recto para llegar antes y más lejos o se complica eligiendo siempre los caminos más llenos de obstáculos.
Este maquillaje no se borra, no hay que retocarlo, no se corre con las lágrimas. Es más: no es un maquillaje, es una forma de ser a la que se accede descubriendo los procedimientos que aprendimos cuando éramos muy pequeños, muy dependientes, muy ignorantes y que afean el desempeño si no son renovados por otros más adecuados a las circunstancias adultas.
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