Busco con indisimulado interés a quienes
puedan ayudarme a moderar mis críticas a ciertas formas de poder, popularmente
aceptadas.
El poder religioso me parece nefasto porque
alienta la esperanza en postergar nuestro bienestar para después de la muerte.
Estimular esta expectativa formalmente es una estafa: «dame tu esfuerzo en
esta vida que te pagaré después de que hayas muerto». ¡Insólito!
El poder político hace algo parecido, pero sin
prometer soluciones a tan largo plazo, aunque igualmente falsas: «Si tu nos votas terminaremos con la
pobreza en el primer año de gobierno, y además...».
El poder
médico parece aliado con el consumismo de una manera muy sutil.
Creo, —y me
cuesta no creer—, que obtenemos el dinero necesario para vivir dignamente al
convertir nuestro esfuerzo, trabajo, gasto de energía, en salario, honorarios,
ganancias.
Por lo
tanto cuando hablamos de dinero hablamos de energía humana, esfuerzo, trabajo.
El poder
médico nos ordena que evitemos la vida sedentaria, para lo cual debemos hacer ejercicio.
Hacer
ejercicio no es otra cosa que gastar energía por el solo hecho de gastar
energía, es decir, despilfarrar energía.
Como cada
uno administra la información que recibe aplicando su mejor criterio, es claro
que muchas personas entienden: «Para cuidar mi salud tengo que gastar energía-dinero: me compraré otro par de zapatos aunque
tenga varios sin usar».
Como dije
más arriba, sé que mis creencias son equivocadas y que me hacen más mal que
bien... Pero claro, yo también aplico la información que recibo con el mejor
criterio. Por un lado veo que la mayoría confía en las religiones, en los
gobernantes y en la medicina y por el otro lado pienso que se equivocan.
¡¿Qué
hago?!
(Este es el Artículo Nº 1.771)
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10 comentarios:
En el videocomentario usted habla especialmente en la actividad de correr sin una razón concreta. Sé que hay personas que lo hacen por placer. Creo que son las menos. La mayoría pienso que lo hacen porque se considera saludable y porque ayuda a adelgazar. Hay motivos pero no son motivos impuestos por la naturaleza.
La mayoría de las cosas que hacemos escapan a la imposición de la naturaleza. Por ese mandato comemos, bebemos, dormimos, fornicamos, nos abrigamos o nos desabrigamos. Lo demás es cultura.
Sé que algunas personas corren porque escapan de sus pecados.
Jajaja!!!! Un poco de humor no viene mal, Evangelina.
Lo que usted tiene que hacer Doc, es seguir escribiendo artículos. Si no leo sus cuentos no puedo irme a dormir.
No se sabe si el comentario de Carolina viene por el lado de la crítica o del halago. Hace más bien que mal el halago. Aunque por otro lado veo que el halago hace más mal que la crítica.
¡¿Qué hago?!
Como me gusta mucho mi trabajo, el gasto de energía que hago ahí me multiplica la energía. Por eso salgo a correr todas las noches. De puro feliz. Para gastar toda esa energía que me provoca ser tan dichoso. Y porque si no después no puedo dormir. Porque me atormenta pensar en lo feliz que seré mañana. Me parece un despilfarro. ¡Tanta alegría para mí solo! ¡Con la falta de alegría que se ve por ahí! ¡Tanta pobre gente que trabaja como burro! Y tanto burro que se empaca por ir a trabajar el lunes. La verdad es que me siento culpable. Por eso salgo a correr. Porque necesito mortificarme para espiar mis culpas. Porque no aguanto un minuto de sosiego: me paso todo el tiempo pensando que soy feliz. Le tengo horror a perder la felicidad.
En suma: soy un tipo asustado.
Yo administro mi información pero cobro. Hasta cuando salgo a correr cobro. Y cuando salgo a comprarme zapatos también cobro.
Administro mi información porque lo que digo, o lo que callo, es lo que me conviene. Cobro cuando salgo a correr porque gano algunos piropos. Y gano comprándome zapatos porque me aseguro la base de la elegancia. Vivo para ganar. Así me educaron. Perdedora jamás.
El poder médico nos dice que evitemos la vida sedentaria. El poder militar la vida sediciosa.
No cabe duda de que para cuidar mi salud debo gastar energía-dinero. Es la única forma de tener seguro de salud.
No puede ser que todo cueste sacrificio, ¡hasta cuidar la salud! No creo que sean saludables los sacrificios. Huelen a muerte.
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