domingo, 27 de enero de 2013

Factor determinante de la pobreza patológica

 
Quienes gustan cobrar porque se sienten necesarios serán ricos y quienes se avergüenzan cobrando por sentirse indeseados, serán pobres patológicos.

Muchas personas creen que sus vidas están gobernadas por el Destino.

Por Destino puede entenderse lo mismo que dice el Diccionario de la Real Academia Española: «Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal».

Estaría de acuerdo si no fuera porque parece que la serie de acontecimientos que nos conducen es de origen misterioso, esotérico, sobrenatural.

Estoy de acuerdo si podemos aceptar que no controlamos nuestras vidas sino que lo hace la naturaleza. En otras palabras, me parece que estamos determinados por los fenómenos naturales (de los cuales formamos parte) y que no hay aquí nada por encima de la naturaleza (sobre-natural), sino que más bien no tenemos aun los conocimientos suficientes para entender por qué ocurren algunos fenómenos que nos afectan.

En otras palabras, me parece que ignoramos pero no me parece que nuestra falta de conocimiento obedezca a que un ser superior nos oculta la información. Simplemente ignoramos.

Con este antecedente, pasemos al tema propio de este blog: La pobreza patológica.

Los humanos tenemos tres formas de nacer:

— Porque nuestros padres «nos necesitan» (somos deseados)
— Porque somos un accidente en la vida sexual de nuestros padres (no somos deseados);
— Porque somos un accidente pero al final terminaron necesitándonos.

Aunque jamás sepamos qué fuimos realmente para nuestros padres, de alguna manera sabemos qué lugar ocupamos en la vida.

— Si sentimos (intuimos) que nos necesitaron, tendremos la actitud de cobrar por ello. Sentiremos que es lógico recibir dinero, salario, ganancias.

— Si sentimos (intuimos) que fuimos un problema, tendremos la actitud de pagar (indemnizar) a las víctimas (padres, sociedad). Nos molestará cobrar, recibir dinero, salario, ganancias.

Quienes gustan cobrar serán ricos y quienes se avergüenzan cobrando, serán pobres patológicos.

(Este es el Artículo Nº 1.773)


10 comentarios:

Eloísa dijo...

Mi madre mi hizo saber, desde que tengo uso de razón, que fui hijo no deseado. Decía jocosamente ¨mi hijo del DIU¨ (dispositivo intrauterino). De más está decir que la relación con mamá fue siempre difícil. Tanto que tomé como verdadera madre a una vecina negra y gorda que preparaba unos guisos deliciosos y siempre tenía en la mesa un plato para mí. A ella le decía mamá.
En terapia intenté recomponer las cosas porque el rencor me estaba matando. No puedo decir que lo haya logrado, pero más o menos la cosa va. Intento aceptar a esa mujer como es, como fue; de la única manera que pudo. Así espero yo que me quieran las pocas personas que me quieren de verdad.

Esteban dijo...

Mi historia es similar a la de Eloísa, pero a mí nunca me lo dijeron, fui yo quien lo intuyó, pero con esa inseguridad de ¨¿serán ideas mías?¨.
Casualmente me cuesta ganar dinero. Puede que a mí me pase algo de lo que usted expone en el artículo.

Anónimo dijo...

Fui hijo deseado, no caben dudas. Mamá tuvo que hacer quietud durante su embarazo porque antes ya había perdido tres. Supongo que por este motivo, desde que nací me sobreprotegieron. Esa sobreprotección me fue convirtiendo en alguien temeroso e inseguro, características nada favorables cuando se trata de tener éxito, ya sea en el trabajo o en lo que sea. Lo que sí es cierto es que nunca tuve la sensación de tener que ganarme mi derecho a sobrevivir. Consideraba y considero que es natural que los otros me tengan en cuenta, me tengan respeto y me paguen lo que corresponde. Pero no me alcanza para andar bien. Es la maldita inseguridad en mi mismo. El miedo y la desconfianza ante todos y ante todo. Al mundo lo vivo como potencialmente peligroso. De pronto podría haberme destacado y sin embargo mis logros son mediocres, nunca se salen de lo razonablemente esperado para un hombre gris, medio invisible y que no se entrega por completo a nada, por temor.

Ingrid dijo...

El destino no es un asunto sobrenatural. Es lo que veríamos si viajáramos en el tiempo, cosa que indudablemente algún día vamos a lograr.
Pero más allá de eso, como usted dice, no tenemos los elementos necesarios como para entender por qué ocurren algunos fenómenos que nos afectan. Tenemos nuestras hipótesis y a veces ni siquiera las buscamos. Creemos que es asunto divino, pruebas que nos pone la vida, o que es la mala suerte, o que la culpa la tienen los gobernantes o la familia disfuncional en las que nos tocó nacer. Y muchas otras cosas más.
En cuanto a como nos posiciona ser hijos deseados o no, coincido en que muchas veces puede suceder lo que usted dice. Para el hijo deseado será natural ganar dinero y para el que no lo fue, difícil. Pero como la vida tiene sus vueltas y siempre se entrelazan otros factores, los resultados pueden variar. De todos modos la hipótesis que usted plantea me parece de recibo. Con que a una sola persona le sirva para hacer un ¨click¨, ya tiene premio el esfuerzo que usted está haciendo.

Sebastián dijo...

Admito que me avergüenza cobrar. Sé que en el mundo en que vivimos eso es absurdo. Y sé que es inútil añorar vivir en otro mundo.

Carmen dijo...

Mis padres me dijeron siempre que fui una hija buscada. No lo dudo en lo más mínimo. Aunque resulta que después de que me buscaron fueron abandonándome. La pareja estaba muy compenetrada en si misma. A veces peléandose, a veces adorándose... lo cierto es que nosotros los hijos, quedábamos en un segundísimo plano. Vendría a ser algo así como un no deseado secundario. Alguien que después de incerto en la realidad cotidiana de la pareja, molesta, limita, quita tiempo. Pienso que a la larga los efectos son los mismos o parecidos, a los de haber sido un hijo no deseado.

Alberto dijo...

Sentirse necesario y sentirse deseado no es lo mismo pero es muy parecido. Creo que muchas veces ocurre que los hijos son deseados pero después los padres no los sienten necesarios.

Carla dijo...

La necesidad es más frecuente de los hijos hacia los padres que al revés. Al menos hasta que logran independizarse.

Esther dijo...

¨Si intuimos que fuimos parte de un problema, tendremos la actitud de pagar (indemnizar) a las víctimas...¨ Lo copio textualmente porque me resulta una posibilidad cierta. Supongo que cada vez que intuimos que somos parte de un problema, de forma casi instantánea muchos de nosotros reaccionamos indemnizando para aplacar la culpa.

Morgana dijo...

Los que cobran demás deben sentirse imprescindibles.