miércoles, 23 de enero de 2013

Universidad formal y Universidad de la Vida




La Universidad formal tiene algo valioso: desarrolla en los estudiantes una disciplina personal que la Universidad de la Vida difícilmente logre.

Algunas personas se sienten orgullosas de haber estudiado en la Universidad de la Calle, también llamada Universidad de la Vida.

Yo tuve la suerte de haber estudiado en las dos y me siento con cierta autoridad para decir que las dos tienen características buenas y malas.

En los hechos diría que ninguna de las dos es mejor que la otra, porque como acabo de decir, ninguna de las dos nos aporta todo el conocimiento necesario para librarnos de los problemas que tenemos los seres vivos: temores, incertidumbres, inexperiencia, datos erróneos, creer que sabemos, suponer que los no-egresados de alguna de esas Universidades son personas menos valiosas que los egresados, pensar que vendrán a buscarnos para darnos trabajo, imaginar que nuestro salario será necesariamente mejor que el de otros trabajadores no-egresados, y un sin fin de ineficiencias que volverán ineficaz nuestra gestión laboral, con miras a conseguir los recursos económicos que necesitamos para fundar y solventar una familia.

Como la mayoría de los trabajadores es egresada de la Universidad de la Calle (o de la Vida), les comentaré algo de la otra Universidad, la de los eruditos, la que impone ciertas formalidades para alcanzar alguna titulación.

— Existe el prejuicio entre los potenciales empleadores que la Universidad de la Calle es desprolija, indisciplinada, imprevisible, contradictoria, incompleta, poco confiable;

— Tenemos que reconocer que los prejuicios de los empleadores afectan a los buscadores de empleo, por lo que la Universidad de la Vida es más apta para aquellos jóvenes que prefieran prescindir de trabajar para otros y prefieran trabajar por cuenta propia;

— Lo más valioso de la Universidad formal es que desarrolla una disciplina personal que la Universidad de la Vida difícilmente logre.

(Este es el Artículo Nº 1.769)

13 comentarios:

Leandro dijo...

La discriminación entre oficios y profesiones no tiene mucha lógica. Creo que es necesario pensar más para resolver cómo satisfacer el pedido de un cliente que quiere un modular bueno, bonito y barato, que para hacer la escritura de una casa.

Gabriela dijo...

Nos hacemos en el ejercicio de nuestra profesión. Y cuando la amamos, como usted dice. Ejercer sin amor será una forma de ganarse la vida, pero no es una forma satisfactoria de vivir.

Enrique dijo...

Si bien es cierto que de lo que estudiamos es poco lo que recordamos, va quedando un sedimento que permite el asentamiento de los conocimientos nuevos.

Alba dijo...

De acuerdo con Enrique. Cuesta evocar pero eso no significa que se olvide.

Elena dijo...

Uno se olvida de lo que estudió cuando se enfrenta a la realidad y tiene que volverse creativo para ser útil.

Oriente dijo...

Todo estudio académico tiene como fin subyacente aprender a obedecer. Así se aumenta la sensación de minusvalía que en mayor o menor medida arrastramos durante toda la vida, casi todos.

Lautaro dijo...

Cuando era estudiante lo único que me interesaba era encontrar las fallas, desarrollar críticas interesantes. Cuando salía vencedor era enorme mi satisfacción.
Ahora no gano mucho dinero pero mantengo la misma actitud.

Anónimo dijo...

Me pasó algo parecido a lo de Lautaro pero después me fui achanchando. Es triste corroborarlo.
Me cansé de que me echaran de todos lados. Necesito pertenecer a algún lugar.

Daniel dijo...

A los padres nos importa que nuestros hijos sean disciplinados porque desde pequeños los quisimos controlar. Sea para protegerlos o por nuestros propios miedos. El miedo a la locura es uno de ellos. Salirse de la norma te hace sentir un poco loco.

Valentina dijo...

Para ser psicólogo la Universidad de la Vida es fundamental. Y el análisis propio, por supuesto. Hay que conocerse y conocer mucha gente de distintos lugares, ocupaciones, estractos sociales.
Fui y sigo siendo carne de cañón de los psicólogos. Conocí algunos buenos, pero la mayoría dejaban mucho que desear.

Magdalena dijo...

Quienes son independientes; los que no son empleados, necesitan disciplina, pero más que nada vitalidad. No se puede tener vitalidad si no se es uno mismo. Es difícil ser empleado y a la vez ser uno mismo.

Mariana dijo...

Salomón decía que el amor es parte de la sabiduría. Para ejercer con éxito cualquier oficio o profeción se necesita sabiduría. De ella se desprende el amor; es decir la aceptación del otro, la serenidad para soportar la desconfianza, la templanza para perder, sufrir y frustrarse, la curiosidad puesta en los vínculos, en los semejantes, en las otras vidas que nos rodean.

Norton dijo...

De jóven fui empleado y de viejo creé mi propia empresa. Necesité ganar confianza en mi mismo. Lo logré a través de la observación y la experiencia.