sábado, 11 de agosto de 2007

Principios básicos de la vida en sociedad

Se dirá en voz alta que «todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario». Esto es cierto sólo para quienes tienen poder y es falso para quienes no lo tienen.

El cobrador de impuestos es un rufián que intentará apoderarse de todo lo que tiene el ciudadano y es tarea de éste rescatar todo lo que pueda.

La ley determina cuál es la peor conducta que puede tener un ciudadano sin que lo castiguen. Podría representarse con una raya en el piso: Quienes la traspasan son castigados. Algunos se sienten grandes ciudadanos por el solo hecho de vivir al borde de la legalidad mientras que otros —más autoexigentes—, prefieren vivir lejos de esa frontera.

Los trabajadores de la salud tienen trabajo cuando hay enfermos y accidentados y están desocupados cuando todo el mundo está sano y entero. Como todo trabajador inteligente, ellos luchan para mantenerse ocupados.

He buscado el dato concreto, pero no lo encontré. El PBI de un país incluye (repito, no sé en qué proporción) todo lo que se gasta en seguridad (policías, cerrajeros, vallados, armas, etc.). Muchas familias honestas y laboriosas obtienen su sustento gracias a que existen delincuentes.

Los medios de comunicación no le cobran a quienes reciben su información. El amo de los medios de información, lógicamente determina qué informar, cuándo hacerlo, cómo expresarlo, en qué contexto. Si usted no compra la información en base a la cual toma sus decisiones más trascendentes, está en similares condiciones que el menesteroso que tiene que comer lo que otro le da o deshecha. En otras palabras: la información y la comida gratuitas, son generalmente de mala calidad.

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