Los hispanos estamos subdesarrollados porque nos jactamos al creer que lo aprendido es todo lo que se puede saber.
Cuando un estudiante entiende lo que le están
enseñando, percibe que esa novedad tiene detrás una cantidad insospechada de
otros conocimientos que antes no imaginaba.
Este hecho provoca un fenómeno que parece
paradojal: cuando más sabemos más aumenta la sensación de ignorancia pues cada
novedad que nos llega se parece al título de un libro: detrás de él hay mucho
más.
Este ejemplo es eficaz para reforzar la idea:
conocer la existencia de un libro implica enterarse de que existe un conjunto
de ideas dentro de él, y desconocer la existencia del libro implica NO
enterarse de la existencia de esos conocimientos.
Por esto conocer y no conocer son caminos
hacia la ignorancia pues cuando conocemos nos damos cuenta de todo lo que hay
detrás de ese nuevo conocimiento y cuando no conocemos seguimos si saber de
nuestra ignorancia.
La ignorancia es resistente al cambio porque
el ignorante desconoce que no sabe.
El sistema educativo de cada país está
diseñado según la idiosincracia de cada pueblo. Me animaría a opinar sobre cómo
pensamos los pueblos hispanoparlantes para que aquellos que saben más que yo
tengan oportunidad de perfeccionar este artículo haciendo uso de los
comentarios.
Me parece que alguien que estudia y aprende
debería ser cada vez más humilde.
Si como digo más arriba cada nuevo
conocimiento nos abre la puerta a todo lo que aún no sabemos, enterarnos de lo
que nos falta saber nunca puede llenarnos de orgullo sino de energía para
aprender desde una postura modesta, humilde, recatada pero nunca orgullosa,
arrogante y altanera.
Si alguien se enorgullece de lo que ignora,
tratará de saber cada vez menos.
Indirectamente nuestra idiosincracia alienta
jactarnos de lo que desconocemos.
(Este es el Artículo Nº 1.780)
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10 comentarios:
Supongo que en el mundo desarrollado también se jactan de saber.
En la adolescencia una de las cosas lindas que pasan es que se te abre un mundo insospechado. A mí se me dio por leer mucho. A otros adolescentes, más activos, se les da por conocer lugares y gente. Son distintas formas de aprender; me parece más completa y efectiva la segunda, pero ese es otro tema. La cuestión está en que a esa edad querés saber porque te das cuenta de pronto todo lo que hay del otro lado, del lado del mundo adulto. Con el tiempo, una vez insertos en ese mundo, a menudo se nos apaga la curiosidad. Siguen existiendo infinitas cosas por conocer pero preferimos imaginar que ya sabemos todo lo que teníamos que saber y nos centramos en una vida ¨seria¨, ¨realista¨, alejada de ideales, rutinaria. Muchas veces el único incentivo es progresar en lo que se refiere a ascender socialmente. A veces se logra y ese adulto queda mas o menos satisfecho. Otras veces no, y sobreviene una amargura y un cinismo que lleva a cualquier lado, que puede llevar a la chatura gris y resignada de pensar que lo único que nos queda por hacer es envejecer resignadamente.
Los que creen saber mucho gustan de los monólogos y tienen las orejas cerradas. Te encontrás con este tipo de personas, te preguntan como estás y antes de que les digas el consabido bien, empiezan con su discurso. Puede ser trivial, mundano, o puede ser filosófico, eso no importa. Pero no escuchan. Y me parece que no escuchan porque creen que no tienen nada que aprender de vos.
Coincido con Elena. He aprendido mucho escuchando. Cuando hablo lo que hago es ordenar y recordar lo que ya sé, pero obviamente no inocorporo nuevos conocimientos.
No se me había dado por pensar que escuchar a quien te habla es una forma de aprender. Siempre asocio el aprender a la escuela y el liceo. Ahora que lo pienso, cuando escucho a mis amigas aprendo muchas cosas. Por ej. que son distintas a mí. Eso me lleva a pensar y ser menos intransigente. Cada cual tiene su forma de sentir y pensar, por eso cada cual se comporta distinto. Antes me ofendía con algunas actitudes de mis amigas, pero a medida que las fui conociendo entendí que esta es así y aquella de otro modo. No puedo esperar que tengan la misma respuesta que tendría yo en una situación similar. Ese ha sido para mí un saber, un conocimiento muy valioso.
Un país desarrollado puede tener una larga historia, con terribles guerras de por medio, hambrunas, pestes, renacimientos, reconstrucción colectiva, participación de los jóvenes. Pienso quue todo esto colabora para que un país se desarrolle.
Algunos países se desarrollan de golpe. En general se debe al enriquecimiento de unos pocos debido a la explotación de una riqueza natural como el petróleo. La enorme mayoría de los ciudadanos siguen viviendo en la pobreza. Las migajas de la torta que se llevan los ricos no le alcanza a la nación, al resto de los ciudadanos, para entrar en el mundo desarrollado.
Podemos caer en el error de calificar a un país como desarrollado a partir del monto del producto bruto interno.
He desechado cantidad de libros por el título. Alguna vez no lo he hecho y me he llevado sorpresas.
Preferir no enterarse de la existencia de conocimientos nuevos, puede ser porque no queremos que nos muevan la estructura, no queremos cambiar. Preferimos al regular conocido que llevamos dentro al regular mejorado que podríamos conocer.
Pienso que en ocasiones el ignorante sabe, allá en lo profundo, que es ignorante, pero prefiere quedarse quieto.
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