miércoles, 13 de febrero de 2013

La distribución de la riqueza y la libertad



 
Pensar que la humanidad funciona como un tejido orgánico nos lleva a conclusiones que no se ajustan a la realidad.

Es posible pensar que la humanidad es un tejido orgánico compuesto por millones de células. Más exactamente, compuesto por siete mil millones de células, pues esta es la cantidad de seres humanos según los datos más recientes (año 2012).

Como toda comparación (población mundial comparada con un tejido orgánico), tiene un ajuste a la realidad muy relativo, escaso, precario.

Estas comparaciones son similares al uso provisorio de una herramienta inadecuada, por ejemplo, martillar algo con el mango de un destornillador, cortar un papel con un cuchillo en vez de una tijera, hacer una mudanza en un auto de pasajeros en vez de un camión.

Consignadas estas salvedades, quizá podríamos pensar algo referido a la pobreza patológica, en tanto este es el tema central del blog.

Sólo para ver hasta dónde llegamos es posible decir que el sistema circulatorio de los tejidos orgánicos es el encargado de alimentar a cada célula así como también es el encargado de retirar los resíduos que podríamos llamar excrementos celulares.

El sistema circulatorio parece tener un criterio de distribución socialista, en tanto le asigna a cada célula la cantidad de alimento que esta necesita.

Los socialistas dicen: «a cada ciudadano le daremos suministros según sus necesidades y de cada ciudadano pediremos aportes según sus posibilidades».

Esta fórmula parece muy razonable, pero ¿por qué no funciona en la práctica?

Opino que la diferencia está en que las células no piensan y los humanos sí. O también podemos decir: la diferencia está en que las células vivien bajo la tiranía absoluta del cerebro y los humanos, aunque vivan en una dictadura, tenemos dificultades para aceptar esa total sumisión.

Conclusión: La humanidad no funciona como un tejido orgánico.

(Este es el Artículo Nº 1.790)

8 comentarios:

Elvira dijo...

No sé lo suficiente como para afirmar que el cuerpo funciona bajo la tiranía del cerebro. Quizás sería más exacto decir que funciona bajo la tiranía del corazón. Morimos cuando el corazón deja de latir. También podríamos decir que estamos bajo la tiranía del sistema respiratorio porque morimos cuando dejamos de respirar. O del aparato digestivo, porque una úlcera, por ej. nos puede llevar a la muerte.

Ernesto dijo...

Si tomamos como ejemplo el funcionamiento de un tejido, asistiremos a la muerte de unas células y el nacimiento de otras, como le ocurre a la humanidad. Pero veremos también que cada célula tiene las posibilidades (las oportunidades) de realizar correctamente su función. Estó no es así en las sociedades humanas.

Mª Eugenia dijo...

¿Y cuál es la propuesta? ¿Que asumamos la total sumisión como forma de vida?

Marcia dijo...

El licenciado dice que la sociedad no funciona como un tejido. El comentario de Ernesto no viene al caso.

Martín dijo...

Si somos muchos entonces es señal de que andamos bien...
En casa somos muchos y no andamos nada bien.

Sandra39 dijo...

El sistema circulatorio es el encargado de alimentar a cada célula. Pues bien, nosotros como humanidad estamos encargados de alimentarnos todos y cada uno de nosotros para sobrevivir como especie.

Elena dijo...

Usted dice en el videocomentario que existe la posibilidad de que sea necesaria la existencia de ricos y pobres para la conservación de la especie (si no entendí mal).
El sistema capitalista necesita trabajadores pobres y al mismo tiempo trabajadores que consuman mucho, porque si sólo consumen los ricos, creo que no alcanza para que el sistema se sostenga. Esta contradicción parece insalvable. Y es, desde mi punto de vista, inaceptable.

Margarita dijo...

Ese corazón del dibujo, latiendo, me asusta; no sé por qué. ¿Tendré miedo a que el mío se detenga?. Parece inconcebible un movimiento rítmico tan prolongado en el tiempo. El tejido muscular que movemos de manera voluntaria, no acepta demasiado tiempo la realización de un determinado movimiento. Es la diferencia que existe entre los músculos lisos y los estriados. Como a los lisos no los vemos, cuando tenemos la posibilidad de observarlos... a mí por lo menos me asustan. Acostumbrada a experimentar que mis brazos, mis piernas, etc, se cansan, me da miedo que lo que está dentro de mi cuerpo, fuera de mi vista, de golpe se canse y no funcione más.