Las doctrinas filosóficas
y religiosas que desprecian la materia suelen también rechazar las funciones
corporales, la riqueza y el dinero.
Los humanos somos animales tan
subdesarrollados que pasamos toda la vida tratando de entender lo más
elemental, porque lo más elemental nos produce asco, vergüenza, indignación.
Lo más elemental acabo de
mencionarlo: somos animales.
Somos tanto más imperfectos que
ellos que intentamos imaginariamente invertir los términos al punto de
considerarlos inferiores a nosotros.
A veces pienso, (quizá en
broma), que Charles Darwin se dio cuenta de que los animales son seres humanos
más desarrollados, pero cuando se lo comentó a sus amigos lo aconsejaron que no
planteara esa teoría porque se exponía a perder la vida a manos de algún
exaltado defensor de nuestra superioridad.
Lo que me interesa comentarles
tiene relación con la pobreza patológica.
El cuerpo tiene características que delatan esa condición
animal de la que renegamos.
La imaginación, la fantasías, las ilusiones, las quimeras,
los sueños, los espejismos, las utopías, los ideales, el misticismo, las
religiones, son algunos de los recursos que tenemos los humanos para apaciguar
la envidia que nos producen nuestros descendientes más evolucionados: los
animales.
El cuerpo es rechazado explícitamente por muchas personas
cuya neurosis o psicosis tienen niveles elevados de irrealidad.
La sexualidad es una función imprescindible pero que nos
recuerda la falta de pudor que observamos en los que alguna vez fueron humanos
y tuvieron la fortuna de superarse.
Cuando la vida nos abandona, nuestros cuerpos se descomponen
igual que los cuerpos de nuestros derivados: el cadáver de un perro y el de un
humano, se degradan de forma idéntica.
Todas estas reflexiones, que podrían ser malsonantes para
los radicales negadores de nuestra condición animal, están acá para señalar que
el rechazo de la materia suele asociarse al desprecio de la riqueza.
Artículo sugerido
(Este es el Artículo Nº 1.803)
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7 comentarios:
Cuando nos damos cuenta cuán animales somos, tenemos que admitir la muerte.
No hable de la materia. Está cayendo en el dualismo. La materia abarca a lo que llamamos ¨inmaterial¨, al menos si estamos hablando de animales. Lo único ideal son las ideas.
Creo que estamos en un instante histórico en el que todo lo corporal está más que valorado.
Una prueba de lo que dice Ingrid está en que el desprecio de la riqueza es una cuestión de minorías.
Concuerdo en que puede asociarse el desprecio de la carne al desprecio del dinero y los bienes materiales. Parecería que ese desprecio se sustenta en la lucha contra el egoísmo.
Desprecio la riqueza cuando es ofensiva, cuando implica una enorme falta de sensibilidad hacia el que padece carencias.
La riqueza en si misma no es el asunto. El tema está en cómo se maneje esa riqueza, qué destino se le de.
En un mundo lleno de desniveles económicos, ser rico no es buena cosa. Porque el rico no es sólo aquel que fue capaz de generar una fortuna, sino que es quien fue capaz de guardársela y multiplicarla para sí.
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