Es bastante popular la frase «el dinero es la sangre del sistema capitalista». Esta metáfora se refuerza cuando se habla de «dinero circulante».
El vampirismo es algo así como un deseo tan mortífero que no nos dan las manos para controlarlo. No hay peor miedo que el miedo que uno siente de sí mismo, del disparate que uno puede llegar a cometer impulsado por un deseo siniestro. El vértigo por ejemplo es algo así como el miedo que tenemos a que un impulso irracional nos lleve a tirarnos al vacío.
Cuando el deseo es muy grande, provoca miedo y éste tiene el mérito de salvarnos de una cantidad de problemas.
Usted tiene que haber sentido alguna vez las ganas enormes de comerse a un ser vivo, por ejemplo un niño o un amante. Felizmente terminamos «comiéndolos con los ojos» que es mucho más benigno.
Todo lo que uno haga para controlar estos impulsos asesinos tan llenos de amor, es bueno: nos salva a nosotros y lo salva al apetecible.
El vampirismo es divertido para quienes sienten placer con el miedo a sus propios impulsos destructivos. Por el contrario, una mayoría optamos por no jugar con fuego y preferimos una comedia, un programa de entretenimientos, una telenovela, ...
El dinero, «la sangre del sistema capitalista», puede provocarnos miedo, precisamente porque lo deseamos demasiado. Por eso algunos optan por ser pobres para vivir tranquilos.
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