sábado, 10 de noviembre de 2012

El alcohol usado para conocer gente



   
La ingesta de alcohol en las transacciones comerciales puede servir para conocer más rápidamente los niveles de confiabilidad del interlocutor.

En el mundo de los negocios existen pulseadas, guerras, enfrentamientos, sabotajes, extorsiones y demás prácticas generalmente imaginadas en ámbitos estrictamente bélicos.

Después de la guerra en todas sus formas (convencional, sucia, guerrillera), otro ámbito similar al mundo de los negocios es el ajedrez. Las pequeñas piezas representan millones de dólares, estrategias de largo tiempo, inversiones, pérdidas, daños angustiantes y muertes (jaque mate).

El sentido común nos haría pensar que un buen guerrero de los negocios es alguien capaz de tolerar mucho estrés, cansancio, angustia, ansiedad y que para resistirlo mejor convendría que su corazón fuera muy tolerante a los excesos, sin embargo el órgano que más tiene que resistir ese tipo de vida es el hígado.

Quizá la mayoría de los negocios se realizan en medio de fuertes consumos de alcohol obligatorio. Los comerciantes se obligan a beber altas concentraciones de etanol y quien no puede resistir el nivel de ingesta, queda implícitamente descalificado.

No solo descalificado ante la opinión crítica de los demás competidores-negociadores, sino porque una forma de «fracasar» es perder la conciencia, sufrir una intoxicación alcohólica (desmayo, vómitos, incoherencia).

El hígado es el principal protagonista en la digestión de los alcoholes y depende de su fortaleza (capacidad de procesamiento) para que alguien resista grandes dosis sin colapsar (intoxicarse).

Cuando dos negociadores inicial un vínculo donde la confianza es esencial, el alcohol tiene un rol interesante.

Si nuestro interlocutor nos parece alguien confiable aún después de verlo tomar una dosis de alcohol que desinhibe a cualquiera, muy probablemente, (no digo «seguramente»), sea confiable, pues estas bebidas transforman a quien las consume en quien verdaderamente son, debilitando los disfraces, las simulaciones, la hipocresía y demás modalidades de engaño lúcido.

(Este es el Artículo Nº 1.726)

10 comentarios:

Carolina dijo...

Estaría bueno que tomáramos una copita, ¿no Doc?

Alba dijo...

Eso es lo que no me gusta de ciertas competiciones. Exigen un sobre-esfuerzo que lleva al consumo de estimulantes y de sedantes. No creo que esa sobre-exigencia sea positiva. Pero cada uno es diferente. Algunas personas posiblemente necesiten vivir así.

Laura dijo...

Normalmente andamos con la careta puesta y no somos confiables. Sobre todo con aquella gente de la cual queremos sacar un provecho. Por eso cualquier droga que lleve a la deshinibición nos hará mostrarnos un poco más como somos.

Anónimo dijo...

El alcohol me pone sensible. Soy capaz de regalarle mi casa a un desconocido, cuando ando borracho. Esto me ha traído grandes problemas, sobre todo familiares. Pero cuando hago esas locuras me siento bien. Es extraño, pero no me siento burlado. En esos momentos me desinhibo y hago lo que me gustaría hacer, eso que la cultura no me permite.

Selva dijo...

Las negociaciones entre dos, así como forman parte del mundo de los negocios, también forman parte del mundo familiar y de pareja.
No es necesario tomar alcohol para ser sencillo y auténtico cuando se habla con quienes pertenecen a nuestro círculo de afectos. Al menos en ese ámbito no es necesario, por suerte.

Rubén dijo...

Yo tengo un súper-hígado. Por eso se dieron las condiciones para que me lo pudiera arruinar.

Marcos dijo...

Las pulseadas, guerras, sabotajes y enfrentamientos, nos gustan desde niños. Sobre todo a los varones. El entorno genera las condiciones para que esos juegos prosperen, además, y fundamentalmente, nuestra naturaleza humana desde hace milenios trae esas características.

el poeta dijo...

La vida es un juego de ajedrez. En realidad cada juego es la vida.

Rocío dijo...

La inversión de amor es la que genera las pérdidas más angustiantes.

Luján dijo...

El engaño lúcido es engaño sucio.