viernes, 23 de noviembre de 2012

La ambivalencia ante los problemas personales



 
No siempre queremos resolver nuestros problemas, pero cuando sí lo queremos preferimos que otros los resuelvan.

Dicen que la ciencia se aprende y que el arte se roba. Un proverbio nos recuerda que «Saber vivir es la clave porque vivir cualquiera sabe».

Estas ideas pueden ser interpretadas como suficientes para resolver todos los problemas de la vida, como si fueran mágicas, como si equivalieran a un «abracadabra, pata de cabra», conjuro eficaz si los hay.

Los refranes y proverbios provocan esa sensación de sabiduría profunda, en tanto imaginemos que la sabiduría más profunda es tan sencilla que solo es accesible para los superdotados.

Los superdotados son personas estadísticamente a-normales, pero poseedoras de una anomalía que extrañamente llena de orgullo a los padres que parten de la base de que ser más que nadie es algo que aporta calidad de vida, sin reconocer que algunas excelencias son la única causa de vidas infelices, de existencias frustradas y de mal pronóstico.

Pero en realidad quería comentarles algunas formas de funcionamiento mental que, cuando las tenemos en cuenta, podemos evitar algunos pequeños inconvenientes.

Por algún motivo que desconozco, cada vez que tratamos de resolver un problema utilizando el antiguo método de listar prolijamente todas las causas para luego comenzar a resolverlas de a una, resulta que nuestra inteligencia solo atina de incluir las causas sobre las cuales no podemos influir, las que están radicalmente fuera de nuestro control.

Por algún motivo que desconozco, cada vez que tratamos de hacer la lista de todas las personas responsables en la existencia de ese problema que necesitamos resolver, resulta que nuestra inteligencia solo atina a incluir a los demás responsables, excluyéndonos.

Una hipótesis de por qué nuestro cerebro actúa así diría que en realidad queremos que el problema lo resuelva otra persona.

(Este es el Artículo Nº 1.739)

8 comentarios:

Facundo Negri dijo...

Hay problemas que no tienen solución.
Hay males que duran más de cien años.

Mariana dijo...

Cada uno de nosotros tiene 3 o 4 obsesiones alrededor de las cuales gira su vida. Algo así decía Ernesto Sábato. Pienso que esas poquitas son las que tienen más posibilidades de resolverse; porque volvemos insistentemente sobre ellas en el transcurso de toda nuestra vida.

Gabriela dijo...

En la adolescencia le ponés palabras a los problemas. Algunos de ellos, como dice Mariana, se vuelven el centro de nuestros soliloquios. Los seguimos conversando durante toda nuestra existencia. Cuando uno de esos se resuelve, entendés en carne propia la libertad. La alegría es inmensa, y las ganas de defender esa verdad conquistada enorme; tan fuerte que puede volverse peligrosa.

Mª Eugenia dijo...

¿Los problemas personales son siempre universales? Quizás sí; aunque existe una manera personal de resolver los problemas universales.

Elena dijo...

Imposible hacer la lista de todas las causas de nuestros problemas, pero a veces moviendo una causa, se mueven otras situaciones y de alguna manera nos revolvemos para salir del atolladero.

Martín dijo...

Mis listas más prolijas fueron las que le hacía a Papá Noel para Navidad.

Daniela dijo...

Problemas siempre hay, y siempre surgen problemas nuevos. Es natural. Hay que vivir con ellos... si es posible incluso hay que amigarse con los problemas.

Rubén dijo...

Un problema es de mal pronóstico cuando se lo tirás a otro.