El uso obligatorio de casco de seguridad nos condiciona para que cuidemos a nuestros gobernantes y demás «cabezas sociales».
La obsecuencia hacia quienes
nos gobiernan es tan saludable como proteger nuestro cerebro utilizando cascos
que refuercen la protección natural que provee el cráneo.
Los obreros, motociclistas,
corredores de automóviles, están legalmente obligados a prestarle cuidados
especiales a su cabeza, no tanto para evitar que se lastimen, (pues el instinto
de conservación individual sabe lo que tiene que hacer), sino para instalar en
sus conductas la costumbre de cuidar a sus líderes, a sus jefes, a sus
gobernantes, a todos quienes realizan funciones similares al cerebro.
Los invito a opinar sobre
nuestro diseño corporal.
El cerebro está en un lugar
inadecuado teniendo en cuenta la circulación sanguínea de la cual depende.
Funcionaría mejor si su alimentación constante no dependiera tanto de que el
sistema circulatorio sea infalible. Si en lugar de estar en el extremo superior
(más alejado del centro de la tierra), estuviera en el extremo inferior, la
irrigación sanguínea contaría con la colaboración de la fuerza de gravedad en
vez de tener que vencerla constantemente con la «bomba cardíaca».
Teniendo en cuenta la accidentalidad de la cabeza, está en el peor lugar
pues es más sobresaliente, constituyéndose muchas veces en el primer lugar de
impacto de cualquier golpe.
El lugar más protegido está ocupado por nuestros genitales,
lo cual me lleva a confirmar que para la Naturaleza es más importante la
conservación de la especie que cualquier obra pergeñada por el cerebro (1).
Con estos breves comentarios sobre nuestro cerebro y las
funciones de organización y conducción que ejerce sobre el resto del cuerpo,
concluyo que la preocupación de nuestros líderes, (empleadores, gobernantes,
autoridades sanitarias), para que cuidemos nuestro cráneo pretende
condicionarnos para que los cuidemos a ellos.
(Este es el Artículo Nº 1.746)
●●●
12 comentarios:
El inconsciente se vale de metáforas alocadas, ilógicas. Se vale de asociaciones insólitas. El inconsciente no se rige por la razón y la lógica. Por eso me parece que su hipótesis sería de agrado para el inconsciente.
Usar cascos/cuidar las cabezas... ¿es este un interés de la naturaleza? Parecería que no, de lo contrario los huesos del cráneo serían mucho más fuertes y su irrigación menos dificultosa. Los genitales están más protegidos, es cierto. Como ud. dice, eso nos puede llevar a deducir que para la naturaleza es más importante la conservación de la especie que nuestros complejos aunque rudimentarios razonamientos.
Es un interés cultural de los humanos proteger la cabeza. ¡Qué bueno! Nos hemos dado cuenta de lo importante que es el conocimiento.
Nuestras cabezas sociales son, en parte, los gobernantes. Digo en parte porque existen otros líderes que no son gobernantes.
Es posible que metafóricamente queramos proteger a nuestros gobernantes. ¿Por qué? Porque ellos nos conducen y nosotros podemos descansarnos. Hacemos esa bobada.
Es un descanso que nos sale bastante caro...
Los líderes son importantes porque interpretan al grupo. Se la juegan cuando toman esas decisiones que el grupo no se anima o no puede. Son portavoces.
(todo esto en el mejor de los casos)
A veces el peor lugar es el más sobresaliente.
La alimentación constante del cerebro hasta ahora ha sido una utopía.
Instaurar la costumbre de cuidar a todos aquellos que cumplen en la sociedad funciones similares a las del cerebro en nuestro cuerpo.
Interesante.
Al principio el artículo me enojó. Parecía que usted estaba en contra del uso del casco. Después me di cuenta de que estaba hablando de otra cosa.
El lector ingenuo lee literalmente. O a veces le pasa eso cuando es invadido por sentimientos muy fuertes no puede pensar. Imagine que lea esto una madre que ha perdido a su hijo porque se le ha roto la cabeza por no llevar casco.
Mi cabeza la cuida la peluquera. Además de peinarme y embellecerme el cabello, con ella puedo hablar de todo. ¡Y parece escucharme!
En algún momento mi cabeza fue sobresaliente, pero otras partes de mi cuerpo, de mi ser, estaban atrofiadas. Esa cabeza sobresaliente no me sirvió de mucho.
Si yo repito algo de una manera sospechosa, puede ser -a veces- que esté sintiendo lo contrario a lo que digo. Tomando esto como hipótesis podemos pensar que nuestros líderes nos insisten en que nos cuidemos porque en realidad lo que necesitan es que los cuidemos a ellos.
Por supuesto no voy a negar que existe un interés genuino por disminuir la tasa de accidentes. Tanto por un interés humanitario como por un interés económico. Los cuidados que requieren las personas gravemente accidentadas le cuestan muy caro al estado, y el Ministerio de Salud Pública necesita recursos para llevar adelante sus políticas de salud.
Publicar un comentario