miércoles, 21 de noviembre de 2012

La envidia y la caridad



 

Si quien siente envidia está estimulado para progresar y lo opuesto a la envidia es la caridad, entonces los sentimientos caritativos son desestimulantes para progresar.

La envidia se parece a una madre persecutoria, que anda detrás de sus hijos para que estudien, trabajen, se enamoren, se casen, tengan hijos (nietos para ella).

Aunque se parecen bastante, la envidia es antipática y la madre puede ser mejor tolerada por quienes la observan aunque no tanto con sus hijos.

El deseo de tener lo que tienen los demás, de disfrutar los estados de ánimo que tienen otros, de evitar que nos tengan lástima, son también estímulos poderosos para quienes no agotan su imaginación deseándole lo peor a quienes provocan esas agresiones, sino porque reaccionan tratando de imitar a los objetos de envidia, tomarlos como ejemplo a seguir, procurando obtener sus logros... para dejar de sufrir con la envidia.

Por lo tanto, por culpa de la envidia nos sentimos mal cuando otros están bien. Este debe ser el sentimiento que justifica tanto rechazo hacia los envidiosos: la mala intención que tienen hacia un semejante.

También podríamos pensar que existen situaciones ajenas que nunca querríamos vivir. Estoy pensando en esos infortunios lamentables, desgracias que nos inspiran el temor de que algún día podrían ocurrirnos: miseria, enfermedades, pérdidas afectivas.

Acá aparece algo que nunca está suficientemente aclarado. Es posible deducir que si alguien se siente mal porque otros parecen felices, entonces habrá de sentirse reconfortado cuando otros parecen infelices.

Sin embargo, cuando vamos a buscar cuáles son los conceptos opuestos (antónimos) a la envidia, nos encontramos con palabras tales como caridad, nobleza, conformidad.

La conclusión a la que llego es la siguiente:

Quien siente envidia está estimulado para progresar;
Lo opuesto a la envidia es la caridad (1);
Quien tiene sentimientos caritativos, está desestimulado para progresar.

   
(Este es el Artículo Nº 1.737)

12 comentarios:

Gabriela dijo...

A lo que usted le llama envidia yo le llamo admiración. Por supuesto que cuando nos animamos queremos tomar todo lo posible de la persona admirada; vemos como se organiza y si esa forma nos sirve, observamos su estilo de vida y vemos si va con el nuestro, a veces tomamos en cuenta alguno de sus consejos. Claro que si vemos con envidia a la persona admirada, negaremos la admiración, y la envidia no nos llevará a nada productivo.

Elena dijo...

Estoy de acuerdo en que la caridad desestimula el progreso; salvo contadas excepciones. Esas excepciones pueden ser cuando hay que auxiliar a alguien que está en situación de emergencia. Pongo un ejemplo bien claro: si una persona se desmaya en la calle y hay algún médico cerca, probablemente lo atienda. Luego le recomendará que vea a su médico, la persona pagará la consulta y quedará en sus manos cuidar su salud o no. En el ejemplo vemos que en determinado momento se hizo necesaria la caridad, pero luego el individuo se hace cargo de si mismo. Es lo que corresponde cada vez que una persona está en condiciones de hacerse cargo de si misma.

Leticia dijo...

No entendí por qué la madre persecutoria sería un ejemplo de envidia.

Javier dijo...

Me parece que está haciendo demasiado extensivo el concepto de la envidia. Usted tiene un diccionario paralelo!

Rafael dijo...

A ver, una madre persecutoria sería la que es vivida por el hijo como alguien que permanentemente controla y exige demasiado, sin tener en cuenta las necesidades del hijo.
Control, exigencia, incomprensión... ¿en qué punto tiene que ver esto con la envidia? Podría ser que alguien envidioso tomara estas actitudes. ¿En qué puede llegar a envidiar una madre o un padre a su hijo? De pronto le envidian que tiene toda la vida por delante y que puede hacer lo que él o ella no hicieron.

Martín dijo...

me parece que en el caso de padres como los que están describiendo, los hijos no se dan cuenta de que están siendo envidiado por ellos.

Graciana dijo...

Objetivamente no se puede decir que sea linda. Eso me complicó mucho en la adolescencia. Envidiaba a mis amigas que sí lo eran.
Con los años fui cambiando. No me puse más linda, la verdad, pero me fui gustando más a mi misma y creo que eso empezó a notarse. Descubrí que a varios hombres les resultaba atractiva, y la envidia desapareció.

Tiago dijo...

Cuando te das cuenta de que podés con algo que creías que vos no podías y otros sí, dejás de envidiar, te sentís bien.

Enrique dijo...

Quien siente envidia no está estimulado para progresar. Siente envidia porque se cree impotente. Si se cree impotente no podrá hacer nada para progresar.

Ingrid dijo...

El que tiene sentimientos caritativos puede llegar a desestimular el progreso de otros, pero no necesariamente el propio. Como siente que puede dar, se visualiza poderoso. Quien siente que puede, progresa.

Angel Nieto dijo...

Aunque estoy de acuerdo en otros pensaientos ...en este estoy opuesto totalmente.Creo que no ha entendido bien la palabra envidia.Lo que usted describe en España se denomina envidia sana. La malsana intenta derrocar al otro para levantarse él. ...la caridad precisamente la puede ejercer quién se siente pleno...lleno de aquello que puede dar...y le digo algo...todo cuanto necesitamos esta en nuestro interior...yo no busco tanto fuera...quizas eso ...y digo solo quizas..sea eso lo que le suceda a ustud: BUSCA FUERA LO QUE TODOS TENEMOS DENTRO.

Fernando Mieres dijo...

Ángel: Tú dices "todo cuanto necesitamos esta en nuestro interior" y no querría quedarme solo en el planeta. Aparte de esto, no sabría cómo refutar tu punto de vista. Por ahora no puedo compartirlo. Gracias por dejarme saber qué opinas. Saludos.