miércoles, 28 de noviembre de 2012

La nefasta enseñanza gratuita



   
La enseñanza gratuita forma profesionales que des-precian sus conocimientos en tanto no saben ni ponerles precio ni cobrarlos.

Este artículo es más bien un mensaje dirigido a todos quienes deseen leerlo (escucharlo-verlo), aunque veréis que sus principales destinatarios son los estudiantes universitarios.

Los psicólogos somos trabajadores del sector «salud» y contamos con la compañía de los médicos, quienes por su temperamento, cantidad y poder político son el grupo más importante de nuestro gremio.

En muchos países hispanos la enseñanza de nivel terciario es gratuita.

Esta condición es nefasta y maligna: una verdadera peste.

Aunque el inmediatismo de nuestras mentes subdesarrolladas nos hacen pensar que la gratuidad es un valioso estímulo para que los ciudadanos se formen profesionalmente, lo que finalmente ocurre es que esa facilidad económica termina formando técnicos indolentes, aniñados y con vocación de parásitos, pues durante toda su carrera están comportándose como unos «mantenidos», abusadores e incapaces de autosustentarse económicamente.

El estudio sin costo indica que el estudio no tiene valor, no tiene precio, es des-preciable.

Los egresados de este régimen artificial, irreal, ideal, quizá terminen accediendo a un título habilitante para vender sus habilidades, pero fallarán en algo esencial: no sabrán cobrar, no sabrán darle valor a su propio desempeño, realizarán tareas des-preciables.

Otro pequeño desastre, invisible para nuestras mentes subdesarrolladas, ocurre cuando son los pobres, la clase social menos afortunada en cuanto a calidad de vida, quienes son utilizados como cobayos, ratones de laboratorio, para que los estudiantes de medicina aprovechen la doble desventaja que tienen tantas personas de estar pobres y además enfermas, para que prueben con ellas, sean observadas como a un verdadero objeto (de estudio) y se las termine humillando porque no pueden pagar una atención más digna, todo porque los generosos estados son más populares regalando a cualquiera la oportunidad de estudiar.

(Este es el Artículo Nº 1.744)

6 comentarios:

Mariela dijo...

Habitualmente los colegios y liceos privados los pagan los padres. El trabajo del niño o del joven es asistir regularmente a clases, ser puntual, estudiar y no hacer macanas. A la educación terciaria se entra alrededor de los 18 años, edad en la que tanto el muchacho como la muchacha pueden trabajar y estudiar. Quienes fueron a colegio privado, por lo general se encontrarán con que sus padres estarán ansiosos por seguirles pagando los estudios. Aquellos otros que no tuvieron padres o familiares que les pudieran pagar los estudios, es casi seguro que tampoco lo podrán hacer en esta etapa. Estos últimos en general optan por trabajar, a veces en trabajos muy mal pagos, otras veces con mayor suerte (depende mucho de quiénes sean los amigos de los padres), y dejan de estudiar.
Es posible cambiar esta situación. Se puede formar a los niños y adolescentes con la perspectiva de trabajar y estudiar cuando completen la enseñanza media. Desde pequeños se les puede facilitar que conozcan distintos trabajos y profesiones. Por ej: muchas niñas dicen, cuando están en la escuela, que les gustaría ser maestras. Alguna de las tareas que desempeña la maestra se le pueden enseñar a los niños. Los que quieran ser maestros puede ¨hacer prácticas¨adecuadas a su edad. Y así con otras profesiones. Los chicos pueden ir visitando talleres, oficinas, hacer de ayudantes en alguna tarea específica durante un par de horas. Lo que se buscaría sería mostrarles cómo es el mundo del trabajo adulto. Lo más probable es que cada año los niños cambien de parecer en cuanto a lo que quieren ser cuando grandes, y eso les permitirá ir viendo como son en la práctica, distintas ocupaciones.

Enrique dijo...

Puede que la educación gratuita les de la idea a los muchachos de que la educación que reciben es algo que nosotros los adultos les debemos. Y ellos nos hacen el favor de ir a estudiar. Aunque se les explique que la enseñanza en realidad no es gratuita porque la pagamos todos a través de los impuestos, igual puede malentenderse, como usted dice.

Hugo dijo...

Si no sabe cada estudiante lo que le cuesta al estado que estudien, ciertamente no sabrán valorarlo.

Graciana dijo...

Basta ya con eso de convertirse en adulto a los 30!!!!!!!!!!

Sandra39 dijo...

El capitalismo, y cualquier otro sistema, tiene contradicciones inexplicables. En nuestra constitución (República Oriental del Uruguay) dice que todos tenemos derecho a la educación, pero es un derecho que sólo figura en el papel. Si la enseñanza no fuera gratuita, serían muchos menos los que accederían a ese derecho.

Gabriela dijo...

Si la enseñanza de nivel terciario no fuese gratuita, mi hija no podría acceder a ella, a pesar de que trabaja 8hs. Porque con lo que gana un joven en Uruguay, no es posible pagar un alquiler, gastos fijos, locomoción, alimentación, y además pagarse los estudios.