La racionalidad de los gobernantes administradores
lucha contra el deseo infantil de aplicar la metodología de Robin Hood.
Si tuviéramos que representar
la psiquis de un niño, sería adecuada una escena marina, de mar embravecido, en
el que un buque, preferentemente un gran velero (representante simbólico del
pequeño), se abatiera zozobrante entre olas gigantescas (la cultura que le
prohíbe casi todo lo que desearía hacer), con el trepidar de los mástiles, el
ruido ensordecedor de las velas agitadas satánicamente por un viento impiadoso,
donde el único tripulante (la psiquis del niño), se agita desesperado,
rezándole a dioses, ángeles, diablos.
No pretendamos representar a
esa misma psiquis infantil cuando acaba de nacer un hermano, porque ni la
imaginación adulta ni la de Pablo Picasso, podrían dar cuenta de tanto caos,
estruendo y angustia.
Felizmente, si tuviéramos que
representar la psiquis de un adulto cuando recuerda su infancia, sería adecuada
una escena mucho más alegre, serena, divertida, con barcos de colores vivos, un
sol generoso, una brisa tibia.
Digo felizmente porque la
memoria aplica un experto Photoshop para retocar los aspectos más terribles de
aquella época que recordamos con nostalgia gracias a que lo peor pudimos olvidarlo.
Cuando los adultos nos
abocamos a colaborar en la administración de los recursos de nuestro colectivo
(sociedad a la que pertenecemos), nuestra psiquis (ámbito principal donde se
desarrolla el intelecto), se obliga a pensar racionalmente para lo cual tiene
que vencer la tendencia inconsciente a actuar irracionalmente.
¿Cómo ocurre esto? La
tendencia inconsciente nos impulsa a ser como Robin Hood, esto es: robarle a
los ricos, hasta que se pongan furiosos, para hacer caridad con los pobres
hasta que atrofien su capacidad productiva y dependan eternamente de nosotros,
los administradores.
La racionalidad intentará
moderar tanto egoísmo filantrópico, generando alguna política tributaria menos
infantil e injusta.
Algunas
menciones del concepto «Robin Hood»:
(Este es el Artículo Nº 1.738)
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7 comentarios:
La metodología de Robin Hood no funciona porque sigue la lógica de suma cero.
Cada cual ve la política tributaria justa o injusta según cuan justo le quede el cinturón.
Debemos actuar racionalmente: vivimos en una sociedad de consumo; la mayoría son pobres; la mayoría tiene que consumir. De lo contrario el sistema cae.
El robo es una conducta natural y espontánea en los niños. No lo es en los adultos.
Si tuviéramos que representar la psiquis de un niño, y lo lográramos, veríamos en esa representación la claridad que precisamos para ver nuestra realidad actual.
El sonido del mar embravecido se parece al latir del hombre que trabaja y no logra sobrevivir.
Nada más parecido a un niño que un adulto impulsivo.
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