Nuestra cultura pretende
que el varón elegido por la mujer como padre de sus hijos, también se comprometa
a mantenerla.
Las molestias son normales mientras estamos vivos (1) y las molestias
extras son normales cuando adherimos a una cultura que se aparta excesivamente
de la naturaleza.
Cuando intentamos sentirnos mejor, solo podemos encontrar soluciones
para las molestias provocadas por nuestra manera de vivir en la cultura, pero
no podemos pretender disminuir las molestias propias de la existencia pues
estas sólo desaparecerán junto con la vida (la muerte).
Es tan probable que yo tenga razón como cualquier otra persona que
piensa la realidad desde su propio punto de vista, sin copiarles a otros para
formar un consenso, más parecido a una epidemia por contagio que a una
corriente filosófica genuina.
Como he comentado en otros artículos (2), es la hembra humana la que
siente la necesidad de reproducirse cuando sus hormonas circulan por su cuerpo
con determinado monto.
Uno de los tantos instintos que ellas poseen es aquel que la lleva a
saber cuál es el varón cuya simiente mejor combinará con la de ella para que
los hijos sean sanos y bien adaptados al entorno (social, económico,
climático).
Para que una mujer pueda elegir con libertad al varón que la fecunde y
lograr que esto ocurra, no puede estar pendiente de si él la ayudará o no a
criar al hijo que fecunden.
Esta condición es nefasta aunque tan normal que parecería ser lo única
posible.
Si una mujer quiere tener los mejores hijos pero a su vez espera que el
fecundador se comprometa a proveer lo que necesiten ella y su prole, aumentará
las posibilidades de fracaso.
Nuestra cultura pretende demasiado y por eso tantas mujeres creen
fracasar como tales: la que fracasa es la cultura por apartarse de la
naturaleza.
(1) El blog Vivir duele concentra artículos
sobre este tema.
(Este es el
Artículo Nº 1.720)
●●●
8 comentarios:
Las cosas han cambiado y hace tiempo ya que las mujeres no pretenden dedicarse a criar a sus hijos y hacer las tareas del hogar. Incluso aquellas a las que les gustaría hacerlo, no lo hacen porque el ama de casa está devaluada.
Puede ser que existan todavía algunas mujeres de más de 50 años que tengan semejante pretensión, pero seguro no se animan a decirlo en público.
La hembra adulta se provee su propio sustento. Eso es lo natural.
La hembra adulta se provee su propio sustento. Eso es lo natural.
Como usted lo plantea, parece que fueran solo los problemas económicos los que separan a una pareja.
Si en donde usted vive,al hombre lo único que le interesa es pasarla bien y fornicar, entonces me alegro, porque aquí es distinto.
La cultura pretende el compromiso de ambos, de la madre y del padre.
Cuando un hombre o una mujer necesitan tiempo extra para desarrollar sus pasiones (convertirse en un gran deportista, dedicar su vida a la ciencia o al arte, entregarse profundamente a su profesión), se verán en la obligación de negociar con su tiempo. Será difícil que logren la fórmula exacta como para satisfacer el deseo de ser padres, amar a su cónyuge, soportar las tensiones diarias y además brillar en las tareas que ama.
Publicar un comentario