Cuando el actor
masoquista es humillado se complace sintiendo que toda la responsabilidad de
vivir es del otro (del sádico).
Existen dos tipos de
escritores, pensadores u opinadores:
1) aquellos que se encargan de recopilar textos en libros y en Internet para
luego pegarlos todos juntos en un artículo que suscribirán, y 2) otros (como
yo) que no copiamos-y-pegamos sino que elaboramos nuestras propias ideas para
que sea el lector el encargado de evaluar cuánta inspiración recibe.
Los lectores de los textos del
tipo «copio-y-pego», también son coleccionistas de conocimientos que cuentan
con algún consenso entre los encargados de las editoriales (empresas dedicadas
a publicar libros y revistas). En este conjunto de lectores-escritores,
circulan las mismas ideas y los intervinientes desempeñan el rol pasivo de
hacer un pasa-mano de ideas: leo-copio-pego-suscribo.
Los lectores de los textos del tipo «NO copio-y-pego», los
lectores que buscan inspiración para estimular sus propias ideas, cuentan con
una rigurosa descalificación de los «copio-y-pego» que desprecian la producción
intelectual de personas ajenas a la élite de los pensadores amos. Los lectores
«no copio-y-pego» tienen que trabajar mucho porque todo rol activo es
responsable de sus propias conclusiones y también es responsable de no
copiar-y-pegar las ideas de los amos, lo cual es visto como un desacato por
parte de los lectores-escritores esclavos (1).
Inspirado vaya uno a saber por qué o por quién, les comento
una idea sobre cómo las personas sobrecargadas de responsabilidades pueden
buscar en las prácticas sexuales sadomasoquistas una forma de placer
proveniente del alivio y descanso (2).
La actuación suele consistir en que el agobiado trabajador
goza recibiendo humillación de una compañera que representa el rol de sádico.
Viéndose inmovilizado, golpeado, insultado y en una
situación indigna, el actor masoquista siente que por un rato toda la
responsabilidad de vivir es del otro.
(Este es el Artículo Nº 1.743)
●●●
8 comentarios:
Lo que usted dice tiene mucha lógica. En el juego sado-masoquista efectivamente representamos la comedia de dejar la propia vida en manos del otro. Descansamos nuestra responsabilidad. Hacemos como si no tuviéramos que esforzarnos en cuidar nuestra vida; eso le compete al otro, al sádico, y por un rato descansamos. A su vez el que la juega de sádico siente el poder de disponer de la vida de otro. Descansa de que otros dispongan de su vida.
Hace unos días comenté que de niña soñaba despierta con dos personajes de un cuento, a los que yo les había dado en mi imaginación un rol masoquista, a uno de ellos, y sádico al otro. El masoquista era pobre, jóven y hermoso, el sádico viejo, terrible y poderoso. Ahora que leo este artículo se me vuelve esa historia a la cabeza y estoy intentando resignificarla. Pienso que en mi fantasía quizás estaba armándome una historia en la que delegaba mi responsabilidad porque yo era una niña extremadamente responsable. Quizás disfrutaba con esos inventos que me hacía porque esos personajes representaban al que tenía su vida en manos del otro, y al que era dueño de la vida de otro.
A temprana edad sentía que debía responsabilizarme porque tenía que dar el ejemplo a mi hermano menor (eso me decían mis padres) y a su vez me sentía impotente en mi afán de tener el poder de ganarme el amor de mamá y papá en exclusividad, borrando del paisaje a mi hermano.
Quién sabe, de pronto esta interpretación que hago ahora tiene algo que ver con aquella realidad.
Las ideas que hemos escuchado o leído de otros nos sirven de soporte para decir lo mismo con otras palabras, como ud. dice, y también para refutarlas con ideas originales, distintas a todo lo que se había escrito o dicho. Pero eso no sería posible si no supiéramos qué fue lo que otros dijeron antes.
Claro, lo que dice Evaristo se refiere al poder inspirador de las ideas, para la futura creación propia.
Los copio-y-pego ven en los creadores un adversario al que intentan ridiculizar apelando al sentido común. En realidad no apelan al sentido común, sino a la ideolgía que suscriben.
¨Todo rol activo es responsable de sus propias conclusiones¨. SI . Eso es lo difícil, porque esas conclusiones si son profundas y honestas conllevarán a adoptar decisiones y tener comportamientos acordes a ellas. Se precisa tener mucha valentía. ¨Hay que tener huevos¨, como decimos en el Río de la Plata.
La compañerA o el compañerO, pueden representar el rol sádico.
No sé si es un descanso que toda la responsabilidad recaiga sobre el otro. En parte sí, por supuesto, pero también podemos verlo de otra manera: uno baja los brazos y renuncia (el masoquista). El que renuncia (a defenderse, a tomar iniciativas, a pelear por su disfrute)quizás no descanse tanto. Quizás vuelva a sentir el cansancio de un nuevo fracaso.
Publicar un comentario