Un señor muy
tacaño sorprendió a todos donando sangre para su amigo. Este, emocionado, le
regaló un edificio de apartamentos. La salud requirió una segunda donación y el
tacaño, nuevamente, concurrió al banco de sangre. En esta ocasión, el
emocionado receptor le regaló al tacaño una camioneta Audi, 4x4. Tiempo después
fue necesaria una tercera transfusión, pero en este caso el paciente sólo le
dio $ 20. al donante. El tacaño no pudo controlar la curiosidad y le preguntó a
su amigo porqué le hacía regalos cada vez menos costosos. El enfermo exclamó: “¡Qué
querés, si cada vez tengo más sangre tuya!
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