Pertenecer a la mayoría es más económico y demanda menos esfuerzo laboral.
Podemos simplificar las ideas y decir que existen por lo menos dos formas de administrarnos:
a) Ganar lo suficiente para cubrir todos los gastos necesarios; y
b) Ahorrar lo suficiente para que el —poco o mucho— dinero que tenemos, nos alcance.
La inmensa mayoría de las personas utiliza el procedimiento b) (subordina la satisfacción de la necesidades y los deseos a los recursos existentes).
Es también la inmensa mayoría la que piensa que «las mayorías no se equivocan».
Lo que en realidad ocurre es que los errores masivos se disimulan mejor que los errores individuales, ya que los mismos equivocados se ponen de acuerdo espontáneamente en que
— «no es tan grave ingresar al país algunas cositas de contrabando» (cualquiera de nosotros); o
— «invadir otro país alegando que ‘ellos se lo buscaron’» (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc.); o
— matar a millones de personas en defensa de alguna causa superior (nazis, stalinistas, maoístas, turcos).
En suma: una mayoría de personas quiere pertenecer a la mayoría porque de esa manera puede creer que está en lo cierto, que posee la verdad, que es normal y que con más aliados tiene más poder.
A estas ventajas de integrar una mayoría, se agrega un maravilloso invento que hizo el capitalismo hace unos siglos y que aún llamamos economía de escala.
Ocurre que un mismo producto, fabricado en grandes cantidades, disminuye sus costos.
Para que esto pueda funcionar, una mayoría de personas debe aceptar ese producto.
Por este motivo, quienes tienen los gustos y preferencias de la mayoría, viven con menos dinero, tienen que esforzarse menos trabajando, pueden ahorrar y permitirse la inclusión en el grupo b) mencionado al principio (vivir con lo que se consiga en vez de conseguir lo que fuera necesario).
Artículo vinculado:
«Si no me compras, eres un anormal»
●●●
13 comentarios:
Sus planteamientos me llevan a pensar que salir de la pobreza patológica implica un gran desafío. Se trata de ir en contra de las decisiones que tomamos impulsados por la lógica de sobrevivir con el menor esfuerzo posible.
Hola Doc! Ya te estaba extrañando. Me gustan los espacios de reflexión que tú propones.
Ya no me sentiré culpable cuando mi hermana me diga con desdén: "vos y tus gustos exclusivos".
Sin duda pertenezco al grupo b, aunque pocas veces formo parte de la mayoría. Creo que quienes pertenecemos al grupo b somos la mayoría de las mayorías y las minorías.
(Se entiende algo?)
Estoy de acuerdo con su planteo, aunque hay algo que no me cierra. Muchas veces los trabajos que demandan mayor esfuerzo físico y mental están mal pagos.
Soy un desastre! Si tuviera más dinero igual seguiría desconforme.
Lo que dice Natalia nos pasa a todos. Por suerte nunca estamos conformes del todo y siempre nos surgen nuevas necesidades. Este es uno de los motores del progreso.
Insisto en que no sé separar los gastos necesarios de los superfluos. Estoy tomada por el consumismo.
Mis recursos económicos son magros, pero tengo una familia dadivosa.
No me envidien!
Cuando se equivocan las mayorías no nos damos cuenta porque estamos inmersos dentro de la mayoría, la mayoría de las veces.
Lo ideal es ganar lo suficiente y ahorrar lo suficiente.
Somos mediocres pero felices.
más que economía lo que quiero es pasar desapercibida
Publicar un comentario