miércoles, 13 de julio de 2011

La billetera de piel de prepucio

Los varones nos valoramos físicamente con un criterio muy diferente al que usan las mujeres.

Todos conocemos perritos que luego de ciertos premios y castigos, quedan adiestrados para alcanzar las pantuflas, excretar sus residuos fecales y urinarios fuera de la casa del amo y abstenerse de ladrar ante la mínima sensación olfativa o auditiva.

Sin embargo, lo que hacen mejor es jugar y nos alientan para que lancemos algún objeto que él irá a buscar, respondiendo a algún impulso que heredó de su tatarabuelo lobo.

Como he mencionado en otros artículos (1), entre los humanos, cuyas hembras tienen un período de celo que comienza con la primera menstruación y finaliza con la menopausia, ellas intuyen con qué varones se combinan mejor sus propios genes para tener hijos maravillosos.

A estos hombres ellas los ven hermosos y al resto apenas nos saludan.

El (o los) varón seleccionado fecundará a esta mujer y ella, muy feliz, se dedicará a cuidarlo, reservándose a ese varón para seguir teniendo hijos y para que la ayude económicamente.

El varón orgulloso de haber sido seleccionado como semental, tiene además otros intereses que refieren al resto de los masculinos. Me refiero a las dimensiones del pene.

Excepto en los ducheros de los centros deportivos, esta inspección suele no realizarse, pero luego el rumor se esparce: «Fulano la tiene así [separando ambas manos para indicar la longitud]».

Muy pocos poseen esas dimensiones sobrenaturales. Para compensarlo, algunos procuran tener riqueza patrimonial para poder exhibir una billetera (de cuero fino, como el prepucio), llena de billetes y tarjetas de crédito (para aumentar el grosor), un vehículo potente (4x4, alto, de gran cilindrada) o una moto que ubicarán entre sus piernas jactanciosamente.

Estos dones son interesantes exclusivamente para los varones porque ellas sólo quieren un buen semen.

(1) Ellas tienen motivos para llorar ... y celar

«A éste lo quiero para mí»

«Soy celosa con quien estoy en celo»

«La suerte de la fea...»

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9 comentarios:

Fulgencio dijo...

"Ellas sólo quieren un buen semen"; lindo título para una película.

Flavia dijo...

Sí, me parece que lo decisivo para enamorarse de un hombre no es el tamaño de su pene.

Ma. Eugenia dijo...

Y cuando los varones se gustan entre si, importa el tamaño del pene?

Lola dijo...

Bueno, tampoco es que no importe nada.

Hugo dijo...

Siempre hubo y habrá, mujeres que se sientan seducidas por una billetera. Esto ocurre más en las mujeres mayores que en las jóvenes.

Nolo dijo...

Algunas, después de la menopausia, se ponen más querendonas.

Olga dijo...

Un hombre andando a caballo resulta muy atractivo.

Roberto dijo...

No creo que las mujeres puedan intuir si un hombre es infértil, por lo tanto pongo en duda que puedan seleccionar al hombre mejor dotado genéticamente para combinarse con ella.

Tiago dijo...

Si todas las parejas tuvieran hijos maravillosos, tendríamos que ir avanzando más rápido, no?