Los niños y jóvenes ejercitan el aprendizaje de conocimientos innecesarios sólo para estimular su desarrollo anátomo-fisiológico.
Cuando la curiosidad juvenil
no encuentra respuestas, ese hueco, (el de la pregunta, el de la inquietud, el
de la ansiedad investigadora), se rellena tranquilizadoramente con alguna
hipótesis inventada por el joven inquieto.
Este relleno artesanal,
generado por la pasión infantil, muy probablemente sea precario dada la escasa
experiencia del «pequeño investigador» y el subdesarrollo neuronal propio de la edad
(entre 3 y 25 años).
No responder a las preguntas es fatal, es enterrar una «mina
anti-persona», es sembrar la desconfianza, el recelo, la suspicacia entre las
nuevas generaciones.
Pero no estoy acá para acusar a quienes no responden, porque antes que
nada supongo que no lo hacen porque no saben qué responder.
En todo caso intentaré compartir con ustedes algunos comentarios que
podrían servir como respuestas adultas a esas preguntas juveniles.
Para la explicación de por qué existe la prohibición del incesto (1) he
comentado en varios artículo que no fue creada porque la descendencia sería
deforme, monstruosa ni enfermiza sino que el motivo, por ejemplo, pudo haber
sido originado porque cuando se legisló se entendió que solo una prohibición de la sexualidad
podía estimular al máximo las acciones reproductivas, puesto que los humanos
nos sentimos estimulados con las prohibiciones.
Otra pregunta que suele no tener respuesta de los adultos
proviene de los alumnos que no quieren enterarse de ciertos conocimientos que
suponen eternamente inútiles para ellos, dados sus proyectos de vida imaginados
durante la etapa estudiantil.
Una explicación posible a esta inquietud podría consistir en
explicarles que no son los conocimientos los que necesitarán sino las funciones
de aprendizaje que tendrán que desarrollar para poder aprenderlos.
Por ejemplo, practicamos gimnasia para estimular el
desarrollo anátomo-fisiológico y no para correr cuando lleguemos tarde.
(Este es el
Artículo Nº 1.733)
●●●
10 comentarios:
En la adolescencia el desarrollo neuronal llega a su apogeo.
Muchas veces las prohibiciones me han estimulado pero también me han generado miedos. Al no comprenderlas la fantasía se me dispara y veo fantasmas donde no los hay.
Muchas veces los profesores nos explicaron que no sólo los conocimientos son necesarios, sino que el aprendizaje también tiene como fin desarrollar funciones intelectuales. Lo que sí, jamás me dijeron que este último fuera el propósito fundamental. Pienso que lo es.
La gimnasia no se practica con fines prácticos. Es cierto que nadie menciona que en la vida diaria tendremos que correr por distintas circunstancias o tener resistencia física. Se dice que es por un tema de salud. Lo será, no tengo duda, aunque para que el deporte tenga que ver con la salud, no debe practicarse llegando a excesos. Hay que escuchar las señales que te da el cuerpo, y cuando está cansado, dejarlo descansar.
El hueco de la pregunta no se tapa nunca. Está ahí, profundo y oscuro, para incitarnos a curiosear.
Así como las preguntas surgen todo el tiempo, las prohibiciones también. Es posible que éstas nos estimulen a infringirlas; que las prohibiciones provoquen acciones. También pasa que te cortan las alas y te quedás apocado, como vencido. Renunciás al espíritu investigador natural con el que nacés.
Algunas preguntas te las pueden responder, pero igual la última respuesta (si es que la hay), la tiene que buscar uno.
A veces los adultos no respondemos porque tenemos cosas que ocultar.
¡Qué misterio la prohibición del incesto! La explicación que usted da es plausible pero me faltan elementos para convencerme. Porque no en todas las sociedades ni en todos los tiempos, ha estado prohibido.
De pronto los alumnos no quieren enterarse de ciertos conocimientos porque los asocian a situaciones personales vividas y traumáticas.
Publicar un comentario