sábado, 17 de noviembre de 2012

Por qué estudiar temas inútiles



   
Los niños y jóvenes ejercitan el aprendizaje de conocimientos innecesarios sólo para estimular su desarrollo anátomo-fisiológico.

Cuando la curiosidad juvenil no encuentra respuestas, ese hueco, (el de la pregunta, el de la inquietud, el de la ansiedad investigadora), se rellena tranquilizadoramente con alguna hipótesis inventada por el joven inquieto.

Este relleno artesanal, generado por la pasión infantil, muy probablemente sea precario dada la escasa experiencia del «pequeño investigador» y el subdesarrollo neuronal propio de la edad (entre 3 y 25 años).

No responder a las preguntas es fatal, es enterrar una «mina anti-persona», es sembrar la desconfianza, el recelo, la suspicacia entre las nuevas generaciones.

Pero no estoy acá para acusar a quienes no responden, porque antes que nada supongo que no lo hacen porque no saben qué responder.

En todo caso intentaré compartir con ustedes algunos comentarios que podrían servir como respuestas adultas a esas preguntas juveniles.

Para la explicación de por qué existe la prohibición del incesto (1) he comentado en varios artículo que no fue creada porque la descendencia sería deforme, monstruosa ni enfermiza sino que el motivo, por ejemplo, pudo haber sido originado porque cuando se legisló se entendió que solo una prohibición de la sexualidad podía estimular al máximo las acciones reproductivas, puesto que los humanos nos sentimos estimulados con las prohibiciones.

Otra pregunta que suele no tener respuesta de los adultos proviene de los alumnos que no quieren enterarse de ciertos conocimientos que suponen eternamente inútiles para ellos, dados sus proyectos de vida imaginados durante la etapa estudiantil.

Una explicación posible a esta inquietud podría consistir en explicarles que no son los conocimientos los que necesitarán sino las funciones de aprendizaje que tendrán que desarrollar para poder aprenderlos.

Por ejemplo, practicamos gimnasia para estimular el desarrollo anátomo-fisiológico y no para correr cuando lleguemos tarde.

 
(Este es el Artículo Nº 1.733)

10 comentarios:

Estela dijo...

En la adolescencia el desarrollo neuronal llega a su apogeo.

Cecilia dijo...

Muchas veces las prohibiciones me han estimulado pero también me han generado miedos. Al no comprenderlas la fantasía se me dispara y veo fantasmas donde no los hay.

Leticia dijo...

Muchas veces los profesores nos explicaron que no sólo los conocimientos son necesarios, sino que el aprendizaje también tiene como fin desarrollar funciones intelectuales. Lo que sí, jamás me dijeron que este último fuera el propósito fundamental. Pienso que lo es.

Oriente dijo...

La gimnasia no se practica con fines prácticos. Es cierto que nadie menciona que en la vida diaria tendremos que correr por distintas circunstancias o tener resistencia física. Se dice que es por un tema de salud. Lo será, no tengo duda, aunque para que el deporte tenga que ver con la salud, no debe practicarse llegando a excesos. Hay que escuchar las señales que te da el cuerpo, y cuando está cansado, dejarlo descansar.

el poeta dijo...

El hueco de la pregunta no se tapa nunca. Está ahí, profundo y oscuro, para incitarnos a curiosear.

Marcelo dijo...

Así como las preguntas surgen todo el tiempo, las prohibiciones también. Es posible que éstas nos estimulen a infringirlas; que las prohibiciones provoquen acciones. También pasa que te cortan las alas y te quedás apocado, como vencido. Renunciás al espíritu investigador natural con el que nacés.

Lautaro dijo...

Algunas preguntas te las pueden responder, pero igual la última respuesta (si es que la hay), la tiene que buscar uno.

Enrique dijo...

A veces los adultos no respondemos porque tenemos cosas que ocultar.

Adela dijo...

¡Qué misterio la prohibición del incesto! La explicación que usted da es plausible pero me faltan elementos para convencerme. Porque no en todas las sociedades ni en todos los tiempos, ha estado prohibido.

Margarita dijo...

De pronto los alumnos no quieren enterarse de ciertos conocimientos porque los asocian a situaciones personales vividas y traumáticas.