sábado, 24 de noviembre de 2012

Todo comedido es improductivo



   
Las personas que gastan parte de su energía en resolver problemas que no les conciernen, descienden su productividad laboral.

Si consultamos a un trabajador de la enseñanza (maestro, profesor) y a un trabajador de la construcción de edificios, cómo se sienten al final de su jornada laboral, notaremos que ambas tareas consumen similar cantidad de energía.

Al finalizar las respectivas jornadas laborales encontraremos docentes y albañiles que tendrán ganas de jugar uno o dos partidos de fútbol y otros que llegarán a sus casas con la energía justa para masticar la cena y desplomarse en la cama ante la mirada frustrada de su compañera sexual.

Una vez explicitado el hecho de que uno y otro tipo de trabajo consumen similares cantidades de energía (a quienes están acostumbrados a realizarlas rutinariamente), me olvidaré del albañil para concentrarme en el docente porque realiza tareas con un alto compromiso intelectual y emocional.

Ahora que contamos con la compañía del profesor o de la maestra, intentemos averiguar cómo es el consumo de energía de ellos, para calcular cuánto tiempo podrán trabajar antes de cansarse.

Un trabajador de la enseñanza se cansa de forma similar cuando resuelve problemas personales que cuando resuelve problemas laborales.

Ese trabajador puede ser la madre o el padre de varios niños y cuando comienza su tarea en el lugar donde ejerce su profesión llega parcialmente cansado, por lo cual no solo trabaja donde está empleado sino también en su casa atendiendo a sus hijos.

De forma similar, cuando el carácter de una persona incluye la participación comedida, (sin que se le solicite), en los problemas ajenos, cuando se siente protagonista hasta de lo que no le concierne, si anda por la vida sintiéndose culpable de hechos en los que nunca participó, verá inevitablemente disminuido su rendimiento laboral, aunque lo niegue.

(Este es el Artículo Nº 1.740)

12 comentarios:

Tiago dijo...

A veces no te piden colaboración pero resulta que la estaban necesitando y no se animaban a pedírtela.

Gabriela dijo...

Co-laborar, trabajar juntos, gasta energía pero también la genera.

And dijo...

Capaz que precisamos un buen equilibrio entre el trabajo físico y el trabajo intelectual.

Sandra39 dijo...

Da la impresión de que usted dijera que ya tenemos bastante con lo nuestro como para estar ocupándonos de los demás. Eso es muy cultural. Prefiero ser contracultural.

Estela dijo...

Tratándose de problemas, algunos se ahogan en un vaso de agua. Es todo un aprendizaje lograr resolver pequeños problemas prácticos de la vida cotidiana.

Oliverio dijo...

A veces hay que dejar que el otro resuelva su problema solo, para que pueda crecer.

Marcos dijo...

Te queda energía para colaborar cuando te gusta lo que hacés.

Gabriela dijo...

Estamos demasiado institucionalizados y demasiado burocratizados. Deberíamos buscar un modo de vida más sencillo.

Enrique dijo...

A mí más que energía lo que me falta es tiempo.

Efraín dijo...

Cierto que hay un límite -a veces más acá, a veces más allá- para la capacidad de trabajo. La capacidad de trabajo baja cuando no podemos con nuestra propia vida. En esos caso seguro que no podemos ayudar a los demás.

Margarita dijo...

Cada cual aprende a conocer sus límites. Más o menos te vas dando cuenta de cual es tu capacidad. En circunstancias especiales rendís más o rendís menos. Y con el tiempo también aprendés a saber cuáles son esas circunstancias. Aunque siempre queda un espacio para la sorpresa.

Coé dijo...

A lo que dice Efrain, agregaría que el comedido hace ese juego (encarar muchas tareas, propias y ajenas)para hacer menos porque en realidad no puede hacer más y no se anima a confesarlo.