Las personas que gastan parte de su energía en resolver problemas que no les conciernen, descienden su productividad laboral.
Si consultamos a un trabajador
de la enseñanza (maestro, profesor) y a un trabajador de la construcción de
edificios, cómo se sienten al final de su jornada laboral, notaremos que ambas
tareas consumen similar cantidad de energía.
Al finalizar las respectivas
jornadas laborales encontraremos docentes y albañiles que tendrán ganas de
jugar uno o dos partidos de fútbol y otros que llegarán a sus casas con la energía
justa para masticar la cena y desplomarse en la cama ante la mirada frustrada
de su compañera sexual.
Una vez explicitado el hecho
de que uno y otro tipo de trabajo consumen similares cantidades de energía (a
quienes están acostumbrados a realizarlas rutinariamente), me olvidaré del
albañil para concentrarme en el docente porque realiza tareas con un alto
compromiso intelectual y emocional.
Ahora que contamos con la
compañía del profesor o de la maestra, intentemos averiguar cómo es el consumo
de energía de ellos, para calcular cuánto tiempo podrán trabajar antes de
cansarse.
Un trabajador de la enseñanza
se cansa de forma similar cuando resuelve problemas personales que cuando
resuelve problemas laborales.
Ese trabajador puede ser la
madre o el padre de varios niños y cuando comienza su tarea en el lugar donde
ejerce su profesión llega parcialmente cansado, por lo cual no solo trabaja
donde está empleado sino también en su casa atendiendo a sus hijos.
De forma similar, cuando el
carácter de una persona incluye la participación comedida, (sin que se le
solicite), en los problemas ajenos, cuando se siente protagonista hasta de lo
que no le concierne, si anda por la vida sintiéndose culpable de hechos en los
que nunca participó, verá inevitablemente disminuido su rendimiento laboral,
aunque lo niegue.
(Este es el Artículo Nº 1.740)
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12 comentarios:
A veces no te piden colaboración pero resulta que la estaban necesitando y no se animaban a pedírtela.
Co-laborar, trabajar juntos, gasta energía pero también la genera.
Capaz que precisamos un buen equilibrio entre el trabajo físico y el trabajo intelectual.
Da la impresión de que usted dijera que ya tenemos bastante con lo nuestro como para estar ocupándonos de los demás. Eso es muy cultural. Prefiero ser contracultural.
Tratándose de problemas, algunos se ahogan en un vaso de agua. Es todo un aprendizaje lograr resolver pequeños problemas prácticos de la vida cotidiana.
A veces hay que dejar que el otro resuelva su problema solo, para que pueda crecer.
Te queda energía para colaborar cuando te gusta lo que hacés.
Estamos demasiado institucionalizados y demasiado burocratizados. Deberíamos buscar un modo de vida más sencillo.
A mí más que energía lo que me falta es tiempo.
Cierto que hay un límite -a veces más acá, a veces más allá- para la capacidad de trabajo. La capacidad de trabajo baja cuando no podemos con nuestra propia vida. En esos caso seguro que no podemos ayudar a los demás.
Cada cual aprende a conocer sus límites. Más o menos te vas dando cuenta de cual es tu capacidad. En circunstancias especiales rendís más o rendís menos. Y con el tiempo también aprendés a saber cuáles son esas circunstancias. Aunque siempre queda un espacio para la sorpresa.
A lo que dice Efrain, agregaría que el comedido hace ese juego (encarar muchas tareas, propias y ajenas)para hacer menos porque en realidad no puede hacer más y no se anima a confesarlo.
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