Para conservar el trabajo nuestro inconsciente nos provoca la intención de causar daños para que los clientes sigan necesitándonos.
Los artículos de este Blog
tienen como única temática exponer hipótesis de por qué algunas personas
parecen destinadas a mantenerse en la pobreza a pesar de las oportunidades que
tienen para abandonarla.
No es fácil conseguir trabajo,
no es fácil conservarlo, no es fácil obtener del trabajo los ingresos que
consideramos satisfactorios.
No es fácil conseguir
clientes, no es fácil conservarlos, no es fácil obtener de ellos la ganancia
que consideramos satisfactoria.
En otras palabras, si somos
empleados o empresarios tendremos una característica en común: el dinero no
acude a nuestras manos con facilidad, (aunque se va de nuestras manos con
facilidad).
Otra característica que nos
iguala es que todos somos actuados,
es decir que nuestras intenciones, generalmente desconocidas para quienes las
tenemos, nos influyen pero no nos damos
cuenta.
De esto último trata este
artículo y pondré unos ejemplos aclaratorios.
Aunque conscientemente tenemos
la intención de no perjudicar ni a nuestro empleador ni a nuestros clientes, en
aras de conservarlos, inconscientemente tenemos la intención y la necesidad de
perjudicarlos, pero no nos damos cuenta.
Si yo lograra ahora darle un
fundamento suficiente de por qué tratamos de perjudicar a quienes, en
definitiva, serán los proveedores de ese dinero que buscamos, quizá usted
admita que esa intencionalidad inconsciente puede contener la causa de una
pobreza difícil de revertir.
Lo que intento compartir con
usted es que la intención de conservar el trabajo puede inducirnos a no dar
soluciones definitivas a nadie, lo cual significa entregar un mal producto o
servicio.
Como docentes necesitamos que
los alumnos demoren en aprender, como médicos necesitamos que los pacientes
demoren en curarse, como sanitarios necesitamos que los clientes padezcan
obstrucciones y pérdidas de agua, ...
(Este es el Artículo Nº 1.821)
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10 comentarios:
Muchos trabajadores, sobre todo trabajadores independientes, ocasionan perjuicios para el cliente, de manera consciente, con el fin de usarnos para que los volvamos a llamar. Esos trabajadores a corto o mediano plazo se quedan sin clientes.
A veces estos saboteos que se hace el empleado o el empresario, no son conscientes. Son personas q no se permitirian a si mismos jugar sucio, pero por temor lo hacen.
Me ha pasado con algunos medicos que me despachan rapidamente sin sondear el tiempo necesario en mi dolencia. El sistema de atencion lleva a eso y los mayores perjudicados somos los pacientes y los mismos medicos. Solo sale ganando la institucion de salud.
Perder agua cada vez se vuelve algo mas dramatico. Muchas zonas del planeta se ven altamente afectadas por la falta de agua. La situacion no esta como para que la desperdiciemos. Hay variadas formas de solucionarlo, pero a menudo son costosas o no hay interes en que se solucionen, porque como siempre hay unos pocos que se ven beneficiados cuando un producto o un servicio escasea.
Cuando estamos desconformes en un trabajo, sin darnos cuenta lo hacemos mal. Es una forma poco inteligente de vengarnos del empleador.
Tambien podemos tener la intencion de agredir al cliente, como si el tuviera la culpa de nuestra desconformidad.
Si nosotros no encontramos soluciones definitivas a nuestros problemas, quizas queramos inconscientemente, que los otros tampoco las encuentren.
Todos estos problemas que se exponen aqui dificultan nuestra convivencia. Y por supuesto a quien necesita ganarse el pan. Como siempre nos hacemos trampas al solitario.
Yo encuentro satisfaccion en hacer bien mi trabajo. Me proporciona prestigio y reconocimiento.
Continuando lo expuesto por Ruben, agrego que el buen relacionamiento con nuestros clientes y empleadores es algo que colabora para que no caigamos en estas trampas. Para lograr ese buen relacionamiento es necesario saber comprender, perdonar,
ser indulgente, e incluso tener una actitud amorosa hacia nuestros semejantes.
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