El cristianismo y las
demás religiones necesitan conservar la pobreza de la humanidad para justificar su existencia (supuestamente)
benefactora.
La palabra «tercerizar», aún en
2013, no fue aceptada por la Real Academia Española, pero ya está en uso como
ocurre con la mayoría de los vocablos nuevos: La Real Academia siempre valida
las novedades lingüísticas después de unos cuantos años de uso, cuando se
asegura de que el término nuevo no fue simplemente una expresión local,
circunstancial y perecedera.
La palabra «tercerizar» significa: delegar en terceras personas, tareas
que podrían ser hechas por uno mismo. Una empresa, por ejemplo, aunque podría
tener un departamento de seguridad prefiere tercerizar el servicio, pagándole a
empresas que solo se dedican a brindar esa tarea. Lo mismo ocurre con la
limpieza, el mantenimiento de las máquinas, la administración del personal, y
así un abundante «etcétera» de tareas que podrían ser hechas por personas bajo
la responsabilidad de la empresa contratante pero que, por economía o
comodidad, se delegan en otros responsables, se «tercerizan».
En otro artículo (1) les comentaba sobre un fenómeno inconsciente,
seguramente muy difundido pero que por ser inconsciente no lo tenemos en
cuenta. Me refiero a la ambivalencia con la que, por un lado tratamos de ser
buenos trabajadores para nuestro empleador o clientes, pero que sin querer, al
solo efecto de conservar
la fuente de ingresos, hacemos las cosas mal, no damos soluciones definitivas,
causamos problemas para que el cliente o empleador siempre nos necesiten y
podamos conservar esa fuente de ingresos.
En otro artículo (2) también les comentaba que los gobernantes «dicen»
que quieren educarnos, pero al abrumarnos con planes de estudio demasiado
ambiciosos demuestran querer conservarnos ignorantes y gobernables.
Ahora agrego que el cristianismo y las demás religiones necesitan conservar la pobreza para justificar su existencia (supuestamente)
benefactora.
(Este es el Artículo Nº 1.825)
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9 comentarios:
Supongo que de alguna manera influye en nuestro inconsciente el hecho de atender las debilidades de otros seres humanos. Hay que destacar que quien atiende esas debilidades no por eso deja de ser débil, pero mientras lo hace vive la ilusión de no serlo.
Quizás una de las formas de influir a nivel inconsciente sea proporcionándonos el deseo de seguir haciéndolo, dado que nos hace sentir bien y en la mayoría de los casos nuestra supervivencia está en juego, porque lo hacemos desde nuestro trabajo o profesión.
Si nos pagan para encontrar una vacuna que elimine cierta enfermedad, nuestra inteligencia se centrará en esa tarea.
Si nos pagan para atender a quienes padecen la enfermedad, no tendremos tiempo para pensar en cómo curarla de forma definitiva, sino que lo dedicaresmos a acompañar al enfermo proporcionándole los fármacos necesarios, indicándole que dieta le conviene seguir, qué hábitos de vida, etc.
Así como las Universidades le dedican un espacio a la formación, otro a la extensión y otro a la investigación, sería productivo que esta misma organización se extendiera a otros ámbitos de trabajo. El asunto es cómo, pero una vez descubierto el qué, es más fácil encontrar el cómo.
La razón de ser de las religiones es profunda y milenaria. Encuentra su motivación en múltiples factores. Me parece que la atención a los pobres es una de las menos significativas, y una de las más significativas quizás sea la necesidad de aplacar la angustia que nos provoca la muerte y el sufrimiento.
Si el pobre pudiera salir de su pobreza por si mismo, no existirían pobres y usted no estaría escribiendo estos artículos.
Una forma de hacer las cosas mal, para que sigan existiendo pobres que no desean serlo (pobreza patológica), es el asistencialismo.
Muchas corrientes religiosas se enfocan en el asistencialismo, mientras que unas pocas como la Teología de la Liberación, buscan generar cambios que tiendan a eliminar la pobreza.
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