sábado, 9 de marzo de 2013

Los inconvenientes de «cobrar»



 
Aunque parezca insólito, no queremos «cobrar» porque es aburrido, porque podría ser doloroso y porque podríamos ser acusados de homicidas.

Para algunos lectores el diccionario es un libro de suspenso, que nos sorprende ingratamente con definiciones jamás soñadas.

Algo de eso ocurre con la palabra «cobrar» (1), pues todos la consideramos simpática entonces tanto nos remite a recibir algo que nos deben, a mejorar nuestra disponibilidad de dinero, a permitirnos satisfacer necesidades y deseos propios o de nuestros seres queridos.

Sin embargo, la mencionada novela de terror, (el diccionario), nos informa:

7. tr. coloq. Dicho especialmente de muchachos: Recibir un castigo corporal.

Ahora entiendo por qué mi madre nos amenazaba diciéndonos: «No se porten mal porque de lo contrario van a cobrar».

Aquellos dramas infantiles, que felizmente la memoria se encarga de olvidar, ocurrían en una atmósfera kafkiana pues, por un lado se nos decía literalmente que recibiríamos un pago, como si hubiéramos ido a trabajar igual que los adultos, pero por el tono de voz amenazante nos pronosticaban que recibiríamos una golpiza en el futuro inmediato.

En otro artículo de reciente publicación (2), propongo la tesis según la cual la pobreza patológica podría tener como una de sus miles de causas el desinterés profundo que tenemos por «cobrar», a la vez que algunos gastos son motivo de alegría, de entretenimiento, de diversión.

Por lo tanto, este hallazgo en el diccionario nos amplía la gravedad del asunto: «cobrar» no solo es aburrido sino que además está asociado a recibir un castigo corporal.

Ahora sabemos que «cobrar» es aburrido y eventualmente doloroso.

Pero el diccionario del horror sigue agregándonos ideas tenebrosas.

En la misma definición del verbo «cobrar» nos enteramos de otro significado:

12. prnl. Llevarse víctimas. El terremoto se cobró numerosas vidas humanas.

¡Nadie quiere «cobrar» y después sentirse homicida!

   
(Este es el Artículo Nº 1.814)

10 comentarios:

Javier dijo...

A algunos les gusta mucho cobrar y no se sienten homicidas sino justicieros. Piensan que los demas siempre les deben algo.

Gabriela dijo...

La verdad es que a mi me cuesta cobrar. Ahora mucho menos que antes, pero me sigue costando. Yo preferiria hacer las cosas gratis. No puedo porque a mi me toca tambien pagar.

Anónimo dijo...

Cuando mi madre decia que ibamos a cobrar, cundia el panico. Corriamos a escondernos abajo de la cama. Papa no nos daba tanto miedo. Llegaba cansado de trabajar y no se metia mucho en los asuntos de la crianza. Cobrar era
un castigo femenino. De pronto hoy en dia, a la hora de cobrar me siento un poco mujer, un poco mujer amargada, desesperada y aburrida. Quizas por eso me cuesta cobrar.

Lujan dijo...

Efectivamente cobrar implica una catastrofe. Es equivalente a llevarse muchas vidas. Cada vez que cobramos recordamos a los que no cobran.

Jacinto dijo...

Lo mas doloroso de cobrar es la energia que te cuesta. Yo quedo agotado... ahora recuerdo que mama tambien quedaba agotada cuando nos hacia cobrar.

Dario dijo...

Me crie imaginando que papa siempre gastaba pero nunca cobraba. Al menos eso dejaba entrever mi madre.
A papa(que era el que gastaba), siempre se lo veia alegre, simpatico, dicharachero. Mama se pasaba rezongando.

Norton dijo...

Al homicida le hacemos pagar con la carcel porque el se cobra una vida.

Roque dijo...

Cuando descubrimos la existencia del diccionario, lo primero que hacemos es buscar las malas palabras. Sobre todo las asociadas al sexo y a los desechos de nuestro cuerpo. A esa edad no se nos ocurre buscar palabras asociadas con la muerte.
Me sorprendio mucho que cobrar en ultima instancia pudiera estar asociado a la muerte. De niño imaginaba que el dia de cobro era el dia mas feliz de mis padres. Me acuerdo que ese dia se compraba Coca Cola.

Marcia dijo...

Cuando cobro me dan ganas de hacer cobrar a los que me pagan.

Elena dijo...

Adeudar a la mayoria nos molesta. Cuando nos reclaman que paguemos lo adeudado es una situacion embarazosa. Capaz que no nos gusta cobrar porque nos identificamos con la situacion del que esta adeudando.