Precisemos para empezar que sádico es quien goza haciendo sufrir y masoquista es quien goza sufriendo.
Para que ambos puedan disfrutar de la vida según estas preferencias, necesitan encontrarse y por lo tanto podemos asegurar que se buscan.
Un observador imparcial podría pensar que el sádico es malo y que el masoquista es bueno.
También podría pensar que el sádico es fuerte y que el masoquista es débil.
Y hasta podría decirse que el sádico es el agresor y que el masoquista es el agredido.
Hasta cierto punto esto es así, pero si nos quedáramos con estas descripciones superficiales sería imposible intentar resolver algunas situaciones que desearíamos evitar.
Estos vínculos tan llenos de agresión y dolor, tanto se dan entre empleador y empleado, como entre cónyuges, como entre proveedor y cliente, por mencionar sólo tres casos habituales.
El sádico hace lo que (el cree que) más le conviene al otro y disfruta observando lo desagradecida que es la gente. Esa percepción lo hace sentir un ser superior.
El masoquista recibe los ataques del sádico pero se complace en frustrarlo porque los recibe sin reaccionar como el agresor desearía (quejándose).
El sádico sería alguien que se satisface a sí mismo frustrando a los otros pero se percibe como un satisfactor frustrado.
El masoquista sufre las agresiones pero goza frustrando al sádico.
El sádico es un victimario que se llama a sí mismo víctima y el masoquista es una víctima que se llama a sí mismo victimario.
Observe que por motivos diferentes, ambos se especializan en frustrar al otro.
La mayor dificultad en revertir este fenómeno está en que cualquiera de los roles aporta placer inconsciente y cualquier modificación amenaza con quitar ese placer.
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14 comentarios:
La dependencia es patológica, adictiva y uno, no se entiende sin la existencia del otro. Es la combinación perfecta. Y estoy de acuerdo que se buscan. Nada más lejos de la felicidad. Todo es enfermizamente triste.
En una empresa se percibe perfectamente, si uno es observador, estas "dependencias" psicológicas. Los demás trabajadores puede que se vean sumergidos en esta espiral una primera vez tomando partido por un sádico o por un/a masoquista, pero el ser humano es inteligente cuando desarrolla su instinto en la estrategia de superviviencia y al final se aleja de esa espiral.
Necesitaría que le ponga más hielo a esta explicación. Le quedó muy mareante.
Es interesante y usted sabe ser más claro.
Porfa
Debe ser difícil quererse curar si uno es masoquista.
Entre hermanos son frecuentes los vínculos sadomasquistas.
Debe provocar un intenso sufrimiento psíquico, el hecho de sentirse incapaz de satisfacer al otro.
¿El goce del masoquista está en recibir castigo?
El sádico no recibe el apoyo social que recibe el masoquista, pero conserva ileso su cuerpo.
Ambas partes necesitan ayuda, aunque el sádico la recibe en menor grado.
La relación que los pueblos mantienen con sus dioses tiene mucho de sado-masoquista.
También hay maestros y alumnos que establecen vínculos de ese tipo, pero lo mantienen a nivel psicológico porque tendría graves consecuencias para cualquiera de las dos partes, llevarlo al nivel físico.
Cuando la mujer es sádica... ¡Agarrate Catalina!
Todo el mundo está loco.
Tanto sádicos como masoquistas, pervierten su goce.
Conozco a una persona (mi mamá) que siempre nos lleva la contra en todo.
Diría que encaja con esta descripción porque parece claro que ella prefiere frustrar a todo el mundo, hasta parece contrariarse cuando ve que alguno se ríe.
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