Nuestro cerebro es incompetente para determinar cuándo es víctima y cuando procura serlo.
Antiguamente teníamos la certeza que todos los seres vivos habían sido creados por un ser superior, un personaje de poderes sobrenaturales, un gran padre.
En ese entonces a nadie se le ocurría hacer el planteo más contemporáneo sobre «¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?» pues ya se sabía que había sido la gallina, creada a su vez por el dios de ese pueblo.
La ciencia le quitó terreno a las creencias mágicas, místicas, fantásticas, pero como los seres humanos vivimos mejor si nos reunimos en torno a una convicción y la palabra «religión» deriva de religiosus = escrupuloso, contrario a la negligencia, terminamos creyendo que la ciencia sí nos provee verdades incuestionables, lo cual, a largo plazo, tampoco es cierto porque las «verdades» científicas se renuevan con lo cual podemos decir que las anteriores no eran tan verdaderas.
En suma: la ciencia es una religión, con muchos devotos y hasta con inquisiciones, porque los «científicos fundamentalistas» suelen ponerse muy agresivos con quienes cuestionan sus «verdades».
Con esta introducción sólo intento quitarle un poco de luz al encandilamiento religioso de la ciencia para decir que el ser humano no es apto para acceder a la verdad, aunque sí está dotado para soñar con ella al punto de creer que ese sueño es realidad.
Voy al punto: como dije en otro artículo (1), tenemos una actitud tan ambivalente hacia nuestro padre que hasta podemos imaginarnos sexualmente acosados (hijos e hijas), sin dejar de amarlo y respetarlo.
En ciertos casos esto se resuelve desplazando esos sentimientos a otros personajes y circunstancias, como por ejemplo a otras figuras paternas (gobernantes, clientes, competidores, maestros, jefes), sin saber qué ocurrió primero: si él quiso abusarnos o nosotros buscamos esa prueba de amor.
(1) La inadaptación al «maldito» dinero y la pobreza
Artículo vinculado:
El acoso del deseo
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10 comentarios:
Estoy segura de que mis ancestros más remotos también eran ateos.
A mí me parece que Dios creaba huevos y después los dejaba evolucionar a su suerte.
Los científicos le dedican toda la vida a sus búsquedas; no van a permitir que los saquen de ruta fácilmente. En definitiva ellos buscan los mismo que buscamos todos -el amor- y se equivocan como cualquier hijo de vecino pensando que el amor se roba.
Acosamos a mamá y como eso está mal ¿a quién se lo podemos atribuir?; pues al enemigo, a papá.
A quién no le gusta sentirse acosado alguna vez...
Algunos se las ingenian para ser religiosos e inescrupulosos.
Las verdades religiosas son conservadoras, mientras que las científicas son progresistas.
Todo lo que seamos capaces de imaginar en torno a nuestra relación con el padre, tiene algún anclaje en la realidad.
La única Verdad incuestionable es la que proviene de la Fe.
¿La ciencia le quitó terreno a la religión? Puede ser, pero aquí en mi pueblo tienen muchos terrenos las iglesias, pero lo que es la ciencia, no tiene nada de nada.
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