miércoles, 13 de marzo de 2013

Para no quitarnos el pijama



 
Aumenta la tendencia a no salir de nuestras casas, ingeniándonos con el teletrabajo y con los proveedores que traen lo que necesitamos.

Hay gente que no se saca el pijama en todo el día. A veces hasta se olvida de ducharse.

Cada vez más personas salen menos de sus casas y las que aún salen, tienen como objetivo encontrar formas de ganarse la vida llevándose el trabajo a la casa (teletrabajo) o desarrollando algún emprendimiento que les permita evitar transitar lugares públicos llenos de gente extraña, peligrosa, imprevisible.

La madre de Caperucita Roja empieza a tener razón: debemos temer al lobo que anda por el bosque.

Quienes creen que el ser humano es un animal migratorio, que tiene prohibido el sedentarismo, compran algún aparato para hacer gimnasia, imitando al hámster con su carrusel vertical.

Pero esta tendencia al encierro no es una particularidad adquirida sino que se explica por un estancamiento en el desarrollo psicológico.

Según dicen quienes creen saber, los humanos nacemos tan encerrados en nosotros mismos que nuestra madre tiene que adivinar por qué lloramos.

Cuando el pequeñito se pone a gritar aparecen los procedimientos que la ciencia sigue utilizando aún hoy: el ensayo y el error.

¿Llora porque tiene hambre, frío, algún dolor, angustia?

En este trabajo de laboratorio la mamá intenta cualquier cosa para desactivar la alarma humana de incalculables decibeles.

Tarde o temprano el niño se calla, porque la madre calmó su malestar o porque se le agotó la batería (se durmió).

El hecho es que el pequeño aprendió que sus problemas pueden ser adivinados por alguien suficientemente motivado (la madre desesperada por el llanto).

Si el desarrollo psíquico se detiene prematuramente pretendemos que alguien nos atienda, que adivine nuestras necesidades, al extremo de no tener que salir de nuestras casas ni quitarnos el pijama.

(Este es el Artículo Nº 1.818)

9 comentarios:

Ingrid dijo...

Los uruguayos, o más precisamente los montevideanos -que es lo mas o menos conozco- tenemos un poco exagerada la sensación de inseguridad en estos últimos años. Entonces la chance de hacer todo desde el ordenador, nos viene de perillas (nos viene muy bien). La contraparte es que perdemos noción de la realidad al quedarnos encerrados en nuestra casa, y peor aún, dejamos de vincularnos de manera presencial, lo que es poco sano, sólo recomendable para quien no tiene otra posibilidad.

Aldo dijo...

Las madres de las Caperucitas le hacen daño a sus hijos. Hay lobos en el bosque, pero también hay lobos dentro de casa y en los lugares que en apariencia resultan menos peligrosos. Advertir de los peligros en el momento oportuno, parece lo más aconsejable. Una persona asustada no reacciona bien frente al peligro.

Arturo dijo...

si vamos adquiriendo calle, las personas extrañas se nos vuelven más previsibles.

Luján dijo...

Con lo hermosa que es la Naturaleza, caminar adentro de casa es perderse un montón de oportunidades de observar cosas que pueden alimentar nuestro espíritu.

Gabriela dijo...

Discrepo, la tendencia al encierro es una particularidad adquirida, que trae como consecuencia el estancamiento en el desarrollo psicológico.

Oriente dijo...

Nacemos encerrados en nosotros mismos, pero muy pronto sentimos una gran curiosidad por descubrir el ambiente que nos rodea.

Carlos dijo...

Si la madre interpreta todo el tiempo lo que precisa su hijo, no permitirá que este desarrolle el habla.

Estela dijo...

Nos hace mucho daño pretender que el otro adivine nuestras necesidades, o lo que nos pasa. Somos diferentes, por eso el otro no siempre puede entendernos sólo por los indicios que damos. Incluso existen grandes posibilidades de que los interprete mal, y esto llevará a grandes malentendidos.

Alicia dijo...

Si nos encerramos quedamos como el hamster, moviéndonos sí, pero siempre quedándonos en el mismo lugar. Hasta puede pasar que sobrevenga una apatía tal que ni siquiera nos movamos.