miércoles, 3 de septiembre de 2008

Amor solidario

Unos de los aspectos más antipáticos del capitalismo es su intención de destruir el estilo de vida infantil que todos desearíamos atesorar eternamente.

En aquellos años dorados, recibíamos regalos hermosos, nos alimentaban, nos cuidaban, no teníamos que hacer ningún esfuerzo excepto que fuera jugando y todo lo necesario lo recibíamos casi mágicamente.

La sociología sigue haciendo interesantes estudios sobre lo que llaman economía del don (o del regalo).

Las comunidades organizadas según este sistema de convivencia tienen como consigna el lema «que a mi vecino no le falte nada». Todos están pendientes del bienestar ajeno y trabajan con entusiasmo para evitar las carencias del otro.

La reciprocidad establecida entre los miembros de estos pueblos logra que efectivamente nadie tenga ni más ni menos que nadie.

Cuando dos personas se juntan para formar una familia, pueden convenir aplicar en su hogar esta economía del don (del regalo, solidaria, «que al otro nunca le falte nada»), aislándose de las inclemencias del capitalismo. Más aún: este podría ser el motivo más importante que los une.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad: Me llevo bien con el capitalismo sólo cuando estoy de vacaciones y voy a visitar a mis abuelos que viven en una casa de campo y aún no han tomado conciencia de mi edad.

Anónimo dijo...

Adoro los regalos. Recibirlos y hacerlos.

Anónimo dijo...

Padezco de una pobreza muy dolorosa. Sólo conozco a una persona (además de mí) que no es abusadora.

Anónimo dijo...

Nos casamos enloquecidos de amor hace 38 meses y hoy seguimos juntos por conveniencia. Ambos lo sabemos porque ya lo hablamos y lo tenemos asumido. A mí me está gustando mucho un compañero de facultad.

Anónimo dijo...

Hay un dicho que dice "El papel todo lo soporta", queriendo significar que en la letra, cualquier cosa es posible. El asunto es cómo ponerlo en práctica.

Anónimo dijo...

Esto es lo que piensan los socialistas y los comunistas, y así les ha ido y les está yendo. Un desastre. No sirve. Que me perdonen los buenos profesionales.

Anónimo dijo...

¿Dónde están esas comunidades celestiales? ¡Quiero vivir allí!

Anónimo dijo...

Parece muy bien que al menos dentro de la familia, el grupo se ocupe que nadie sufra carencias. Ahora, no sé porqué, pero en la realidad se da pocas veces. Capaz que es porque hasta en las mejores familias suele haber un vividor.

Anónimo dijo...

El logo de "Comunidade Solidaria" expresa la realidad: siempre hay uno que se borra.

Anónimo dijo...

Por casa la economía del "don" deja mucho que desear.

Anónimo dijo...

¿No era que los años dorados venían con la 3ª edad?

Anónimo dijo...

Con la familia no hay términos medios: o te protege de las inclemencias, o te entierra de por vida.

Anónimo dijo...

Si en esos pueblos todos tienen lo mismo, deben quedar muy expuestas las diferencias de talentos, belleza, salud, capacidades, etc.

Anónimo dijo...

Lo más antipático del capitalismo es que se parece tanto a la naturaleza...

Anónimo dijo...

El estilo de vida infantil no se destruye así nomás: el egocentrismo campea!

Anónimo dijo...

Ultratón atesora los vestigios de una infancia dorada.

Anónimo dijo...

Las inclemencias del capitalismo están por quebrarme. Únete a mí y aplica la economía del don. Te responderé con reciprocidad.
¡Vamos don, ánimo! ¡Donate algo!