Esta semana estuve compartiendo con ustedes algunas reflexiones sobre el salario, habiendo comenzado con un artículo titulado Profundicemos el ocio . Luego se agregaron La lucha pasiva y El bumerán.
La idea central se refiere a que el salario está justificado porque los seres humanos desearíamos no trabajar.
Otra particularidad de nuestra especie es que, cuando tenemos ahorros, preferimos tenerlos en nuestro poder.
Para modificar esta particularidad nuestra es que los bancos tuvieron que seducirnos con el pago de intereses, ofreciéndonos además la seguridad de sus bóvedas a prueba de ladrones, fuego, agua o cualquier otro agente devastador.
Los bancos son muy reservados a la hora de comunicar sus prácticas. Ellos nunca nos dicen que en realidad no guardan nuestro dinero en cajas fuertes ultra seguras sino que lo prestan a gente que sólo ellos conocen.
Es casi seguro que alguien que posee ahorros también tenga afán de lucro y mucho miedo a perder su tesoro. Por eso se dejan tentar por los intereses que les pagan y con la seguridad que les prometen. Los banqueros no explican su negocio porque si los ahorristas supieran dónde está realmente su dinero, seguramente exigirían un aumento de los intereses.
En suma: el monto de los salarios depende de la proclividad al ocio y el monto de los intereses depende de la proclividad a guardar personalmente los ahorros.
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17 comentarios:
A mi me gusta ver el comprobante del banco con las cifras de mi saldo creciendo. Es como quien mira una imagen de su santo preferido.
¿O sea que yo estoy prestando lo que tanto me costó ahorrar a alguien que no sé quién es? ¡Qué desagrado!
Cuando tuvimos el corralito en la Argentina (los bancos no nos devolvieron el dinero por meses sin previo aviso), mi papá se enfermó de los nervios, aún está mal y ya pasaron 6 años.
La inseguridad es muy grande y los bancos tampoco sirven mucho porque si los delincuentes se enteran de que uno tiene cierto dinero guardado, le hacen un copamiento o un secuestro express y le sacan todo lo que tiene en el autómata bancario.
La clave es convencerse de que siempre estamos regalados. Mi filosofía consiste en levantarme y dar gracias a Dios de que ayer no me pasó nada malo. Lo importante también es esto: Pagar las deudas con nuestro Señor. Para Él esta es una actitud que valora mucho.
Lo que pasa es que seguimos siendo niños en el fondo, en el comedor y en el patio. A veces somos adultos cuando un niño nos dice "señor" porque hacemos el rolplaying.
Si un día me pasa algo muy malo, como lo de los ahorristas del Comercial, no pienso suicidarme. Eso sí, guardaré absoluta confidencialidad acerca de mis ahorros. Si me preguntan ¿cuánto tenías? O miento, o no digo nada.
La gente que recobre lo que perdió va a ser el blanco de las miradas de todos sus allegados, sus familiares, sus seres queridos. Y yo soy totalmente contrario a dar cualquier cosa que otro necesite. Lo que yo doy es lo que YO necesito dar.
Me seducen las bóvedas de los Bancos. Mi sueño imposible es amar a mi novia sobre un desparramo de billetes nuevitos.
Los Bancos son muy reservados a la hora de comunicar sus prácticas. Yo también.
Tengo miedo de perder a mi tesoro, pero lo último que haría sería meterla en una bóveda, pobrecita.
Creo que debemos profundizar el ocio mediante la lucha pasiva y un buen campeonato de tiro de bumeran.
Hagamos una cadena de mails y publiquemos los resultados de una encuesta trucha que afirme que la mayoría de las personas guarda sus ahorros en el colchón. ¡Subirá el monto de los intereses que nos paguen!
Mucha gente está opinando con liviandad y este artículo no se lo merece. Las ideas planteadas son correctas y tiene el enorme mérito de analizar la realidad desde un punto de vista desacostumbrado. Claro, es mucho más fácil bromear que pensar.
No estoy de acuerdo con Eduardo, bromear no significa que se esté faltando el respeto o que no se ponderen las ideas.
Hay que tener huevos para hacer los planteos que hace el Licenciado y exponerse a la opinión del que venga.
La caja fuerte de mi casa es ultrasegura. Mi casa es ultrasegura. Mis autos son ultraseguros.
El problema soy yo.
Poseo ahorros por alguna eventualidad, en caso de necesidad, un imprevisto ¡pero yo soy de las que no tiene afán de lucro! Mi religión me lo prohibe.
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