lunes, 29 de septiembre de 2008

Dios y el capitalismo

A la hora de irse a dormir, todos los agricultores de aquella comarca rezaban pidiéndole a Dios que tuvieran buenas cosechas. Y Él nunca los defraudaba.

Cerca de allí, pero en una casa parecida a un palacio, ubicada sobre una colina, un rico magnate se arrodilla cada noche para pedirle a Dios que los agricultores de aquella comarca tengan buenas cosechas. Y Él nunca lo defraudaba.

¿Si Dios nunca defraudó a nadie, por qué entonces unos son tan pobres y otro es tan rico?

Porque las grandes cosechas que obtenían los agricultores hacían que la tonelada de granos tuviera precios miserables. El magnate compraba toda la producción, la guardaba un tiempo en sus grandes galpones y luego la vendía a precios exorbitantes.

Todos los domingos, Dios y el párroco contaban con buena concurrencia en la misa.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Los agricultores rezaban pidiendo buenas cosechas, no pedían ser MAGNATES.Cada cual es lo que desea.

Anónimo dijo...

Los agricultores rezaban pidiendo buenas cosechas, no pedían ser MAGNATES.Cada cual es lo que desea.

Anónimo dijo...

Los agricultores rezaban por la cosecha y el magnate por los agricultores. Dios no defraudaba a nadie. Que unos fuesen pobres y otro rico es otro asunto.

Anónimo dijo...

dios ama a los especuladores

Anónimo dijo...

El capitalismo es cruel y seguramente a usted puede parecerle satisfactorio porque también admite que el ser humano debería ser evaluado como un animal más.

Anónimo dijo...

Si yo fuera Dios, le daría pobreza a quienes me la pidan y riqueza a quienes me la pidieran. Cuidaría sí de que no se me desorganice el reino.

Anónimo dijo...

La felicidad esta 90% adentro de cada uno. Los más felices prescinden bastante de cómo son las realidades en las que les toca vivir: pueden pasar hambrunas, guerras, epidemias y siguen estando felices.

Deduje esto observando a los amargados: ellos nunca dejan de estarlo sean como sean las circunstancias que les toque vivir.

Anónimo dijo...

Quiero creer que las limosnas del magnate estarán en proporción a sus ganancias... jijiji

Anónimo dijo...

Mis opiniones son sacadas exclusivamente de la familia simpson, así que supongo que los pobres se la pasan mejor que el magnate. Me alegro bien.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo no se con quién más arriba. La pregunta ¿Si Dios nunca defraudó a nadie, por qué entonces unos son tan pobres y otro es tan rico? está un poco fuera de lugar en el texto aunque no está fuera de lugar en el tema general del blog.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo no se con quién más arriba. La pregunta ¿Si Dios nunca defraudó a nadie, por qué entonces unos son tan pobres y otro es tan rico? está un poco fuera de lugar en el texto aunque no está fuera de lugar en el tema general del blog.

Anónimo dijo...

Sentí que en Colombia se queman o tiran al río parte de las cosechas de café para que suba el precio que le ofrecen. ¡Qué locura no?

Anónimo dijo...

El texto me hizo acordar a lo que pasa con las ayudas humanitarias que se le envían a los países siniestrados (terremotos, tsunami, huracanes, etc.): los delincuentes de siempre las roban y a los verdaderamente daminificados no llegan, igual que ahora la ayuda de Dios llega a manos del millonario. Parece mentira que Dios permita eso con todo el poder que tiene...

Anónimo dijo...

Lo que más me defrauda de Dios es que unos nazcan sanos y otros enfermos.

Anónimo dijo...

¿El magnate sería más inteligente que los agricultores o sólo más ambicioso?

Anónimo dijo...

Una vez el granizo arruinó la cosecha. Los agricultores concurrieron al Banco de Seguros y olvidaron la misa.

Anónimo dijo...

Esa vez que hubo granizo, los agricultores no tuvieron más remedio que comprarle al magnate. Se indignaron mucho con los precios y prendieron fuego el palacio. Después fueron todos a confesarse.

Anónimo dijo...

No es cierto. Los agricultores increparon a Dios por haberles dado tan mala cosecha. Quemaron la iglesia y a partir de ese día celebraron misa en el palacio del magnate, porque su casa era la que más se parecía a una iglesia.

Anónimo dijo...

El magnate era maganate porque nunca pedía para él.

Anónimo dijo...

Yo siempre rezaba por el mundo desde una hermosa colina y después me dormía escuchando a Dolina.

Anónimo dijo...

No Camelia, las limosnas del magnate eran miserables.